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jueves, 9 de febrero de 2023

NUESTROS ORIGINARIOS

NUESTROS ORIGINARIOS (que incluye a los que viven, transitan o transitaron por este territorio). 


Para entender se necesita saber y, muchas personas creen que nuestros originarios eran pocos y vivían en sociedades desestructuradas y en la máxima indigencia, cuando formaron culturas importantes y muy desarrolladas (los diaguitas, los huarpes, los pehuenches, los omaguaca, etc) y otros eran muy eficientes en relación con la vida de sus comunidades (guaraní, tehuelches o patagones, Qom, Wichi, Mocoví, etc). Por ello, y porque la gran mayoría NO DESAPARECIERON (aunque fueron diezmados dado que se estima que en la conquista vivían en este territorio aproximadamente un millón y medio de individuos y hoy los censos registran poco mas de seiscientos mil), debemos dedicar un tiempo de nuestro estudio y clases a cumplir con ese reconocimiento de pre-existencia, que hace nuestra CONSTITUCION NACIONAL

Por otra parte hay algo que no se dice, normalmente, y es que durante los Golpes de Estado (ya en el Siglo XX, pero continuando con las matanzas que conocemos, en nuestro país como Conquista del Desierto), los pueblos originarios fueron atacados, con traslados forzosos y desapariciones forzosas, que incluyen verdaderas masacres, por lo cual al decir Golpe de Estado nos referimos a TODAS las violaciones de los Derechos Humanos a cualquier etnia que habite o transite, por nuestro territorio y ello es mas que hablar solo de Dictadura, con mayor razón si lo identificamos con su nombre auto elegido. A lo ya indicado en relación con el traslado de las etnias Qom, Mocoví y Guaraní de las Islas (por aquel pueblo que vivía en viviendas palafíticas en islas del Norte de Santa Fe, que decían pertenecer al pueblo Santafé y hablar el idioma Santafé, hacia la zona de Tostado y las masacres de los Nivaclé en relación con un Ingenio del Norte (https://revistazoom.com.ar/las-masacres-indigenas-de-ingenio-ledesma/) o el casi exterminio que se cuenta en https://argentina.indymedia.org/2019/12/30/informe-especial-pueblo-nivacle-borrarlos-del-mapa/), debe sumarse el incidente ya comentado sobre el traslado de Diaguitas desde sus montañas a las afueras de Cafayate, siempre en su territorio ancestral, pero a la zona ceremonial: Los territorios ancestrales, siempre de propiedad comunitaria, cuentan con zonas de vivienda, zonas de laboreo, zonas pastoreo o caza y zonas ceremoniales.. Hay que entender, cosa que algunos no hacen, que las violaciones a los Derechos nos afectan a todos y no solo a los blancos o a los mestizos, por lo que la acción del Troll y su grupo son de una ignorancia supina (El DRAE define la ignorancia como "la falta de ciencia, de letras y noticias, general o particular", y la adjetiva de supina para describir a esa ignorancia que "procede de negligencia en aprender o inquirir lo que puede y debe saberse".
Ignorancia supina - Noticias Opinión - Diario Córdoba
www.diariocordoba.com > opinion > ign...) y era imposible que alguien la tome en cuenta, porque el público al que nos dirigimos, ya conoce del tema.
         

Estado, golpes de Estado y militarización en América Latina: una reflexión histórico política

 

Felipe Victoriano Serrano

 

Doctor en Filosofía. Posee estudios en teoría política y Sociología. Profesor-investigador del área de comunicación política en el Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa. Es autor, junto con Alejandra Osorio Olave, del libro Postales del Centenario. Imágenes para pensar el Porfiriato (México, UAM, 2009) [fvictoriano@correo.cua.uam.mx].

 

Resumen

Las profundas transformaciones que ha vivido América Latina en los últimos 50 años, resultan indisociables del proceso de militarización que sufrió el continente entre las décadas de 1960 y 1970, y que tuvo como característica central la desagregación progresiva del papel que desempeñaba el Estado como articulador de la vida pública y promotor del desarrollo económico. Las reflexiones que siguen intentan trazar una reflexión histórico-política en torno de estas transformaciones, revisando críticamente la literatura que se generó sobre el tema y estableciendo sus momentos explicativos más problemáticos. La intención, dar una visión alternativa a la lectura que este escenario de violencia tuvo en América Latina, incorporando como elementos determinantes la integración regional de intensos procesos represivos y su articulación global con la Guerra Fría.

