AdSense

viernes, 31 de mayo de 2024

PRIMERA PARTE DE TRES TERMINADA

Es indudable que el sincretismo sirvió para muchas cuestiones, pero poco para clarificar en nuestros temas con pueblos originarios. En estos momentos no tomaremos caso por caso, pero es a simple vista que son diferentes y se pueden observar a pueblos con costumbres nómades, cómo los que se trasladaron a la Punta de Atacama en Chile y los que siguen siendo sedentarios y muy vinculados entre sí, cómo los habitantes de Caspalá.


Alguno me puede decir que la fama reciente o los problemas de estos últimos tiempos, pueden haber sido motivo de mayor impulso al sedentarismo. Pero no sé habían visto tendencias al nomadismo, con anterioridad y menos ahora.
Si tomamos la cuestión religiosa, menos claro se pone el tema. Sin tratar la cuestión de las artesanías.
Las diferencias notorias, pueden poner en duda que se trate de pueblos que tienen fuertes vinculaciones culturales.
Los lazos familiares no parecen haberse perdido entre personas de la zona, que ahora viven distantes, por muchos kilómetros. Pero veremos en los próximos temas.
Las relaciones familiares, entre ellos pueden ser muy constante y me consta que en mí propia familia no pasa lo mismo y las relaciones son casi inexistentes en una sola provincia y mucho más en varias provincias.
 Ni siquiera tenemos las mismas costumbres.
Por otra parte debemos esperar tres días, para tener más datos y continuar con esta investigación o para avanzar en la misma, habida cuenta que usamos los sistemas en otras personas que, luego supimos que no se lo merecían y que usaron el equipo de una forma no racional. Siempre creo que se debe ayudar, pero cuando se toman atribuciones que no existen, se pasan límites y demostraron que no son personas confiables.
Por otra parte nunca usé el dispositivo para pasar música, porque lo uso para trabajar.

jueves, 30 de mayo de 2024

¿QUE ES EL SINCRETISMO?



¿Qué es el sincretismo ejemplos?
Desde hace más de 400 años, las fiestas navideñas son una expresión que ha acompañado al pueblo mexicano. Históricamente constituyen un factor de sincretismo, pues en ellas se conjuntan elementos de la tradición indígena, europea, e incluso, china. Es el caso del Nacimiento, la Rosca de Reyes y las piñatas.24 dic 2017
https://www.gob.mx › prensa › las-f...
Las fiestas navideñas, expresiones de sincretismo, comunidad e identidad

GRUPOS DIFERENTES DE ORIGINARIOS

GRUPOS DIFERENTES

Mariette Albeck es una importante arqueóloga que trabaja en la provincia de Jujuy (Argentina). En esta nota, Mariette presenta algunas características de los indígenas del noroeste argentino conocidas a partir de investigaciones arqueológicas. Además, nos cuenta acerca de su experiencia como investigadora y nos informa sobre la marcha de los trabajos de los arqueólogos en la región.

Muchos grupos diferentes
-¿Cuáles eran y qué características tenían las culturas que habitaban el noroeste argentino (NOA) antes de la llegada de los españoles?
-En la zona serrana del NOA los principales grupos fueron los diaguita, que habitaron desde lo que hoy es el norte de San Juan hasta Salta. Los diaguitas tenían una lengua común, con diferentes variedades dialectales. En la Quebrada de Humahuaca habitaban los omaguaca, que tenían una lengua diferente, que todavía no se conoce con exactitud. En la Puna de Jujuy encontramos otros grupos que también tenían una lengua propia, los casabindo y los cochinoca . Finalmente, también eran un grupo importante los chicha, en el extremo norte de la Puna, en las localidades de Yavi y de Santa Catalina.
Numéricamente, los diaguita fueron el grupo más importante, aunque la cantidad de población aborigen en el NOA es un tema controvertido. Varias circunstancias de distinto tipo hacen difícil llegar a alguna conclusión sobre este tema: en primer lugar, el NOA era un área marginal respecto de los Andes centrales en el momento de la conquista; por otra parte, la rebelión de los grupos aborígenes contra los españoles -que en el caso de algunos grupos diaguitas duró más de un siglo- y la escasez de estudios de demografía prehispánica desde la arqueología hacen difícil dirimir el tema.

Croquis del norte argentino
En este croquis observamos la ubicación de algunos de los lugares mencionados en el texto.

-¿Cómo era, a grandes rasgos, la organización social de los grupos del NOA?
-Todos los grupos estaban al mando de un curaca o cacique, que resolvía asuntos de la sociedad y también representaba a los habitantes frente a los demás grupos. No conocemos más detalles porque las fuentes históricas sobre el NOA son sumamente parcas, es decir, no permiten extraer mucha información.

Foto del pueblo Casabindo
Éste es el pueblo de Casabindo en la actualidad, en la provincia de Jujuy (Argentina). Lleva el nombre de los aborígenes del lugar. En este pueblo -que, como vemos, es muy pequeño- existió en el siglo XVII un "pueblo de indios", que nucleaba aborígenes para que trabajaran en las minas. El edificio blanco que se destaca es la iglesia de la Asunción, construida a fines del siglo XVIII.

Foto del pueblo Santa Catalina
Ésta es una vista de Santa Catalina, en la que se observa su iglesia, con una sola torre. En el área donde se encuentra la localidad de Santa Catalina vivían los chicha. Durante la Colonia, Santa Catalina se desarrolló como pueblo minero.

Sobre lenguas indígenas
-¿Qué lenguas hablaban los indígenas del NOA? Tomemos, por ejemplo, los omaguaca: ¿quedan rastros de su lengua?, ¿se sigue hablando en la actualidad?
-No se sabe qué lengua hablaban los omaguaca. Algunos opinan que hablaban quechua, pero eso recién pudo ser después de la conquista incaica , porque el quechua era la lengua de los incas. Otros opinan que hablaban el aymara, pero no hay demasiadas pruebas de esto. Por ejemplo, una forma de investigarlo es rastrear los topónimos de la zona donde habitaron los grupos. Pues bien, en la zona de la Quebrada casi no han perdurado vocablos aymara en forma de topónimos . Finalmente, otros estudios señalan que los omaguaca tenían una lengua afín a la hablada por los chicha del sur de Bolivia. Sin embargo, también se discute qué hablaban los chicha. Algunos opinan que era el aymara, pero otros creen que tenían una lengua particular.
En resumen, no hay registro sobre la lengua de los omaguaca. Seguramente desapareció poco después de la llegada de los españoles y fue reemplazada por el quechua, que es probable que ya fuera hablado por parte de la población a causa del contacto con los incas.

Vegetales y carne de llama
-¿Cómo estaba constituida la alimentación básica de los habitantes del NOA antes de la llegada de los españoles?
-Se alimentaban principalmente de maíz, papas, porotos, ají y zapallo, además de otros vegetales menos conocidos como la quinoa y la papa lisa. También consumían carne de llama.

Foto de la puna
En la Puna, actualmente, es posible observar rebaños de llamas y otros camélidos americanos.

-¿Es posible saber si la dieta era buena o si tenía carencias?
-Es difícil saberlo. Lo que sí se sabe, al menos para la Quebrada de Humahuaca, es que hay indicios de desnutrición en una parte importante de la población en las etapas inmediatamente previas a la llegada de los españoles. Parece que el enorme crecimiento demográfico ocurrido en lo que se denomina período tardío trajo como consecuencia una mala alimentación para buena parte de la comunidad.

-¿Cuáles eran las formas de producción de sus alimentos? ¿Qué tecnología usaban?
-Eran grupos agropastoriles. Esto quiere decir que se dedicaban a la agricultura y a la cría de animales (principalmente llamas). La mayor o menor importancia que le otorgaban a cada sistema productivo (la agricultura o el pastoreo) dependía del espacio físico. En los valles y quebradas eran principalmente agricultores; en la Puna, principalmente pastores, y en algunas zonas sólo pastores.
Estos pueblos practicaban una agricultura de regadío. Algunas veces preparaban muy cuidadosamente sus espacios de siembra: construían andenes y terrazas de cultivo. También desarrollaban sistemas de riego, como canales y represas. Todo el trabajo se realizaba con el esfuerzo humano.

Foto de las terrazas de una montaña
Las terrazas de cultivos son escalones tallados en la ladera de la montaña, que permiten crear superficies planas para sembrar. Esta técnica prehispánica continuó en el NOA durante la época colonial y también, como podemos observar en la fotografía, en la actualidad.

-¿Cómo cambió la organización de la producción con la llegada de los españoles?
-La producción cambió porque éstos introdujeron ganado y vegetales del Viejo Mundo, como por ejemplo trigo, habas, arvejas y alfalfa. Los españoles trajeron también nuevas tecnologías: arado con animales de tracción y molinos para la molienda de granos.
Por otra parte, muchos indígenas pasaron a estar encomendados a españoles. Esto los obligaba a producir para el encomendero.

El NOA ayer y hoy
-¿Cuál es la situación actual de los descendientes de los grupos indígenas más importantes de la época prehispánica?
-Toda la población autóctona del NOA se ha mestizado en mayor o menor medida desde la época colonial, tanto con europeos como con descendientes de esclavos africanos. A esta población se le ha agregado población nativa o mestizada, principalmente de Bolivia y del norte de Chile. Existen zonas, como algunas partes de la Puna jujeña, donde el mestizaje fue menos intenso y se preservó buena parte del tronco originario hasta principios del siglo XIX, y estimo que debe conservarse en gran medida en la actualidad, aunque esto todavía está en estudio.

-¿Qué sistemas no industriales se utilizan actualmente para la producción de alimentos en la zona?
-Perduran muchos cultivos prehispánicos y, en las áreas más alejadas de las vías de comunicación, los sistemas de producción no difieren mucho de los que caracterizaron a la época colonial.

