Se dice que uno conoce los lugares a través de su gente y su comida. Por eso los invito a salir del circuito turístico, para conocer algunos de esos bodegones que hacen a Buenos Aires; esos lugares donde germinaron novelas, canciones y poemas; esos bolichones donde se forjó y se sigue forjando la historia de esta gran ciudad.
Se trata de un antiguo club de barrio donde las personas se juntaban a jugar a las bochas, pelota-paleta o tiro al blanco. Aunque el club no cuenta con la popularidad del siglo pasado, estos deportes se siguen practicando en un espacio muy bien mantenido y cuidado.
Para aquellos menos interesados en el deporte, los invito a pasar a probar platos muy argentinos como: asado, milanesa a la Marilyn (con jamón, queso y banana frita empanizada), matambrito a la pizza, u ojos de bife con papas fritas, entre otros.
La comida es abundante (se sugiere compartir) y los precios son razonables. Es una muy buena opción para ir con amigos.
El Bagual (Ortega y Gasset 1767 – Las Cañitas)
Cuando se trata de pasar un buen rato comiendo buena carne con cerveza, vino y amigos, este es el lugar indicado. No esperen una gran ambientación, pero sí, un lugar cómodo con una terraza amplia y buen servicio y buena onda.
Al ingresar uno camina por la máquina del tiempo a un bar/ resto típico de los años 90 con mesas con manteles de colores, paredes que rebalsan de cuadros, adornos y fotos de famosos que hicieron furor en esa época. ¡Hasta te siguen sirviendo la soda en sifones de vidrio!
Tiene una hermosa terraza para comer al mediodía o esos frescos días de primavera-verano. Es un lugar interesante con buena comida tradicional argentina y un servicio muy atento y amable. Es un poco más formal que El Club del Bochín y Club Eros. Una buena opción para personas de todas las edades, para ir tanto en pareja como con amigos.
Club Eros (Uriarte 1609 – Palermo – muy cerca de Placita Serrano) Es un lugar más rústico y menos cuidado que el Club del Bochín. A pesar de que es un bodegón tradicional, no es para todos. La carta es acotada, con propuestas simples, a precios accesibles. Sus mozos "a la antigua" son rápidos y expeditivos, pero no de lo más amables.
El lugar es ruidoso y muchas veces el olor a bife te acompaña cuando dejás el lugar. Por otro lado, mantiene su espíritu de barrio, y si vas en la semana, hasta podés escuchar algún "goooool" que sale de la canchita de fútbol 5, mientras comés.
Es un lugar para ir con amigos, no en pareja. Todavía venden bebidas grandes que se pueden compartir entre varios; es algo para tener en cuenta y aprovechar cuando vayan.
lvaillard
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