Ya hace largo tiempo que venimos tratando este tema y, en este año y algunos meses, dimos varios ejemplos, que deben haber servido de mucho, dependiendo de cada uno que llegó a leerlo. Ahora todo depende que se lo ponga en práctica.
PROPÓSITOS DE LA INVESTIGACIÓN - ACCIÓN
Mejorar y/o transformar la práctica social y/o educativa, a la vez que procurar una mejor comprensión. Hacer protagonistas de la investigación al profesorado Acercarse a la realidad: vinculando ΕΙ cambio y el conocimiento Articular de manera permanente la Investigación, la acción y la formación
Bausela, E.: La docencia a través de la investigación-acción
Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653)
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Las propuestas que han proliferado para catalogar las distintas modalidades de la investigación –
acción se basan en diversos criterios; principios ideológicos (Carr y Kemmis, 1988), objetos científicos y
niveles de participación (Desroche, 1981). Nos detendremos en el propuesto por Grundy (1982, 1991) quien
ha señalado tres modelos básicos de investigación - acción: el técnico, el práctico y el crítico o emancipador
En la Figura 3 se describen ambas modalidades.
MODALIDADES TIPO DE
CONOCIMIENTO
QUE GENERAN
OBJETIVOS FORMAS
DE
ACCIÓN
NIVEL DE
PARTICIPACIÓN
I/A TÉCNICA Técnico /explicativo Mejorar las
acciones y la
eficacia del
sistema
Sobre la
acción
Cooptación
Designación
I/A PRÁCTICA Práctico Comprender
la realidad
Para la
acción
Cooperación
I/A CRÍTICA Emancipativo Participar en
la
trasformación
social
Por la
acción
Implicación
Figura 3 Modalidades de investigación – acción: criterios de identificación (pp. 293).
• El primero, el técnico, tendrá que ver con aquellos procesos guiados por expertos en los que
los prácticos ejecutan la investigación diseñada por aquellos y dirigida a la obtención de
resultados ya prefijados, con una clara preocupación productivista o eficientista.
• El segundo, el práctico, son procesos de investigación – acción dirigidos a la realización de
aquellos valores intrínsecos a la práctica educativa, por lo que suponen un proceso de
indagación y reflexión de la práctica a la luz de sus fines y, viceversa, de los fines o valores a la
luz de los acontecimientos prácticos. Es la perspectiva que representa el trabajo de Elliott y
Stenhouse.
• El tercer modelo, el crítico, parte de la idea de que no siempre es posible la realización de lo
que supone el modelo práctico debido a las restricciones institucionales e ideológicas. Por esta
razón, no es suficiente con plantearse la práctica particular, sino que es necesario plantearse,
además, la transformación de estas estructuras restrictivas, para lo cual es necesario acudir a
fuentes teóricas críticas que sirvan de soporte a esta toma de conciencia de las limitaciones de
la práctica. Ésta es la perspectiva que representa el trabajo de Carr y Kemmis, y de la propia
Grundy.
No obstante, con objeto de clarificar la clasificación de Grundy, (Contreras, 1994) es necesario
hacer algunas matizaciones;
• En primer lugar, el modelo técnico, si bien representa una clara tendencia respecto a la
proliferación de experiencias que se presentan como de investigación – acción, la verdad es
que, si nos atenemos a los rasgos anteriormente expuestos, no parece que pueda considerarse
como tal investigación – acción . Como vemos, no pone en cuestión la visión técnica de
relación entre las actuaciones y sus pretensiones, y convierte a los prácticos en realizadores de
prescripciones ajenas. Sin embargo, es importante poderla tener en cuenta como forma de
llamar la atención respecto a determinados vicios instalados, o también r
La docencia a través de la investigación-acción...
Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653)
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Elliott (1993: 88), la investigación – acción se entiende como «el estudio de una situación social
para tratar de mejorar la calidad de la acción en la misma».
• Stephen Kemmis junto con Wilfred Carr y el equipo de la Universidad de Deakin, en Australia,
desde comienzos de los años 80, buscan una reconceptualización de la investigación - acción.
Consideran que ésta no puede entenderse como un proceso de transformación de las prácticas
individuales del profesorado, sino como un proceso de cambio social que se emprende
colectivamente.
3. FINALIDAD
Gollete y Lesgard – Hervert (1988) identifican tres funciones y finalidades básicas; (i) investigación,
(ii) acción y (iii) formulación / perfeccionamiento. Afirman que este tipo de investigación beneficia
simultáneamente el desarrollo de destrezas, la expansión de la teoría y la resolución de problemas.
