“HISTORIA CULTURAL DE LO SOCIAL”. CUARTA GENERACIÓN DE
ANNALES.
Yasmín Gorayeb de Perinetti1
A. Presentación
El presente trabajo se aboca a localizar las particularidades, diferencias y
semejanzas de la cuarta etapa de Annales con las anteriores.
A los 76 años de su fecha oficial de nacimiento -el 15 de enero de 1929-
la Escuela de los Annales se ha convertido en una referencia obligada para los
historiadores de todo el mundo y en uno de los principales interlocutores que
todavía hoy, definen los rumbos por los que transita la innovación
historiográfica y la elaboración de las formas de ejercer el oficio de historiador.
La revista, alrededor de la cual se desarrolla la corriente, fundada en este año
de 1929 Annales de Historia Económica y Social (desde 1945, Annales.
Economías, Sociedades, Civilizaciones), tenía como propósito ofrecer una
alternativa a la práctica historiográfica tradicional dominante (que estudiaba,
especialmente, sucesos políticos, diplomáticos, militares o religiosos) y una
apertura a otros campos de investigación, aplicando en ellos los avances
metodológicos ofrecidos por las otras ciencias sociales (la sociología, la
demografía, la geografía, la lingüística, la arqueología, la economía, la
antropología). El ensanchamiento del campo histórico se fundamentaba sobre
la superación del “documento” rankeano (el texto escrito).
La primera generación de esta importante corriente innovadora (1929-
1956) la conforman, principalmente, sus dos directores o fundadores: Marc
Bloch (1886-1944) y Lucien Febvre (1878-1956). La mayor parte de los
artículos se refería, en esta etapa, a temas económicos, seguían los de historia
social y muy pocos sobre historia política. Después de la muerte de Febvre, en
1956, lo sucede Fernand Braudel (1902-1985) en la dirección de la revista
hasta el año 1968 y en la presidencia de la Sexta Sección de la Escuela Práctica
de Altos Estudios de París. Braudel integra la segunda generación. A diferencia
de la primera, esta segunda generación alcanza el estatus de “elite
internacional”. Braudel es el sistematizador de tres tiempos/niveles distintos:
“larga duración, coyuntura, acontecimiento”2
. En la base de la evolución
histórica se encontraba el tiempo de la “larga duración”, que correspondía a las
casi inmutables relaciones humanas con el medio, a la estructura, la
“geohistoria” (ciertos marcos geográficos, ciertas realidades biológicas, ciertos
límites de productividad y hasta determinadas coacciones espirituales). Por
encima, se hallaba el tiempo de la duración media que correspondía a la
coyuntura: los procesos sociales, económicos y culturales que se revelan en
1
Yasmín Gorayeb de Perinetti es Profesora Asociada de la Cátedra de “Historiografía y
Metodología de la Historia” y Profesora Adjunta de “Epistemología de la Historia y de las
Ciencias Sociales” de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo. Ha
sido Directora y Co-Directora de Proyectos de investigación. Actualmente es integrante como
investigadora del Proyecto “Las nuevas formas de la Historiografía: aspectos teóricos y
metodológicos”
2 BRAUDEL, Fernand, “La larga duración” en La historia y las ciencias sociales. Madrid, Alianza,
1968, pp. 64- 106.
1
ciclos: “una curva de precios, un progresión demográfica, el movimiento de
salarios, las variaciones de la tasa de interés”, etc. En el “tercer nivel”, el
tiempo corto que correspondía al “individuo y al acontecimiento”, a la historia
“episódica” y que básicamente era una historia política tradicional.
Esa jerarquía de tiempos y planos tendía, por su propia naturaleza, a
privilegiar el estudio de los dos primeros órdenes, a practicar una “historia
estructural” o coyuntural y despreciar la “historia episódica” que se ocupa de
los acontecimientos.
En esa persistente devaluación de los acontecimientos políticos, la obra
braudeliana es heredera de los fundadores de Annales. Por lo tanto, entre estas
dos generaciones se mantiene una línea de continuidad.
