LOS GUERREROS OLVIDADOS DE LA INDEPENDENCIA
En repetidas oportunidades, desde estas páginas, recordamos a esas comunidades de pueblos originarios que aceptaron la propuesta del que se presentaba como descendiente de guaraníes en los parlamentos realizados en el norte y en la Cordillera de Los Andes de nuestro territorio. Debemos aclarar, que la comunidad guaraní de nuestro país tenía un conductor guerrero al que conocemos como Andresito, por nombre genérico y afectivo y decía apellidarse Guacurari y Artigas (https://laciudadrevista.com/la-otra-historia-andres-guacurari-y-artigas-andresito/), por lo tanto no llegaron a conocer a nuestro prócer máximo, pero disfrutaron de otro comandante de la misma conformación genética. Aunque, al parecer, para algunos las lucha contra el portugués y su imperio continuador, no tiene que ver con la independencia.
Desde antes de iniciar mis estudios de historia en mi universidad, ya había leído mucho sobre la nuestra y bastante de la mundial, por fuera del sistema educativo, por diversas razones, pero todas vinculadas con la misma necesidad de conocer y conocerse que tienen los adolescentes (aunque en estos momentos no parece ser muy importante). Pero estas cuestiones ya las había incorporado como interesantes, para investigar (estudiar) y seguir profundizando. Por otra parte, toda una familia había trabajado en la casa de mi abuela materna y existía otra que se vinculaba con mi padre, por su profesión, ya que los había defendido legalmente en el norte de la Provincia de Santa Fe, de indudable ascendencia africana, que me llamaba mucho la atención. Al mismo tiempo me iba anoticiando de los viajeros familiares, por las dos líneas, que son unos cuantos. Eso debe haber causado que mi madre, cuando me decidí a charlar con ella sobre esas inquietudes, me proveyese de todos los elementos de camping, incluidas mochilas en mi cumpleaños número quince, que no tarde en estrenar en un pequeño viaje entre mi ciudad de Santa Fe y la ciudad de Bariloche, en pleno invierno (dónde creo, firmemente, que alumbró el mochilero, que no dejé morir hasta estas avanzadas épocas). Recuerdo que en su momento, le había preguntado si existía alguna forma de viajar gastando poca plata, porque ya estaba decidido a viajar y conocer esos lugares importantes de nuestra historia, cueste lo que cueste, con o sin financiamiento externo.
De gauchos no escribo, frecuentemente, como saben los que ya me leyeron en estas páginas o en otras, porque, como ya les quedó claro, me parece, lo llevo en la sangre y en la educación familiar, aunque algún prominente escritor opinara que se había extinguido, pero algunos somos el más claro ejemplo que se transmitió, como toda cultura, de padres a hijos, sin que el sistema educativo hubiese servido de frontera a lo cultural, como se imaginaban algunos y en ello no creo ser una excepción a la regla o a lo que creían era una regla común y universal. Igualmente, los viajes no ayudaron a ese ordenamiento mental.
Los afrodescendientes llegaron a nuestros ejércitos patrios en busca de la libertad, que les prometían, cuando los reclutaban, pasados los cuatro años de servir a las armas independentistas. Aunque en realidad, a muchos de ellos, los cedieron sus dueños esclavistas, para salvarse de participar en la guerra (ellos mismos o sus hijos). Debe entenderse que nuestras guerras de independencia duraron entre 1810 y 1825 y que los afrodescendientes que no murieron en las mismas, lograron su libertad luego de esas épocas. Existe un relato histórico, sobre el regreso de combatientes (entre ellos granaderos), luego de la paz con el Brasil (que había seguido y continuado. a la contra Portugal y debe considerarse parte integrante de nuestras guerras de la independencia) pasado el 1828. Para los gauchos, la incorporación masiva a la guerra, ocurrió aproximadamente, pasado el 1.811 y 1.812, pero con ellos también ocurrió el mismo desmembramiento familiar que, con los afrodescendientes (https://journals.openedition.org/nuevomundo/58416).
Esos contingentes humanos, que llegaron al Perú y al centro del actual Brasil, contaron con el auxilio y la participación plena de otros que agregó la habilidad de nuestro héroe máximo, en primer lugar, cuando diseñó, junto a Belgrano, ese candado humano, dirigido por Güemes, que selló la frontera norte al paso de los ejércitos realistas (https://www.argentina.gob.ar/noticias/el-general-guemes-y-el-plan-continental-sanmartiniano). Donde Belgrano aportó los datos de su experiencia militar en nuestra frontera norte y, creo, operó de catalizador de las intenciones de San Martín de hacer participar en la independencia a los pueblos originarios, por el futuro de las mismas etnias (https://sanmartiniano.cultura.gob.ar/noticia/san-martin-y-belgrano/). Durante los cuatro meses que San Martín se desempeñó, como Jefe del Ejército del Norte, se dedicó a buscar un jefe, que pudiese dirigir con eficiencia militar, sumado a liderazgo la defensa de nuestro país por el norte. Para lo que necesitaba reformar el ejército establecido en el norte, para la guerra de guerrillas, donde debían congeniar con gauchos locales y originarios.
