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lunes, 31 de octubre de 2022

LOS INTELECTUALES CRÍTICOS Y LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL EN ARGENTINA (1955-1973).

 LOS INTELECTUALES CRÍTICOS Y LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL EN ARGENTINA (1955-1973).




INTRODUCCIÓN


El tema de este trabajo es la violencia política y su contexto de producción en la Argentina de los sesenta-setenta1 , y la idea central del estudio es abordar el papel jugado por los intelectuales críticos o contestatarios entre los años 1955-1973, analizar cuáles fueron las condiciones de posibilidad y emergencia de sus discursos públicos sobre la cultura y la política, y cuál su concepción de la violencia como método o estrategia para la transformación social. La investigación está guiada por tres interrogantes fundamentales: 1- ¿cuáles fueron las condiciones de posibilidad y emergencia de los discursos públicos sobre la cultura y la política en los núcleos intelectuales de los sesenta-setenta?, 2- ¿cuáles fueron las concepciones de violencia y lucha armada que circularon en la época?, y 3- ¿qué lugar ocuparon estos repertorios en los ideales de transformación políticosocial propuestos por dichos intelectuales?. 


El período histórico comprendido entre los años 1955 y 1973 constituyó uno de los más ricos del siglo XX en cuanto a producción, difusión y debate de ideas transformadoras. Pero en Argentina, paradójicamente, aquellos años de modernización cultural y desarrollo técnico coincidieron con una etapa de alta conflictividad social, proscripción política y autoritarismo. Dicha etapa tuvo un elemento determinante, la marginación del Partido Peronista del juego electoral. Este hecho, sumado a una imposibilidad general de canalizar las controversias políticas por vías democrático-institucionales, no demoró en generar nuevas formas de protesta y resistencia social. Investigar acerca del papel jugado por los intelectuales críticos en la escena 1 Si bien este trabajo se enmarca específicamente entre los años 1955 y 1973, en la Argentina es habitual referirse a los sesenta-setenta como una época que se cierra violentamente en 1976 con el golpe de Estado del general Videla. Cuando decimos sesenta-setenta estamos haciendo mención a ese período, que si bien diverso, se considera parte de un mismo proceso histórico-político.


 Los Intelectuales críticos y la transformación social 14 política argentina de esos años -una escena que estuvo atravesada por una incesante violencia-, tiene una importancia directamente proporcional con los obstáculos que existen para lograrlo, puesto que las heridas todavía dolorosas del más terrible conflicto de la historia reciente del país, así como los recortes y juicios emitidos sobre el tema, encienden aún hoy acaloradas polémicas. Antes de comenzar con el desarrollo del trabajo vale la pena aclarar que esta investigación no busca el descubrimiento de hechos históricos novedosos, ni pretende realizar juicios morales o valoraciones sobre los mismos. Por el contrario, su finalidad es plantear cinco hipótesis o variables explicativas y una serie de reflexiones como partes de una interpretación global del problema de estudio, dirigidas a comprender el fenómeno en su complejidad y desde sus raíces conceptuales. En concreto, el objetivo general de esta investigación es contribuir, desde una perspectiva crítica, al conocimiento de la cultura política, los modelos de resolución de conflictos y el papel jugado por los intelectuales críticos o contestatarios en la Argentina de los sesenta-setenta. En cuanto a los objetivos específicos del trabajo, podemos enumerar los siguientes: 1. Reflexionar sobre la convergencia de los tres lenguajes políticos con mayor impacto en los núcleos intelectuales críticos de esos años: el nacionalismo popular, el marxismo humanista y el cristianismo postconciliar. 


Tres lenguajes que reflejan el aparato argumentativo y conceptual utilizado por los hombres de letras - historiadores, ensayistas, periodistas o escritores de la época-, y que no sólo dan cuenta de las particularidades del contexto de enunciación, sino que señalan cuáles eran las ideas guía de conciencia, actitud y conducta de los actores del período. Para lograr este fin se analizarán autores icono como Jean Paul Sartre o Antonio Gramsci, Los Intelectuales críticos y la transformación social 15 textos de influencia como Los Condenados de la Tierra de Franz Fanon, o ¿Revolución en la Revolución? de Regís Debray, entre otros; así como algunos hechos internacionales que marcaron la ruptura con las tradiciones políticas partidarias locales (la Revolución Cubana, el XX Congreso del Partido Comunista o el Concilio Vaticano II, sólo por nombrar algunos). Es decir, sucesos que tuvieron una influencia y una presencia insoslayable en el imaginario de los protagonistas de la escena. 2. Se desprende de lo expuesto el segundo de los objetivos específicos de esta investigación, que es analizar las condiciones de posibilidad que impulsaron en esos años a importantes porciones de la elite cultural argentina a politizarse: pensar, debatir e incluso, en algunos casos, poner en práctica ejercicios transgresores de la legalidad imperante y ejercer la lucha armada como una de sus estrategias de acceso al poder del Estado o para la consecución de sus objetivos políticos. Con este fin, la línea narrativa del trabajo atiende al recorrido del pensamiento político de dichos sujetos y al tránsito que muchos de ellos realizaron desde concepciones reformistas hacia iniciativas transformadoras de corte revolucionario. En este sentido, el trabajo procura dar cuenta de los hechos más importantes de esos años y explorar de qué modo influyeron en el desplazamiento que acentuó la pérdida de las preocupaciones profesionales específicas y especializadas de los letrados, en favor de un proyecto político y una militancia, que según el caso, se volvió casi omnipresente. Este movimiento atañe, y denota también, una poderosa mutación en la función social que se atribuyeron los propios involucrados, el paso hacia nociones de intelectual comprometido u orgánico que, como veremos en el corpus del trabajo, se inclina en concordancia con un contexto que indefectible e invariablemente fue radicalizando sus posiciones ideológicas. Los Intelectuales críticos y la transformación social.


