Carnaval es Brasil, es Nueva Orleans, es Venecia, pero también es Uruguay, un país pequeño donde la pasión es grande.
Brasil se destaca por sus plumas y brillos, Nueva Orleans por sus los collares ("beads") con sonido a Jazz, y Venecia por sus máscaras, que ayudan a esconder la identidad ya que como dice el dicho, "todo vale la noche de Carnaval".
Por su parte, Uruguay convirtió las quejas en todo un arte. Tomó como inspiración las chirigotas de las Islas Canarias de España, y se hizo conocido por sus murgas, un género que fusiona la música, el teatro y el baile.
Cuentan que esta representación artística nació a comienzos del siglo XX para parodiar a La chirigota española "La Gaditana", que tuvo que salir a hacer shows en la calle para poder regresar a su país luego de una gira poco exitosa.
Con los años, el género fue evolucionando añadiendo más color, condimentos de candombe e instrumentos locales como el bombo y el redoblante.
Hoy en día, los uruguayos esperan las celebraciones de Carnaval para escuchar los cantos de denuncia de las murgas que entonan observaciones muy precisas y se burlan de ellos mismos, de sus dirigentes, de sus tradiciones y sus mañas, y de los famosos, que también caen en la volteada. Transmiten una alegría melancólica que recuerda, ironiza y sintetiza los momentos más destacados del año y a su vez hace conjeturas de lo que está por venir. Es el arte de quejarse en su máxima expresión.
Una cosa es escucharlo, y otra cosa es disfrutar del show
Muchas veces había escuchado hablar sobre la Murga Uruguaya. La había oído en la radio, la había mirado por YouTube y también había visto algún fragmento por televisión. Pero la experiencia cambia cuando presenciás el show en vivo y en directo.
Desde la butaca del Teatro de Verano de Montevideo, Uruguay, podía vivir la tradición de esta noche esperada por miles de personas. En cuanto se iluminaba el escenario se encendía la felicidad y las voces de los artistas que transmitían el amor por el Carnaval.
El maquillaje, los trajes y cada expresión eran tan importantes como cada una de las notas que emitían una crítica realista, que ganaba validez gracias al humor.
Esa noche, no alcanzamos a ver todas agrupaciones, pero sí vimos variedad de la mano de dos murgas: A Contramano y Araca la Cana, y un grupo de parodistas: La Troupe del 22.
Como espectadora amante del teatro y la música, pero con poco conocimiento murguero, disfruté más de los shows de murga tradicional. Me gustó mucho "A Contramano", con una historia muy clara sobre la desdicha del pobre Rodríguez que no se quería morir, y "Araca la Cana" con un relato de denuncia más explícito.
Es un espectáculo muy colorido y singular, pero para poder disfrutarlo como debe ser, la Murga Uruguaya es un plato que se come en vivo.
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