UNO DE LOS OLVIDADOS O NEGADOS GUERREROS DE LA INDEPENDENCIA
Si existe algún ejemplo del efecto de la invisibilidad forzada a la que fueron sometidos nuestros pueblos originarios, se pueden encontrar en el cacique guaraní Andrés Guacurari y Artigas, que nos muestra un símbolo evidente del cruzamiento, por sus ojos claros o verdes, aunque existen otras evidencias en la etnia, sobre personas albinas, de cabello claro y ojos de tonalidades parecidas, donde se puede comprobar que no existió proceso de cruzamiento alguno (debo aclarar que pude observar y charlar con algunos de ellos). Viajando por la web, encontré este relato popular, que paso a poner en consideración.
RELATOS DE ANDRESITO - El joven Andresito.
Recopilado por Victor Hugo Torres y publicado en Redes Sociales el 20 de Octubre de 2017.
Este era el entorno, la biosfera, en el que nació según parece, por antiguos testimonios en noviembre de 1778, aunque no existe prueba alguna, un niño mestizo, de ojos verdes y piel cobriza. Que fuera bautizado con el nombre de Andrés, en devoción de San Andrés, adscripto al Santoral de la Iglesia para ese día. “Guazurarí “ (ciervo alerta) que luego por imposición dde invasores portugueses se hizo lusitano, cambiando la Z por una C al castellanizarse nuevamente le sacaron la y quedó solo como C, convirtiéndose en GUACURARÍ como usaba firmar. Y era su nombre “abá” que era la etnia a la que pertenecía, puesto por costumbre guaraní, obra del sincretismo jesuítico tan practicado por los seguidores de San Ignacio de Loyola desde 200 años atrás, no era “apellido” pues esto tenía origen cultural europeo. Fue su madre una muchacha guaraní , hija de cacique, al parecer llamada Taboirá, y padre desconocido, salvo por leyendas que iban formando el mito, habría sido español o hijo de español (mestizo) para haberle cargado a nuestro personaje la carga genética, en su fenotipo típicamente de mestizo. Ante la imposibilidad de que su madre lo criara dotándole de aptitudes para ser un gran cacique y con un futuro, que como toda madre, lo creía predestinado a una sinergía épica
EL JOVEN ANDRESITO
El joven Andresito ya llegando a los 20 años de edad, ejerciendo su autoridad tribal de Cacique, mostraba una sabiduría diferencial de Arandu, ya sea por su conocimientos de los blancos invasores, enseñados por el Padre Céspedes como los que le enseñó su abuelo Mborá en guaraní y Francisco en castellano. Lo cierto es que su autoridad de cacique se iba incrementando, siendo motivo de admiración y esperanzas para la libertad profetizada por las viejas profetizaciones de los que alcanzaron “la tierra sin males”. Andresito era apuesto y de buena contextura física, de estatura intermedia, no era bajo ni alto. Si usaban el diminutivo para nombrarlo no era por su baja estatura, sino por que la tradición popular usaba el diminutivo para denominar a alguien muy querido por sus amigos y conocidos (al primer hijo de Artigas con una india charrúa lo llamaban “el Casiquillo Manuel” por ser el primogénito del General).
En las calurosas tardes de verano del pueblo de Santo Tomé, cuando se bañaba y ensayaba diferente formas de nadar , en las aguas del Río Uruguay o de alguna laguna cercana, comenzó a tener una cosquilla extraña en el corazón, cuando veía pasar a una joven y bella indiecita que habitaba en el cercano pueblo de San Borjas, llamada Vicencia y que pertenecía a una familia muy amiga suya: los Tiraparé. Con cuya complicidad arreglaron los pormenores de casamiento, por el año 1800. Así el padre y los tíos de la novia Vicente, Cecilio e Ignacio Tiraparé, unen su parentesco por la antigua institución del “cuñadazgo” de indestructible hermandad, pero como Vicente, el mayor de estos hermanos estaba casado con Justa Tuebay, padres de Vicencia, también los Tuebay adoptan el “Cuñadazgo” uniendo así a los mayores Caciques de San Borjas con el principal jefe de Santo Tomé. Constituyéndose entonces, de por vida, el mayor nucleo de poder de toda la región guaraní: delimitado al norte por el Río Paraná, hasta la Tranquera de Loreto, de allí por las lagunas y los esteros del Iberá hasta el río Miriñay, y su confluencia con el río Uruguay. Al este todo el oriente de este majestuoso Río Uruguay (que alguna vez cubría sus costas con innumerables caracolas de brillantes colores, que los guaraníes llamaban “urú” y siendo “guay” río o curso de agua) los habitantes originarios lo llamaron con la poética y delicada sonoridad de URUGUAY (río de las caracolas) comprendiendo los siete pueblos de las Misiones Jesuíticas.