 1. El estado de la cuestión Uno de los motivos que me llevó a trabajar este tema fue la necesidad de aportar a una perspectiva histórica y sociopolítica alternativa a las dominantes, muchas de las cuales suelen caer en una suerte de desconexión histórica cuando analizan el proceso que desencadenó la trágica experiencia vivida en Argentina hacia mediados de los años setenta. La escasez de investigaciones que abordan específicamente el tema de los intelectuales, el contexto de producción de sus concepciones políticas y la lucha armada, así como la polémica que suscitan los trabajos que hoy circulan por los diferentes circuitos o canales de información, señalan claramente que el debate –aunque fragmentado- sigue vivo y que precisa de una mayor complejidad en su análisis. Mi sensación respecto a la mayor parte de la bibliografía que aborda el estudio de esta temática, es que parece haber sido concebida más como una batalla de quienes pujan por hacerse con el patrimonio exclusivo de las interpretaciones de la historia (para repartirse culpas y responsabilidades), que como un relato en construcción que requiere del aporte edificante, sincero y honradamente crítico de todos. Pero en concreto, ¿qué se ha escrito sobre el tema que nos convoca?. Frecuentemente, los trabajos sobre violencia política en Argentina han tenido como objeto fundamental el desarrollo y las consecuencias de la última dictadura militar (1976-1983). En ellos se han explorado el funcionamiento del Estado Terrorista, la violación de los Derechos Humanos, la represión ilegal y su efecto más terrible: los desaparecidos, los torturados, los encarcelados, los exiliados y los daños económicos que explican, en buena medida, la situación actual del país. 


La extensa lucha política y jurídica liderada por los organismos de Derechos Los Intelectuales críticos y la transformación social 17 Humanos, y dirigida a colocar los crímenes de lesa humanidad y la figura del desaparecido en el centro de la escena, ha influenciado en la producción bibliográfica de los últimos años. En este sentido, quisiera destacar aquí dos elementos que considero importantes: 1º)- Los organismos de Derechos Humanos, sosteniendo rigurosamente su actuación en leyes, reglamentaciones y estatutos nacionales e internacionales, ha logrado incorporar un límite moral y la dimensión ética como elemento ineludible de toda producción. Y 2º)- El anhelo de reparar el daño a las víctimas y, especialmente, la necesidad de limitar la impunidad de la que gozaron y gozan los responsables de la dictadura se ha convertido en el principal estímulo, pero a la vez, en el principal condicionante de una producción bibliográfica que frente al tema, en los últimos treinta años, no ha gozado de una coyuntura política favorable2 . Pero ¿por qué el deseo de reparar el daño a las víctimas y acabar con la impunidad militar han sido un estímulo y a la vez un condicionante para las investigaciones sobre el tema?. La impunidad ha actuado específicamente en el campo político y jurídico, no obstante ha rebasado de diversas maneras al campo académico y literario, limitando también las críticas a las concepciones políticas y a la violencia ejercida por las organizaciones de izquierda... Y ¿esto por qué?. En mi opinión debido a tres causas principales: la primera, porque no ha sido políticamente rentable enfrentar la impunidad militar cuestionando la figura del desaparecido y el militante en tanto víctimas inocentes y desprovistas de intenciones moralmente reprobables. 


En este sentido, criticar la acción o la concepción de algunos sectores de 2 Recordemos que durante el gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989) se dictaron las leyes anticonstitucionales de Punto Final y Obediencia Debida, con el fin de limitar los enjuiciamientos y las condenas de los implicados en las actividades terroristas de la dictadura. Y durante los gobiernos de Carlos Menem (1990-2000) se indultó a los pocos oficiales que cumplían condena por violación de Derechos Humanos. Ambos casos fueron duros reveses para las organizaciones de Familiares de Desaparecidos, Víctimas del Terrorismo de Estado y de Derechos Humanos que reclamaban se aplique rigurosamente la ley contra todos los responsables de tan diversos crímenes. Los Intelectuales críticos y la transformación social 18 la izquierda radicalizada ha sido visto en muchas ocasiones como un modo de hacerle el juego a la derecha3 . En segundo término, porque en todos estos años no hubo desde el campo contrario, es decir, desde la derecha y las Fuerzas Armadas, ni el más mínimo signo de arrepentimiento por todo lo ocurrido; especialmente, en lo referido a la violación de los Derechos Humanos4 . Y en tercer lugar, porque en términos históricos se trata de hechos todavía recientes…



