Resumen: Giiemes captura una fragata durante la invasión inglesa de 1.806, desde la costa y con no más de 40 soldados, montados a caballo.
MATERIAL TOMADO DEL LIBRO Güemes Documentado - Tomo 1
“...Cuarto grupo: en la Reconquista. n) Abordaje ?j toma del "Justina" (12/VII1 '806). El capitán Alejandro Gillespie, integrante de las tropas invasoras inglesas en 1806, fue hecho prisionero por Liniers y con- finado, como otros, en el interior del país. Puesto después en libertad, escribió en Londres, en 1818, Gleanings ancl vemarks, especie de diaz-io personal, cuya traducción se publicó en la Argentina en 1921 bajo el título de Buenos Aires 1~ cl interz'o~. De esta obra tianscribimos los párrafos que tienen relación directa con el tema del rubro. Hablando de la ocasión en que Pophan pasa por Santa Elena con rumbo a Buenos Aires, dice Gillespie que se ordenó que, como refuerzo, "1010 hombres de la guarnición, con todos sus enseres de campaña, se embarcaran en el «Justina», barco mercante de 26 cañones. . Este destacamento del cuerpo de Santa Elena filo uiia adición valiosa, pues la mayoría de ellos eran artilleros y ti- radores excelentes" (pág. 41). El momento en que el "Justina" es abordado y tomado fren- te a Buenos Aires, lo relata así: "Había un buque mercante en este tiempo que se había acercado a la ciudad para traficar, que nos fue de utilidad esencial. El «Justina» de 26 cañones, una vez alijado, fue tripulado con oficiales y cien ma r ineros de la escuadra, además de su dotación, El día de nuestra rendición pele6 bien g con sus cañones impidií, 7 A última hora hemos encontrado esta nueva probanza referente al número de leguas que en aquellos tiempos no era desusado recorrer en una jornada. Alexander Caldeleugh en Viajes por America del Sur, Rio de la Plata, 1821, relata que: "La ruta de Córdoba se dirige hacia la derecha, en dirección norte, mientras la de Mendoza sigue al oeste. Encontramos al correo Gómez que iba para Buenos Aires; había salido diez días antes de Santiago del Estero. Estos correos hacen grandes distancias cumpliendo a meniido jornadas de cincuenta leguas durante varios días seguidos. Pa- gan la mitad de la tarifa establecida para el alquiler de los caballos y éstos deben serles facilitados inmediatamente. Si por azar se les da un niúl caballo, tienen el derecho de degollarlo en el mismo sitio y lo hacen con frecuencia." (Traducción al castellano de José Luis Busaniehe, Es. As., 1943, pág. 121). todos los movimientos de los españoies no solamente por :a playa, sino en las diferentes calles que ocupaban, también expüestas a su fuego. Este barco ofrece un fenómeno en los acontecimienlos militares, el haber sido abordado y tomado por caballería al terminar el 12 de agosto, a causa de una bajante súbita del río" (págs. 7Sy 79: cf. pág. 46). Lástima que el autor no nos diga a cuyo mando estuvo tal caballería. El "Justina", cuya mesana, conlorme se verá, había sido tronchada de un cañonazo el día anterior, constituyó -demás est6 decirlo- un glorioso trofeo y una valiosa presa. Bauzá dice así: "Formó parte de los trofeos de la victoria la fragata inglesa aesaibolada por la batería del Retiro y un bergantín cargarlo de tr~go" (tomo 1/11, pág. 403). En Lobo, a su vez, leemos: "El úni- co provecho de los reconquistadores, procedente de intereses enemigos, fue el apresamiento de una fragata mercante y de un bergantín, ambos ingleses; aquélla con mercancías, que había ya comenzado a descargar, y éste con trigo" (tomo 1, pág. 432). En los archivos públicos no se encuentra a mano información tjguna sobre un episodio de tanto relieve histórico, ni en lo que significa como prez de nuestras armas, ni en lo au2 toca a la liquidación de la mercadería apresada, ni tampoco acarca de quien la protagonizó. Sobre esto último tenemos como primera y única fuente la que acto seguido presentamos al lector. El eminente tradicionalista argentino Pastor S. Obligado pu- blicó en e1 diario La Raxón del 12 de agosto de 1920, con su firma facsimilar al pie, un artículo intitulado "Guemes en Buenos Ai- res", y, en ese mismo año, adjuntó copia en una carta a la señorita Benita Campos, de Salta, quien asimismo le dio cabida en el nQ 57 del 20 de Febrero de 1921 de la revista Giiemes, de la que era directora. Transcribimos en seguida y casi por entero dicho artículo, porque el autor da como protagonista del episodio del "Justina" a Güemes, y porque sus aseveraciones al respecto son, a nuestro juicio, valederas. Tanto es así, que en medio siglo transcurrido desde su publicación, jamás han sido objeto de reparo alguno, sino tomados invariablemente como fidedignas. El artículo a que nos venimos refiriendo es del tenor siguiente : 1 "Antes de ser general fue soldado, como ante todo, salteño, y sobre todo, patriote de