En 1801 una salvaje invasión portuguesa a toda esta región, hizo que Andresito, después de comprobar que no podría convivir en su tierra con los esclavistas, huyó al sur, adentrándose en las pampas de los orientales. Allí comienza otra historia de la que poco se sabe, si que unió su destino patriótico al del futuro general José Gervasio de Artigas, jefe de los Orientales y creador del federalismo político y económico, de la Patria Argentina; aunque haya pasado a la historia como “el Gran Traicionado”.
El paradigma social de los guaraníes estaba basado en el PARENTESCO, no en la Familia al estilo europeo. La unión tribal por el parentesco no impedía habitar en territorios distintos ni la poligamia, y el joven cacique, que luego pasara a ser el Jefe de todos los guaraníes, en “guerra total” y con su “pueblo en armas” donde el frenesí de la batalla continua, lo obligaba a cambiar permanentemente de residencia vital. Llegó a cambiar pueblos enteros de lugar, varios, en éxodo generalizado y hacerlos transitorios para despistar y alterar los planes del enemigo. También en amores fue prolífero, no en descendencia. Así pasaron por su vida varias mujeres: la correntina caacateña Mercedes Esquivel; según habladurías pueblerinas, las inglesas hermanas Janne y Anne. Digamos si, que su verdadera compañera de convivencia, acción e ideales fue la mestiza correntina santaluceña Melchora Caburú, blanca, rubia y de ojos azules y que paradójicamente (también prolífero en amores ) en el mismo tiempo, José Artigas también tenía una compañera llamada Melchora, la más guerrillera, rebelde y de armas tomar que acompañó al Oriental brindándole amores y también dolores de cabeza, pues llegó a separarse de don José para seguir la lucha clandestina con un puñado de gauchos rebeldes. Volviendo a nuestra Melchora, afable, conversadora y “mas bien bonita” se desconoce cuando, donde y como se conocieron con Andresito, pero lo cierto es que congeniaron y se juntaron; de día peleaban juntos en cañadones y rancherías y de noche al cobijo de palmerales o escondidos en cañaverales se entregaban a la pasión. La Melchora, había nacido en Santa Lucía , muy cerca de Goya y fue criada por don Manuel Segovia y su esposa. No obstante el apasionado amor que los ungía, los adulones de la capital correntina, cuando Andresito estaba en la capital de Concepción del cambay organizaron toda clase de festejo para homenajearla. Enterado Andresito no pudo tolerar semejante traición por parte de subalternos ni por su compañera la Melchora, propinándole una soberana paliza con güasca seca. Desató por varios día un estado de castigos salvajes a todos los que había dejado responsabilizados Viendo que estos acontecimientos también corroen el mando en una ciudad como Corrientes, decide volver al Río Uruguay cuando recibe la orden de Artigas de preparar un ataque conjunto. Artigas por el norte desde el campamento de Purificación y Andresito por el Río Uruguay.