Opiniones sobre la Bibliografía utilizada por el autor: • Sobre relaciones político-económicas y corporación militar Las relaciones políticas de los sectores políticamente dominantes en el período 1955-1966 fueron abordadas por Guillermo O´Donnell en un breve trabajo titulado “Estado y Alianzas en la Argentina, 1955-1966”. Desarrollo Económico, 64. Buenos Aires (1977)5 . Allí O´Donnell analizó con agudeza las relaciones establecidas con anterioridad al Golpe de Estado de Onganía, describiendo el entramado institucional en el que operaban los grupos más cercanos al poder para conseguir favores o prebendas por parte del Estado. Asimismo, poco más tarde el propio O´Donnell, y como una continuación extendida del trabajo antes mencionado, publicó El Estado burocrático autoritario, 1966-1973. Buenos Aires (1982): 5 El trabajo de O´Donnnell retoma buena parte de las concepciones desarrolladas tiempo antes y en clave marxista por Juan Carlos Portantiero en el artículo “Clases dominantes y crisis política en la Argentina actual”, en Braun Oscar (comp.), El capitalismo argentino en crisis, Siglo XXI, Buenos Aires, 1973. Los Intelectuales críticos y la transformación social 20 Editorial de Belgrano; un libro de grandes aportes conceptuales y cuyo esquema de análisis resultó de mucha influencia para quienes se abocaban entonces a las lecturas del período dictatorial de Onganía, Levingston y Lanusse. En ese texto, el autor explica detalladamente la acción de sometimiento y disciplinamiento violento que aplicaron las Fuerzas Armadas desde la cúspide de un Estado militarizado contra los sectores asalariados disconformes que bloqueaban el amplio desarrollo de los intereses capitalistas, monopólicos y multinacionales6 . Otro trabajo muy interesante y sólidamente sostenido en la misma línea es el de Alain Rouquié (1982), Poder militar y sociedad política en la Argentina. Buenos Aires: Emecé, donde se señalan elementos novedosos y complejos respecto a las tradiciones ideológicas dentro de la corporación militar, una corporación que se consideró actor legítimo de las contiendas políticas y con derecho moral a intervenir. Para Rouquié la recurrente intromisión de las Fuerzas Armadas y la furiosa lucha facciosa dentro de la institución, fue una de las principales fuentes de violencia en la vida social argentina7 . También Marcelo Cavarozzi se ha centrado en el tema a través de Autoritarismo y democracia (1955-1966). Buenos Aires (2002): Eudeba; en el cual destaca la acción del Estado autoritario y el intento de militarización de la sociedad en favor de los polos monopólicos de la economía y los recortes de los derechos políticos y civiles8 . 6 Más tarde O´Donnell publicará “La Irrenunciabilidad del Estado de Derecho”, Instituciones y Desarrollo, Nº 14 IIG, Barcelona, 2002; y Contrapuntos. Ensayos escogidos sobre autoritarismo y democratización, Buenos Aires, Barcelona, Paidós, 1997. 7 Rouquié destaca hechos violentos fundacionales del período, como el bombardeo a Plaza de Mayo, los fusilamientos a militantes peronistas en José León Suárez, Lanús, el Plan CONINTES, etc. 8 Otros trabajos destacados son: Liliana De Riz (2000). La política en suspenso 1966/1976. Buenos Aires: Paidós; Robert Potash (1981). El ejército y la política en la Argentina, 1945-1962. de Perón a Frondizi. Buenos Aires: Sudamericana; que tiene un segundo volumen titulado (1994) De la caída de Frondizi a la restauración peronista. Buenos Aires: Sudamericana; y Gregorio Sesler. El Onganiato. Samonta Editor, Buenos Aires, 1973. Los Intelectuales críticos y la transformación social 21 • Sobre políticas económicas Entre las investigaciones estrictamente económicas del período se destaca la de Pablo Gerchunoff y Lucas Llach (1998). El ciclo de la ilusión y el desencanto. Buenos Aires: Ariel Sociedad Económica, que atiende al devenir de la economía argentina en los últimos cien años señalando las cíclicas curvas ascendentes y descendentes dentro de la historia económica argentina y la influencia que han tenido en dichos ciclos las vicisitudes políticas internas por las que ha atravesado el país.

https://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/710/PP_TESIS.pdf


ACTIVIDADES: Puedes responder las preguntas, luego de leer el texto, buscando en Internet.


1).- ¿Cuáles fueron los dos objetivos fundamentales de la llamada Revolución Libertadora?


2).- ¿Cuáles fueron los objetivos de la llamada Resistencia Peronista?


3).- Explica cual era la realidad del periodo en el exterior del país.


4).- Menciona tres intelectuales extranjeros y tres argentinos que influyeron en el periodo y en el futuro de Argentina.

5).- Comenta, en diez renglones, la Revolución Cubana.


6).- ¿Qué fue el Concilio Vaticano II?


7).- ¿El periodo fue “como una batalla de quienes pujan por hacerse con el patrimonio exclusivo de las interpretaciones de la historia (para repartirse culpas y responsabilidades)”?


8).- O, de alguna manera, los intelectuales en general pretendían: un “aporte edificante, sincero y honradamente crítico de todos.


9).- ¿Los militares se creían con derechos especiales, para actuar con extrema violencia?


10).- ¿Qué pensaban los que los enfrentaban en ese momento?

PERIODO HISTÓRICO 1943-1955 EN ARGENTINA

PERIODO HISTÓRICO 1943-1955 EN ARGENTINA
A comienzos de 1944, la presión ejercida por los Estados Unidos sobre el gobierno argentino para que este declare la guerra a Alemania y Japón se hizo insostenible para este, que rompió relaciones diplomáticas con los mencionados países. Esto provocó la renuncia de Ramírez en el mes de febrero y su reemplazo por el general Edelmiro Farrell, que sí declaró la guerra en marzo de 1945 como condición indispensable para el ingreso del país en las Naciones Unidas. 

El final de la conflagración mundial en 1945 y las presiones diplomáticas y económicas norteamericanas, envalentonaron a la oposición política, que exigía la normalización institucional, previa entrega del gobierno a la Corte Suprema de Justicia. Esta ofensiva tuvo su punto culminante en la convocatoria a la Marcha de la Constitución y de la Libertad, llevada a cabo en las calles de Buenos Aires el 19 de septiembre de 1945, que fue una imponente manifestación que reunió a un cuarto de millón de personas. El gobierno sintió el impacto, al punto de que un sector del mismo le exigió al presidente la destitución de Perón de los cargos que ocupaba: Vicepresidente de la Nación, ministro de Guerra y Secretario de Trabajo y Previsión, cosa que ocurrió el día 9 de octubre. 

Perón fue detenido y enviado a la isla Martín García. Sin embargo, una multitudinaria movilización popular integrada principalmente por obreros de la ciudad y del Gran Buenos Aires que se concentró en la Plaza de Mayo el día 17 de octubre permitió su liberación. De allí en más se organizaron las dos coaliciones políticas que se enfrentarían en las urnas el 24 de febrero de 1946, fecha fijada por el gobierno para iniciar la normalización institucional. Por un lado se conformó la Unión Democrática, integrada por la Unión Cívica Radical, el partido Socialista, el partido Comunista y el partido Demócrata-progresista, cuya fórmula se integró con José Tamborini y Enrique Mosca, dos radicales alvearistas. Los conservadores no integraron la Unión Democrática pero apoyaron a sus candidatos. Por el otro se unieron el partido Laborista, recientemente creado por los sindicalistas que se identificaron con la obra de Perón, y la Unión Cívica Radical – Junta Renovadora, a los que se sumaron pequeñas agrupaciones nacionalistas e independientes. 