nacimiento. "Afiló la espada que había de sablear chapetones hasta la más lejana frontera en piedras de estas calles, ensayando las memorables cargas de su renombre por sierras y montañas, en la playa del Plata, cuya bajante dejó en seco al buque de guerra inglés, coperando a su abordaje. "Pues que hoy cumple 114 años que recibió su bautismo de fuego en las aguas de este río, conmemoraremos sus hazañas, bien sea al pasar, como rápido pasó al galope triunfante de su infatigable caballo de guerra, tan brioso como su gentil caballero, que sólo desmontara cuando bala enemiga le postró en la contienda. "El combate había terminado, después de dos horas de rápida acción (12 de agosto de 18061, llevada con toda energía por soldados bisoños que el amor a la tierra improvisó, doblando expertos veteranos que venían de vencer soldados de Napoleón en San Juan de Acre. Pueywedón acababa de arrebatarles su estandarte (regimiento número U), eolgado en la basílica de Santo Domingo, y el general Berresford, tirado su espada desde el fuerte, conservada en el Museo Histórico. Saliendo a entregarse prisionero, e intranquilo entre la gritería de multitudes hostiles, se oyó la voz del comandante Quintana que le acompañaba: «Pena de la vida a quien insulte prisioneros)). "Cercanas las sombras de lluviosa tarde de invierno, se reunía un grupo de jefes y oficiales al pie del asta-bandera en el bastión Norte, contemplando satisfechos el real pabellón flameando en la altura que los ingleses se apresuraron a izar. Criollos, uruguayos y españoles comentaban diversos episodios, ponderando exaltados a quien correspondía ei honor de 1). jornada, cuando llegó el futuro «virrey de la victoria)), dialogando agitado con Gutiérrez Concha, jefe de la escuadrilla que transportara los auxiliares de la Colonia. Seguíale de cerca bizarro joven de brillante uniforme, que inclinado desde su niñez a la noble carrera de las armas en que sus abuelos se distinguieron, había llegado el último año del siglo anterior desde las dturas de Salta (nido fecundo de patriotas) a la capital del virreinato, incorporándose en el re- gimiento del Fijo, así llamado por sri residencia en ella. "Pronto su compartación y activo desempeño en diversas comisiones, le promovieron ascenso de cadete a alférez y subteniente, a~tes de formar eii ti rzgimient~ de húsares, euyo primer j&e fue aquí Pueyrredón, y en el de Salta, Guemec. Nandado la vís- pera al encuentro de Liniers paiz informarle la situación de la plaza y elementos acercados en sus inmediaciones, incorpo3,ado a sus ayudantes del cuartel general, le hizo quedar desde ese niomento. . . . . "Todos callaron atentos a la conversación de los jefes, cuando Liniers, acentuando observaciones por las que Concha le traía a lo alto de la batería, dijo: -Efectivamente, parece está varado. Y dando vuelta, agregó : "-¡A ver el catalejo! -que el ayudante se apresuró a alcanzarle. "Concluía su observación, al devolver el anteojo al ayudante más inmediato dijo: "-Ud. que siempre anda bien montado; galope por la orilla de la Alameda, que ha de encontrar a Pueyrredón, acampado a la altura de la batería Abascal y comuníquele orden de avanzar soldados de caballería por la playa, hasta la mayor aproximación de aquel barco, que resta cortado de la escuadra en fugas'. "Menos tardó el ayudante Guemes en recibir la orden que en transmitirla, como los gauchos de Pueyrredón, ganosos porque no se les escapara la presa en salir al galope tendido por la playa. "Con el agua al encuentro de sus caballos rompían el fuego liih tercerolas, cuando asomó el jefe, haciendo seña con un pañu.elo blanco desde el alcázar de popa, rindiéndose. . . ! "Comprobando este episodio leemos en los Aplmtes ?/ »O.seirrac.io?zcs, del mayor Gillespie : «El Justina, de veintiséis cañones, tripulado con oficiales y cien marineros, de la escuad r a de Popham, además do la propia tlotacióri, que se había acercado a tierra, lo más posible, peleó bien el nía de nuestra rendición, y SUS cañones irnpic;ieron todc;x los moriinientos de los españoles, no sólo por la ribera, sino tanibitn en las diferentes calles yce ocuparon, expuestas a .;u fuego. Ofrece un fenómeno raro en los acontecimientos militare$, que 'un buque haya sido abordado y capturado por caballería', como fue aquél, ya al cerrar el día, 12 de agosto de 1806)) 'O. Como se ve, la publicación de Obligado consta de dos partes. El hecho de que la segunda de ellas empiece con la palabra "Comprotando", induce a pensar que lo narrado en la primera parte no tuvo como fuente a Gillespie, aunque coincide con él m lo referente a bajante del río, nombre del barco, su apresamiento pcr tropa montada y al cerrar el día, así como en lo referente a qix Wes~eto ala batería Abascal ouede verse "Diario de un soldado", pág. 178. Y Es de advertir que esta orden sólo era de aproximarse al buque, Fin referencia a su abordaje. 