El trabajo de una arqueóloga
-¿Cuál es el estado actual de los estudios arqueológicos en el NOA?
-Considero que los estudios arqueológicos en el NOA están en una etapa de crecimiento, en particular por la existencia de las carreras que contemplan la orientación arqueológica en varias de sus universidades, como Catamarca, Jujuy, Salta y Tucumán. Esto permite la formación de jóvenes investigadores y la radicación de arqueólogos profesionales en la zona. Anteriormente, casi toda la investigación arqueológica del NOA se realizaba desde Buenos Aires o La Plata.

-A lo largo de tus trabajos científicos se ve una evolución hacia una concepción interdisciplinaria de la labor científica. ¿Cómo llegaste a ello y qué distintas disciplinas se vinculan a tu trabajo?
-El trabajo interdisciplinario es sumamente enriquecedor. Permite ver una problemática desde otra óptica, con otro bagaje de datos. Así, muchas veces es posible encontrar otras ideas que pueden reforzar o también dar por tierra con ideas e hipótesis surgidas desde la visión arqueológica.
Desde los inicios, por el tema de investigación que desarrollaba -que era la agricultura prehispánica-, tuve que recurrir obligatoriamente a otras disciplinas. Me orienté hacia las ciencias naturales. Últimamente estoy trabajando en otro tema que me lleva a vincularme más con algunas ciencias sociales, como la antropología, la historia, la lingüística. Esto es simplemente por la temática que estoy abordando ahora, que tiene que ver con la territorialidad prehispánica, las etnias y la organización social.

-¿Qué ventajas trae para el trabajo de búsqueda de restos la utilización de nuevas tecnologías o quizás tecnologías que no son típicas de las ciencias sociales?
-La arqueología es una ciencia social, pero se nutre en gran parte de técnicas y métodos procedentes de las ciencias naturales o físicas y químicas, desde el momento en que éstos sirven para analizar los restos que perduran, que son restos biológicos, objetos, sedimentos y construcciones.
En mi caso particular puedo hacer referencia al uso de un método que no había sido empleado previamente en la arqueología en la Argentina, aunque sí se registran antecedentes de su uso en estudios geológicos de avances glaciares. Se trata de la liquenometría. Este método consiste en registrar el crecimiento de los líquenes sobre rocas o paredes y tomarlo como indicador del transcurso del tiempo. Al analizar los líquenes, podemos diferenciar distintos momentos en los que se realizaron las construcciones. He aplicado la liquenometría para establecer secuencias de construcción de áreas agrícolas en la Quebrada de Humahuaca y en la Puna.

-Con respecto al estudio de la zona, encaraste una importante obra de difusión sobre la historia de la Quebrada de Humahuaca, en especial un libro para niños . ¿Qué te llevó a realizar este material?
-Desde mi época de estudiante universitaria me interesaba hacer algo así. Me daba pena el gran desconocimiento que existe de la historia prehispánica en la Argentina. Se enseña Egipto, Grecia y Roma y de América latina nada; sólo mayas, incas, aztecas y los chibchas de Colombia. Estos últimos tan sólo por su trabajo en oro, porque no son nada del otro mundo si los comparamos con los del NOA.
Cuando me radiqué en Jujuy, para un congreso de arqueología me solicitaron que hiciera una puesta al día de lo que se enseñaba sobre la historia prehispánica en las escuelas de esa provincia. Cuando me puse a revisar los currículos, advertí graves deficiencias y de allí surgió la idea de armar el libro junto con otros docentes.

-¿Cuáles fueron los resultados?
-Se hizo una primera edición fotocopiada del libro. Eran sesenta ejemplares que se distribuyeron en las escuelas del departamento de Tilcara. Después se hizo una coedición con la Universidad Nacional de Jujuy para su venta al público. Posteriormente se editó en el Plan Social Educativo y se complementó con cursos de capacitación para los docentes. El libro se distribuyó en las escuelas de Tilcara y se enviaron algunos ejemplares para cada una de las escuelas y bibliotecas populares de los departamentos de Tumbaya y de Humahuaca.
También hemos hecho una edición por nuestra cuenta para la venta a un público más amplio, que se había mostrado interesado. En general, el libro ha tenido una excelente aceptación por parte de alumnos y docentes. Mi sueño es hacer otro para la Puna de Jujuy, porque la historia no es la misma, pero no sé cuándo lograré la financiación.

Glosario
Mariette Albeck
Nació en Lomas de Zamora, en la provincia de Buenos Aires (Argentina). Tiene 48 años y es descendiente de inmigrantes daneses. Se graduó en Antropología en la Universidad Nacional de La Plata (provincia de Buenos Aires) y años más tarde se doctoró en Ciencias Naturales en la misma universidad. Desde hace varios años desarrolla sus investigaciones en arqueología en la provincia de Jujuy y ejerce la docencia en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy y en el Instituto Interdisciplinario Tilcara de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Noroeste argentino
Lo que conocemos como poblaciones prehispánicas del noroeste argentino habitaron lo que hoy es el territorio de las provincias de La Rioja, Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy. Algunos autores incluyen también San Juan y Mendoza, tomando como base las zonas a las que llegó la influencia incaica.

Obviamente, en la época prehispánica no existían los límites -ni internacionales ni interprovinciales- tal como los conocemos hoy. Los habitantes del NOA no tenían estos límites. Incluso parte del territorio que hoy es Chile, estaba ocupado por ellos.

Casabindo
Cochinoca
Sobre estos grupos explica nuestra entrevistada:

"Casabindo y cochinoca se engloban dentro de una gran unidad arqueológica conocida como "casabindo", en gran parte coincidente con el área ocupada en la época colonial por ambos "pueblos de indios" pero que incluye también otros sectores de la Puna.

Los casabindo fueron uno de los grupos prehispánicos que poblaron el sector central de la Puna de Jujuy en el siglo XVI. Ocuparon un "pueblo de indios" colonial y aparecen, casi siempre, vinculados al "pueblo de indios" de los cochinoca, ubicado algo más al norte. Ambos pueblos perduran en los asentamientos actuales que llevan dichos nombres. A juzgar por las evidencias arqueológicas, existía una gran afinidad entre los casabindo y los cochinoca.

En función de los conocimientos aportados por los investigadores, se puede plantear un panorama tentativo de la ubicación espacial de los grupos que habitaban las áreas aledañas a Casabindo. Entre ellos, parece indiscutible la presencia de pueblos chicha, inmediatamente al norte de Cochinoca, abarcando un territorio que continuaba por el sur de Bolivia; de grupos omaguaca -flanqueando toda la zona por el este- de atacameños al oeste y de diaguitas en los valles mesotérmicos del sur. Sin embargo, los casabindo y cochinoca no han podido ser incluidos, en forma categórica, en ninguno de los grupos colindantes. Los vestigios arqueológicos no permiten, hasta el momento, discriminar a los casabindo de los cochinoca, pero sí a éstos de los atacameños, chicha, omaguaca y diaguita."

Demografía
La demografía es el análisis de una población determinada, a través del cual se evalúa estadísticamente el número de componentes, la distribución por edad y sexo, la fertilidad, la mortalidad y las migraciones, entre otras cosas.

Conquista incaica
Camino
Como señala Mariette, el paso de los incas puede reconocerse a partir de los restos de sus construcciones. En el sitio arqueológico de La Paya, en los Valles Calchaquíes, provincia de Salta (Argentina), pueden observarse restos materiales de edificios indígenas. En esta fotografía, vemos una pared de un recinto. Las piedras rojizas que se observan indican que pertenecía a un curaca.

Le pedimos a Mariette que amplíe la información sobre el dominio incaico en el NOA:

"El dominio incaico del NOA duró entre cincuenta y cien años. Según las crónicas, el anexamiento del NOA fue voluntario y pacífico, pero algunos datos arqueológicos indicarían que este hecho pudo haber estado precedido por una oposición de los grupos locales a las fuerzas incaicas.

Los incas tenían un interés económico en el territorio del NOA. Se estima que fueron básicamente las riquezas mineras las que les interesaron. Extendieron su territorio por toda la zona serrana del NOA hasta la provincia de Mendoza. Podemos llegar a obtener esta información por el análisis de restos materiales. La existencia de construcciones, caminos, tambos, fortalezas, centros administrativos y de almacenamiento y edificios incaicos prueba el paso de los incas.

Topónimos
Cartes con nombres
Nombres de origen español y nombres de origen indígena. Algunas veces, los carteles indicadores muestran la historia en la toponimia.

Con respecto a qué son los topónimos y cómo los utilizan los arqueólogos, Mariette nos aclara lo siguiente:

"La toponimia es el registro de nombres geográficos (cerros, ríos, lugares, etc.) y brinda una importante información para el conocimiento del pasado de una región.

Muchas lenguas han desaparecido, como por ejemplo las lenguas originarias del NOA, que fueron reemplazadas primero por el quechua y después por el español. Sin embargo, lo interesante es que los nombres de determinados accidentes geográficos, en particular cerros y ríos, pueden perdurar por mucho tiempo e incluso algunas veces se mantiene el nombre en una lengua desaparecida.

Lamentablemente, muchos trabajos de toponimia buscan únicamente el significado del término e intentan a toda costa traducirlo a una lengua conocida. Con este afán, a veces se "tortura" el nombre y se logran interpretaciones desopilantes que no tienen mucho que ver con la lógica. Por ejemplo el nombre "maimara" se traduce como cuál (mai) año (mara). ¿Cómo un lugar se va a llamar "cuál año"? Creo que hay que resignarse a que nunca vamos a conocer el significado de gran parte de los nombres, porque no hay ni hubo vocabularios ni registros y la lengua desapareció.

Mi postura es diferente, no busco el significado de los topónimos, busco su afinidad lingüística y su dispersión espacial. No sé cuánto lograré, porque el trabajo todavía está en elaboración, pero para el caso de la Puna de Jujuy los resultados son muy estimulantes. Para la Quebrada de Humahuaca la cosa es menos sencilla, probablemente, porque en esta zona se produjeron notables recambios de población durante la época colonial."