FORMACIÓN PROFESIONAL
ß Genera actitudes de crítica y
renovación profesional
ß Favorece el cambio y la
trasformación de la acción
ß Supone la participación y la
modificación del entorno
PARTICIPACIÓN SOCIAL
ß Refuerza la concienciación de los
sujetos en el proceso social
ß Insta a los sujetos a la
participación en el desarrollo social
DIMENSIÓN SOCIAL
OBJETIVOS
FORMATIVOS DE LA
INVESTIGACIÓN
PARTICIPATIVA
DIMENSIÓN PERSONAL
ASPECTOS FORMATIVOS
ß Trasformación de actitudes y
comportamientos
ß Aprendizaje activo,
construcción del saber
ß Posibilita el desarrollo personal
ASPECTOS COGNITIVOS
ß Adquisición de conocimientos
ß Adquisición de destrezas
intelectuales
ß Desarrollo de habilidades de
observación y análisis
Figura 1 Posibilidades formativas de la investigación – acción participativa
(Tomado de Colás Bravo, 1994: 295)
4. CARACTERÍSTICAS
La investigación – acción se presenta como una metodología de investigación orientada hacia el
cambio educativo y se caracteriza entre otras cuestiones por ser un proceso que como señalan Kemmis y
MacTaggart (1988); (i) Se construye desde y para la práctica, (ii) pretende mejorar la práctica a través de su
trasformación, al mismo tiempo que procura comprenderla, (iii) demanda la participación de los sujetos en la
mejora de sus propias prácticas, (iv) exige una actuación grupal por laque los sujetos implicados colaboran
coordinadamente en todas las fases del proceso de investigación, (v) implica la realización de análisis crítico
de las situaciones y (vi) se configura como una espiral de ciclos de planificación, acción, observación y
reflexión.
Entre los puntos clave de la investigación – acción, Kemmis y Mctaggart (1988) destacan la mejora
de la educación mediante su cambio, y aprender a partir de la consecuencias de los cam
Las propuestas que han proliferado para catalogar las distintas modalidades de la investigación –
acción se basan en diversos criterios; principios ideológicos (Carr y Kemmis, 1988), objetos científicos y
niveles de participación (Desroche, 1981). Nos detendremos en el propuesto por Grundy (1982, 1991) quien
ha señalado tres modelos básicos de investigación - acción: el técnico, el práctico y el crítico o emancipador
En la Figura 3 se describen ambas modalidades.
MODALIDADES TIPO DE
CONOCIMIENTO
QUE GENERAN
OBJETIVOS FORMAS
DE
ACCIÓN
NIVEL DE
PARTICIPACIÓN
I/A TÉCNICA Técnico /explicativo Mejorar las
acciones y la
eficacia del
sistema
Sobre la
acción
Cooptación
Designación
I/A PRÁCTICA Práctico Comprender
la realidad
Para la
acción
Cooperación
I/A CRÍTICA Emancipativo Participar en
la
trasformación
social
Por la
acción
Implicación
Figura 3 Modalidades de investigación – acción: criterios de identificación (pp. 293).
• El primero, el técnico, tendrá que ver con aquellos procesos guiados por expertos en los que
los prácticos ejecutan la investigación diseñada por aquellos y dirigida a la obtención de
resultados ya prefijados, con una clara preocupación productivista o eficientista.
• El segundo, el práctico, son procesos de investigación – acción dirigidos a la realización de
aquellos valores intrínsecos a la práctica educativa, por lo que suponen un proceso de
indagación y reflexión de la práctica a la luz de sus fines y, viceversa, de los fines o valores a la
luz de los acontecimientos prácticos. Es la perspectiva que representa el trabajo de Elliott y
Stenhouse.
• El tercer modelo, el crítico, parte de la idea de que no siempre es posible la realización de lo
que supone el modelo práctico debido a las restricciones institucionales e ideológicas. Por esta
razón, no es suficiente con plantearse la práctica particular, sino que es necesario plantearse,
además, la transformación de estas estructuras restrictivas, para lo cual es necesario acudir a
fuentes teóricas críticas que sirvan de soporte a esta toma de conciencia de las limitaciones de
la práctica. Ésta es la perspectiva que representa el trabajo de Carr y Kemmis, y de la propia
Grundy.
No obstante, con objeto de clarificar la clasificación de Grundy, (Contreras, 1994) es necesario
hacer algunas matizaciones;
• En primer lugar, el modelo técnico, si bien representa una clara tendencia respecto a la
proliferación de experiencias que se presentan como de investigación – acción, la verdad es
que, si nos atenemos a los rasgos anteriormente expuestos, no parece que pueda considerarse
como tal investigación – acción . Como vemos, no pone en cuestión la visión técnica de
relación entre las actuaciones y sus pretensiones, y convierte a los prácticos en realizadores de
prescripciones ajenas. Sin embargo, es importante poderla tener en cuenta como forma de
"El Cambio Educativo desde la Investigación-Acción" es un libro de John Elliot que se enfoca en la investigación-acción como una herramienta para promover el cambio educativo. El libro se basa en la idea de que los educadores pueden utilizar la investigación-acción para mejorar la enseñanza y el aprendizaje en sus aulas y en sus comunidades educativas.
Elliot argumenta que la investigación-acción es un enfoque participativo en el que los educadores trabajan juntos para identificar problemas y desafíos en su práctica educativa y luego colaboran para desarrollar soluciones prácticas y efectivas. El libro explora los pasos clave en el proceso de investigación-acción, incluyendo la identificación de problemas, la planificación de la investigación, la recolección y análisis de datos, y la implementación de cambios basados en la investigación.
Además, el libro también aborda cuestiones relacionadas con el liderazgo y la implementación del cambio en las escuelas y en las comunidades educativas más amplias. Elliot argumenta que la investigación-acción puede ser una herramienta poderosa para el cambio educativo, pero que se necesita un liderazgo fuerte y una cultura de colaboración para garantizar que se implementen los cambios necesarios.
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