LOS OMAGUACAS – OTROS OLVIDADOS GUERREROS DE LA INDEPENDENCIA
En Humahuaca se eleva el monumento jujeño que enaltece a los héroes de la Independencia
En lo más alto de la ciudad histórica se encuentra emplazada una de las más grandiosas obras que reconoce a los “Héroes Anónimos” de la Independencia y que inmortaliza -a través de simbólicas figuras- el grito de libertad que originarios y gauchos dieron en conjunto ofrendando su vida por la soberanía nacional. POR PABLO VEGA
Este firmamento artístico comenzó a erigirse en el año 1933 y se inauguró el 23 de agosto de 1950 -fecha en la que se recuerda la gesta del Éxodo Jujeño-, durante el gobierno que encabezó el entonces presidente Juan Domingo Perón.
La colosal obra fue impulsada por el diputado tucumano Ernesto Padilla e ideado por el escultor Ernesto Soto Avendaño, quien designó a su proyecto con el nombre de Tupac Amaru, en honor a la figura, ideales y accionar del líder indígena recordado por llevar a cabo la revolución independentista contra el sistema colonial español durante el siglo XVII.
Integra entre sus figuras la representación de “gauchos, originarios y la mujer del pueblo humahuaqueño-quebradeño”, todos convertidos a fuerza del clamor popular en “guerreros”.
“Toda la sociedad estuvo involucrada: mujeres, hombres, jóvenes y ancianos aunando esfuerzos en pos de la independencia y acompañando a los caudillos que guiaban los combates”, recordó a Télam Luis Vega, autor junto a Jorge Villena del libro "Monumento a la Independencia Nacional. Cincuentenario”.
Sobre el monumento, el investigador aseguró que posee “un gran valor histórico, cultural, artístico y social” y que su mayor valía radica en que “está dedicado a los héroes anónimos”.
En ese sentido, el docente aseguró que en Sudamérica y en el país “no existen este tipo de monumentos en homenaje a símbolos que lucharon por la libertad que no sean conocidos por la historia nacional”.
“Es una de las obras monumentales más grandes y creativas que el hombre pudo realizar en el siglo XX”, consideró, y agregó que el mayor aporte lo hizo el escultor Ernesto Soto Avendaño “al tener en cuenta la historia desde abajo”.
Sobre su emplazamiento en la ciudad histórica, de Humahuaca, Vega explicó que no fue casual sino enmarcado en “un reconocimiento al pueblo quebradeño que tuvo el valor de luchar contra el enemigo español para afianzar los ideales de independencia”.
La obra monumental cuenta con tres partes bien definidas, la figura central representa a un “mestizo”, de rostro tieso que expresa el grito de libertad que se encuentra con su cuerpo semidesnudo y que un con un paso firme y viril marcha seguro de sí mismo y del porvenir.
Otra de las partes se trata del grupo central, dedicado a enaltecer el recuerdo de un grupo de originarios -Omaguacas- que con su entrega, sacrificio y principios identitarios defendieron y lucharon conscientemente en pos de la soberanía.
En este sector la mujer ocupa un lugar relevante a través de la imagen esculpida en la que se visualiza a una oriunda quebradeña que lleva a cuestas una gugua (bebé) en la espalda, e ilustra la valentía de sus actos en una época de permanentes revueltas…
07-07-2016 | 15:06 https://www.telam.com.ar/notas/201607/154353-independencia--historia-federalismo-jujuy.html
Posteriormente y ya siendo Gobernador de Cuyo, convocó un Parlamento de varios días, con los Pehuences (o Diaguitas del Sur), con la intención que lo ayuden en la campaña, para la independencia de Chile, fue proclamado como Jefe Guerrero (los mismos originarios apresaron a un coronel español, que se encontraba espiando de este lado de Cordillera)
-http://www.elorejiverde.com/el-don-de-la-palabra/5110-los-pehuenches-de-san-martin-2-. Con lo que podemos concluir, que la opinión de un historiador muy importante (y pésimo militar) sobre el fracaso de San Martín en el Ejército del Norte, es (como mínimo) de dudosa calidad historio-gráfica.