Palabras Clave: El Estado latinoamericano, golpes de Estado, militarización, Guerra Fría, Fascismo.

 

INTRODUCCIÓN

Durante las décadas de 1960 y 1970 del siglo XX, América Latina vivió, de manera sistemática y estratégica, un proceso de militarización, el cual utilizó como acto político de expresión, como puesta en escena, la forma del golpe de Estado. Si bien la literatura política acuñó este término para describir la irrupción de gobiernos de facto asociados a un tipo específico de autoritarismo, en el curso de este proceso el término golpe de Estado adquirió la particularidad de expresar la captura del Estado por instituciones militares a partir de un acto material y simbólico. Material, en la medida en que fueron golpes que utilizaron infraestructura propia de una situación de guerra, movilizando sofisticados recursos para la conquista efectiva de instituciones organizadas exclusivamente desde el poder civil. Simbólico, debido a que dichas instituciones no sólo representaban los puntos más significativos del campo político (llámese casa de gobierno, ministerios, medios de comunicación, universidades), sino que, además, sobre ellas se desplegó un conjunto de códigos altamente jerarquizados destinados a inundar el ámbito público de un principio de excepcionalidad, hasta entonces, propio de situaciones catastróficas o de agresión externa.

La toma violenta del Estado, en cuyo seno descansaba el poder político mismo, se convirtió, desde la década de 1960 en una práctica recurrente de las instituciones de defensa nacional, constituyéndose no sólo en actores fundamentales del proceso de cambio que sufrió el continente, sino en garantes del curso irreversible que este proceso adoptó en los años siguientes. Se trata de un proceso de cambio que implicó diversos planos de la escena nacional, y que podrían ser resumidos en la abolición de la idea tradicional de Estado y de la centralidad de las instituciones públicas que le acompañaban en el ejercicio de articulación de la vida política en sociedad.

En este contexto de militarización, los golpes de Estado constituyen un acto fundacional de lo que podríamos llamar un nuevo escenario estatal a través del cual comenzaría a expresarse una forma inédita de administración de la vida política y de los asuntos públicos: una entelequia administrativa excepcional que, con el tiempo, destruyó el horizonte de acción que el Estado nacional latinoamericano había históricamente trazado.

En este sentido, el Estado, cuya historia en América Latina es indisociable de una violencia política que atraviesa con sistematicidad el siglo XX, vive a raíz de este proceso de militarización una transformación paradigmática. No sólo se dará fin a la estructura tradicional de Estado, a partir del cual los proyectos modernizadores encontraban su realización programática (en el "Estado nacional desarrollista" o en el "Estado nacional populista", por ejemplo); sino que, a su vez, toma lugar la "extinción" de la idea misma de Estado, de su protagonismo ideológico, digamos: de su condición de aparato. El Estado pierde así su centralidad en las decisiones políticas y económicas, relevando su lugar a la estructura supranacional del capitalismo mundial.

Esta pérdida ocurre de modo consustancial al agotamiento sistemático (y sintomático) de la sociedad civil y de las prácticas públicas tradicionales, describiendo con ello un estado de época que fue denominado en la década de 1990 como neoliberalismo. Éste no sólo debe ser entendido aquí como un conjunto de axiomas económicos, concibiendo lo económico como una esfera particular de la cuestión nacional. Por el contrario, debe entenderse como un programa continental de articulación de la fuerza social, que fue producto de un proceso histórico de disciplinamiento riguroso de la sociedad civil y sus relaciones políticas. De este modo, la instalación regional del neoliberalismo1 describe un acontecimiento político más que económico, puesto que las llamadas políticas económicas puestas en práctica a lo largo de este proceso de militarización -privatización, desregulación, liberalización, descentralización, por nombrar algunos lugares comunes- constituyen, en rigor, una economía política que tuvo como principio el desmantelamiento del Estado nacional y su estructura ideológica como promotor exclusivo del desarrollo económico. No obstante, algunos de estos procesos —la descentralización o la modernización del Estado— pudieron ser vistos con cierto optimismo político al inicio de las transiciones a la democracia, lo cierto es que en términos efectivos, concretos, constituyen parte esencial de la despolitización del Estado en América Latina. Más allá de los eufemismos e ideologemas que nutren los discursos políticos contemporáneos en torno a la necesidad de "profundizar" reformas estructurales del Estado latinoamericano, habría que preguntarse con rigor si acaso estas reformas no fueron el salvoconducto que requirió el capital internacional para hacer más "competitiva" la Región respecto de los intereses transnacionales.2