El binomio lo integraron Juan Perón, en representación del laborismo, y Hortensio Quijano, un radical renovador. La campaña fue intensa, con acusaciones cruzadas de “fascismo” para los candidatos oficialistas y de defender “intereses antinacionales” para los opositores. Con el reconocimiento general de que el acto comicial había sido inobjetable –era la primera elección presidencial desde 1928 sin fraude ni proscripción-, el resultado favoreció a la fórmula peronista: 1.487.886 (52,8 %) a 1.207.080 (42,9 %) votos. Gobiernos con las características que tendría el peronista, definidos como nacional-populares o populistas, se dieron en América Latina entre la crisis de 1930 y fines de la de 1950, como los de Lázaro Cárdenas en México (1934-1940), Getulio Vargas en Brasil (1930-1945 y 1950-1954), Jacobo Arbenz en Guatemala (1950-1954), Carlos Ibáñez del Campo en Chile (1952-1958), Víctor Paz Estensoro (1952-1956) y Hernán siles Suazo (1956-1960) en Bolivia. La política de los años peronistas fue sumamente tensa, con posturas intransigentes por ambos lados, gobierno y oposición, cuya caja de resonancia fue el Congreso Nacional, en particular la Cámara de Diputados. Durante toda esa época la discusión pasó por la dicotomía justicia social vs. libertades públicas, donde quienes defendían una u otra posición se negaban a reconocer al otro como un contrincante democrático. 

En 1948, luego del triunfo en las elecciones legislativas de marzo, desde el oficialismo, ahora representado por el Partido Peronista, comenzó a tomar cuerpo la necesidad de reformar la Constitución Nacional, a la que calificaba de liberal, a fin de incorporar derechos sociales promovidos por el gobierno. En diciembre se llevó a cabo la elección de convencionales constituyentes, con un holgado triunfo peronista, lo que permitió reunir la Asamblea Constituyente al año siguiente, que sancionó una nueva Carta Magna. La misma incorporó los Derechos del Trabajador, de la Familia, de la Ancianidad y de la Educación y la Cultura, la función social de la propiedad privada, del capital y de la actividad económica. También, la posibilidad de que el presidente pueda ser reelecto.   Merece destacarse la actuación pública de la esposa del presidente, María Eva Duarte de Perón, que se expresó en los ámbitos político y social. 

En 1947 se produjo un acontecimiento fundamental en la vida del país como fue la sanción de la ley n° 13.010 de voto femenino, donde aquella tuvo un rol decisivo. Por la misma, se reconocía a las mujeres los mismos derechos políticos que a los varones, es decir elegir y ser elegidas.  La movilización de las mujeres peronistas bajo el aliento de Eva Perón fructificó en 1949, cuando se creó, bajo su conducción, el Partido Peronista Femenino. En poco tiempo, este se expandió por todo el país a través de las delegadas censistas, que eran las encargadas de su organización en cada provincia o territorio nacional.

 Cabe señalar asimismo que en septiembre de 1951 se produjo un  levantamiento militar en contra de Perón al mando del general retirado Benjamín Menéndez, finalmente frustrado. La elección de renovación presidencial fue fijada por el Poder Ejecutivo Nacional para el día 11 de noviembre de 1951. La candidatura de Perón estaba fuera de toda duda, no así la de quien lo acompañaría en la vicepresidencia, hasta que la Confederación General del Trabajo (CGT) propuso a Eva Perón para el cargo. De este modo, la central obrera organizó un magno acto público que se llevó a cabo el 22 de agosto de 1951 en la Capital Federal denominado Cabildo Abierto del Justicialismo. 

Pero la Primera Dama renunció al ofrecimiento por lo que sería Hortensio Quijano quien acompañaría nuevamente a Perón en la fórmula. La Unión Cívica Radical, el principal partido político opositor, presentó el binomio Ricardo Balbín-Arturo Frondizi, los conservadores Reynaldo Pastor-Vicente Solano Lima, los comunistas Rodolfo Ghioldi-Alcira de la Peña y los socialistas Alfredo Palacios-Américo Ghioldi. Los resultados fueron ampliamente favorables para el Partido Peronista: 4.745.168 (63,4 %), votos frente a 2.415.750 (32,3 %) de los radicales, 174.399 de los conservadores (2,3 %), 71.318 de los comunistas (0,95 %) y 54.920 de los socialistas (0.74 %).  Las pésimas relaciones entre el oficialismo y la oposición se manifestaron crudamente cuando un grupo perteneciente a esta última perpetró un acto terrorista al hacer estallar artefactos explosivos en una concentración de trabajadores en la Plaza de Mayo el 15 de abril de 1953, resultado del cual fallecieron seis personas y más de noventa resultaron heridas. Luego de este episodio, manifestantes peronistas procedieron a incendiar las sedes partidarias del socialismo –denominada Casa del Pueblo-, del radicalismo, de los conservadores y del Jockey Club.  