1'' Todos los puntos suspensivos de esta transcripción son riel origmal. los demás navíos se alejaron con premura, cosa de que Gillespie sc ocupa en la página 83 de su diario. La diferencia fundamental estriba en que este último no menciona ni alude a Güemes, mientras que Obligado toma 41 joven salteño por centro de su narración. Y lo hace en forma tan viva y circunstanciada, que da la impresión de encontrarnos ante la deposición de un sincero testigo presencial. En apoyo de la veracidad de Obligado, queremos hacer re- saltar la coincidencia de sus afirmaciones con las que al respecto figuran en los documentos últimamente presentados por nosotros a los que a continuación nos remitimos entre paréntesis. Ellos son: l* "Desempeño en diversas comisiones" : comisión de servi- cio (segundo grupo), comisión de acompañar a Marín (tercer grupo). 2a "Xandado la víspera al encuentro de Liniers para informarle la situación de la plaza y dementos acercados en sus inme- diaciones". . . ~fectivamente fue mandado por Sobremonte, como acompañante de Marín la víspera, o sea, el 11 de agosto, si bien no para informar a Liniers de la situación de la plaza, como erróneamente dice Obligado, sino para transmtirle instrucciones y recordarle la existencia de tropas acercadas hasta San Nicolás bajo el mando del coronel Nicolás de la Quintana (tercer grupo). Hay en el artículo de Obligado otras afirmaciones igualmente ajustadas a la verdad histórica, segíin pasamos a comprobar, a saber : la "Usted que slempre anda bien montado, galope por la aiameda". . . dice Liniers a Güemes. Este estaba montado porque acababa de llegar de La Candelaria, como se colige de lo que ya se ha dicho, mientras que los demiis oficiales que rodeaban a Liniers carecían de cabalgaduras. Veamos dos pruebas de esto: "Apenas tuve los caballos y mulas necesarios para arrastrar la artillería y carros de municiones: mis oficiales mismos casi to- dos a pie". . . (Liniers, hablando de los instantes previos a su triunfo, B. de Mayo, tomo 1, pág. 144, llamada 11). "Fue preciso detenernos. . . por el mal estado de los caminos y Falta de caballos para el tren volante, por haber mue~to la ma- yor parte las noches anteriores". . . (capitán de fragata Juan Gutiérrez de la Concha al Secretario de Estado Español, 15 de agosto de 1806, en La Recouqzixln ?/ Dcfensa de Buenos Ai~es, editado por Peusei. Bs. AS., 1947, pSg. 229 y en colección "Co- ronado", pág. 97). 2" "Comuníquiile orden de avanzar soldados de raballeria por la playa hasta la mayor aproximación de aquel barco" ll.. . La única tropa montada eran entre 40 a 60 gauchos comandados por Pueyrredón, a quien se le ordenaba que destacase algunos de sus jinetes por la playa hasta aproximarse al Justina. Las dos citas siguientes son asaz ilustrativas con respecto al número de dichos jinetes y a sus funciones habituales en el ejército. "No podíamos acercarnos antes de recibir socorros, constando sólo nuestro ejército de 1.180 hombres la mayor parte milicias y de unos 40 a 60 paisanos a caballo que hacían el útil servicio de mantener avanzadas a larga distancia del ejército" (oficio recién citado de Gutiérrez de la Concha). "Desde allí hasta el día de la toma de la plaza fue continuado estos auxilios y además el importantísirno que hacía la caballe- ría de su mando, en partidas avanzadas hasta la ciudad". . . Así se expresaba Liniers hablando de Pueyrredón y de su gente montada (Archivo Pueyrredón, tomo 1, pág. 54). 3a "Incorporado a sus ayudantes del cuartel general le hizo quedar desde ese momento". Según esto, Liniers decide que Güemes, desde que llega de La Candelaria, se quede en Buenos Aires, y lo incorpora al grupo de sus ayudantes en el cuartel general. Para ello habrá tenido en cuenta sin duda los buenos antecedentes del recién llegado y su vehemente deseo de combatir, amén de que el joven no habrá dejado de traslucir su decepción por la pública- mente objetada actitud de Sobremonte, a cuyas directas órdenes pensaba que habría de continuar en forzosa inactividad bélica. Prescindiendo de ligeros anacronismos (llegada a Buenos Ai- res en 1799, en vez de 1805, vestir brillante uniforme en la jornada de la Reconquista, cosa que no sucedió hasta pocos días después) hay en todo lo que dice Obligado gran responsabilidad v coherencia, como el lector lo habrá pod.ido comprobar. Esto nos lleva a sostener, conforme sostenemos, que la omisión de Gillespie ha sido salvada, es decir, que quien encabezó la toma del Justina no fue otro que Güemes…” (pág. 71 a 76)
https://institutobelgranianodejujuy.com/wp-content/uploads/2021/05/Guemes-documentado-Tomo-I-desbloqueado.pdf
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