Encomendados
La encomienda fue una institución característica de la colonización española en América. Jurídicamente consistía en un derecho otorgado por el monarca en favor de un súbdito español (encomendero) con el objeto de que este último recibiera los tributos o los trabajos que los súbditos indios debían pagar a la corona. A cambio, el encomendero debía "cuidar" del bienestar de los indígenas en lo espiritual y en lo terrenal, asegurando su mantenimiento y su protección, así como su adoctrinamiento cristiano. La encomienda era una manera de recompensar a aquellos españoles que se habían distinguido por sus servicios al rey y de asegurar el establecimiento de una población española en las tierras recién descubiertas y conquistadas.

En la práctica, la encomienda fue el subterfugio legal que enmascaraba los abusos cometidos por los conquistadores, ya que violaban las Leyes de Indias.

Libro para niños
Mariette coordinó varias ediciones del siguiente texto de historia regional para chicos de la EGB:
Albeck, M.E. (coordinadora), Quebrada de Humahuaca: más de 10.000 años de historia. Plan Social Educativo y Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional de Jujuy, 1996.

entrevista: Fernando Pedrosa
edición: Cecilia Sagol y Marcelo Gargiulo

miércoles, 29 de mayo de 2024

"CONJUNTO CULTURALMENTE SINCRÉTICO"

El sincretismo cultural se refiere al proceso de transculturación y mestizaje entre distintas culturas. En términos generales, se refiere básicamente a cómo se produjo la mezcla entre Europa, sobre todo España y Portugal, y el Nuevo Mundo (América).
https://es.wikipedia.org › wiki › Si...
Sincretismo cultural - Wikipedia, la enciclopedia libre

¿QUE QUIERE DECIR COLLA?

¿Qué quiere decir Kolla?

Se denomina kolla (también denominado como colla, qolla) al conjunto culturalmente sincrético de pueblos indígenas andinos originarios de las provincias del norte de Argentina, principalmente Jujuy, y el oeste y norte de Salta.
https://es.wikipedia.org › wiki › K...
Kollas - Wikipedia, la enciclopedia libre


PAISAJE DE YUNGAS

Paisaje de las Yungas
Paisaje basado en la Reserva de Biósfera de Yungas y zonas de transición hacia el parque chaqueño, abarca 12 áreas protegidas nacionales y provinciales en las provincias de Salta y Jujuy. Las Yungas se caracterizan por un fuerte gradiente altitudinal que tiene por correspondencia variaciones climáticas, asociado a un gradiente en la composición específica de la vegetación que conforma diferentes pisos.

Entre la fauna se encuentran especies como el yaguareté, puma, gato montés, tapir, pecaríes y corzuelas. La avifauna cuenta con algo más de 60 especies típicamente yungueñas, como la paloma nuca blanca, guacamayos y el chiripepe de la Yunga. Algunos mamíferos exclusivos de esta ecorregión son el murciélago hocicudo, la ardilla roja o nuecera y el agutí rojizo. Entre los anfibios se destacan las peculiares ranitas marsupiales.

La principal actividad económica es la agropecuaria y la industrialización de dichos productos (especialmente la caña de azúcar). Se trata de un paisaje proveedor de servicios ambientales y hábitat del yaguareté y la taruca, ambos Monumentos Naturales. Lo habitan Pueblos Originarios conformados comunidades kollas, ocloyas, guaraní y wichi. Entre las mayores amenazas del paisaje en términos ambientales y sociales se encuentra la expansión de la frontera agropecuaria.


lunes, 27 de mayo de 2024

Comunidades originarias y grupos étnicos de la provincia de Jujuy*1



Antecedentes 2

Los pobladores prehispánicos que habitaron la Puna, la Quebrada y los Valles de la provincia de Jujuy produjeron e intercambiaron productos provenientes de las diferentes zonas ecológicas del noroeste de Argentina y regiones vecinas. La historia de las antiguas poblaciones de Yungas se remonta a varios miles de años atrás, cuando pueblos cazadores-recolectores hacían uso de los recursos de sus selvas y bosques. Aunque la escasez de investigaciones arqueológicas en esta región impide conocer momentos previos a las ocupaciones de los pueblos agro-alfareros, en sitios arqueológicos ubicados en regiones vecinas se han hallado elementos provenientes de Yungas, que muestran que hace unos 10.000 años los pueblos cazadores de la Puna utilizaban recursos de la selva tales como nueces, cañas, pieles, plumas de aves multicolores y caracoles de agua dulce, entre otras cosas. Sabemos también que hace 5000 años, los elementos de la selva seguían siendo de importancia para los habitantes de las tierras altas que ya contaban con prácticas funerarias complejas. Posiblemente, cinco siglos después con la domesticación de los camélidos o, al menos de la llama que se usó como animal de carga, aumentaron los mecanismos de intercambio a larga distancia uniendo las costas del Pacífico con las Yungas. Hace unos 2500 años, poblaciones que tenían una tecnología cerámica desarrollada se hallaban establecidas en el sur del valle del río San Francisco, ocupándolo aproximadamente entre el 800 a. C. y el 400 d. C. (García Moritán y Ventura, 2007).
En el año 1557, un grupo de españoles arribó a lo que sería posteriormente la jurisdicción de San Salvador de Jujuy. A partir de ese momento, la población originaria ingresó al sistema colonial a la vez que comenzó a sufrir cambios de todo tipo y a reconfigurar su identidad. Los pueblos de indios, fundados a fines del siglo XVI y comienzos del XVII, fueron escenario de las principales transformaciones. Sica (2006) plantea que en el siglo XVII esta jurisdicción era paso obligado de la ruta que unía Potosí con Tucumán y abarcaba un extenso espacio rural que comprendía tres áreas correspondientes a diferentes ecorregiones, Puna, Quebrada de Humahuaca y Valle de Jujuy. En Puna y Quebrada se ubicaban las sociedades con mayor peso demográfico y complejidad social y económica del noroeste argentino. Existían también otras áreas habitadas por indígenas que no eran controladas por los españoles. Durante el siglo XVIII la economía jujeña se basó en la cría de llamas, de ganado ovino y vacuno, la fabricación de productos derivados de éste y la invernada de mulas que se enviaban a Chichas, Porco, Potosí y Lípez, todos centros mineros y urbanos de Charcas, en la actual Bolivia.
Una vez establecida la república, fluctuaciones legislativas marcaron la situación aborigen. Tempranamente, al menos a nivel declarativo, los aborígenes fueron considerados iguales en términos de ciudadanía. Sin embargo a medida que avanzaba la consolidación efectiva del estado, se fue percibiendo al indígena no sometido como alguien que imposibilitaba el libre acceso a la tierra. En la Argentina de fines del siglo XIX, cuando el país transformaba su carácter criollo-mestizo con la incorporación masiva de inmigrantes de origen europeo, los aborígenes eran considerados la imagen de la barbarie y representaban un problema para la conformación del estado-nación. Lagos (2000) plantea que existió un discurso antes y otro después de la Campaña del Desierto, momento en el que aparecieron denuncias de excesos. El discurso de exterminio fue reemplazado entonces por el de integración que pretendía incorporar al indio a la "vida civilizada". En ese momento, la ubicación de los pueblos indígenas se planteaba como un dilema para el gobierno, de modo que algunos grupos fueron destinados al trabajo en la agroindustria azucarera del noroeste, a la minería en la Puna, a los cuerpos de línea del ejército y a prestar trabajo en ocupaciones domésticas o de peonaje.
Avanzado el siglo XX, a partir de la década del ochenta aparecieron cambios significativos en la problemática y percepción aborigen. La ley 23.302 (1985) de Política Indígena y Apoyo a las Comunidades Aborígenes, trató el reconocimiento de la personería jurídica de estas comunidades, la adjudicación de tierras y la creación del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). La ley 24.071, convalidó el Convenio 169 de la 77 Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT (1989), sobre pueblos tribales e indígenas en países independientes, y constituye el principal instrumento de derecho internacional para la defensa de los pueblos originarios y su territorio. En el año 1994, la reforma constitucional modificó las atribuciones del Congreso en relación a los pueblos originarios3. La ley 26.160 de Emergencia de la Propiedad Indígena, suspendió los desalojos de las comunidades y pautó un relevamiento para el reconocimiento y posterior adjudicación de tierras a los pueblos originarios. En 2009 la ley 426.554 prorrogó el plazo hasta noviembre de 2013. En el año 2007 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

Pueblos originarios

Los censos nacionales, hasta muy recientemente, no tuvieron en cuenta a la población aborigen. Durante los años 1966-1968 se inició un censo nacional aborigen que quedó inconcluso. Recién el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001 planteó una pregunta referida a la pertenencia o ascendencia étnica de al menos uno de los miembros de la casa. Tomando como base esta información, durante los años 2004/2005 se aplicó en todo el país la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI). Su resultado consignó la existencia de 281.959 hogares indígenas que permitieron establecer, como mínimo, una población de más de 600.329 aborígenes, pertenecientes a 31 etnias. Otra estimación oficial indica que, sumada la población aborigen rural no contabilizada, habría un total de 1.012.000 aborígenes en el territorio nacional. Por su parte, la Asociación Indígena de la República Argentina (AIRA) estima que existirían alrededor de 1.500.000 indígenas, mientras que para el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA) su número ascendería, quizás, a 2 millones. De acuerdo a la ECPI, Jujuy es la provincia que presenta el porcentaje más alto del país (10,5%) de hogares en los que algún integrante se reconoce como indígena o descendiente de indígenas, mientras que el 38% de su población rural es aborigen4. En este momento no contamos todavía con los resultados del censo nacional 2010 que nos permitirían establecer algunas comparaciones.

Provincia de Jujuy

En Jujuy, en el año 1992 se creó el primer Registro de Comunidades Aborígenes que concedía las personerías bajo las normas de las asociaciones civiles. Hasta ese momento en la provincia se negaba la existencia de una población indígena significativa. El gobierno provincial, en 1997, firmó un convenio con la Secretaría de Desarrollo Social de la Nación y con el INAI para la organización definitiva del Registro Provincial de Comunidades Aborígenes, que funciona actualmente en la Secretaría de Derechos Humanos. Las personerías jurídicas que otorga son provinciales con validez nacional y están inscriptas en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas (RENACI). Las comunidades con personería jurídica nacional también están incorporadas al registro provincial. A los fines del presente trabajo hemos hecho un corte temporal en diciembre de 2010 y consideramos a las 268 comunidades, con personería jurídica registrada o en trámite a esa fecha, que pertenecen a nueve grupos étnicos diferentes.