Pero es necesario contar aquí la historia de amor con una correntina del pueblo de Caá Catí (hierva con olor fuerte) donde tenían fama y capitales en campos y ganado Don Nicolás Esquivel y su esposa Doña Micaela conjuntamente con sus hijos José, Mariano, Antonio, León, y Bernabé y sus hijas las hermosas Magdalena, Gervacia, Mercedes y Margarita. La familia Esquivel habían protagonizado un conato de rebelión cont6ra Artiga, por lo cual temerosos de represalias se exiliaron en Paraguay, y dejaron sus hijas escondidas en una isla del río Santa Lucia bajo el cuidado de una familia de confianza de los Esquivel. El 14 de julio de 1818 Andresito entró a Caá Catí tomando la Plaza. Un delator le avisó sobre la estratagema que enojó mucho al caudillo, que ordenó una verdadera cacería para encontrar a las muchachas. Poco tardaron los guaranies , en su hábitat natural, que conocían ancestralmente y siendo el Santa Lucía afluente del acuífero. Traídas ante el el Jefe de los guaraníes, este al recorrer su mirada sobre ellas se detuvo ante la más bella y atrayente: Mercedes Esquivel que lucía una renegrida cabellera que casi tocaba el suelo. Su corazón despertó la pasión. La raptó y la llevó en ancas de su caballo hacia los esteros del Ibera donde estaba el grueso de su ejercito. Mientras vivían una pasión incontrolable, su padre desesperado entró en contacto con Andresito y este con necesidades acuciantes de logística, y en combinación con la moza le exigió a los Esquivel una cuantiosa suma de dinero en rescate. Mientras Mercedes le rogaba que lo deje acompañarlo en el ejercito, camino a Corrientes. Andresito, dicen que por temor a la reacción violenta de la Melchora cuando llegara a Corrientes, cobró el rescate y entregó a su familia a la joven apasionada. De regreso a Caá Catí estaba embarazada. En abril de 1818, poco tiempo antes que Andresito abandonara corrientes, Mercedes dio a luz un niño que llamó José Mariano Esquivel. Vivió siempre en Caá Catí, allí se casó con una prima Esquivel, tuvo 5 hijos y es la única descendencia genética del Cacique guaraní. Tal vez existan generaciones posteriores con genotipo compatible y sea posible escudriñar el perfil genealógico válido.
En cuanto a las hermanas Jane y Anne Postlethwaite, dos bellezas rubias que acompañaban a su padre comerciante en Corrientes, quedaron absortas por la personalidad magnética de Andresito, y este no podía imaginar que existiera semejante belleza y las llamaba “Indias Rubias”. Era tan imposible esconder la admiración que se tenían los tres que la gente de Corrientes sostenía como veraz la relación amorosa entre ellos, o al menos una de ellas.
Después del 20 de junio de 1819, prisionero de sus enemigos y con un futuro cruel y doloroso por la venganza portuguesa, iría a terminar su vida miserablemente en una fatídica cárcel del Janeiro, sin una mujer que lo contenga y lo cuide con cariño como a cualquier mortal . La profecía de su madre Taboirá, no contemplaba este final.
https://www.ellitoral.com.ar/corrientes/2017-11-30-1-0-0-un-general-guarani
Todo esto es negado o tomado en broma o irónicamente, por personas nacidas y criadas en la Provincia de Corrientes.
LO QUE NOS DICE SU BIOGRAFÍA
Se nos ha encomendado escribir sobre algún aspecto de este curso que ha finalizado, alguna temática que deseemos retomar o profundizar más de los que se pueda haber trabajado en el tiempo de clase. En mi caso, me propuse abordar la vida y pensamiento de Andrés Guacurarí (Andresito), movido principalmente por la idea de que en América existieron proyectos políticos propios, que si bien podrían tener influencia proveniente del viejo mundo (en definitiva, qué proyecto no tiene influencia de algún predecesor), son producto de la discusión y elaboración de pobladores autóctonos del continente. Además, es destacable el contacto tan cercano que tuvo con el protector de los pueblos libres, José Artigas.
Se estima que Andresito nació el 30 de noviembre de 1778, y otros historiadores creen que su nacimiento en realidad data de 1780. Algunos afirman que fue en San Borja, en el actual Estado de Rio Grande do Sul en Brasil; y por otro lado hay quienes señalan que fue en Santo Tomé, actual provincia de Corrientes. Hoy existen diferencias sustanciales entre una zona y otra, pero en el siglo XVIII formaban parte de una misma región de las Misiones.
