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viernes, 27 de mayo de 2011

Las tres últimas de Río Asta


miércoles 25 de mayo de 2011

¡QUE SE VAYAN!


Dice un adagio que una retirada a tiempo es una victoria, pero algunas personas y grupos de personas parecen no enterarse de las ventajas que esto puede retribuirles.
Pido que se vayan los acampados en la Puerta del Sol porque no han entendido que su momento ya pasó. Que protestaban contra el paro y están arruinando económicamente con su avasalladora presencia los negocios adyacentes al campamento. Porque los comerciantes les tienen miedo como se lo tienen a los matones de la mafia o a los delincuentes, porque su presencia intimida a unos trabajadores que no quieren perder su puesto de trabajo ya que no se vende.
Porque en lugar de fastidiar a los comerciantes y trabajadores deberían estar acampados frente a Ferraz (sede del PSOE), la Moncloa o frente a las residencias de aquellos banqueros a los que culpabilizan de la crisis.
Porque en lugar de pedir transparencia deberían mirarse ellos mismos y ver que han zarandeado e increpado a decenas de periodistas que pretendían hacer su trabajo.
Porque la falta de higiene en la vía pública ha favorecido la llegada de pulgas, y se están haciendo las dueñas y señoras de la plaza como en los peores tiempos de la Guerra Civil. Porque se han colocado decenas de grupos electrógenos a base de diesel y eso puede ser un peligro para la integridad física de los asistentes.
Porque se les está viendo el plumero y sus reivindicaciones se están radicalizando sin encontrar quien las ponga en marcha.
Porque los ciudadanos del mundo tienen derecho a disfrutar de la plaza tanto como ellos.

También pido desde esta tribuna que se vaya Zapatero y su equipo, porque así lo han decidido los españoles en las urnas.
Porque Rubalcaba sólo aplica la ley cuando le conviene. Debería haber expulsado a los amotinados en la Puerta del Sol y no lo ha hecho porque algún rédito electoral sacará.
Porque Zapatero actúa como un autista y desoye la voz del país y sus ciudadanos.
Porque el despilfarro sigue adueñándose del B.O.E. con tal de favorecer políticas sectarias y discriminatorias.
Porque hay casi cinco millones de parados y cientos de miles de personas que viven de la caridad, buscan comida en los cubos de basura y otros muchos han perdido sus viviendas habiendo dos millones de pisos vacíos en España.
Porque ha dejado que los terroristas entren de nuevo en las instituciones y en un sistema democrático que quieren dinamitar a base de bombas.

Y para los nuevos vencedores de las últimas elecciones pido que se vayan todos los corruptos que formaron parte de sus listas, pido que sigan al pie de la letra las ofertas de contención del gasto público, que cierren las empresas públicas que despilfarran el poco dinero que le queda al Estado, y que se decidan a levantar las alfombras porque si no, lo haremos nosotros, los ciudadanos que pedimos respeto en la Red y en otros foros.

domingo 22 de mayo de 2011

¿AGUANTARÁ NUESTRA DEMOCRACIA ENVITES COMO EL DEL 15-M?


Algunos comentaristas no han dudado en señalar las protestas de la Puerta del Sol y otros lugares como un pequeño Mayo del 68 francés. Pero las diferencias entre ambos movimientos dejan a las protestas españolas en una mera algarada con tintes asamblearios y demasiado sectarismo entre sus acólitos. Quiero recordar que el mayo del 68 fue además una huelga general salvaje, donde los sindicatos apoyaron las protestas estudiantiles; hechos bastante alejados del comportamiento de los “apaniguados sindicatos españoles”: grandes beneficiados de la cultura de la subvención. Allí no hubo ni trasportes, ni comida, ni certeza de aquello acabase en un enfrentamiento fraticida y violento entre los franceses. Muchos residentes en la capital parisina se pertrecharon en sus casas en espera de otra guerra.
Quizás lo más coincidente entre ambas protestas es una situación de indefinición. Ambas se autodenominaban como “la voluntad popular”, sin haber sido refrendada en las urnas; así como la vertebración de las soflamas lanzadas en los “corrillos temáticos” de Sol.
En 1968 le decía Sartre a Daniel Cohn Bendit, “es que ustedes no buscan elaborar un programa, ni dar una estructura al movimiento. Les reprochan querer destruirlo todo sin saber qué quieren colocar en el lugar de lo que derrumban”.

Lejos quedan los intelectuales españoles de izquierda que se han mantenido junto al poder de Zapatero y a despotricar contra la “extrema derecha”, que se sienta en los mismos Consejos de Administración de las grandes empresas españolas. Sin embargo estos intelectuales no han ejercido ninguna influencia real sobre el poder político y económico. Al final tanta sumisión a los poderosos ha acabado por desdibujarlos en un mutismo propio de lacayos. La casi totalidad de estos progresistas de salón y sueldo inmoral certificarían su esencia utilizando las palabras de Upton Sinclair al definirlos de esta manera: “Soy de izquierdas porque critico a la derecha, no porque haya sido capaz de construir un discurso alternativo”.
Lo más triste de la ceguera de Zapatero, un diputado socialista al que le ha venido grande el cargo, y su círculo más cercanos ha sido no detectar el creciente malestar de parte de la población.
Los acontecimientos de la puerta del Sol, no es más que exponente público de la fractura de la izquierda tal y como se ha entendido en los últimos años; izquierda monopolizada a través de sus propiso medios de comunicación: televisiones, diarios, sindicatos, ONGs que tan buenos resultados electorales le han dado al PSOE.