Figura 1. Comunidades Originarias y Grupos Étnicos de la Provincia de Jujuy
Fuente: Trabajo de campo de María Beatriz Cruz y Matilde García Moritán. La versión original y completa de este mapa puede encontrarse en: http://www.proyungas.org.ar/informes/mapas/Poster-etnias_web.jpg

Regiones de Jujuy

Para facilitar la comprensión de la situación actual de los grupos étnicos y sus comunidades se presenta una breve referencia a episodios pasados desarrollados en las diferentes regiones de la provincia.

La Puna

Comprende los departamentos Yavi, Santa Catalina, Rinconada, Cochinoca, Susques, y parte del departamento Humahuaca. Sin embargo más allá de la delimitación política y caracterización fitogeográfica, la Puna es percibida como una unidad sociocultural sin que esto signifique negar las diferencias existentes en su interior.
Antes de la llegada de los españoles estaba habitada por diferentes grupos. En la cuenca Miraflores-Guayatayoc vivían los Casabindo y los Cochinoca. En la cuenca del Río Grande de San Juan (al norte) los Chicha dedicados a tareas pastoriles y agrícolas. Hacia el oeste se ubicaban los Atacama, originarios de los oasis de San Pedro y Loa Superior, más pastores que agricultores. Hacia el sur, próximos a la Quebrada de Humahuaca, se situaban los grupos designados genéricamente por los españoles como Omaguaca.
Durante el período colonial la forma más extendida de organización de la mano de obra fue la encomienda. Dentro de Jujuy se destaca la población Casabindo y Cochinoca que fue encomendada, entre otros, al Marques del Valle de Tojo. La legislación colonial les otorgaba el derecho sobre sus tierras comunales, derecho que fue desconocido después de la independencia. Los descendientes del marqués reclamaron esas tierras como propias y comenzaron a cobrarles arriendo. Desde inicios de la década de 1870, las tensiones existentes entre campesinos indígenas de Casabindo y Cochinoca y algunas elites, derivaron en un conflicto que desembocó en una revuelta contra los terratenientes y el estado provincial. Después de varias batallas, transcurridas entre 1872 y 1875, los indígenas fueron vencidos en la batalla de Quera. La principal demanda giraba en torno a la recuperación de la tierra.

La Quebrada

Está conformada por los departamentos Tumbaya, Tilcara y Humahuaca, aunque el territorio de los mismos excede a lo que definimos como Quebrada. En los departamentos Humahuaca y Tumbaya se encontraron los vestigios humanos más antiguos de la provincia, de más de 10.000 años de antigüedad. Tal es el caso de Inca Cueva, ubicado en el camino a Tres Cruces, y de Huachichocana, próximo a Purmamarca (Aschero, 1984). Posteriormente, en el 2500 a. C., la Quebrada fue ocupada por grupos portadores de otras características sociales, económicas y tecnológicas, que probablemente llegaron desde las tierras bajas y cuya vinculación con la zona oriental queda reflejada en el tipo de materiales recuperados.
Resulta difícil precisar el surgimiento de las aldeas que fueron creciendo en cantidad y tamaño, y hacia el 700 d. C. ya estaban instaladas en muchos sectores correspondientes a la cuenca del río Grande, cercanas a cursos de agua. Desde el Angosto del Perchel hacia el norte vivían los Omaguaca, subdivididos en Omaguaca y Uquía. Ocupaban la quebrada del mismo nombre y dominaban también sectores de los valles colindantes. Se distribuían sobre el eje del río Grande y quebradas afluentes. Sus viviendas eran de planta rectangular construidas de pirca doble. Cultivaban en el fondo de valles y en grandes sitios agrícolas establecidos en áreas elevadas. Desde el Angosto hasta Hornillos se hallaban los Tilcara. En la quebrada de Purmamarca vivían los Purmamarca, y más al sur en Volcán los Tilián. Hacia los valles se ubicaban los Ocloya que dependían del cacique de Humahuaca, y los Osa que dependían del cacique de Tilcara (Albeck, 2007).
Luego de derrotado el levantamiento organizado por Viltipoco (1594) los Tilián fueron trasladados al valle de Salta, y los Ocloya, Paypaya y Osa llevados al valle de Jujuy. Los demás indígenas de la Quebrada fueron concentrados en pueblos de indios manteniendo su identidad hasta mediados del siglo XIX. Eran sobre todo agricultores que manejaban las técnicas de irrigación artificial y el cultivo en andenes. También fueron pastores y en menor medida cazadores. Sus industrias fueron la alfarería, la metalúrgica y la textil. Practicaron un culto a los muertos muy elaborado y realizaron deformaciones craneanas, asociadas posiblemente al orden ritual (Albeck y González, 1996). Durante las guerras de la independencia la Quebrada mantuvo su rol de vía de comunicación y fue escenario de batallas, manteniendo su vinculación con Bolivia a través del comercio.

El Ramal 5

Incluye los departamentos Ledesma, San Pedro, Santa Bárbara y Valle Grande. En esta región el Complejo San Francisco fue una tradición cultural ampliamente difundida espacial y temporalmente. Se extendió entre el 700 a. C. y el 300 d. C. El sitio arqueológico Moralito, en el departamento San Pedro, tiene una datación radiocarbónica aproximada de 2000 a. P. (Echenique y Kulemeyer, 2003). Toda la zona probablemente estuvo habitada por indígenas portadores de una cultura agroalfarera, cuyo sistema de subsistencia se basaba en el cultivo de maíz, porotos, zapallo, papas y quínoa. Hace unos 1500 años se fue configurando la identidad Guaraní (que incluye a pueblos que luego se irían diferenciando) en tierras de los actuales Paraguay y Brasil. Más tarde, esta población se desplazó hacia la costa del Atlántico, el Amazonas, el Orinoco, el Caribe, los Andes y el Plata, adonde llegaron entre los siglos XIV y XV (Magrassi, 2000). Aparentemente hubo dos motivos principales que impulsaron sus migraciones. Uno, encontrar "la tierra sin mal" ya que su cosmovisión les indicaba que el paraíso estaba en la tierra y que había que emprender la marcha para hallarlo. El otro habría sido la búsqueda de metales. En este movimiento expansivo, en el siglo XV, se enfrentaron con el avance del imperio incaico con el cual mantuvieron importantes conflictos.
Con la llegada de los españoles la zona comenzó a tomar interés como vía hacia Charcas y se incrementaron las situaciones de ataque y defensa consolidando la condición fronteriza del área. Saignes (1990) dice que las guerras entre hispano/criollos y población Guaraní van desde la destrucción de un asentamiento colonial en 1564 hasta la matanza de Curuyuqui en 1892, y que durante este período los integrantes de esta etnia mantuvieron simultáneamente luchas internas, asaltos contra etnias vecinas e incursiones contra los puestos fronterizos.
Al iniciarse la vida política independiente, se produjo una fuerte desestructuración de las sociedades tradicionales y las regiones quedaron desarticuladas. En las Yungas aparecieron latifundios relacionados social y espacialmente con el valle de Jujuy y la cuenca del río San Francisco. Esta región fue la de menor ocupación española por lo que se constituyó en una frontera, que se expandió en los siglos XIX y XX avanzando sobre los indígenas que recién entonces fueron conquistados.

Los Valles

Comprende los departamentos Palpalá, Dr. Manuel Belgrano, San Antonio y El Carmen. En el lapso que comprende desde 500 a. C. hasta 700 d. C., la ocupación de los valles parece haber estado concentrada en la cuenca del río Ocloyas que se conecta directamente con el valle del río San Francisco. No se hallaron en las cuencas de los ríos Tiraxi y Tesorero asentamientos contemporáneos a estos. Posteriormente, entre los siglos XI y XV, los territorios que conforman la cuenca superior del río Corral de Piedras y que están conectados directamente a la Quebrada de Humahuaca por la Quebrada de Jaire y la de Huajra, estuvieron densamente habitados (Garay de Fumagalli, 2003). Investigadoras como Salas (1945) y Lorandi (1984) consideran que los Ocloya se encontraban entre los pueblos que fueron relocalizados por el imperio incaico durante el siglo XV, con el fin de cumplir tareas agrícolas, metalúrgicas y de defensa de la frontera del ataque de población Guaraní. Habrían ocupado desde el valle del río Nazareno en Salta hasta Valle Grande en Jujuy.
A partir de la ocupación española muchas tierras fueron reclamadas por hacendados. Las ubicadas en las inmediaciones del curso inferior del río Corral de Piedra junto con una encomienda de indios Paipaya, fueron entregados a Alonso de Tapia Loaysa. Los Paipaya fueron luego llevados a la región de Palpalá. Francisco de Salas y Valdés heredó las tierras de Payo y Corral de Piedra. Francisco de Argañaráz y Murguía reivindicó para sí las tierras ubicadas sobre los ríos Tilquiza y Las Peñas, a las que pide trasladar a los indios Ossa. Desde la fundación de San Salvador de Jujuy, las Yungas fueron demandadas para su explotación, aunque existe una diferencia entre la ocupación de Tiraxi Chico y Grande, y las tierras ubicadas al sudeste que fueron asiento de las encomiendas de Paypaya, Ossa y Ocloya (Ottonello y Garay de Fumagalli, 1995). Las guerras de la independencia afectaron la zona de los Valles Centrales, causando la disminución del valor de la tierra y una retracción en la producción ganadera.

