EL BUEN SALVAJE 8 o SOBRE LA REALIDAD 10, por guillofca.

EL BUEN SALVAJE 8 o SOBRE LA REALIDAD 10, por guillofca.

Debe ser la influencia del cambio climático, porque de otra forma no se podría explicar: En los últimos tiempos le salió un brote tardío podrido al inmortal Jauretche. Cosas como estas nos alertan más que asustarnos, pero vienen a cuento, para explicar estas cosas de la realidad de los salvajes, con lo cual solo me refiero a los incultos y mal formados, que forman en legiones en las huestes de ciervos kolorados, que nos llevaron a una de las apuestas más firmes, por la muerte y la violencia, de los últimos tiempos. Las organizaciones que debiesen hacer escuchar su voz no lo hacen y solo quedamos los mestizos e indios, para seguir reclamando verdad y justicia. Por si fuese poco el impersonal sistema pulcro y prolijo de punteros políticos colabora, con el hambre más urgente de nuestros hermanos los indios, generando, por error, más muertes, que se suman a ese genocidio. Sin contar el de la contaminación, el de lo desmontes, el de las usinas térmicas de carbón o nucleares, el de la minería a cielo abierto, el de la depredación de especies autóctonas, el de la implantación de especies foráneas y, en fin, el de la burocracia de los cerebros paradigmáticos en defensa del modelo. En poco tiempo más sabremos si somos capaces de librarnos del estigma o si solo servimos, para genuflexos. En el medio nacieron dos criaturas incontaminadas en el país del docente que se ocupa de sus cosas, como son todas las criaturas recién nacidas, desde el punto de vista de sus cerebros, que no pueden compararse con retoños tardíos: Ema y Aymara, de la República de Otaria, que motivaron al escriba amigo a regalarles un cuento, cuando aún no cuentan con edad suficiente para aprender a leer, pero que quedará inalterable por el paso del tiempo, cuando ellas puedan hacerlo y disfrutarlo, desmentirlo o aplicarlo, como ocurre en todos los casos en que los sistemas no son cerrados e inflexibles, como el que nos gobierna, con aires de una izquierda ramplona y mezquina, que trabaja, para el enriquecimiento de dignatarios y amigos y es culpable, por error u omisión de estas últimas muertes y de las que vendrán en un futuro no muy lejano si tenemos en cuenta los últimos detritos discursivos de nuestros dirigentes. Y todo ello sin mencionar un viejo eslogan que habla de la cabeza de esos dirigentes.