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viernes, 3 de febrero de 2012

Fwd: Estimado editor anexo para su consideracion articulo de ambiente: Tambièn los àrboles la historia del humano tejen

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From: Lenin Cardozo <lenincardozoparra@gmail.com>
Date: Thu, 2 Feb 2012 22:31:41 -0430
Subject: Estimado editor anexo para su consideracion articulo de
ambiente: Tambièn los àrboles la historia del humano tejen
To:

Tambièn los àrboles la historia del humano tejen
<https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgT-OrxoiCS5FyEVCgOqH6GT5B2BqrxaEgjcV_k71ViOQB4fvRtDRPe-vFtej4HWIwBqRMjU0OU3XEXY-7ZXLo5XOCipW-VljeD96GSeNKRKplXsZ64PKKYwZ3BMcwtPOkugOw9mVZEpwA/s1600/Arboles+tejen.jpg>
Teofrasto de Eresos (ciudad de la isla de Lesbos, Grecia, 372-288 a J.C.),
filosofo peripatético, discípulo de Aristóteles y sucesor de éste en la
rectoría del Lyceo, se ocupo con el rigor lógico aprendido de su Maestro,
de las plantas. Viajo por las costas mediterráneas de África: Egipto, la
Cirenaica (hoy Libia), Siria, para recopilar especies vegetales; luego, ya
en los cubículos del Lyceo de Atenas, las compararía, analizaría, las
entrelazaría con la botánica helénica.
<https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrsNX6_w8E0rP-Xw6fNotiwSoKCv45R2g7F0D7fWyxyvVoCL6fFqcWxZmN2Gy8PWqhaB4mOwLQyQ0_xwLHd_E0QvrnMwfZmZx6M3VL9z_4JcB7XViQebiYry7sxY5HH15WtyUQIk6z46Y/s1600/Teofrasto.jpg>
Descubrió, entre muchas verdades del reino del verdor, como los árboles, la
hierbas sativas han contribuido de manera ostensible en el tejido, en la
relación cultural, entre los diversos pueblos del entorno geográfico
conocido para ese entonces, en los niveles de la agricultura, farmacopea,
industrias, arquitectura -las columnas hechas con los cedros del Líbano-,
arte, mitología y en la poesía. Se conservan, favorablemente, de Teofrasto
aun dos de sus libros de botánica, su *Investigaciones sobre plantas*,
su *Tratado
de las causas de la vegetación*,estudios muy serios desarrollados mediante
la metodología de la episteme griega de la escuela aristotélica. Después de
Teofrasto se publicaron diversos volúmenes sobre esta ciencia en Occidente
aunque solo representaron meros aportes cuantitativos.

Será esta vez en el siglo dieciocho de nuestra era, cuando se repite una
sorprendente eclosión sobre estos saberes, el salto botánico aportado por
Carlos Linneo (Suecia, 1707-1778).

<https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhG-Ah0eau7E5LBzYWzhP2iIiOsRYDAzcCWvwCooQM-AAcSLRMAt2hzWPYcJ0QAInWGNWn7dEsxyhOTVb8ghH4HlVSxOPTp7ewD3lgsbv2dnO3_tfSNZySQ6jtTUOeUTDDBtUPa-L_XJ-4/s1600/linneo.jpg>

Descubrió este acucioso científico -¡por fin!- el único método cabal de
clasificación del reino vegetal con base a una sistematización de los
órganos sexuales de las plantas. Entendió así mismo Linneo –al manejar la
pluralidad de especimenes venidos de disímiles partes del planeta- la
importancia de los árboles en el fortalecimiento de la dinámica de las
relaciones de las sociedades humanas. Parte de estas investigaciones
integran dos de sus grandes obras rotuladas *Sistemas de la naturaleza,
Fundamentos de botánica.* Pero ¿Cómo tejen los árboles la historia del *
humanus*?