Grupos étnicos de Jujuy

Kolla

La denominación colla/kolla/coya puede prestarse a confusiones puesto que todo el cuarto sur del Tawantisuyu se llamó Collasuyu y por ello se denominaba collas a sus habitantes. Sin embargo, puntualmente el señorío colla fue una organización socio política en forma de media luna ubicada al norte y noreste del lago Titicaca; fueron los herederos de Tiwanaku y dueños de una rica tradición, a la vez que aspiraban a ser el grupo dominante en los Andes (Medinacelli, 2009). Actualmente, la expresión "kolla" se ha generalizado para designar a los habitantes puneños, algunos quebradeños y en general a toda la población de origen quechua o aymara residente en Argentina.
En la provincia de Jujuy, 164 comunidades han optado por la denominación Kolla para identificarse desde el punto de vista étnico. Su dispersión por el territorio provincial es significativa y está representada en todas las regiones (Figura 1). En la Puna existe una cantidad importantes de comunidades (113), en la Quebrada su presencia es más reducida (36), y en las restantes zonas es escasa, (8) en el Ramal y (7) en los Valles. En la mayoría de los casos habitan en zonas rurales frecuentemente con un patrón de asentamiento disperso (147 comunidades). Sus integrantes son también considerados campesinos por el modo de vida y las actividades productivas que realizan a lo largo del año. Casi todas las familias tienen vacas, ovejas, caballos, burros, cabras y animales de granja. El ganado es considerado un bien económico por excelencia, para autoconsumo o como reserva para venderlo cuando se necesita dinero. La principal actividad ganadera consiste en el cuidado y traslado de los vacunos entre diferentes pisos altitudinales. Las actividades agrícolas las realizan en distintos tipos de parcelas, algunas con uso de alternancia breve y otras con prolongados descansos. Siembran, según la altitud, maíz, papa, oca, quínoa, trigo, alfalfa, cebada, zapallo, cayote, frutales y cítricos, entre otros cultivos.
Otras (17 comunidades) residen en centros urbanos o en las proximidades de localidades como La Quiaca, Yavi, Abra Pampa, Huacalera, Tilcara, Purmamarca, Valle Grande y San Francisco. La población Kolla alcanza aproximadamente las 26.000 personas. En conjunto detentan 33 títulos comunitarios, 19 individuales, 6 individuales y comunitarios. De las comunidades restantes, 80 llevan adelante reclamos tendientes a la regularización jurídica de sus territorios y 26 aún no han iniciado trámites al respecto. Censabella (1999) al referirse al uso actual del idioma quechua por los Kolla de Argentina, cita opiniones totalmente contrapuestas. Las autoras de esta investigación, sobre la base del trabajo de campo realizado, estiman que actualmente en las provincias de Salta y Jujuy el quechua prácticamente ha dejado de utilizarse. Sin embargo en algunas comunidades de Santa Catalina se ha comenzado a trabajar en la recuperación la lengua. Probablemente en el futuro algunos grupos Kolla adoptaran denominaciones más puntuales, relacionadas.

http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-85622012000200002

sábado, 25 de mayo de 2024

MORETA, "PUEBLO DE YNDIOS CHICHAS Y TAMBO DEL YNGA" (PUNA DE JUJUY, ARGENTINA) MORETA, "PUEBLO DE YNDIOS CHICHAS Y TAMBO DEL YNGA" (PUNA OF JUJUY, ARGENTINA)

Figura 2. Imagen satelital de Moreta, con algunas de las estructuras relevadas. A: RPC; B: sector aterrazado;
C: corral; D: sector con arquitectura chicha; E: sector en la cima de la loma.


 1595, "yendo a correr la tierra encontró un pueblo de yndios que estaua alçado e rreuelado a las espaldas de los yndios de casauindo e que siendo como yndios en grande numero los rrindio con cinco hombres en guerra e los entrego al cura de casauindo e cochinoca" (Levillier 1920: 529), logrando la paz en la región. En otro de los testimonios de los testigos de Argañaras en su probanza de méritos y servicios, se agrega "pueblo de yndios que estaua a las espaldas de casauindo y cuchinoca" (Levillier 1920: 536). Este pueblo "a las espaldas" de los de casabindo y cochinoca, ¿se refiere efectivamente a indios de estas parcialidades? La indicación de la entrega a su cura haría pensar esto, pero no su ubicación en el espacio como algo separado, como un pueblo que podría corresponder a otro grupo étnico. Recordemos que para el momento en que Argañaras ingresa a la puna aún no se habían fundado los pueblos de reducción en la localización que hoy conocemos, y que podría tratarse por ejemplo, de un pueblo chicha, como el que se había alzado contra el fraile en Moreta. Carrizo, por ejemplo, asume que los rebeldes que son pacificados son casabindo y cochinoca, pero en su relato agrega confusamente que lo estaban "a pesar del escarmiento hecho" (Carrizo 2009 [1935]: XX) por Mejía de Miraval quien, supuestamente, había controlado a los indios de Moreta, es decir, a un grupo chicha.

Sabemos, por otra parte, que el proceso de ocupación española del territorio puneño estuvo signado por disputas jurisdiccionales entre los vecinos de Charcas y los del Tucumán (Palomeque 2006, 2010, 2013; Sica 2006; Es-truch 2013), conflicto que habría generado discursos por parte de estos últimos, exagerando el nivel de agresión y no pacificación de los indígenas de la región, justificando así el avance desde el sur sobre estas tierras, aun cuando documentación previa indicaría acuerdos y negociaciones con la Audiencia de Charcas (cf. Palomeque 2006). Teniendo en cuenta este contexto y los relatos contradictorios sobre el accionar de los indios puneños, es difícil interpretar la veracidad de los alzamientos, tanto de Casabindo y Cochinoca, como el de los Chicha en el territorio en disputa. Sin embargo, en caso de que efectivamente los indios de Moreta hayan atacado a los viajeros en 1583, a pesar de haber sido reducidos en Talina, se corroboraría lo que ha planteado Palomeque (2010; 2013) en relación a la continuidad de la ocupación chicha del territorio puneño tiempo después del proceso de reducción ocurrido diez años antes, y, por tanto, la aparente presencia, al menos esporádica, de indígenas en el pueblo chicha emplazado junto al tambo de Moreta.

AVANCES DE INVESTIGACIÓN EN MORETA

Hace una década comenzamos nuestras investigaciones en el sector sur de la cuenca de Pozuelos (Figura 1). Uno de los objetivos que guiaron nuestro trabajo fue evaluar cómo las conquistas inka y española habían impactado en diversos aspectos de la población local (en sus modos de vida, en la forma de ocupar el territorio, en la manera de relacionarse con habitantes de otras regiones, etc.). La elección del área de estudio cobraba sentido habida cuenta de que el asentamiento principal de la cuenca, el Pukara de Rinconada (al cual se habían limitado las investigaciones arqueológicas hasta ese entonces), había sufrido importantes remodelaciones en época inka, y porque un ramal del Qhapaq Ñan, aquél por el que ingresaron los primeros europeos al actual Noroeste Argentino, atravesaba de norte a sur el bolsón de Pozuelos. Nuestra área de estudio incluía el abra de Moreta, localizada en la Sierra de Cochinoca, y que comunica la cuenca de Pozuelos con la de Miraflores-Guayatayoc, al este. Las prospecciones realizadas en ese sector nos permitieron identificar una serie de estructuras arqueológicas que interpretamos como el poblado y tambo de Moreta mencionado por Matienzo en su carta.

http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-10432017000200008

Aborígenes, indígenas, originarios. ¿Cuál es la diferencia entre cada término?

Aborígenes, indígenas, originarios. ¿Cuál es la diferencia entre cada término?
9 de octubre de 2018
  
¿Tenés dudas sobre qué palabra usar? Conocé qué significa cada una y la diferencia entre pueblo y comunidad.
Otros artículos que te pueden interesar
La periodista indígena Zulema Enríquez -directora del Departamento de Pueblos Originarios de la FpyCS-Universidad Nacional de La Plata- considera que si bien los términos aborigen, indígena y originarios son producto de la colonización y occidentalización, los pueblos originarios están en proceso de reconfigurar el lenguaje, de deconstruirlo y resignificarlo para reivindicar las identidades políticas indígenas en las ciudades y en los territorios.

“El lenguaje es disputa de poder. En ese sentido, los términos son hechos políticos. Para los pueblos originarios es importante avanzar sobre el significado de cada palabra y cada concepto. A mí no me molesta que me llamen india, indígena u originaria, porque el sentido que se pone en juego es que el otro pueda repensar el significado del indígena, del indio, del pueblo originario como sujetos políticos, activos, sociales, del presente y no como objetos de estudio del pasado”, afirma Zulema.

Pueblo originario: Hace mención a los pueblos que existieron y poblaron diferentes lugares del mundo antes de la Conquista. No se refiere solamente a los pueblos de América.

Indígenas: En 1492, Colón creyó llegar a las “Indias”, por lo que denominó indios a los/as habitantes del continente americano. El concepto "indígenas" fue aceptado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1989, intentando dar uniformidad a las personas y olvidando la diferenciación.
Aborigen: Tiene dos derivaciones. "Ab"= desde y "Origine"= origen: "desde el origen". "Aborigen" es un término que proviene del latín “ab origine”, que quiere decir "los que viven en un lugar desde el principio o el origen"

Rubén Herrera, director del Centro Cuyano de Investigación Histórico-Social-Mendoza (CCIHS Mendoza), considera que "hay fortalecer una nueva propuesta ontológica, gnoseológica y epistemológica que responda a las condiciones de vida actuales en complementación con la propuesta de la visión occidental”.



¿Cuál es la diferencia entre pueblo y comunidad?
Comunidad: Conjunto de familias o grupos convivientes que se autoidentifican pertenecientes a un pueblo indígena, que presentan una organización social propia, comparten un pasado cultural, histórico y territorial común.

Pueblo: Conjunto de familias y comunidades indígenas identificadas con una historia común anterior al nacimiento de la Nación Argentina. Posee una cultura y organización social propia. Se vinculan con una lengua y una identidad distintiva. Habiendo compartido un territorio común, conservan actualmente parte de este mismo, a través de sus comunidades.