En abril de 1954 se llevaron a cabo comicios para elegir vicepresidente de la Nación para reemplazar a Quijano, que había fallecido dos años antes. El candidato oficialista fue el contralmirante Alberto Teisaire, quien obtuvo un triunfo aplastante pues sufragaron por él 4.994.106 ciudadanos (64,5 %), mientras que votaron por el candidato radical Crisólogo Larralde 2.493.422 (32,2 %), por el conservador Benito de Miguel 105.550 (1,36 %), por la comunista Alcira de la Peña 89.624 (1,16 %) y por el demócrataprogresista Luciano Molinas 54.054 (0,70 %).  Sin embargo, este triunfo electoral no impidió el inicio de un conflicto que sería decisivo en el futuro inmediato para la suerte del gobierno, tal el desatado entre Perón y la Iglesia Católica. La relación entre la Iglesia y Perón había sido óptima en los primeros años de su gobierno: por caso, aquella había apoyado su candidatura en 1946 y este había impulsado la sanción de la ley de enseñanza religiosa en las escuelas públicas en 1947. Pero con el paso de los años algunas medidas de gobierno molestaron a la Iglesia, como la “peronización” de los contenidos escolares, la creación de la Unión de Estudiantes Secundarios y el culto a Eva Perón luego de fallecida esta en 1952. Lo cierto fue que entre fines de 1954 y comienzos de 1955 se produjo una notable escalada legislativa anticlerical que incluyó la aprobación del divorcio vincular, la derogación de la ley de enseñanza religiosa y la supresión de feriados religiosos. Esto resquebrajó la lealtad de varios militares católicos respecto de Perón. Por su parte, la Iglesia brindó su apoyo a la fundación del Partido Demócrata Cristiano en 1954, de fuerte orientación antiperonista, lo que irritó al gobierno. La procesión católica de Corpus Christi en la Catedral de Buenos Aires, ocurrida el 11 de junio de 1955, que se convirtió en una multitudinaria manifestación opositora, fue el anticipo del trágico hecho ocurrido el día 16, tal el intento de carácter cívico-militar de asesinar al presidente de la República y derrocar su gobierno. En esa jornada, aviones pertenecientes a la Fuerza Aérea y a la Aviación Naval bombardearon y ametrallaron la Casa Rosada y la Plaza de Mayo, ocasionando la muerte de 308 personas e hiriendo a más del doble. Tras el fracaso del complot, los pilotos huyeron al Uruguay, donde solicitaron asilo. Horas después de estos acontecimientos, simpatizantes peronistas –en conocimiento de la estrecha relación entre la cúpula eclesiástica y los sediciosos que produjeron el acto terrorista- procedieron a incendiar la Curia Metropolitana, las basílicas de Santo Domingo y San Francisco y varias iglesias más. Como consecuencia de lo ocurrido, el presidente Perón estableció una tregua política, que fue interpretada por la oposición como un síntoma de debilidad. Finalmente, el 16 de septiembre siguiente, estalló una sublevación militar en Córdoba al mando del general retirado Eduardo Lonardi, que recibió el apoyo de la Flota de Mar, al mando del contralmirante Isaac Rojas, que también se había sublevado, todo lo cual provocó el derrocamiento del gobierno peronista y obligó a Perón a marchar al exilio.

 En materia económica, el peronismo otorgó una significativa participación al Estado en la dirección y regulación de los asuntos económicos y financieros, pues se propuso fomentar la producción industrial, la redistribución progresiva de los ingresos y la plena ocupación. Para el logro de ese fin implementó una serie de medidas y acciones entre las que se contaron las siguientes: 1.Nacionalización y creación de empresas de servicios públicos. El gobierno procedió a la nacionalización de la red ferroviaria de capital inglés y de la empresa de teléfonos, de capital norteamericano. Asimismo, creó las empresas Gas del Estado (1/1/1946), Agua y Energía, Astilleros Río Santiago y Aerolíneas Argentinas. 2. Banco Central. Poco antes de asumir Perón la presidencia, el general Farrell dispuso la nacionalización del Banco Central, lo que le permitiría a aquel disponer de una herramienta fundamental en materia de emisión de moneda, regulación del crédito y política de cambios. 3. Creación del Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI), como institución que ejercía el monopolio virtual de las exportaciones, pues se encargaba de comprar a los productores agrícolas sus granos a precios fijos y de revenderlos a precios internacionales. Mientras estos últimos eran elevados, el IAPI obtuvo importantes ganancias que se utilizaron para financiar a la industria, aunque la disminución de tales precios alteró esta situación. 4. La industria tuvo un incremento significativo, tanto en plantas industriales como en obreros empleados: de 61.172 establecimientos que ocupaban a 869.185 operarios en 1943 se pasó a 151.828 y 1.173.159 respectivamente en 1954. El Banco de Crédito Industrial tuvo un importante papel en ese sentido. 5. Planificación de la economía. Se implementaron el Primer Plan Quinquenal (1947-1951), que contempló la construcción obras públicas (escuelas, hospitales) y créditos a la industria; El Plan de Emergencia en 1952, a fin de estabilizar la economía luego de la sequía de 1951-52; y el Segundo Plan Quinquenal (1953-1957, trunco en 1955), que postulaba aumentar la producción, fomentar el ahorro e impulsar la industria pesada. 6. Obras de infraestructura. Se construyeron el gasoducto Comodoro Rivadavia-Buenos Aires; el Aeropuerto Internacional de Ezeiza y la autopista Richieri (Buenos Aires-Ezeiza); los embalses La Angostura (Tucumán) y El Nihuil (Mendoza); y el dique Los Molinos (Córdoba) entre otras. Respecto de la sociedad de la época, de acuerdo al censo nacional de 1947 el país tenía 15.893.827; de ellos, el 62,5 % era población urbana y 37,5 % rural. La distribución espacial no se había modificado con relación a años anteriores producto de las migraciones internas, que continuaron en la década del ’40, y también del último período de aporte de la inmigración ultramarina que se produjo luego de la Segunda Guerra Mundial: entre 1947 y 1952 llegaron al país casi 700.000 personas. 

Con relación al mundo del trabajo y al movimiento obrero organizado, las políticas oficiales de redistribución del ingreso permitieron un notable aumento del salario real, que pasó de un índice 100 en 1945 a 164,7 en 1955. Su correlato fue un  aumento del consumo de los sectores populares, que junto con el reconocimiento de los obreros como actores políticos tuvo su correlato en el aumento de las afiliaciones de trabajadores a sus respectivos gremios, agrupados en la CGT. Esta central obrera se identificó plenamente con el gobierno, al punto de que en el Congreso Extraordinario celebrado en 1950 procedió a modificar su Estatuto, adoptando para sí la doctrina peronista.                         