La democracia española comienza a resquebrajarse al darse cuenta parte de la población que esta democracia al final se ha convertido en un pingüe negocio para la otra parte de la población. Corrupción, despilfarro, sectarismo, mentiras y confusión nos han llevado del desencanto al cabreo. Los partidos acabaron con las asociaciones de vecinos, los sindicalistas independientes o la libertad de expresión en los medios de comunicación. Ahora sólo se habla por boca del amo que nos ingresa la nómina en unos bancos usureros y que no pagan en propias carnes los desmanes que cometieron sus ejecutivos con el dinero de los impositores.
Los dos partidos mayoritarios y sus socios nacionalistas tienen ante sí una oportunidad histórica. O reforman la ley electoral y el sistema político o al final todo se degradará, pudriendo la vida cotidiana de los españoles.

martes 17 de mayo de 2011

PERDIDOS EN LA PROGRAMACIÓN TELEVISIVA


Es lamentable que una cadena de televisión que presumía de representar los valores propios de la progresía y la izquierda caiga tan bajo. La cadena Cuatro, perteneciente a PRISA y portavoz de los intereses del partido en el gobierno, en cuanto a su línea editorial, de nuevo mancilla la dignidad de los miembros de unas minorías étnicas ajenos a nuestro entorno cultural.
Me refiero al programa “Perdidos en la ciudad” que se emite en Cuatro, y que resulta ser la secuela de otro “docureality” anterior llamado “Perdidos en la tribu”.
Para los que no sepan de qué se trata, el primer reality se desarrollaba en los lugares de origen de minorías étnicas tan emblemáticas como los Himba, establecidos principalmente en Namibia, o los Mantawai, originarios del archipiélago del mismo nombre situado junto a la isla de Sumatra, Indonesia. Hasta allí se desplazaron los concursantes y el numeroso equipo de producción y filmación para que unas familias españolas conviviesen con ellos en su entorno. Ya sólo la idea de utilizar a estos grupos étnicos para crear espectáculo parecía ser y era bochornoso; ya que no sólo se invadieron unos espacios sensibles a cualquier impacto humano ajeno a su tradición, sino que se desvirtuaron un modo de vida al compararlo con las actitudes de los concursantes. No se pensó en la tremenda huella que se producía sobre la población autóctona o el medio ambiente, tan sólo se pensó en el beneficio económico de la productora y la cadena. De hecho es sabido que las productoras de televisión no saben ya qué inventar, aunque para ello haya que enfrentar modos de vida entre los que hay un abismo, sin respetar la propia evolución de las citadas minorías.
Ahora, el programa “Perdidos en la ciudad” muestra la otra cara de esta perversión: trasladar a nuestro país a varios miembros de comunidades indígenas y enfrentarlos a situaciones enajenantes para los propios indígenas. Los indígenas son mostrados como monos de feria y atracción propia de los circos del siglo XIX. Los choques culturales pueden ocasionar traumas incurables en personas que se enfrentan a realidades inimaginables, a situaciones que lo único que pretenden es provocar la reacción de unos “primitivos” como fueron denominados en la primera emisión del relaity, y por lo que algunas organizaciones que defienden los derechos de estas minorías calificaron de racistas.
Hacerle subir a un car o mostrar una discoteca a alguien que nunca ha visto ni un artefacto de este calibre o un lugar tan extraño a sus ojos sólo puede servir de mofa a la audiencia. ¿Por qué no llevan a uno de sus directivos o a un político progresista a uno de los albergues de Cáritas o a un asentamiento gitano y le hacen comer, dormir y convivir con ciudadanos como él o ella?
¿Por qué los teleespectadores no podemos ver las reacciones de los dirigentes de nuestro país mientras duermen entre las ratas de las chabolas o reciben patadas propinadas por adolescentes igual que lo sufren inmigrantes o los denominados “sin techo”?
Este blog desconoce las condiciones pactadas entre los indígenas y la productora, pero sabe que en anteriores ediciones de realitys parecidos, se generaron grandes discrepancias entre los miembros de las comunidades contactadas. En especial las tensiones sufridas por el grupo de bosquimanos que participaron en ediciones anteriores del programa “Perdidos en la tribu”.
Desde este blog se pide que las prácticas llevadas a cabo por la cadena Cuatro y Telecinco cesen por respeto a unas comunidades que no necesitan ser exhibidas fuera de su entorno para servir de curiosidad exótica a una audiencia que desconoce lo frágil que es la situación en la que se encuentran. Honestamente, prefiero ver a esas comunidades indígenas tratadas con respeto.
En España no se permitirían estas actitudes con mujeres, niños, homosexuales, discapacitados, inmigrantes, gitanos o cualquier miembro de grupos que sufrieron o sufren todavía maltrato por parte de segmentos de nuestra sociedad. 

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