--------------------------------------------------------------------------------------------

Fuentes: Instituto Nacional de Asuntos Indígenas – Rubén Herrera, director del Centro Cuyano de Investigación Histórico-Social-Mendoza (CCIHS Mendoza) y referente de la Región Cuyo del Consejo Educativo Autónomo de Pueblos Indígenas de Argentina (CEAPI-Nacional Educación Intercultural Bilingüe) en Diario Los Andes.

https://www.cultura.gob.ar/aborigenes-indigenas-originarios-a-que-refiere-cada-termino_6293/#:~:text=Pueblo%20originario%3A%20Hace%20menci%C3%B3n%20a,as%20habitantes%20del%20continente%20americano.

viernes, 24 de mayo de 2024

La trashumancia de los campesinos Kollas: ¿hacia un modelo de desarrollo sustentable?



Introducción
La globalización, como proceso diferenciado del funcionamiento de las
sociedades nacionales-estatales, también es resultado de disputas y sen-
tidos en tensión, que se superponen entre el ámbito territorial situado y
el ámbito de circulación e intercambio. Por ello, no es posible entender
los procesos de globalización o localización como unívocos, sino como
contradictorios. No es igual la globalización producida por el flujo de
capitales que aquella generada por los movimientos sociales. Del mismo
modo, la localización que efectúan las transnacionales del hemisferio
norte en los territorios del hemisferio sur no va en el mismo sentido que
la producida por las comunidades campesinas de una región. A su vez,
ambos ámbitos, el local y el global, están en permanente codetermina-
ción; no hay globalización sin localización y viceversa (Santos, 2003).
Los procesos sociales, económicos, políticos y culturales aso-
ciados a la globalización, además de ser contradictorios, tienen una
dimensión local y otra global en términos de análisis. La globalización
Diego Domínguez*
La trashumancia de los campesinos
Kollas: ¿hacia un modelo de
desarrollo sustentable?

SIMILITUDES Y DIFERENCIAS




Qué similitudes y diferencias existen entre el concepto de comunidad y sociedad?
comunidad es la vida en común (Zusammenleben) duradera y auténtica; sociedad es sólo una vida en común pasajera y aparente. Con ello coincide el que la comunidad deba ser entendida a modo de organismo vivo, y la sociedad como agregado y artefacto mecánico

jueves, 23 de mayo de 2024

ORGANIZACIÓN SOCIAL KOLLA





Organización Social
La organización tradicional colla estuvo basada en el parentesco familiar y la amistad o “compadrazgo” entre personas de una misma localidad. Con la constitución de las comunidades por la Ley Indígena Nº 19.253, su organización social pasó a ser formal y representativa, con Personalidad Jurídica que toma acuerdos por asamblea. No existen autoridades tradicionales, solo algunos maestros de ceremonias que eventualmente ejercen alguna actividad ritual.

La población colla es relativamente pequeña. El censo de 2002 contabilizó a 3.198 personas que se auto reconocen como indígenas colla, sin embargo, los adscritos a comunidades son un porcentaje aún más bajo del total de esta población

RELIGIÓN COLLA

Religión Colla

Cosmogonía de los Pueblos Originarios 
Buscar
 
Portada Pueblos Originarios Secciones Pueblos Originarios Facebook Pueblos Originarios Twitter Pueblos Originarios
plusCultura Colla

plusCosmogonía

El culto a la Pachamama e innumerables creencias, rituales y practicas sociales han pervivido. La religiosidad ancestral, lejos de ser dominada por las religiones tradicionales, convive con ellas resultando la "religiosidad popular".
Parto Colla
Parto Coya
Representa la fertilidad, mujer aborigen pariendo en posición arrodillada sobre cántaro con guarda cultura Yavi.
Artesanía de Mendoza, Mario Rene

La vida es el valor supremo para el andino, todo tiene vida y personalidad: seres humanos, animales, plantas, piedras, el agua de los ríos, los cerros y los fenómenos climáticos, sol, luna y estrellas. Es el valor último y supremo: vida compartida, universal, recibida como regalo por gozar y como tarea por criar, compartir y transmitir. El respeto a la vida, su crianza con cariño y dedicación es, en resumen, la máxima de la ética andina. De esto se ocupa el agricultor, el pastor, el pescador andino; y también la madre y el chamán.

"El hombre es tierra que anda", dice un proverbio coya. La cultura crece con la naturaleza, y no contra ella. La Pachamama es la Madre universal, la que da vida a todos estos seres, los cría. Y también se deja criar por ellos.

Ceremonias

Flechada: para alejar el mal de las viviendas recién inauguradas.
Señalada: de cabras y ovejas, a las que cortan las orejas con diseños que sirvan para identificarlas y la marcada a fuego de vacas y caballos.
Minga: En los tiempos de siembra, cada comensal entierra una ofrenda de comida antes de esparcir las semillas.
Enfloración: Las flores son pompones de lana de vivos colores en la ropa y sombreros de los invitados y en las orejas de los animales. Se convida con asado, queso, chicha, coca, vino y cigarrillos. Se baila toda la noche entre copleadas con versos amorosos y picarescos.
Manca Fiesta: o "Fiesta de la Olla", feria donde se intercambian productos y se establecen vínculos sociales.
Culto a la Pachamama: Toda la naturaleza es el templo de la Pachamama, pero las apachetas (montículos artificiales de piedras) conforman los centros principales de su culto. El 1º de agosto se celebra el día de la Madre Tierra. El día previo es el de "la llamada", cuando se sahúman casas, corrales y huertos para alejar a los malos espíritus. Ese día hay mucho por hacer: herrar a los caballos, marcar el ganado y señalar a las ovejas con lanas de colores. Por la tarde en un pozo se ofrenda a la Pachamama lo que ésta ha producido: maíz, hojas de coca, frutas, y parte de la comida preparada para la ocasión. La fiesta, con canto y baile, dura hasta el amanecer.
Día de las Almas: Mezcla de ceremonia católica con cultos ancestrales, el festejo del "Día de las Almas" se inicia el 1º de noviembre y se celebra entre dos o tres familias. Por la mañana se preparan los platos favoritos de los difuntos. Por la tarde, todos se visten con sus ropas típicas y van al cementerio a visitar a sus seres queridos, en cuyas tumbas encienden velas, dejan coronas de flores silvestres y rezan oraciones. Pasan esa noche despiertos, rezando. Al amanecer se "despacha a las almitas": se cava un pozo en el fondo de la casa, se entierra parte de la comida y se brindan reverencias y oraciones. Lo que queda se reparte casa por casa. Por la tarde se come lo recibido y se festeja con música y bailes, los mayores con danzas y ritmos tradicionales, los jóvenes aparte con melodías modernas.
No suelen celebrar las fechas patrias, ni Navidad o Reyes, rara vez su cumpleaños.

PucllayPucllay
Dionisio, el dios griego cuyos devotos disfrutaban de los irrestrictos placeres de la carne, sintiéndose así en perfecta comunión con la Naturaleza, podría ser la versión europea de Pucllay, un dios telúrico cuya existencia se manifiesta día y noche durante exactamente una semana por año en todos los pueblos de la Puna de Atacama, en el noroeste de Argentina, y el sur de Bolivia, y en la Quebrada de Humahuaca, en la provincia de Jujuy en particular.

Pucllay es representado por unos bellos muñecos de entre medio metro y un metro de altura, o bien por los mismos pobladores y sus disfraces. Los muñecos se desentierran (literalmente) el día inicial, durante febrero de cada año, de varias apachetas, montículos de entierro propiciatorios, de rogativas, reunión y ofrenda, diseminados a lo largo y ancho de toda la Puna.
Fuentes:

Diario Clarín, 7 de enero de 2.001

 

EL PUEBLO COLLA ES TRASHUMANTE POR EXCELENCIA



Localización:
El pueblo colla es trashumante por excelencia; se define como un pueblo de altura, de nieve, de frío y de la puna. Hoy habitan la zona cordillerana de la región de Atacama en Chile y las localidades argentinas de Fiambalá, Laguna Grande, Jachal, Saujil, Tinogasta, Belén y Catamarca, entre otras.
Desde hace milenios, estos pueblos denominados colla, han tenido dinámicas de interacción dentro del área circumpuneña, mediante el intercambio de recursos productivos y de recolección que favorecen los distintos estratos y eco-zonas. Sin embargo, por encima de las diferencias regionales, se percibe una coherencia económica compartida, que se expresa en la materialización de diferentes patrones de complementariedad política, social y económica; base para la construcción de relaciones de intercambio de bienes y de establecimiento de relaciones entre grupos humanos para procurarse el acceso a recursos y a diferentes productos considerados necesarios para su subsistencia. La ganadería de camélidos era la base de la economía, tanto por sus subproductos como por su capacidad de carga, que facilitaba la movilidad y el intercambio entre los distintos pueblos que habitaban el área. Una de las características de estos diferentes grupos es la trashumancia de carácter pastoril. Las prácticas culturales colla están vinculadas a la cosmovisión del mundo andino, la figura de Dios y todas las tradiciones, convergen en la Pachamama que tiene un papel integrador de todas las energías. Los colla creen en los espíritus guías, en las almas, ánimas y en Tata Sol y Mama Luna.

LA CULTURA COLLA SEGÚN LOS PUEBLOS ORIGINARIOS

Colla

Culturas Originarias de América 
Buscar
 
Portada Pueblos Originarios Secciones Pueblos Originarios Facebook Pueblos Originarios Twitter Pueblos Originarios
plusCosmogonía

También llamados Coyas, Kollas, o Qoyas.
"Coya" Ilustración de Gabriela VarelaDesparramados en cientos de poblados y caseríos de la Puna, la quebrada de Humahuaca y parte de los Valles Calchaquíes, a principios del siglo XX se desarrolla una nueva etnia: los Collas, síntesis de Diaguitas, Omaguacas, Apatamas, grupos de origen Quechua y Aimará procedentes de Bolivia, cuantitativamente más numerosos y parte de la masa mestiza no integrada en los centros urbanos.

Perdieron su organización comunitaria original y su núcleo, la familia extensa; tecnología sustantivas como la cerámica fueron expulsadas de la memoria colectiva; su religión fue penetrada por el catolicismo; ya no visten como antes, salvo en poncho y ojotas y tampoco cazan.