Ahora bien, en este contexto específico de militarización, el golpe al Estado representa el último acto contra el Estado latinoamericano.3 Digamos que el Estado no sólo es tomado por fuerzas político-militares hasta entonces reincidentes en el ejercicio autoritario del poder, sino que, además, dichas fuerzas tienen por objeto destruirlo (el caso chileno es literal) al punto de diluir el contenido de las relaciones políticas entre Estado y sociedad civil. No se trata, esta vez, de que los golpes sean expresión de la precariedad estructural de las instituciones políticas latinoamericanas, es decir, de su "incapacidad de encauzar y absorber el conflicto político al interior de un marco de estabilidad".4 Por el contrario, se trata de un fenómeno que rompe la estructura misma a través de la cual el campo político y el Estado regulaban el conflicto social, administrando el desarrollo económico en torno a proyectos políticos nacionales.

Desde esta perspectiva, la última gran transformación del campo político latinoamericano acontece cuando el Estado es despojado militarmente de su condición histórico-tradicional de administrador de la vida pública. Esto es, cuando los gobiernos militares pongan en funcionamiento una racionalidad represiva destinada a eliminar parte sustancial del campo político con el fin de despolitizar la esfera pública hasta entonces vigente. Una vez que el Estado sea brutalmente despolitizado, perderá centralidad como articulador de la vida pública, conduciendo un conjunto de reformas estructurales que lo llevarán hacia su minimización absoluta, tal vez su forma más acabada.

Los golpes militares al Estado que comienzan a registrarse desde 1964, en Brasil, extendiéndose por la década hasta mediados de la década de 1970, marcan un periodo de grandes transformaciones en la estructura política y económica de la región, teniendo como característica central tanto la puesta en marcha de severas reformas al Estado, como también el despliegue de una política represiva sobre amplios sectores de la sociedad civil. Desde el golpe de Castelo Branco, 1964, o el golpe del general Onganía en Argentina, 1966, comienza a gestarse un nuevo tipo de violencia político-militar que tiene como objeto intervenir el Estado y reorientar la sociedad civil en torno a un paradigma de dominación hasta entonces inédito. Se inaugura así "un proyecto de dominación continental, de naturaleza hegemónica",5 que reescribe la relación histórica entre inestabilidad política e intervención militar, a partir de la cual, el fenómeno dictatorial encontraba su explicación más requerida.6

 

GOLPES DE ESTADO Y MILITARIZACIÓN

Este proceso de militarización que viven el Estado y la sociedad civil tuvo la particularidad de ser epocal, describiendo con ello no sólo un fenómeno de coincidencias geográficas, sino, sobre todo, un estado de época que encontró su originalidad en los golpes "cívico militares" que irrumpieron cronológica y sintomáticamente en la primera mitad de la década de 1970 —Bolivia, en 1971; Chile y Uruguay, en 1973; Argentina, en 1976. También habría que tomar en consideración el hecho de que las dictaduras de Paraguay (desde 1954) y Brasil (1964), conducen, en los comienzos de la década de 1970, un cambio doctrinal del perfil represivo que hasta entonces habían exhibido. El "golpe dentro del golpe", en Brasil, 1968,7 y la promulgación, en 1969, de la Ley de Seguridad Nacional por el gobierno de Médici. El golpe de Estado al golpe de 1968, en el Perú, en 1975. En este contexto represivo no habría que olvidar, ciertamente, a México, allí donde la intervención policíaco-militar del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz cobró la vida de un número aún no precisado de estudiantes congregados en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, en 1968. Ocurriría lo mismo en 1971, cuando gobernaba Luis Echeverría, inaugurando con ello un periodo de intervención radical de la sociedad que tuvo como característica central el uso del ejército y sus tácticas de guerra en contra de su propia población civil.