Con la tercera generación (1968-1989) la dirección de la Revista pasa a
ser colectiva. Estos 3° Annales serán los más difundidos al mismo tiempo que
los más criticados en todo el mundo y se inscriben en la época en la que la
historiografía francesa pierde su anterior hegemonía en Europa y Occidente. Es
el fruto de la revolución cultural de 1968, que ha puesto en el centro de las
discusiones temas como el feminismo, la ecología, la guerra, la educación, la
familia, el racismo, temas étnicos y minorías discriminadas. Al retomar estos
temas, abandonan la historia económica y social que antes era cultivada de
manera central. Su concepción histórica se aleja del ideal braudeliano de la
“historia total”. Pierre Nora, importante annalista, se ocupó de conceptuar esto,
en 1974, en su artículo “La vuelta al acontecimiento”3
. Esta generación
renuncia al debate metodológico y epistemológico. También elude el desarrollo
de nuevos paradigmas historiográficos y hasta la defensa y aplicación de los
antiguos. Subrayan que la historia global es imposible, que no están, atados “a
ninguna ortodoxia ideológica” y reivindican el carácter más bien experimental
de su historiografía. Proponen investigaciones más acotadas y puntuales, más
monográficas y empíricas y popularizan la historia “de las mentalidades”. Se
produce lo que François Dosse denomina “la fragmentación de la historia”, o la
historia en migajas4
.
Por todo lo señalado, podemos adelantar que se observa una clara
ruptura con los Segundos y Primeros Annales.
Asimismo, nuestra investigación se propone poner en evidencia que los
Annales post 89 han vuelto a transformarse radicalmente, instaurando frente a
los 3o Annales, una posición de clara discontinuidad. Esto nos conducirá a
concluir cuál es la situación actual de Annales, habida cuenta que se señala el
año 1989 como límite de la existencia de los terceros Annales. En este mismo
año, los responsables de la revista Annales lanzaron una proclama a favor de
un cambio radical en el estudio del pasado titulada: “Annales. Tentons
I’expérience (Introduction á “Histoire et sciences sociales: un tournant
critique”). Expresan que “Hoy los tiempos parecen llenos de incertidumbre.
(...)” Que los paradigmas que se buscaron en los marxismos, en los
estructuralismos y en los usos de la cuantificación pierden sus capacidades
estructurantes. (...)5
.
3 NORA, Pierre, “La vuelta al acontecimiento” en: LE GOFF, Jacques, NORA, Pierre (Dir.), Hacer la
historia, Barcelona, Laia, 1985, vol. 1, Nuevos problemas, pp. 221- 239. Cf,: con DOSSE,
François, La historia en migajas. Valencia, Alfons el Magnánim, 1988.pp. 188-210
4 DOSSE, François, La historia en migajas, op. cit.
5
“Histoire et Sciences Sociales: Un Tournant Critique. Tentons I’expérience, Annales.
Economies, Societés. Civilisations, Paris, Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, 44
Ánnée, N° 6, novembre-décembre 1989, (6), pp. 13 17-1323.
2
No obstante, el año anterior, 1988, ya se había escrito una primera y
breve propuesta en el editorial titulada “Histoire et sciences sociales. Un
tournant critique?”. Entre los principales conceptos destacamos: “hoy, parece
haber llegado el tiempo de incertidumbres”. Hacía mención a una “nueva
situación, aún confusa y que es necesario definir para practicar el día de
mañana el oficio de historiador”. Para sus autores, el motivo fundamental de la
crisis era el debilitamiento de las relaciones interdisciplinares que la historia
había logrado en los últimos sesenta años. “La redefinición de las disciplinas
amenaza las prioridades establecidas y los caminos tradicionales por los que
transitaba la innovación (...). Cuando la convergencia de las ciencias sociales
constituía a la vez una convicción compartida y el horizonte de las prácticas,
los trabajos de campo, más circunscritos, permitían ver en pequeño lo que
podían ser las vías concretas de intercambio interdisciplinar y capitalizaban los
beneficios comunes”6
. Para adaptarse a esas transformaciones, la revista inicia,
en 1994, un giro que se traduce, en la apertura del consejo de redacción a los
no historiadores y en el abandono del subtitulo que había contribuido
determinar la identidad de Annales7
.