Sin embargo, los collas son los auténticos portadores de la tradicional forma de vida andina, a través del mantenimiento de muchos patrones culturales como la economía pastoril de altura, y agrícola de papa y maíz; la recolección de algarroba y sal; la construcción de viviendas; la medicina tradicional y las técnicas de adivinación; los instrumentos musicales erques, quenas, pinkullo, sikus y cajas; el culto a la Pachamama e innumerables creencias, rituales y practicas sociales.

La penetración de los Incas hacia fines del siglo XV, comenzó la aculturación de los pueblos nativos del noroeste argentino. Instalaron sus tradicionales estructuras de asentamientos: tambos y pucarás, e introdujeron la lengua quechua que estaba tan generalizada en tiempos de la colonia que la Declaración de la Independencia argentina fue también redactada y publicada en quechua.

A mediados del siglo XVI, llegan los españoles que completaron el proceso con la implementación de la encomienda y el destierro.

La cultura colla resultante no es estrictamente indígena sino mestiza, lo cual de todas maneras nos permite ubicarla en el campo aborigen, no sólo por su historia cultural sino por su inserción en el contexto regional y nacional.

En la actualidad ocupan territorios en las provincias de Jujuy y Salta. No tienen tierra propia. Algunos ocupan tierras fiscales sin títulos o como arrendatarios y cuidadores de ganado ajeno. Otros viven en las villas periféricas de las ciudades.

Economía de Subsistencia
Economía de subsistencia
Carpir la tierra y levantar la cosecha es tarea tanto de hombres como de mujeres. (en la imagen El Angosto, Salta)

El cuidado de los rebaños de ovejas y del puñado de vacas -que se repartirá como dote entre los hijos- marca geográficamente el compás de las estaciones:

• la veranada, cuando el pasto crece en las laderas de los cerros, adonde se mudan los brazos útiles de la familia.

• la invernada, cuando la nieve obliga a llevar a los animales "abajo", a sitios más protegidos. "Abajo" es también el lugar del poblado y, por lo tanto, del centro comunitario, donde entre todos barajan decisiones y proyectos.

Temprana iniciación sexual
Economía de subsistencia

Cuando una nena tiene 11 o 12 años, los muchachitos dicen "ya esta lista para la remeadita", a veces se enteran que estan sola porque los padres se fueron al monte y van varios a la casa. Entre los collas no se considera una violación: "Es algo natural".

En el juego de la seducción, es la mujer quien da el primer paso. En los bailes y las fiestas cuando la chica deja el rebozo abierto frente a un muchacho y sale corriendo, esta dándole la señal que desea ser perseguida.

El resultado es una buena cantudad de madres adolescentes, que terminan en guarda de la abuela.

Cuando pasan los 30 años, recién constituyen una familia, y el hombre se queda con esa mujer hasta la muerte.

Ninguna pareja se casa con las manos vacías. Cuando el varón se independiza a los 16 o 17 años, recibe una vaca. Cuando se tiene suerte pare la vaquita.

Tejidos
Economía de subsistencia
Un palenque, un clavo en la pared, una estaca en la tierra, el respaldo de una silla bastan para hacer el trenzado de la lana obtenida de sus propias ovejas. La técnica más primitiva que el telar se traducirá en cinturones, fajas y pulseras. Con una trenza de varios colores, harán un cinto para su amplia pollera y adornarán su inconfundible sombrerito redondo.

Del telar salen colchas, ponchos para los hombres y rebozos (prenda que cubre pecho, hombros y espalda) para las mujeres, quienes luego se encargan de iluminarlas con bordados. También tejen costales para el maíz y alforjas que se agregan al apero del caballo.

Para los fríos implacables, tejen a dos agujas chalecos macizos, medias compactas, pulóveres vistosos y gorros con orejera. Llaman la atención aun cuando la lana mantenga sus colores crudos (blanco, marrón, negro o entrecano, si se mezclan los vellones) o cuando haya sido teñida sólo con tinturas naturales, obtenidas hirviendo en agua trozos de corteza de nogal o cebil.
Fuentes:

Diario Clarín, 7 de enero de 2.001

http://www.indigenas.bioetica.org

http://www.oni.escuelas.edu.ar

https://pueblosoriginarios.com/sur/andina/colla/colla.html

¿CÓMO IDENTIFICAR A LA CULTURA COLLA?


Se denomina kolla (también denominado como colla, qolla) al conjunto culturalmente sincrético de pueblos indígenas andinos originarios de las provincias del norte de Argentina, principalmente Jujuy, y el oeste y norte de Salta.
https://es.wikipedia.org › wiki › K...
Kollas - Wikipedia, la enciclopediahttps://es.wikipedia.org
Qué raza son los collas?
El pueblo colla es trashumante por excelencia; se define como un pueblo de altura, de nieve, de frío y de la puna. Hoy habitan la zona cordillerana de la Región de Atacama en Chile y las localida- des argentinas de Fiambalá, Laguna Grande, Jachal, Saujil, Tino- gasta, Belén y Catamarca, entre otras.
https://repositorio.cultura.gob.cl › ...PDF
Conociendo la cultura - Repositorio cultural

TRASHUMANCIA Y SEDENTARISMO

Está claro que en el caso de los grupos Collas que se movieron por la frontera y cambiaron de país, tiene que ver con la posibilidad o no, de contar con agua.


MONOGRÁFICOS
Movilidad y sedentarismo
Convergencia de dos conceptos divergentes a partir de la arqueología

https://doi.org/10.7203/metode.13.22791 

 01/06/2022Anna Bach Gómez
Las comunidades humanas se han asentado de forma más o menos permanente en entornos geográficos y climáticos muy diversos. Buena parte de las evidencias arqueológicas que nos han dejado los humanos muestran las estrategias adoptadas en aspectos de movilidad, estructuración de redes de intercambios y en las evidencias de pertenencia a un entorno que rápidamente se convierte en espacio que gestionan y se apropian. En este artículo se hace una valoración global en torno a la realidad arqueológica y al potencial analítico de este registro, a partir de casos de prehistoria reciente y en relación con las evidencias de movilidad y nomadismo desde una perspectiva global y a partir de ejemplos del Próximo Oriente.

Palabras clave: arqueología, movilidad, nomadismo, sedentarismo, redes, propiedad.

Introducción
A lo largo de la humanidad se han identificado dos modos de vida aparentemente opuestos. Uno se asocia a un tipo de vida móvil de carácter nómada e itinerante y el segundo caso corresponde a un tipo de vida más estable y permanente, definido como sedentario. El estudio de sus evidencias se ha abordado desde la arqueología a partir de varias perspectivas, la más próxima de las cuales es la arqueología de la movilidad o del paisaje. Estos trabajos, que se complementan con otros influidos por la biología, la etnoarqueología y la antropología, han permitido documentar y secuenciar fenómenos migratorios e, incluso, abordar qué hace que las comunidades humanas se organicen y viajen a lugares desconocidos no solo por necesidad sino también por la inquietud de explorar.

El registro arqueológico –centrado en la caracterización de los asentamientos, los estudios de demografía y densidad de las ocupaciones– es diverso y con niveles de conservación muy desiguales. Eso ha llevado a una identificación y descripción binaria entre la expansión hacia nuevos territorios, los objetos que circulan a través de las redes de intercambio o la identificación de los grupos de población nómada cazadora-recolectora y población asentada.

Movilidad y proceso de hominización
Las evidencias de vida móvil se identifican desde los inicios de los seres humanos en contextos arqueológicos prehistóricos, y las sociedades nómadas o trashumantes todavía están presentes, en la actualidad en varios puntos de la tierra. La propia necesidad de buscar recursos básicos para la subsistencia ya incluye actividades que conllevan movilidad y estacionalidad en un territorio, partiendo de la definición de movilidad como la capacidad de moverse de un lugar a otro (Barnard y Wendrich, 2008). Movilidad muy documentada en hallazgos singulares como las huellas de Laetoli. En este yacimiento de Tanzania se descubrieron en los años setenta del siglo XX las huellas de tres individuos de la especie Australopithecus afarensis y ya en 2016 huellas de dos nuevos individuos (Site S). Estas han sido datadas en el Plioceno, hace unos 3,7 millones de años, utilizando la técnica del potasio-argón, y la interpretación vigente es la de un grupo en movimiento, con estructura poligínica, formado por un macho dominante y varias hembras con crías.


Figura 1. La movilidad de los seres humanos ha quedado documentada en hallazgos arqueológicos como los del yacimiento de Laetoli, en Tanzania. En la imagen, modelos creados a partir del escáner dimensional de las huellas de los homínidos de Laetoli en comparación con huellas modernas./ Fuente: Raichlen et al. (2010)

Estas evidencias de bipedismo (Figura 1) se centran en permitir el desplazamiento en posición erguida, con modificaciones en la morfología de la cintura, pelvis y cadera y se asocian a un ahorro energético por adaptación morfológica y biomecánica1. La movilidad de las diversas especies de homínidos es evidente por el registro osteológico fósil recuperado, que muestra una ocupación prácticamente global del planeta entre 20.000 y 10.000 años antes de nuestra era (ANE). Grupos poco extensos que tienen en común unas estrategias muy adaptadas en recolección y actividad cinegética2. En este sentido, y esto también es aplicable a poblaciones más recientes, las evidencias de patologías, estriaciones dentarias, inserciones musculares y los patrones primitivos de movimiento muestran las diferencias entre grupos y entre individuos en las estrategias de subsistencia básicas y en la diversificación en el consumo de alimentos.

El registro arqueológico del Paleolítico ya pone de manifiesto la complejidad de los asentamientos, tanto en cueva como al aire libre, y las intermitencias de frecuentación de estos a partir del uso estacional, itinerante e incluso compartido a lo largo de los diversos momentos climáticos (Burke et al., 2017). La presencia de estructuras de combustión, estructuras de sostenimiento o algún fondo de cabañas y pocos entierros al final del periodo muestran comunidades con gran capacidad de movilidad y adaptación en contextos de inestabilidad climática a largo y medio plazo.

