Oscar José Trujillo
Universidad Nacional de Luján, Argentina
ojtrujillo@gmail.com
Cita sugerida: Trujillo, O. J. (2017). Los Habsburgo en el Río de la Plata: Gobernadores de capa y espada en el Buenos Aires colonial temprano. Anuario del Instituto de Historia Argentina, 17(2), e047. https://doi.org/10.24215/2314257Xe047
Resumen
El objeto de este artículo es analizar el proceso de militarización del estilo de gobierno que se percibe en el contexto de la Gobernación del Río de la Plata, desde su creación en 1617 hasta fines del siglo XVII, cuando los Habsburgo dejaban paso a los Borbones. Se proponen como claves de ese proceso la descripción del perfil de esos gobernadores y el análisis de su correspondencia con el Consejo de Indias, comparados con el proceso de dotación y equipamiento militar de la ciudad. Desde los primeros tiempos del poblamiento y organización jurisdiccional del territorio, la cuestión militar fue decisiva a la hora de configurar la geopolítica de la Corona con respecto al espacio local.
Palabras clave: Buenos Aires; Habsburgo; Siglo XVII; Gobernadores; Militarización
The Habsburgs in the Rio de la Plata: lay and sword Governors in early colonial Buenos Aires
Abstract
The purpose of this article is to analyze the process of militarization of the style of government that is perceived in the context of the Governorate of the Río de la Plata, since its creation in 1617 until the end of the 17th century, when the Habsburgs gave way to the Bourbons. The description of the profile of these governors and the analysis of their correspondence with the Council of the Indies, compared with the process of provision and military equipment of the city, are proposed as keys to this process. From the earliest times of settlement and jurisdictional organization of the territory, the military question was decisive in shaping the geopolitics of the crown regarding the local space.
Keywords: Buenos Aires; Habsburgo; XVII century; Governors; Militarization
Buenos Aires, de aldea marginal a “llave del reino del Perú”
“…donde hay muchas puertas, mal se puede defender la entrada…”
Hernandarias, 1616
El despoblamiento de la primera Buenos Aires en 1541 implicó un brusco golpe de timón en el proceso de poblamiento del estuario rioplatense. Abortada la posibilidad de sostener un enclave en el extremo de la cuenca como punto de enlace para los navíos que comunicaran al Paraguay con el Atlántico, la dinámica del poblamiento inicial tuvo como epicentro regional a Asunción, y concentró sus esfuerzos en el interior del litoral por algunas décadas (Guérin, 2000). Luego de ensayar una serie de acciones tendientes a conectar el espacio rioplatense, controlado y referenciado en Asunción, con las costas meridionales del Brasil, esa expansión hacia el interior del continente coincidió con las expediciones castellanas que, desde el Perú, avanzaban hacia el sur. Así, el Tucumán quedaría pronto bajo control peruano, y la competencia con Asunción, volvería los ojos sobre la desembocadura del Río de la Plata, proceso que culminaría con el repoblamiento de Buenos Aires por Juan de Garay, en 1580, y el retorno del interés por la salida al Océano.
A pesar de las presiones que desde muy temprano intentaron oponerse a la consolidación de una salida atlántica de la plata potosina, lo cierto es que Buenos Aires logró sobrevivir y crecer merced al aprovechamiento de algunas pocas permisiones comerciales y muchas otras ilícitas.
Un argumento sería central para defender el sostenimiento de un enclave tan lejano y marginal: la necesidad de proteger un acceso estratégico al corazón mismo del subcontinente (Tarragó, 2016). Justamente sobre ese rol defensivo se articularían discursos que pondrán, desde muy temprano, un énfasis muy claro en la necesidad de dotar y sostener de recursos militares a Buenos Aires. Mucho más cuando, luego de la división de la provincia en 1617, la cabecera de la nueva jurisdicción recayó sobre ella1. Pero otro peligro se cernía sobre el precario asentamiento y su región: la presencia de distintos focos de resistencia indígena, entre los que se encontraba el de los belicosos guaycurúes, responsables del despoblamiento de Concepción del Bermejo (Pozzaglio y Svriz Wucherer, 2016), o el de los pampas, mucho más cercanos a Buenos Aires (Boccara, 2002).