Mantuvo una relación muy cercana con Artigas, al punto de ser conocido por algunos como Andrés Artigas, o Artiguihas. Éste lo bautizó como su hijo adoptivo (o ahijado) en 1811, y en 1815 lo nombró Comandante general de Misiones, un cargo que para ese entonces era considerado como el de gobernador. Tenía como principal misión cuidar ese territorio, apetecido por los lusitanos residentes en Brasil.
La provincia de Misiones abarcaba un total de 30 pueblos y comprendía un vasto territorio, el cual se encuentra dividido hoy en los estados de Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay. Este territorio estuvo a cargo de la Compañía de Jesús, hasta que fueron expulsados en 1767, quedando a cargo del poder civil y militar colonial. Se generó así un quiebre importante en las condiciones de vida de quienes allí habitaban, presentándose un aspecto desolador y de miseria, caracterizado por el hambre, el deterioro de edificacionesy la falta de recursos. Además, los perfiles étnicos puros irán desapareciendo, dando lugar a un creciente mestizaje.
Así, el terreno de las Misiones se irá configurando con algunos rasgos culturales propio:
“El idioma guaraní, una cultura particular heredada de la administración jesuítica, la conciencia de un espacio territorial propio, la identificación de un enemigo histórico común: los portugueses, la autonomía de los pueblos expresada en la institución del Cabildo, el autoabastecimiento económico, la conciencia de una dignidad y un modo de ser que se iba degradando.”
Andresito fue el primer y único gobernador indio en la historia de las provincias. Supo llevar a cabo un liderazgo justo, humano y revolucionario, teniendo presente y aplicando los ideales artiguistas. Abolió la servidumbre en todas sus formas, un aspecto que parece ser común denominador en los pueblos indígenas. Repartió tierras entre quienes las habían perdido en manos de la conquista, el saqueo y la estafa.
Durante su gobierno al frente de Misiones se eliminaron todos los emblemas, escudos y símbolos que perduraban de la colonización. Recuperó los pueblos misioneros que se encontraban sobre el Río Paraná. Reavivó los cabildos de pueblos originarios, que tenían como labor la administración del territorio. Por otro lado, se fomentó la producción y comercialización de yerba mate, la fabricación de la pólvora, con una fábrica en Concepción, e incluso se instalaron hornos para fabricar puntas de lanzas. Toda su labor fue interrumpida por la invasión de los portugueses.
Andresito, al igual que muchos indígenas, encontraron en el planteo político de Artigas la misma naturaleza que las ideas presentes en los pueblos misioneros desde hacía décadas. Ideas como la de libertad, autonomía, igualdad de derechos y justicia. Ideas por la que ya habían peleado en la Colonia del Sacramento o durante la Guerra Guaranítica, por ejemplo.
El proyecto de Andrés Guacurarí trascendía las reivindicaciones de su raza, y tenía un profundo sentido americanista y de integración frente al resto de las provincias. Se trata de una lucha que venía de décadas por parte de los pobladores de las Misiones, pero ahora enmarcada además en las ideas artiguistas. Esta visión queda clara cuando Andresito se dirige al comandante paraguayo Isasi, quien estaba a cargo de la guarnición de Candelaria:
“El derecho es el ídolo y objeto de los hombres libres, por quien se ven empapados en su propia sangre, me ha obligado, solicitando ellos nuestra protección, a molestar a Usted el que se venga con nosotros, o, de lo contrario, deje ese departamento al goce de sus derechos, repasando Ud. el Paraná con toda su guarnición,... Esto lo hago, como americano y hermano que somos, para evitar todo derramamiento de sangre entre nosotros... Al otro lado del Paraná es la frontera de la provincia republicana, desde donde debemos conservar una verdadera armonía y quietud entre las provincias hermanas.”