Los últimos cazadores-recolectores y el caso del Natufiense
Es muy conocido que el número de testimonios de campamentos, de estaciones de caza y de puntos de control de paso se incrementa durante la mejora climática (Allerød)3 y el corto episodio frío y seco (Dryas III o Dryas reciente), entre el 12000 y el 9500 ANE. De todas las regiones, el Levante norte del Mediterráneo presenta la concentración más significativa de yacimientos.

Existe una mayor permanencia de las poblaciones en el territorio que frecuentan y esta se materializa por la ocupación recurrente de lugares de agregación durante milenios junto a lugares con una ocupación mucho más efímera.

En un contexto ambiental árido, yacimientos de inicios del Epipaleolítico como Karaneh IV, en Jordania, o Ohalo II, en Israel, situados junto a lagos y humedales muestran que son perfectamente aptos para ocupaciones durante todo el año. Mientras que el hallazgo de once inhumaciones individuales en ‘Uyun al-Hammam, en Jordania, con objetos de acompañamiento, fauna y manipulaciones posdeposicionales evidencia la voluntad de agregación tanto de los espacios de vida como de muerte.

El hábitat de estos últimos grupos de cazadores y recolectores del Levante mediterráneo (actual Palestina, Israel, Jordania y Líbano), denominados natufienses por el yacimiento epónimo de Wadi al-Natuf (Palestina), se define como campamentos estables, donde se conservan restos de estructuras de habitación o cabañas con unas características esenciales marcadas por las plantas ovaladas o circulares. Estas muestran en su interior buena parte de los acondicionamientos domésticos de grupos en proceso de sedentarización. La presencia de hogares o estructuras de combustión, cubetas y silos de almacenamiento o un extenso instrumental de molienda y trituración permiten proponer unidades de habitación muy estructuradas que parecen funcionar autónomamente. Este es el caso de Ain Mallaha (Israel), Wadi Hammeh 27 (Jordania) o Hayonim (Israel).

Se trata de estructuras de planta de tipo circular, de 2 a 8 metros de diámetro y que están semiexcavadas con la presencia de estructuras de sostenimiento de cubierta de tipo perecedero mediante agujeros de poste, y delimitaciones formadas por alineaciones de piedras que hacen de zócalo o base. En general, lo que encontramos son pequeñas agrupaciones de unidades domésticas, que forman concentraciones que pueden llegar a 500 metros de extensión. Si bien perdura la discusión sobre el verdadero sedentarismo de estas poblaciones, el análisis detallado de las construcciones con más inversión de trabajo, mobiliario pesado y sobre todo el análisis de los recursos naturales explotados por estos grupos natufienses permite hablar de campamentos estables, con evidencias de refacciones y reformas dentro de las casas, si bien, en conjunto, de corta duración. Yacimientos como El-Wad, Nahal Oran, Jericó, El-Khiam (Israel-Palestina), Wadi Tumbaq 3 (Siria) y, ya en el valle medio del Éufrates, Mureybet o Abu Hureyra (Siria) son un ejemplo. Otras evidencias más alejadas se encuentran en los Tauro, en Körtik Tepe (Turquía), y en los Zagros, en Zawi Chemi y Shanidar (Kurdistán iraquí), estos asociados en una lenta marcha hacia la sedentarización en la que se introduce un nuevo agente: la domesticación de las especies vegetales4.

La relación entre las innovaciones constructivas, una nueva organización social identificada tanto en los cambios en las prácticas de entierro (cuidado en los entierros, presencia de ajuar foráneo y primeras agrupaciones funerarias) como en la intensificación de los intercambios locales a través del control de las áreas de captación, la circulación de objetos5 y el saber tecnológico compartido han llevado a algunos investigadores a proponer nuevas formas de relación tanto con el control del espacio como en la estructuración de la unidad doméstica de habitación (Bar-Yosef y Valla, 2013).

El proceso de neolitización y las nuevas movilidades
La aparición de nuevas formas de relación con el entorno tiene lugar en el marco de un proceso de larga duración donde la domesticación vegetal entorno del 11000 ANE y la animal, iniciada en el 8700 ANE convergen con numerosas novedades tecnológicas, como la aparición de la cerámica en el 7000 ANE, todas ellas con fenómenos de difusión y movilidad de ideas, productos y personas desiguales.

La concepción de que la domesticación vegetal implica necesariamente un patrón de asentamiento estable, y por tanto sedentario, no siempre tiene evidencia arqueológica. Los yacimientos de este momento se estudian desde el punto de vista de la transformación diacrónica de los procesos pero también en función de las zonas originarias donde se documenta el cereal en estado salvaje6, los yacimientos que presentan evidencias de domesticación morfológica de las semillas o de los que muestran una cultura predoméstica.

Estas actividades, con sus procesos de arritmias, desaceleración y pausas, son poco conocidas en el Próximo Oriente, pero sí que tienen su investigación pionera en la difusión del package neolítico hacia Europa, ya sea por vía marítima o terrestre continental. Desde los trabajos puestos en marcha por Ammerman y Cavalli-Sforza (1984) o Guilaine (2000-2001) con numerosas aportaciones y matices de producción científica más posterior, hay que señalar que los trabajos más recientes se han focalizado en la introducción de modelos matemáticos tanto a partir de las dataciones radiométricas como de las evidencias que permiten identificar intermitencias, fronteras y áreas foco de nuevos cambios tecnológicos y sociales, como por ejemplo el surgimiento del megalitismo (Figura 2).


Figura 2. Modelo estándar de difusión del Neolítico basado en la secuenciación por fases elaborado por Michael Rasse a partir de la actualización de las propuestas de Torsten Hägerstrand (1953). Estas se pueden desglosar en estadio inicial donde se documenta por primera vez una innovación asociada a la manipulación de especies vegetales o animales o una innovación tecnológica y social, y otro estadio de expansión, seguido por un estadio de saturación y surgimiento de nuevos focos de innovación y difusión. / Fuente: Elaborada a partir de Rasse (2008)

A lo largo del Neolítico se produjeron importantes ajustes en la economía de subsistencia, que implicaron un aumento de la ganadería y la movilidad. Así mismo, los nuevos datos permiten documentar cada vez más los cambios significativos en el paisaje y en las redes de intercambio y comunicación durante el Neolítico cerámico. Los poblados también se incrementan, si bien son más dispersos y agrupados en yacimientos de dimensiones más pequeñas. Estos se caracterizaban por la regularidad y el orden en el patrón de construcción de las casas, pero con poca planificación y organización cuidada de la ocupación. Los yacimientos relativamente raros y grandes del Neolítico tardío, como por ejemplo Sha’ar Hagolan (Israel) y Sabi Abyad (Siria), pueden ser, de hecho, palimpsestos de ocupaciones más pequeñas a lo largo del tiempo (Akkermans, 2013). No todos los asentamientos se convirtieron en poblados con largas secuencias de uso. En la alta Mesopotamia se han localizado varias ocupaciones efímeras y de corta duración. Los campamentos utilizados esporádicamente y de forma itinerante también se documentan en cuevas y zonas de actividades al aire libre en entornos y zonas áridas.

Asentamientos como este proporcionaron instalaciones de muchos tipos no solo a sus poblaciones sedentarias, sino también a los pastores de los entornos de las estepas circundantes. En el propio yacimiento de Sabi Abyad se propone la existencia de un almacenamiento comunal que implicaba una redistribución destinada en parte en una población nómada. La presencia de sellos y negativos de sellos indica la necesidad de marcar los productos en un claro contexto de redistribución entre grupos poblacionales de origen diverso.

Esta capacidad organizativa asociada a la gestión del excedente biótico o abiótico está claramente relacionada con el concepto de excedente pero también con el de identidad y territorialidad, fenómeno clave en los últimos grupos culturales neolíticos como son el Halaf y el Obeid.

Los poblados se convierten, pues, en centros de producción, almacenamiento, intercambio y distribución, y escenarios de todo tipo de compromisos sociales. Coetáneamente se documentan pequeñas estaciones o campamentos con evidencias de asentamiento episódico, en el Kowm (Cauvin, 1990) y otras zonas marginales en el centro y el este de Siria o Jafr Basen y Bishri Hills, en Jordania (Fujii, 2020), claramente estacionales y asociados a grupos nómadas. Esta última área geográfica ha permitido llevar a cabo uno de los estudios diacrónicos más interesantes, que muestra la existencia de campamentos itinerantes desde inicios del Neolítico hasta la Edad del Bronce avanzado (Figura 3).

Se producen también importantes ajustes en la economía de subsistencia, que implican un aumento de la ganadería, la trashumancia y la movilidad (Porter, 2012). Estos y otros trabajos muestran que la trashumancia pastoral se implementó de forma desigual. Y que, por ejemplo, en el caso del sur de Jordania empezó a inicios de la neolitización, más de un milenio antes del hecho climático conocido como el evento del kiloaño 8,2, que tradicionalmente se había apuntado como el momento de los primeros indicios de este fenómeno.

Nomadismo y trashumancia y su papel en las formaciones estatales
El crecimiento urbano asociado a una distribución del territorio y de los recursos hídricos llevó a un mayor contraste, en el registro arqueológico, entre los grupos sedentarios respecto a los nómadas. Los procesos de aglutinación de población del cuarto y tercer milenio ANE ponen en evidencia dos grandes zonas con un control agroecológico diferenciado: la Mesopotamia del norte, con una fase de aglutinación de población que sigue modelos muy desiguales de formación estatal y expansión territorial (Uruk), y presenta una mayor diversidad de yacimientos más efímeros y emplazados a los pies de los principales pasos naturales, y una zona sur donde la concentración humana permite hablar del surgimiento de las primeras ciudades y donde también tiene lugar la trashumancia como práctica ganadera dadas las condiciones ecológicas de la baja Mesopotamia (Szuchman, 2009). La definición de zonas de incertidumbre en el registro arqueológico muestra claramente la existencia de conflictos porque las poblaciones más estables y las nómadas tienen que compartir el territorio y pactar la gestión, en un momento clave para la definición del acceso a la propiedad pri
vada como la entendemos en la actualidad.

https://doi.org/10.7203/metode.13.22791