Cuando esa amalgama de razones científicas, religiosas, culturales, históricas y ancestrales se unen con las voluntades mayoritarias populares, se producen estos fenómenos que causan asombro en los desprevenidos y negaciones en sectores alejados de las Ciencias Sociales o negadores de los métodos y técnicas de las mismas.
Es común encontrar personas no iniciadas en Ciencias Sociales que crean tener el derecho de opinar de ellas o sentenciar arbitrariamente, cómo si supiesen algo de lo que venimos comentando.
Este año con la problemática de un frío no común: Estamos a las 18,30, con temperatura de 8 grados y sensación térmica de 7 grados este sábado 18 de febrero de 2023 EN HUMAHUACA, en el día del desentierro del diablo, es decir, cuando inicia el Carnaval. Y la gente no para de venir, cuando hace días que estamos entre 3 y 16 grados (lo normal es entre 9 y 20 grados).
Desde la perspectiva de la antropología del cuerpo, este trabajo propone una
aproximación a la vigencia de los mitos en el mundo andino, particularmente en el
Noroeste argentino (NOA), y al modo en que éstos se actualizan a través de
danzas, movimientos rituales, máscaras y disfraces que forman parte de la
celebración del Carnaval. En concordancia con esta meta, es interesante aclarar
que la Antropología del cuerpo concibe la corporalidad como perspectiva o modo
de análisis de las distintas problemáticas socioculturales. El cuerpo no es entonces
un objeto de estudio sino una dimensión de las prácticas sociales (Citro 2011).
Las danzas integran frecuentemente los rituales, tal como ocurre durante el
tiempo de Carnaval en el NOA. Citro (2009) sostiene que durante el desarrollo de
los rituales se da la intensificación de las sensaciones y emociones; de este modo,
la resonancia corporal es el estado ritual de apertura perceptiva, mimesis y
emoción intensa y, de este modo, la danza y la performance ritual modifican la
materialidad corporal del danzante. Asimismo, el ritual en acción se vincula con las
relaciones de poder. Csordas (1994) considera que el ritual socializa a los
performers en determinados modos somáticos de atención constituidos
culturalmente ya que entra aquí en juego la atención hacia el propio cuerpo y el
cuerpo de los otros y sus movimientos.
Por otra parte, las máscaras tienen por finalidad anular por un tiempo la
identidad de la persona, pero no para jugar a no ser nadie sino como paso previo
a la asunción de una nueva identidad, por lo general vinculada con el orden
sagrado, tal como plantea Colombres (2004). Los disfraces o vestimentas
especiales actúan del mismo modo y complementan a las primeras. No obstante,
quien porta la máscara se ve privado de la gestualidad (Colombres 2004), de ahí
la enorme importancia que adquieren las danzas y los movimientos como modos
de expresión, así como también la voz en muchos casos.
https://www.google.com.ar/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://www.palermo.edu/economicas/cbrs/pdf/ed-turismo/PBR_EdEspecial_05.pdf&ved=2ahUKEwj53f_z9Z79AhW6pZUCHUdFAhs4ChAWegQILBAB&usg=AOvVaw2lWCC2_xUrgJYNIEIdVhJ-
Las personas tienen un falso concepto del calor del norte en verano. Igualmente, existe una creencia generalizada, que todos se alcoholizan durante el carnaval, pero si uno mira con detenimiento, los grupos humanos notará, bastantes diferencias, entre adicciones, gustos y rituales. Existen personas, con el ojo entrenado y otras que no lo lograrían nunca, cómo en la vida, o en la docencia.
ETAPAS (tomado de El Tribuno - Diario)
Generalmente se sigue al carnaval de Oruro, Bolivia declarado festividad Patrimonio de la UNESCO
El diablo se desentierra y entierra en una semana.
ALBAHACA: Según las creencias las hojas de albahaca colocadas en la oreja izquierda indican que el hombre o la mujer está soltero/a y si las hojas se la ponen atrás de la oreja derecha está casado/a.
En Jujuy 15 días antes del desentierro del diablo se realiza el jueves de compadre, día dedicado a los hombres.
El jueves anterior al desentierro, se realiza el jueves de comadre, día dedicado a las mujeres.
El sábado se realiza el desentierro del diablo. Cada comparsa de la zona tiene sus propios sitios para desenterrar el carnavaL
https://fb.watch/iNSnPX_z-w/
Las comparsas son las formas que se agrupan los participantes del carnaval en toda la provincia. Sus nombres no varían de año en año.