Campañas militares
Entre los años 1811 y 1819 todo el pueblo de las Misiones se levantó en armas para defender el proyecto artiguista. Encontrándose los misioneros situados entre dos frentes, por un lado el centralismo porteño y por otro el portugués, las posibilidades eran bastante limitadas.
En el año 1816 se desencadena la Invasión luso-brasileña, como se ha llamado al conflicto bélico desarrollado entre ese año y 1820 en los territorios de la Banda Oriental, la Mesopotamia argentina y el sur de Brasil (más allá de que excedió el territorio del Río de la Plata). Por un lado se encontraban los defensores del proyecto artiguista, es decir la Liga Federal, conformada por la Banda Oriental, Santa Fe, Misiones, Corrientes, Entre Ríos y Córdoba. Por el otro, lucharon las fuerzas del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, al mando de Carlos Federico Lecor. Las fuerzas portuguesas no perseguían únicamente el fin de anexar territorios, sino también de ponerle fin a un modelo social y económico que preocupaba a la oligarquía brasileña.
Encontramos antecedente en el año 1811, con la primera invasión portuguesa mientras se conformaba la Junta de Buenos Aires, a nombre de Fernando VII y la adhesión de los pueblos de la Banda Oriental. Nuevamente los portugueses invadirán las tierras orientales al Río Uruguay precisamente en el año 1816, con un ejército de 15.000 hombres. Además, los portugueses identificaron como áreas de relevancia Las Misiones Occidentales, Salto, Paysandú y los puertos del Río de la Plata.
En enero de 1816, tras percibir los peligrosos movimientos de las fuerzas portuguesas, Artigas escribe a Andrés Guacurarí, donde comunica que es preciso adoptar una actitud tanto ofensiva en algunos frentes, como defensiva en otros. Estas acciones del Comandante Guacurarí resultaron fundamentales para mantener la resistencia y fue clave su participación dirigiendo las campañas militares del Río Uruguay (una primera en 1816, y nuevamente en 1819) y la Campaña de Corrientes (1818-1819). Sin embargo, los portugueses para el año 1818 habían saqueado todos los pueblos que se encontraban en Concepción y en Yapeyú.
Tras el segundo intento de Andresito de recuperar los siete pueblos orientales, el cual había terminado con derrota, se dispuso a cruzar hacia el lado occidental del Río Uruguay. Pero al intentar cruzar fue interceptado por una patrulla portuguesa y capturado como prisionero. Los últimos datos sobre su vida nos dicen que lo llevaron caminando hasta las cárceles de Porto Alegre. Luego le esperaría un verdadero calvario, debiendo trabajar en obras públicas y siendo a posteriori nuevamente encarcelado.
Vemos en la labor y el pensamiento de Andresito un concepto de Nación basado en la identidad propia, pero sabiéndose al mismo tiempo parte de un todo que es América. También refleja a la libertad como capacidad de expresión, pero además de capacidad de decisión y elección de su destino. Es preciso recordar y tener presente a luchadores como Guacurarí, saber que hubo pensadores con un proyecto político muy compuesto de americanismo y de rasgos culturales propios de la población indígena. Después de todo, la América prehispánica, no era un papel en blanco.
BIBLIOGRAFÍA:
•PIGNA, Felipe. Andrés Guacurarí nuestro indio gobernador. (www.elhistoriador.com.ar)
•SNIHUR, Esteban Angel. Nación y americanismo en el pensamiento de Andrés Guacurarí Artigas, en Revista Contratiempo (2002).
•MONTENEGRO, Alfredo. Andresito Artigas, la historia escondida. (www.actualidadesquina.com) 2015.
•VIDAL, Pedro, Segunda invasión portuguesa. 1816. Estrategia artiguista, Montevideo, 2011.
•NICOLIELLO, Mónica. COSTA, Andrea. Ideas y hazañas indohispanas en el Río de la Plata. 1. Contraofensiva misionera artiguista de la invasión portuguesa de 1816. Montevideo, 2016.
http://cerpdellitoral.cfe.edu.uy/index.php/academico/departamentos/historia/item/210-andres-guacurari-jordy-correa
No hay comentarios:
Publicar un comentario