En palabras de Hernando Arias de Saavedra, el último gobernador de la extensa jurisdicción que unía a Asunción con Buenos Aires, era imprescindible resolver lo desprovisto y falto de armas y municiones que estaba el puerto. Su temor era que los enemigos se percataran de la comodidad de Buenos Aires como escala antes de cruzar el Estrecho, y de la facilidad que tendrían para internarse desde allí hacia el interior: “pues donde hay muchas puertas, mal puede defenderse la entrada”. Para ello, proponía instalar una atalaya en las islas de San Gabriel que sirviese para advertir sobre la presencia de navíos enemigos, así como para reforzar las defensas de la ciudad-puerto: “la verdadera defensa y guarda de este puerto principalmente consiste en presidio y fuerza de gente pagada”, al mismo tiempo que advertía que “el fuerte de esta ciudad no tiene más que el nombre porque como los materiales no son a propósito, está arruinado y caído lo que edificó Don Diego Marín Negrón, mi antecesor”2.
Así, desde la misma división de la provincia del Río de la Plata, Buenos Aires pasaría a ser no sólo una marca de posesión efectiva en la frontera austral, sino también a ser apreciada por la Corona como un enclave militar. Y es esa visión la que sirvió no sólo para dotar a Buenos Aires de una temprana presencia militar, sino también para orientar la elección de los representantes del poder regio en el territorio.
“Gobernadores de capa y espada”: el perfil de los gobernadores de Buenos Aires
Los gobernadores fueron, sin duda, de las figuras más importantes del complejo andamiaje político del gobierno de la monarquía hispánica en América. Más numerosos que los virreyes, su misión fue hacer visible la autoridad monárquica en los más remotos confines del territorio (Trujillo, 2014).
Más allá de la multiplicidad de funciones que se incluían en la comisión que los designaba, y que incluía funciones de gobierno, justicia, guerra y fiscalidad, las atribuciones militares parecen haber sido determinantes en la elección de los hombres que ocuparon el cargo en Buenos Aires. Y, si bien la gran mayoría de los gobernadores seleccionados por el Consejo de Indias y designados por voluntad del rey, fueron militares de carrera y experiencia demostrada, es interesante ver que también los que ejercieron de manera interina el cargo –fuera como lugartenientes de un gobernador fallecido, por nombramiento del virrey o de la Real Audiencia de Charcas– respetaban el mismo perfil: sólo uno de ellos careció de cargo militar, el oidor Alonso Pérez de Salazar, que apenas cubrió el puesto por un encargo transitorio del virrey –ocurrido por la muerte del gobernador Góngora–, quien aprovechó la presencia de Pérez de Salazar en Córdoba en ocasión de la instalación de la Aduana Seca, en 1623 (ver Tabla 1)
Un caso ciertamente extraordinario fue el de Manuel de Prado Maldonado. Luego de abortarse la asunción del sucesor de Agustín de Robles fue designado desde el Consejo de Indias como el único gobernador de la lista que no tenía grado militar. Muy poco tiempo después, por consulta de la Junta de Guerra, que advirtió esa carencia en el gobernador, el rey revocó la designación, despachó a Maldonado al Corregimiento de Oruro, y nombró al maestre de campo Alonso Juan de Valdéz Inclán en su reemplazo. (Molina, 2000)...
https://www.anuarioiha.fahce.unlp.edu.ar/article/view/IHAe047/9018
ACTIVIDADES
1) ¿Por qué se decide crear el Virreinato del Río de la Plata?
2) ¿ El aumento de fuerzas militares, con el primer Virrei, se mantuvo en el tiémpo?
3) ¿A qué se debió recurrir luego de la primera invasión lnglesa
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