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jueves, 29 de agosto de 2013

Autoridad docente, transformación social y prácticas

Autoridad docente, transformación social y prácticas

Todos sabemos, o, mejor dicho, casi todos que…"no es posible renunciar a ejercer la autoridad porque el acto educativo implica un acto de autoridad. Educar demanda asumir un lugar asimétrico". (Consejo Federal de Educación, 2008)" Ese mismo acto o la acción que de ella se deriva, en nuestra sociedad actual, de la que la escuela es solo un reflejo, se encuentra morigerada por una cantidad de consideraciones y atenuantes, que se fueron forjando durante muchísimos años desde aquello de "la letra, con sangre entra". En ese perdido mundo positivista, el poder se ejercía, casi salvajemente, sin despertar culpas o remordimientos de conciencia, porque, teóricamente, se hacía lo correcto, ya que se trabajaba sobre guías prefijadas de autoridad, basadas en la acción-reacción (o represión). La consideración casi delictiva del menor (con la política de minoridad liberal e incluso, con más énfasis, en la neoliberal) se plasmaba en la falsa verdad del "niño de familia bien", en ese ser casi perfectamente educado desde la familia, con conciencia de clase (media o alta), donde las normas de conducta se encontraban prefijadas y ninguna, o, casi ninguna tenía algo que ver con la igualdad (sea esto real o no, porque ello no importaba, porque se ponían en juego otras cuestiones vinculadas con las élites, que en estas tierras nos acostumbramos a glorificar desde la Generación de 80 y su adalid el genocida conocido, como General Roca). En otras palabras a unos se los consideraba de una forma por su origen y a otros de otra, por lo mismo. Con mucho esfuerzo fuimos cambiando, no todos, ni en todos los lugares, pero el trabajo de unos pocos "locos" redundó en el destierro (o casi) de esa educación elitista.

 

Por lo anterior, vemos, en la actualidad que se usan conceptos, aparentemente ambivalentes, para privilegiar políticas, o, mejor dicho, posturas, que pueden pretender, o, no mantener esos perimidos y anacrónicos conceptos elitistas, donde  "…la presencia de figuras de autoridad…con sus decisiones, intervenciones; habilitan e inauguran determinados espacios; silencian, anulan otros…" (Tercer Recorrido_ECE) La capacitación o los postulados de la Educación Permanente, generalmente, en los sectores más necesitados de ella, no tienen efecto, por virtud de ese mismo dejar hacer, dejar pasar, que ya comentamos antes, que también se aplica en toda la escala jerárquica de nuestra profesión. En algún momento, alguien me dijo: ¡Pero vos también estas cerca de la jubilación!, como si a partir de determinada etapa en nuestro transcurrir en el sistema, ello se transforme en más permisivo, en algo que tiene una importancia relativa, o, pequeña. Cuando respondo que en lo nuestro debemos estudiar todos los días, automáticamente, se acuerdan del mote que me pusieron y que yo adopté, en contraposición, de "viejo loco". Ni mencionar a los que creen que se trata de una postura y no de un convencimiento, diciendo: "Todos los profesores recibimos algo de psicología en nuestros cursos, pero este (que viene a ser el viejo loco) parece creer que sabe más".

 

Vimos desde nuestro propio recorrido por la escuela secundaria, que los "castigos grupales" no sirven para nada, que es más,  tienden a reforzar la idea de la inequidad, que no permiten rescatar, defender y ejercer los Valores de Igualdad, no violencia y sentido de pertenencia. En ese sentido el dilema es: constituirnos en "…habilitadores o no de construcción de legalidades, de valores de igualdad, de justicia, de respeto..." (Tercer Recorrido_ECE), pero para ello debemos aprender, para aprehender, a respetar los saberes más que los poderes, sin desconocer que ellos son los que habilitan o no determinados espacios, pero que son pasibles de esa "igualdad ante la ley", que marca nuestro sistema democrático, que no es perfecto, pero que ello depende de todos y cada uno de nosotros, de cómo nos posicionamos en lo que nos toca hacer, como algo relevante de nuestra profesión.   

 

Guillermo Fernando Cámara
Teléfono Celular 342-5045816

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