De poco o de nada sirve a mi investigación sobre la Tribu Urbana de los Mochileros, o, sirve de mucho si lo vemos desde otra posición. Pero mi llegada a este lugar tiene que ver con los recuerdos y las promesas. Promesa a mi amigo Darío, sin dudas EL ESCRITOR DE LAS TERMAS, que no solo escribía libros, sino que también escribía una revista, para destacar el pueblo del que él y su esposa se enamoraron hace muchos años (calculo que más de 60 años). Don Darío, como todavía lo llaman hasta los que apenas tienen un vago recuerdo de su figura, por su edad o por no haberlo conocido totalmente, no solo se dedicaba a escribir, sino que tenía un amor especial por los mochileros, a los que daba albergue en su amplia casona, que supo ser un hospedaje, pero sin cobrar un solo peso. Claro que tenía la contra de alguno de su familia, que lo atribuía a una especie de demencia senil o a la falta de su señora esposa (al momento que yo lo conocí). Todavía me parece raro que un hombre que supo escribir para el Diario La Nación en Buenos Aires no haya tenido alguna nota en el mismo (aunque se me puede haber pasado por alto en los fragores de mi práctica docente).
Sobre mochileros nada, o casi nada, solo una parejita que vendía alpargatas para seguir el viaje y ello no sirve a mi investigación. Pero de otra forma puede servir y mucho, porque demuestra que los mochileros ya saben que las cosas cambiaron en Termas de Río Hondo, ya que solo pasan en verano camino al norte y por estos tiempos de abril-mayo ya no lo hacen, como lo hacían hace unos seis años solamente.
(El sector del Parque Güemes, donde nos juntábamos hace solo seis años a compartir la información y las actividades del día los mochileros de todas las vertientes y formas de ganarse el sustento, vacío, como la plaza de los artesanos).
Seguramente inciden los precios, el carácter lugar turístico especializado no solo en baños termales, sino en automovilismo o motociclismo, que no colabora en nada con la presencia de artesanos en sus calles (o arte enfermos, como me decía hace un tiempo uno de ellos) o en sus plazas, como era muy común y notorio hace poco tiempo.Supongo que el tren de Buenos Aires a Tucumán recorre el país, con los pocos o muchos que se aventuran (y tienen los recursos para hacerlo) a viajar siguiendo el norte.
Los recuerdos tienen que ver con Don Dario, con Aldo y con los muchos mochileros que conocí hace seis años en esta hermosa ciudad, que ya no tiene mochileros en esta época del año. Entre los recuerdos se destaca a la parejita de amigos, que luego siguió viaje al norte, que son los padres de Aymara, que no fue lo único que engendró nuestra relación, aparte de la amistad eterna, sino que dejó un Cuento, sobre el que muchos me preguntaron de donde había sacado la inspiración para escribirlo: Bueno, la respuesta es simple, ya que ese cuento comenzó a engendrarse en esta ciudad de Termas de Río Hondo en la misma casona de Don Darío
, hace más de seis años. Les paso el cuento para que puedan leerlo los que no lo hicieron.
CUENTO: EMA Y AYMARA, por guillofca
Ellas nacieron casi al mismo tiempo en lugares diferentes de la República de Otaria. La primera porta sangre originaria por sus venas y, por ello, no necesita reafirmarlo con el nombre. La segunda nace fruto del idilio de sus padres blancos, con esa cultura ancestral de la etnia del mismo nombre. Ninguna de las dos pasa del mes de vida al momento de estos escritos y las dos tienen algo que ver con este escriba, por lazos familiares o de amistad. A las dos les espera un futuro cierto o incierto, por el devenir de los tiempos, pero a las dos les toca, por una u otra razón el dicho magistral del poeta-cantor: "Para el que no sabe mirar la tierra es tierra nomás". Por diferentes cuestiones se encuentran íntimamente vinculadas con la tierra, por sangre o designio y esa misma gran madre les dará en proporción a los esfuerzos de sus antecesores, por su defensa. Ema es morena, con esa tonalidad cobriza que nace de la tierra misma y Aymara blanca, pero engendrada, con el beneficio de la gran madre. De tal manera, que las dos se deben a ella o deberán esforzarse en su cuidado, cuando les llegue el momento de continuar el trabajo de sus antecesores, porque simbolizan el triunfo de la vida sobre la muerte y ese legado llevarán al mundo, que les toque en suerte, porque ya se encuentran encomendadas por acción de otros, que no se detuvieron ante la maledicencia de esos engendros inútiles y avarientos, que, lamentablemente, también pisan esta tierra, creyendo que es solo tierra.
guillofca
En esa ciudad que ya contaba con muchos casinos, con grandes hoteles, con autódromo, con grandes eventos de automovislismo y de motociclismo existía un lugar para los sentimientos, que no precisan del díos dinero, de esos que no se nutren con afanes comerciales, de esos que se encuentran en las antípodas de todo aquello que signifique la vida vista desde la óptica del mochilero. En ese lugar nació una amistad entre este escritor y unos mochileros, que más tarde partieron al norte y el escritor al sur. En unos meses y luego de recibir noticias de otros mochileros, sobre de la pareja y de enterarse, que esperaban un hijo, el escritor, se comunicó con la madre del muchacho, para saber algo de ellos y es allí donde este escritor se entera del nacimiento de Aymara. Luego de cortar la comunicación, no habrán pasado más de cinco minutos llega la noticia del nacimiento de Ema. En memoria de los días pasados en la casona de Don Darío y bajo el influjo de su patio siempre fresco y verde es imposible que no fluya, naturalmente, la señora inspiración.
(El tren de la alegría de los adultos mayores)
Siempre las hacedoras de tortas asadas fueron de lo mejor en Termas y no podían dejar de estar presentes en este lugar de recuerdos en la representación de una de ellas, que hace las buenas tortillas asadas a metros del Camping La Olla.
(No podía faltar en el Camping la Olla también tenía una custodia de cuatro patas)
Otra incongruencia: La plaza de los kioscos cerrados. Como la plaza que se llenaba de artesanos y ya no cuenta con ninguno, porque con los mochileros desaparecieron los artesanos.
De todos los finales el fin, el fin de los mochileros en Termas de Río Hondo, lo que no significa que el común de las gentes comunes no nos recuerden con mucho cariño y nostalgia.