He aquí un ejemplo ofrecido por el mismo Linneo: Cuando sobre su mesa en el
laboratorio, para su estudio, le obsequiaron una rama de
guayabo<https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwLqzDcjtvh_gIqxNcBxKW9gPoGqb-OrZRSeVSU4Zmlx4FdmYGjOJnaOjBQRC0m4XgM6zYqsYo0Vm4o6V7iVWoVVI-3iR-fzQOVGUG9i6aZOwjMWxI3BNVmmHuDbO4RRSJKAA0oXxjcug/s1600/guayabo.jpg>–con
sus hojas, sus flores, sus frutas- procedentes de las selváticas
planicies del Orinoco, el botánico se admiro por lo apetitosa de su fruta,
el penetrante aroma, su gustoso colorido más por sobre todo sus abundantes
semillitas: este ultimo detalle trajo de inmediato a su memori a otra fruta
originaria de las tierras mediterráneas de África, la granada.
Vinculó por este recuerdo, mediante un gracioso
lud<https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisMAXq5qoIMEFL4LQ75vBxc9juTfJJbePgZn6U2RuCazhaRPYbBOefNIIJRIGIfSXEA_YvkKOYc47NwrN25nVfFGxAv7Dku2WAfQN30oz0IvDqQLyfW2spCdo3oDk9PreRkhARJZKKG4c/s1600/granado.jpg>ismo
etimológico, a los dos árboles productores de dichas pomas, aunque Linneo
sabia muy bien la distancia taxonómica entre ambas plantas –la primera es
Psidium es la versión latina del vocablo griego *side*, nombre del granado
en esa lengua.

Aparecía así en el glosario botánico un injerto solo nominativo, un enlace
nunca proveniente, de la *scientia amabilis* sino de lo afectivo, del
homenaje, de las remembranzas culturales de Linneo al enhebrar un árbol
novomundano genesiatico de las florestas orinoquenses de la Zona Tórrida,
de la poetizada por Andrés Bello con su "Salve, fecunda zona, / que al sol
enamorado circunscribes""... el Nuevo Mundo, con otro, el granado cuya
ascendencia histórica, mitológica, se disemina en antiquísimas
civilizaciones agrarias de los pueblos mediterráneos, el taxonomizado por
Linneo Punica granatum L., de la familia vegetal Punicaceae.
<https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjf3QnTAacjiU38b55R64rNm_KR4rm3FoA9wRlXGXm3tM6w03i_gMTKKRt7XCkOQ3CDwhQ4STtWxkpx5D9VgtI6xSEY07VlAuQp6tcpqgKgKAZozQU-lBsocSM4aYOGCNyrd4zDuREx3H0/s1600/arbol+de+guayabo1.jpg>
El guayabo propiamente abolengo artístico, referencias mitológicas nunca ha
poseído. Aunque por su descomunal abundancia, otrora, en las extensas
sabanas selváticas situadas al sur de Orinoco dotó de un nombre a esas
regiones: Guayana. Guayana significa "tierra de la guayaba" en al lengua de
los primigenios íncolas de esos bosques.

Sin embargo, este esbelto árbol autóctono si una vez dejo oír su voz, la
escucho un poeta de Los Andes merideños (Venezuela), y de una oda al
guayabo compuso, un eco-poema,

"El árbol
un árbol
que mi escudo lleve un árbol,
que sea mi referencia totèmica,
un àrbol,
que se nos conozca
por defensores de algún árbol,
vale la huelga
la marcha
la excomunión
por un árbol.

Quiero ser arruyado
en mi lecho final
por aquel árbol de guayabas
en el potrero del universo.

Rezongarè.
Y mi revolución será siempre
guayaba color árbol."

Poema de Alejandro Cardozo Uzcategui (Mérida, Venezuela,
cardozouzcategui@gmail.com).

Más también la voz "guayabo" pasó a las composiciones melódicas del
folklore venezolano con una resonancia muy singular: esencia el plano
evocado de una metáfora expresante del doloroso recuerdo erótico, de la
nostalgia del amor no realizado. Grata esta estrofa de pie quebrado,

"Si dices que te vas lejos
ay caramba
no te olvides del pasado.
De un amor que se ha querido
ay caramba
siempre le queda el guayabo."

En fin, de modo categórico Teofrasto, Linneo, otros muchos botánicos
prueban el poder civilizatorio de los árboles, arbustos, hierbas; su
continuo entrelazar las culturas de pueblos disímiles, apuntando siempre al
beneficio del humano, en todas las estructuras materiales o espirituales de
la organización social.

¿Es tan difícil entender esto? ¿Es tan complejo acaso discernir que la *
contienda* entre la civilización y el Planeta Azul debe convertirse, a la
mayor brevedad, en una *convivencia* para la sana obtención de beneficios
recíprocos, de utilidades equiparables, de tomar pero de inmediato
retribuir, de intercambio de riquezas en una relativa equivalencia, entre
la Tierra y la civilización?...

¿Que las madereras, los aserraderos necesitan árboles? Pues bien,
¡Siémbrenlos! *No* se los roben mas al bosque, a la vida silvestre. No de
otra manera podrá ser el proceso en cuanto implica esta impostergable
compensación entre los dos *vivires*, el del Planeta, el del *humanus*. El
necesario encuentro, diferentemente. ¿Es tan difícil entender esto?.

Por Lubio Cardozo. Eco-Poeta y ensayista venezolano.

--
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