Afiliados a la CGT, 1941-1954 Año Afiliados 1941 441.412 1945 528.523 1946 877.333 1948 1.532.925 1950 1.992.404 1954 2.256.580 

En política universitaria del gobierno peronista sancionó en 1947 una ley que vino a reemplazar a la que regía el funcionamiento de las Casas de Estudios desde 1885. Por la nueva norma, se suprimían la autonomía y el cogobierno, lo cual despertó críticas en la oposición, que era mayoritaria en el ámbito universitario. En paralelo, el gobierno dispuso establecer la gratuidad universitaria en 1949 y la eliminación de los exámenes de ingreso a partir de 1953. Lo expresado redundó en un aumento de la cantidad de alumnos que cursaban estudios universitarios, que casi se triplicó en una década: de 48.284 en 1945 a 138.871 en 1955. 

También, creó el 1948 la Universidad Obrera Nacional (hoy Universidad Tecnológica Nacional) para los estudiantes que trabajaban en fábricas. La actuación pública de Eva Perón tuvo, además de la política ya referida, una de carácter social inédita por su originalidad y magnitud: la Fundación Eva Perón. Creada en 1948, tenía por objeto prestar ayuda material a las personas indigentes, desplegando acciones en todos los ámbitos. De este modo, en materia de salud la Fundación construyó 35 policlínicos en todo el país, equipó un Tren Sanitario y creó una Escuela de Enfermeras. En educación, construyó más de 400 escuelas -150 de ellas rurales- en todo el territorio nacional, quince Hogares Escuela, una Ciudad Infantil en Buenos Aires y comedores escolares. En materia de vivienda, construyó treinta barrios tanto en Buenos Aires como en las provincias, que superaron las 20.000 viviendas. En acción social construyó tres Hogares de Ancianos, tres Hogares de Tránsito y un Hogar de la Empleada en Buenos Aires. En deporte y recreación, administró los complejos turísticos de Chapadmalal y Embalse Río Tercero y organizó los Campeonatos Infantiles Evita. También, habilitó proveedurías, otorgó pensiones a la vejez y medicamentos. Toda esta obra se solventó con ingresos provenientes de descuentos a los ingresos salariales de los trabajadores, de subsidios estatales y de impuestos varios, como un porcentaje de las entradas cinematográficas, de las entradas a los hipódromos y de los juegos de azar. 

 Finalmente, en materia de política exterior el peronismo proclamó la Tercera Posición, una ubicación equidistante y superadora de los dos bloques geopolíticos que se disputaron el predominio mundial durante la Guerra Fría iniciada en la posguerra: el occidente capitalista liderado por los Estados Unidos y el oriente comunista encabezado por la Unión Soviética.

 https://perio.unlp.edu.ar/catedras/historiappseargentina/2020/04/20/teorico-3/ 


 ACTIVIDADES: Para responder las preguntas utiliza el texto e Internet 

 1).- ¿Cómo llega Perón al poder? 

 2).- ¿Cuál es el modelo económico que propuso Perón? 

3).- ¿Qué modelo propuso Perón en el plano social? 

4).- ¿Y en el plano político? 

5).- ¿Cuáles son las medidas que lo vuelven popular antes de convertirse en presidente? 

6).- ¿Por qué podemos decir que Perón buscaba la armonía de clases?

 7).- ¿Qué pasó el 17 de octubre de 1945? Explica en diez renglones. 

8).- ¿Cuáles fueron las principales medidas del Primer Plan Quinquenal? 

 9).- Explica el Segundo Plan Quinquenal 

10).- Si decimos Revolución Libertadora: ¿De qué hablamos?

GUERRAS CIVILES ARGENTINA (1814-1880)

 

Guerras civiles en Argentina (1814-1880)

   Matías Dotto  

Las guerras civiles no han sido un elemento ausente en la Historia de la República Argentina, de hecho, han tenido una gran relevancia en el siglo XIX durante el proceso de formación de este país. ¿Cuáles fueron las principales contiendas? ¿Qué sectores participaron en dichas disputas? ¿Qué consecuencias provocaron las distintas guerras civiles en la Argentina?. ¡A continuación les brindaremos todas las respuestas y más!

El periodo de 1814-1820 ¹

Tradicionalmente se considera como el inicio de las guerras civiles en Argentina a aquel momento en que el caudillo José Artigas abandona el sitio de Montevideo y rompe relaciones con el gobierno central instalado en Buenos Aires el 20 de Enero de 1814. Desde entonces se desarrollaron intensos conflictos y discrepancias entre tendencias políticas federales y centralistas, estas últimas encabezadas principalmente por Buenos Aires.

Las contiendas más destacadas durante este periodo fueron aquellas asociadas a los conflictos entre la Liga de los Pueblos Libres (Liga Federal) y el Directorio, sin embargo, también vale destacar aquellos movimientos entre ciudades subalternas para independizarse de ciudades cabeceras. Ejemplo de esto último fueron las revoluciones federales, encabezadas por Francisco Borges, que perseguían la búsqueda de soberanía por parte de Santiago del Estero respecto de Tucumán. Otro ejemplo puede ser la revolución llevada a cabo por capitán Mendizábal y el teniente Francisco Solano del Corro con el fin de separar San Juan de la Intendencia de Cuyo dominada por el gobierno de Mendoza.





Si bien los conflictos entre tendencias federales (mejor dicho «confederales») y centralistas fueron frecuentes, también existieron enfrentamientos intestinos entre estas tendencias. Entre los hechos más conocidos se destacan los enfrentamientos federales entre el caudillo Ramírez y Artigas.