El mojón al igual que la apacheta, es el lugar ritual de encuentro con la deidad, donde se invoca a la Pachamama, desde donde surge el carnaval y el diablo.
Se venera a la Pachamama para que deje salir al carnaval y se le agradece los frutos y la abundancia de las cosechas, se pide por un buen año y por mucha alegría y diversión. El Mojón (montículo de piedra), representa el lugar donde está enterrado el diablo.
El lugar se riega con alcohol, se da de beber a la tierra, se entierran botellas, cigarrillos, se decora con serpentinas, guirnaldas, albahaca, flores y la planta del maíz como símbolo de fertilidad.
El Carnaval de Humahuaca es una celebración popular, que se realiza al comienzo de la cuaresma (40 días antes de Semana Santa). Introducido por los españoles durante el período en que conquistaron parte de América, el carnaval se fusionó con rituales indígenas destinados a celebrar la fecundidad de la tierra y a honrar a la deidad de la Madre Tierra, la Pachamama, por los bienes recibidos.
Con una multitud desenfrenada, miles de colores y desbordada alegría, se vive La Bajada de los Diablos de Uquía y el desentierro del diablo. La celebración que da inicio al carnaval en la Quebrada de Humahuaca comienza el sábado anterior al fin de semana de Carnaval, cuando grupos de comparsas llegan al pie de los cerros que rodean los pueblos para desenterrar al “diablo”, que fue sepultado al finalizar el carnaval pasado. El diablo es un pequeño muñeco (Pucllay) que simboliza al sol, quien para los locales es el encargado de fecundar a la tierra (la Pachamama). Una vez desenterrado el diablo, la celebración comienza. Con fuegos artificiales ruidosos y el descenso de la comparsa (con muchos participantes disfrazados de diablo) hacía los pueblos bailando al ritmo del carnavalito jujeño. La música se interpreta con instrumentos autóctonos como los erkenchos, anatas, charangos y bombos. Las comparsas llevan consigo estandartes que las identifican y recorren, así, las calles del pueblo, donde en diferentes casas los invitan a beber. Los habitantes que reciben a las comparsas se visten con trajes coloridos utilizando cascabeles y máscaras, se pintan las caras con harina (o se la arrojan mutuamente) y muchos llevan ramas de albahaca (por considerarla afrodisíaca). Después de desfilar por las calles de los pueblos, las comparsas se reúnen puntos estratégicos (fortines) donde se crean peñas con música y baile hasta el amanecer. Finalmente, el domingo de Carnaval, después de varios días de festejo, la celebración termina con el nuevo entierro del diablo en el también llamado "Domingo de Tentación". Todos vuelven al pie de los cerros y entierran al muñeco en un hoyo que representa la boca de la Pachamama con ofrendas (hojas de coca, acoholes varios o cigarrillos) y vuelven a prender fuegos artificiales para cerrar el carnaval.
https://ilamdir.org/recurso/41/el-carnaval-en-la-quebrada-de-humahuaca
En los cerros pintarrajeado de colores del norte argentino comienza después del Carnaval, un ritual alegre, mítico y sagrado de almas danzantes que fusiona el pasado colonial, occidental y cristiano, con las raíces originarias y el presente.
Los carnavales norteños son una extraordinaria expresión de sincretismo cultural, una fiesta abigarrada, pagana y ancestral, única en el mundo.
“En esta zona pegó muy fuerte la conquista y el calendario litúrgico quedó arraigado. Pero este pueblo no abandona creencias anteriores como el agradecimiento por todo lo natural”, dice Elva Torrez (“Elvita”), de la comparsa coplera la Unión de Humahuaca.
El escenario es el sufrido noroeste argentino, una geografía de mestizaje de creencias, símbolos y prácticas, donde los cuerpos carnavalean durante nueve días y ocho noches buscando otros espacios de existencia y de renacimiento, de resistencia cultural.
En Humahuaca, Tilcara, Purmamarca, Maimará y en otros poblados de raigambre andina, los carnavales enmascarados en la tradición europea concluyen en la Cuaresma, 40 días antes de Semana Santa y coinciden con el ciclo agrícola, la cosecha y recolección de los frutos de la siembra de agosto.
https://www.lavoz.com.ar/temas/carnaval/
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