Como vemos, se trata de un proceso que difícilmente puede ser analizado de manera particular, remitiéndolo a las especificidades nacionales en la que dichos golpes y procesos militares tuvieron lugar. Argentina, al igual que Bolivia, poseía una historia de golpes de Estado anterior a la década de 1970 completamente distinta de la que, a simple vista, uno puede apreciar en las historias políticas nacionales de Uruguay y Chile. Entonces, lo que habría que resaltar en este periodo es el momento de su integración regional, el carácter expansivo e internacional de su política represiva, a partir de la cual se alinearon las dictaduras militares. Dicha integración, que posee como punto articulador la Doctrina de Seguridad Nacional promovida por Estados Unidos durante la Guerra Fría, alcanzó niveles que configuraron lo que Alain Rouquié denominó "Estados militares", a la hora de describir la regularidad de la variable marcial en el autoritarismo latinoamericano de estas décadas.8

Así, los golpes abrieron una nueva época, a partir de la cual hizo entrada una estrategia de integración militar de carácter internacional (caracterizada ejemplarmente en el Cono Sur por la llamada Operación cóndor), que tuvo por objeto erradicar de la región no sólo el campo político y cultural de la izquierda (el comunismo, el utopismo revolucionario, la conciencia crítica, la atmósfera intelectual a través de la cual se nutrieron los partidos políticos de la revolución) sino, principalmente, a los sujetos portadores de dicha cultura: su militancia, el conjunto de hombres, mujeres y niños que se insertaban en el horizonte de sentido que dicha cultura había construido.

Desde la década de 1960 comienza a desplegarse un tipo nuevo de violencia en el continente, una violencia que escapó de las múltiples representaciones que, por entonces, la lucha política poseía. La radicalización de las vanguardias revolucionarias de izquierda, como la creciente movilización de amplios sectores sociales, contrastó con el final abrupto que estos proyectos sufrieron una vez que los golpes desdibujaran el imaginario sobre el cual se proyectaba la idea misma de revolución. Por primera vez en la historia política de América Latina, se pone en funcionamiento una máquina global de exterminio, cuya característica más significativa fue la coordinación supranacional, el esfuerzo de integración político-policial para destruir, torturar y "hacer desaparecer" al cuerpo mismo de la izquierda latinoamericana, en una guerra unilateral que no conoció fronteras nacionales ni límites ideológicos, y que excedió con creces el marco de representación a través del cual el campo cultural de izquierda articulaba sus relaciones con la escena política de aquellos años...

VER COMPLETO EN

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0187-57952010000300008

Historia Universal - USAC
"HISTORIA ARGENTINA: LOS PUEBLOS ORIGINARIOS Y LA CONQUISTA". pdf
Myriam Noemí Tarragó
https://drive.google.com/file/d/0B5nBrmtP2CtkNjAzaTRRdjFvYzQ/view

Atlas de México y el Nuevo Mundo agregó una foto nueva al álbum BIBLIOTECA AYACUCHO.
(pdf) CRÓNICAS DE LOS PATAGONES. Selección, prólogo y notas de Horacio Jorge Becco. Caracas: Biblioteca Ayacucho; 2003, 110 p.
http://biblioteca.org.ar/libros/211610.pdf
 

El Faro de la Historia
AMÉRICA ABORIGEN, DE LOS PRIMEROS POBLADORES A LA INVASIÓN EUROPEA de Raúl Mandrini
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🌐 Categoría América Latina 🌐
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https://farodelahistoria.blogspot.com/p/libros-pedidos-por-los-seguidores.html?m=1
Alentado por los avances de la investigación arqueológica y la disponibilidad de un mayor número de testimonios, Raúl Mandrini se propone recuperar una historia mal conocida, cuando no borrada, sobre la vida de los aborígenes americanos antes de la llegada de los europeos. Desde el poblamiento del continente, el autor da cuenta de estas sociedades, que enfrentaron los desafíos de su entorno, elaboraron respuestas originales, diversificaron sus modos de existencia, reoganizaron muchas veces su vida social, económica y política para acomodarse a los cambios medio ambientales, y produjeron complejas y sofisticadas manifestaciones estéticas, simbólicas e intelectuales

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