Una vez caído los dos proyectos de poder supremo (la Liga de los Pueblos Libres y el Directorio) tuvo lugar una serie de conflictos inter e intra provinciales en las regiones del Litoral, Cuyo y Tucumán. El desenlace de estas guerras civiles dieron como resultado el surgimiento de provincias autónomas (Catamarca, Santiago del Estero, San Luís, San Juan, Corrientes y Misiones) y algunas repúblicas provinciales que posteriormente desaparecerían. Ejemplos de esto último serían la República de Entre Ríos y la República de Tucumán.

El periodo de 1820-1831 ²

Los efectos de la llamada «Guerra del Brasil» desencadenaron los primeros enfrentamientos entre federales y unitarios en las tierras de las Provincias Unidas del Río de la Plata. La presión del gobierno nacional en el Interior del país para financiar al ejército combatiente; los intereses económicos de los porteños sobre los yacimientos mineros en las provincias; la intención de plasmar una constitución unitaria y la famosa «Ley de capitalización» provocaron grandes enfrentamientos y disputas a lo largo y ancho del país. Los hechos más destacados durante este periodo son los enfrentamientos entre el unitario Gregorio Araoz de Lamadrid y el caudillo federal Facundo Quiroga. El caudillo riojano logró vencer a Lamadrid en dos batallas decisivas, El Tala y Rincón de Valladares, generando de este modo que el federalismo se imponga en la mayoría de las provincias del Interior hacia finales de 1827.

Por otra parte, durante este periodo la misma Buenos Aires contó con importantes enfrentamientos internos. Entre los más destacados figuran: los acontecimientos relacionados con la «Anarquía del año XX«, «La Revolución de los Apostólicos» de 1823 (emprendida contra las reformas eclesiásticas realizadas durante el periodo rivadaviano) y la «Revolución Decembrista» del 1 de Diciembre de 1828, llevada a cabo por el unitario Juan Lavalle, la  cual desembocó en el fusilamiento del gobernador federal Manuel Dorrego y el posterior asenso de Juan Manuel de Rosas a la gobernación de Buenos Aires.

Finalmente, resulta importante mencionar los enfrentamientos entre las fuerzas unitarias de José María Paz, coaligadas en la famosa Liga del Interior, y las fuerzas federales, unidas bajo el Pacto Federal. Dichas contiendas dieron como resultado una dura derrota para los unitarios y la hegemonía federal en todas las provincias hacia el año 1831.

La época de Rosas (1829-1852) ³

Durante la denominada «Época de Rosas«, si bien no existía una organización constitucional para el país, la Confederación Argentina existía como “hecho” bajo el dominio de Buenos Aires. Las provincias habían delegado al gobierno bonaerense la representación para las relaciones exteriores. Rosas constantemente insistía en que no se debía tener urgencia en crear crear un gobierno central para todo el territorio de la confederación y tampoco se debía apresurar la redacción de una constitución en común. La defensa de este argumento se basaba en que primero cada provincia debía lograr una estabilidad interior, algo que el caudillo porteño veía lejos de haberse logrado.

 Museo Histórico Nacional.

En realidad, la elite de Buenos Aires buscaba que su provincia sea el centro de la federación y dominar desde su propio territorio al conjunto del país, sin perder por eso su autonomía. De este modo, Buenos Aires podía ser una ciudad rectora sin tener que pagar el costo de ser capital y evitar repartir los recursos derivados del comercio de su puerto.

Sin embargo, este predominio porteño bajo el ala federal de Rosas no se logró sin disputas internas en Buenos Aires y arduos conflictos provinciales, que incluso llegaron a involucrar al territorio uruguayo. Las principales contiendas durante este periodo fueron las Campañas Correntinas contra Rosas (1830-1840); los enfrentamientos entre las fuerzas rosistas y la Coalición del Norte (1840-1841) y  la «Guerra Grande» (1839-1851).

Todo-Argentina.

Finalmente, la hegemonía rosista terminó a raíz de otro conflicto a través del «Pronunciamiento de Urquiza» (1 de Mayo de 1851) y la posterior Batalla de Caseros en donde el Ejército Grande venció a los dirigidos por Juan Manuel de Rosas.

La Organización Nacional (1852-1880) 

Las disputas entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires (1852-1862)

Este periodo estuvo marcado por una serie de disputas en torno a diferentes tendencias políticas que buscaron plasmar su hegemonía en la totalidad del territorio nacional. Por un lado, durante la primera parte de esta época las principales disputas fueron entre la Confederación Argentina —liderada por el caudillo victorioso de Caseros, Justo José de Urquiza— y el Estado de Buenos Aires. Este último no estaba dispuesto a compartir la riqueza proveniente del puerto y la aduana con el resto de la nación y, tras la revolución del 11 de Septiembre de 1852, terminó de separarse del resto de la Confederación y se proclamó como Estado autónomo, incluso llegó a redactar su propia constitución en 1854. Por su parte, la Confederación ya contaba con una constitución desde 1853.

Con el pasar de los años las diferencias económicas entre los dos Estados fueron muy notables. Mientras Buenos Aires se enriquecía, la Confederación contaba con grandes problemas para su financiamiento. Desde 1857 las tensiones entre estos dos modelos de país aumentaron y desembocaron en la Batalla de Cepeda de 1859, en donde las fuerzas de los confederales vencieron sobre los porteños. A través del Pacto de San José de Flores se acordaba que Buenos Aires comprometía su ingreso a la Confederación, y esta debía evaluar las reformas que la provincia porteña le realizara a la Constitución.

Sin embargo, esto no sucedió en lo inmediato y nuevas circunstancias generaron que los dos Estados se enfrentaran nuevamente en. Esta vez las fuerzas del Interior y las porteñas se enfrentaron en Pavón el 17 de Septiembre de 1861. En un combate dudoso, las tropas de la Confederación lideradas por Urquiza se rinden ante los porteños dirigidos por Bartolomé Mitre.