Frente a la historia de las mentalidades de la tercera generación, los
Annales de la cuarta van a promover una historia social de las prácticas
culturales con fundamentos antropológicos, que recupera no sólo los temas y
los problemas clásicos de la antropología desde la misma historia sino, sobre
todo, los procedimientos analíticos, los conceptos y los modos de intervención
de esta ciencia social.
Esta historia, denominada también nueva historia cultural, no es
simplemente una nueva moda, sino una respuesta a deficiencias evidentes en
los anteriores paradigmas.
La importancia de esta corriente la señala Peter Burke cuando expresa
que los nuevos historiadores -desde Edward Thompson a Roger Chartier- “han
tenido un amplio éxito en desvelar la inadecuación de las tradicionales
explicaciones materialistas y deterministas de la conducta individual y
colectiva a corto plazo y en mostrar que en la vida cotidiana y también en
momentos de crisis, lo que cuenta es la cultura. Por otro lado, no han puesto
muy en duda la importancia de los factores materiales, del medio físico y sus
recursos a largo plazo”8
. La cita nos parece pertinente, pues Roger Chartier es
uno de los más reconocidos representantes de la cuarta generación francesa
de Annales.
Asimismo, Aróstegui, al referirse al actual e impreciso panorama de la
historiografía, destaca que en la búsqueda de “nuevos modelos de
historiografía” una de las perspectivas dignas de tener en cuenta, es la “nueva
historia cultural”, más cercana a los problemas de la representación, de la
mediación de los lenguajes en las formas de captación del mundo por el sujeto
individual o colectivo”9
.
6 Annales E.S.C., 23, 6, noviembre-diciembre, 1988, pp. 29 1-292.
7 El consejo de redacción ha justificado así este abandono: “La división tripartita Economías-
Sociedades-Civilizaciones era ya inadecuada; no armonizaba con la flexible disposición de los
niveles de análisis y con la pluralidad de enfoques que hoy deseamos y que el nuevo subtítulo
Historia-Ciencias Sociales sugiere mejor”. Cfr.: el editorial “Histoire, sciences sociales”,
Anuales, Histoire - Sciences sociales, 1, enero-febrero, 1994, pp. 3-4.
8 BURKE, Peter (ed.), “Obertura: la nueva historia, su pasado y su futuro” en: BURKE, Peter (Ed.)
Formas de hacer historia. Madrid, Alianza, 1994, p. 35.
9 AROSTEGUI, Julio, La investigación histórica: Teoría y Método, Barcelona, Crítica, 1995, p. 130.
3
Roger Chartier, representante de la cuarta generación de Annales, como
ya hemos señalado, que en el presente trabajo tomamos como paradigma10, es
el principal propulsor en Francia de esta nueva historia cultural. La inserción de
lo periférico, de lo inarticulado, de la cultura entendida como el estudio de las
condiciones de vida y de las experiencias cotidianas, es su famosa propuesta:
“De la historia social de la cultura a la historia cultural de lo social”11
.
Finalmente, como una de nuestras hipótesis es la existencia de una
discontinuidad de la cuarta etapa con la tercera generación, analizaremos,
para confirmarla, el concepto de historia de las mentalidades practicada por
ésta y los motivos por los cuáles se propone la nueva historia cultural. Luego,
intentaremos demostrar que existe una continuidad de la cuarta generación
con la primera y la segunda en el sentido de conducir este nuevo proyecto
hacia las perspectivas de la historia global, de la larga duración histórica, de la
dialéctica pasado-presente, de la interdisciplinariedad y del método
comparativo12...
https://es.scribd.com/document/267342092/Cuarta-Generacion-de-Annales
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