PALIMPSESTO 2
Supongamos que alguna persona pretende desconocer las leyes y se denomina nazi o fascista, en cualquier sistema jurídico sería condenado por apología del delito, siempre y cuando ese delito se encuentre tipificado en esas leyes que el individuo pretende desconocer. En mi largo peregrinar tuve la ocasión de conocer a varios y lo cómico o dramático es que en su mayoría se trataba de personas de tez oscura y muchas veces sus pieles se encontraban desbordantes de tatuajes, lo que lo hacía más ridículo, porque esas mismas personas hubiesen tenido muchos problemas en los países donde se cometieron los delitos de lesa humanidad que se describen en las leyes contra el fascismo y el nazismo. Claro que en la mayoría de los casos esos ciudadanos pertenecían a organizaciones tipificadas como neo-nazis o se trataba de adictos a las drogas que deliraban. Entendiendo que sería más lógico encontrar una persona de aspecto teutónico que piense de esa manera, pero igual se trataría de un delirio, más aun si su posición de responsabilidad como jefe de familia o cualquier otro cargo de compromiso en la sociedad civil lo encuentre obligado no solo al respeto y cumplimiento de la Ley, sino a la incumbencia de hacerla cumplir. Y todos sabemos que ese tipo de delitos no prescriben, porque son de lesa humanidad.
En el supuesto que se trate de un grupo que permite, tape u oculte este tipo de conductas es muy posible que se lo denomine como asociación ilícita según las leyes que violan, porque no se trata de problemas menores. Es cierto que en la sociedad se las denomina como camarillas, patotas (en el caso de ejercer la violencia o la amenaza) o mafias, pero a todas ellas les comprenden las generales de la ley. En algún momento, también en mis viajes, pude observar como se disfrazan ese tipos de conducta pretendiendo dejarlas en el anonimato apelando a una lealtad al grupo. Es sabido que algunos técnicos deportivos apelaron, en nuestro país, a lo que explicaron como: "aquello que se dice en el vestuario, queda en el vestuario" y en algún momento lo mencioné como la teoría del vestuario, porque me causaba gracia ver a personas mayores aplicando comportamientos adolescentes, muchas veces con adolescentes incluidos, pero no dejan de ser procedimientos permeables a la coerción de las leyes.
Es sabido que en nuestros sistemas liberales democráticos lo que piense una persona, queda al arbitrio de esa misma persona mientras no lo exprese en público. En caso que se exprese públicamente puede tipificar un delito. Pero es común que ese tipo de personas o personajes realicen lo que se llama cálculos a ojos buen cubero, pretendiendo que nadie las comentará, porque sería una traición al grupo, con lo que tenemos configurada la teoría del vestuario y la supuesta ley de las aproximaciones operando para evitar que esas conductas se difundan, porque dañarían la autoridad de esas mismas personas en el interior del mismo grupo, que necesita permanecer cohesionado, para que esas personas disfruten del arbitrio ampliado. Vale decir que no lo mantengan en su fuero íntimo y pensamientos, para aplicarlo en el grupo mismo, o en la sociedad misma o con los mismos ciudadanos que teóricamente deben obedecer y servir otras leyes, que en nuestro caso (en Argentina) se sustentan en las leyes y la constitución. Entendiendo esos términos inmersos en la doctrina de la Supremacía de la Constitución Nacional y no viciando los alcances de las Autonomías Provinciales, porque no se trata de otro país, sino del mismo país, con un sistema Republicano, Representativo y Federal.
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