Después de la Batalla de Pavón, la unificación de la República Argentina se realizó bajo la hegemonía de Buenos Aires. Desde esa provincia los liberales impondrán un modelo de país en donde los federales se verán desplazados.

Las disputas luego de Pavón

Lugo de Pavón, las fuerzas porteñas y los distintos partidos liberales de las provincias comenzaron a avanzar sobre sus opositores federales y, poco a poco, fueron imponiendo nuevos gobernadores fieles a sus causas. Es en este contexto que podemos localizar la resistencia emprendida por Ángel Vicente Peñaloza, popularmente conocido como El Chacho Peñaloza sobre las tierras de Cuyo y el Interior. Sin embargo, El Chacho poco pudo lograr ante un ejercito mucho más moderno, mejor financiado y más organizado como era el de las fuerzas nacionales. Luego de dos cruentas guerras, Peñaloza fue capturado y ejecutado cruelmente hacia 1863.

Tiempo más tarde, en 1866 ,producto de una impopular Guerra contra la nación paraguaya, se desató en el oeste de Argentina la llamada «Revolución de los Colorados«. Esta pretendía desconocer al gobierno nacional, exageradamente porteñocéntrico, y evitar sufrir los costos de una guerra que les generaba grandes sacrificios de personas y recursos. El alzamiento tuvo lugar en la provincia de Mendoza y se irradió hacia San Juan, La Rioja y San Luís. La revolución fue protagonizada por varios caudillos provinciales, pero se destaca principalmente la participación de Felipe Varela. Sin embargo, las fuerzas nacionales lograron imponerse sobre los sublevados y la revolución fue finalmente aplastada el 10 de Abril de 1867. Si bien las andanzas de Varela continuaron los años siguientes, ya no podría revertir la situación, ni derrotar al centralismo.

El proyecto federal será totalmente derrotado luego del aplastamiento de las «revueltas jordanistas» de 1870-1871, 1873 y 1876.

El fin de las tentativas federales en las provincias no implicó el final de las guerras civiles en Argentina. Finalmente, conviene destacar los arduos enfrentamientos entre el Partido Liberal y el Partido Autonomista. El Partido Liberal utilizó como escaramuza el fraude practicado por el oficialismo en las elecciones nacionales de 1874. Los liberales, bajo figuras destacadas como Bartolomé Mitre, se alzó en un levantamiento conocido como «La revolución de 1874«, pero fue rápidamente derrotada y selló la hegemonía del Partido Autonomista Nacional.


Por último, mencionaremos la «Revolución de 1880«, el cual es considerado el último capitulo de las guerras civiles que enfrentaron a la Nación frente a la pretensiones de la provincia de Buenos Aires. En esta oportunidad, los motivos de la contienda fueron la sucesión del presidente Nicolás Avellaneda y la federalización del territorio de la ciudad de Buenos Aires. El suceso finalizó con la derrota de las fuerzas porteñas, la federalización de la ciudad portuaria y el inicio triunfal de Julio Argentino Roca en un largo periodo político argentino.

Bibliografía

¹ -Di meglio, Gabriel. ¡Viva el bajo pueblo! la plebe urbana de Buenos Aires y la política entre la Revolución de Mayo y el rosismo. Buenos Aires, Prometeo, 2006.

-Halperín T., Historia Argentina. De la revolución de Independencia a la Confederación rosista. Buenos Aires, Paidós, 1972.

-Ternavasio, M. Historia de la Argentina, 1806-1852. Buenos Aires, Siglo XXI, 2009

² -Ternavasio, M. Historia de la Argentina, 1806-1852. Buenos Aires, Siglo XXI, 2009

³ -Di meglio, Gabriel. ¡Viva el bajo pueblo! la plebe urbana de Buenos Aires y la política entre la Revolución de Mayo y el rosismo. Buenos Aires, Prometeo, 2006.

-Halperín T., Historia Argentina. De la revolución de Independencia a la Confederación rosista. Buenos Aires, Paidós, 1972.

-Lynch, John. Juan Manuel deRosas, Buenos Aires, Hyspamérica, Buenos Aires.1986.

-Myers, Jorge. Orden y virtud. El discurso republicano en el régimen rosista. Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes. 1995.

-Ternavasio, M. Historia de la Argentina, 1806-1852. Buenos Aires, Siglo XXI, 2009

⁴ -Hora, Roy. Historia económica de la Argentina en el siglo XIX. Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2010.

-Lettieri, Alberto. “De la “república de la opinión” a la “república de las instituciones”, en Marta Bonaudo (dir),  Nueva Historia Argentina (1852.1880), Tomo IV, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 199, pp. 97-160.

Sabato, Hilda. Historia de la Argentina, 1852.1890. Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2016.

-Terán, Oscar. Historia de las ideas en la Argentina. Diez lecciones iniciales, 1810-1980. Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2019.

https://historiando.org/guerras-civiles-en-argentina-1814-1880/


ACTIVIDADES: Busca las respuestas en el texto y en Internet.


1).-¿Cuándo y dónde declaró su independencia la liga de pueblos libres?


2).- Según la Constitución Argentina, nuestro país tiene tres nombres oficiales: Provincias Unidas del Río de la Plata, Confederación Argentina y República Argentina: ¿A qué territorios se refiere con Provincias Unidas?


3).- ¿En qué momento se declaró la Independencia de lo que luego sería Argentina?


4).- ¿Cuál fue el periodo de guerras civiles argentinas?


5).- ¿Qué provincias integraban al sector con-federal?


6).- ¿Quienes apoyaban el centralismo?


7).- ¿Cuáles eran los sectores durante el dictado de la Constitución Nacional Argentina de 1853?


i8).- ¿Cuándo se dividió al país en dos y cuales eran esos dos sectores?


9).- ¿Cómo se llamó al periodo histórico de re-unificación del país?


10).- ¿Cuál es el nombre que se le asigna al periodo que se inicia con la federalización de la Ciudad de Buenos Aires en 1.880?