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miércoles, 17 de octubre de 2018

LENGUAJE, SIMBOLOGIA Y GESTOS por Guillofca

LENGUAJE, SIMBOLOGIA Y GESTOS por Guillofca



A primera vista, los llegados de otras tierras, presuponen que los habitantes de la Cultura Andina son parcos y que prefieren hablar poco, pensando en fallas educativas, o, peor aún en cuestiones vinculadas con la inteligencia o con aquello que se estima primordial como señal de inteligencia.
Cada tanto escuchamos personas comentando sobre la parquedad de los individuos de la Cultura Andina y en realidad esas apreciaciones son distorsionadas e incompletas, porque se las trata desde una perspectiva o mirada centro-europea o blanca. El lenguaje, como ya lo demostró en su trabajo el maestro Claude  Lévi-Straus, que fue amplificado por muchos otros investigadores luego, es algo mucho más complejo que el solo hablar (espero que no se horroricen mis amigas Profesoras de Lengua y Literatura), porque en el intervienen, de manera determinante, los símbolos y los gestos del hablante. La misma escritura no es más que una representación estilizada de los símbolos y parece gracioso que algunas personas se atribuyan el derecho de burlarse de algunos individuos que valoran en grado sumo lo gestual y simbólico, como hemos vistos (y sufrido) en varias oportunidades.
Recientemente hicimos varios experimentos y pudimos comprobar que algunas personas, de cultura occidental, no se detienen a comprender mientras leen (cosa que si debiese horrorizar a mis amigas profesoras de lengua o lenguas). Con lo cual tenemos personas que simultáneamente denigran, ridiculizan o se burlan de los habitantes de la región andina y paralelamente no ponen en práctica lo que dicen tener de valía, que las “habilita” a comportarse como patanes de los boliches. Desde su llegada a estas tierras, los europeos y sus descendientes se han sentido superiores, posiblemente creyendo en la teoría de la supremacía, que les hace presuponer una suerte de ósmosis en la transferencia cultural, educativa o científica. Otros creen estar habilitados, por alguna aproximación matemática, por sobre las estadísticas, como pude comprobar en la que denomino Isla Nigromante de la República de Otaria, como explico en “De la Tribu Urbana que no se habla: Los Mochileros”, en el Capítulo 1: “Palimpsesto”, donde destaco el tono de piel de alguno que otro de estos presuntos científicos Físico-Matemático-Sociales, ya que sería más entendible sus posturas neo-nazis, si su piel brillase de blancura, aunque no los eximiría del delito de discriminación y xenofobia que penaliza nuestra legislación (Arg.) y la mayoría de la internacional.

Regresando a lo que enseña el maestro: “…En segundo lugar, Wiener nota que los fenómenos que integran en sentido propio las investigaciones sociológicas y antropológicas se definen en función de nuestros propios intereses: se refieren a la vida, la educación, la carrera y la muerte de individuos semejantes a nosotros. En consecuencia, las series estadísticas de las que se dispone para estudiar un fenómeno cualquier resultan siempre demasiado cortas para servir como base de una inducción legítima. Wiener concluye que el análisis matemático aplicado a las ciencias sociales sólo puede proporcionar resultados poco interesantes para el especialista, comparables a los que aportaría el análisis estadístico de un gas a un ser que aproximadamente se encontrara en la magnitud de una molécula…” (pág. 97 in fine y 98 supra de Antropología Estructural). 

Por otra parte es el propio Claude  Lévi-Straus, el que indica la valía de las series estadísticas para el estudio lingüístico del lenguaje hablado por el común de las personas inmersas en las distintas culturas: “…En lin - güística, y particularmente en lingüística estructural —sobre todo considerada desde el punto de vista de la fonología— parecería que se encuentran reunidas las condiciones planteadas por Wiener para un estudio matemático. El lenguaje es un fenómeno social. Entre los fenómenos sociales es el que presenta de forma más clara los dos caracteres fundamentales que permiten un estudio científico. En primer lugar, casi todas las conductas lingüísticas se sitúan en el nivel del pensamiento inconsciente. Al hablar, no tenemos conciencia de las leyes sintácticas y morfológicas de la lengua. Además, carecemos de un conocimiento consciente de los fonemas que utilizamos para diferenciar el sentido de nuestras palabras; somos menos conscientes aún —en el supuesto de que pudiéramos serlo a veces — de las oposiciones fonológicas que permiten analizar cada fonema en elementos diferenciales. Por último, la falta de una aprehensión intuitiva persiste aun cuando formulamos las reglas gramaticales o fonológicas de nuestra lengua. Esta formulación emerge únicamente en el plano del pensamiento científico, mientras que la lengua vive y se desarrolla como una elaboración colectiva. Incluso en el caso del sabio, jamás llegan a confundirse completamente sus conocimientos teóricos y su experiencia como sujeto hablante…” (pág. 98 op cit ).

Con lo anterior puede presuponerse que esas personas burlonas se ríen de sí mismos, porque no existe nada tan acabadamente completo que el habla de nuestros habitantes de la Cultura Andina, que se apoya en LENGUAJE, SIMBOLOGIA Y GESTOS, aunque no puedan creerlo nuestros neófitos lingûístas turísticos, que pasean por la Cultura Andina. Claro que no se trata de la mayoría, ni de un número significativo, los que gustan de demostrar su incultura y falta de Educación.
 

FUENTES



Claude Lévi-Strauss, Antropología estructural. Ediciones Paidós, Título original: Anthropologie structurale. Publicado en francés por Plon, París, 1974 Traducción de Eliseo Verón. Revisión técnica de Gonzalo Sanz, Cubierta de Mario Eskenazi & Asociados, 1.987
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