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viernes, 30 de diciembre de 2022

DESARROLLAR MECANISMOS PARA ACOMPAÑAR

 DESARROLLAR MECANISMOS PARA ACOMPAÑAR



Escuchar, Mirar y Acompañar a los verdaderos actores del acto educativo es fundamental para aprender nuevas estrategias de intervención didáctica, con la intención de aprehender, en el sentido de hacer parte de uno mismo, en estas épocas en la que las situaciones complejas son más que comunes, motorizadas desde el marco general de la pandemia que influye en todo lo social. En ese sentido la familia y el entorno son fundamentales. Recientemente, al conseguir un dispositivo destinado a una alumna, que desde el minuto cero, de nuestro conocer, para comprender, planteó una cuestión casi insoslayable, para ella, vinculada a su relación con la conectividad y el acceso al salón de clases virtual. Lo previo con la tutora era prometedor y auguraba facilidades, que no serían reales, posteriormente. Cuando entrego el dispositivo, en ese momento, me doy cuenta, por su acompañante, que el problema real, no era el anunciado desde el inicio. Solo con la pose y la gestualidad, porque no escuché una sola palabra de la persona, que consideraba todo eso como carente de importancia. Es cierto que la administración de una casa, puede ser determinante, pero ello no debe anular lo personal, o mejor dicho el desarrollo personal. Ese fracaso sirvió para pulir estrategias ya desarrolladas, en el grupo, apuntando tener una actitud de ponerse en el lugar del otro y sondear las respuestas de seres en proceso educativo, que demuestran baja estima, que puede revertirse, con unas pocas satisfacciones, en relación con los buenos resultados en sus intervenciones. De esa forma es posible lograr aprendizajes profundos que se expresen en pensamiento crítico.

"...1. En la primera se considera que el profesor ejerce un rol protagónico ya que debe ser el que dirija al estudiante y controle su proceso formativo. Parte de la idea que la tutoría puede subsanar las deficiencias del profesor, de la docencia, de atender los grandes rezagos, desviaciones y problemáticas de la educación superior de nuestro país; reprobación, deserción, Eficiencia Terminal, como se plantea en muchos de los propósitos o justificaciones de los PIT y lo sugiere el modelo ANUIES (2000). Al programa de tutoría se le deposita una responsabilidad que se antoja desmedida en el logro de la «formación integral », ya que como es evidente, esta es una tarea que va mucho más allá del esfuerzo de un programa o algún actor educativo en lo individual, es una tarea del sistema en su totalidad. Sus objetivos, no siempre explícitos, son corregir y controlar el proceso formativo, para tratar de cumplir con ciertos indicadores educativos, que muchas veces, sirven más, para acceder a financiamientos y acreditaciones de instancias de supervisión y control, que de ayuda para el estudiante. Tiende también, aunque sea sutilmente en algunas instituciones, a imponer como obligatoria la participación en el programa para profesores y alumnos. La atención esta más centrada en el control de los procesos educativos que en los estudiantes como personas.

Al profesor se le ubica en una posición donde siempre es «más» que los alumnos (López, 2002), ha recorrido el camino de la formación profesional y ha visto (quizá acompañado) a otros recorrerlo, eso se cree lo vuelve un experto, por lo tanto puede y debe guiar, instruir y hasta empujar al estudiante, si fuera necesario, para que recorra «el mejor camino ». Esto lo podrá hacer de muchas maneras; de la forma más sutil y encubierta, como los consejos, o autoritaria como las ordenes. La constante será siempre que «uno» sabe, conoce el camino y el «otro» no. Lo que orienta esta perspectiva es que hay un camino correcto o cuando menos más correcto que otros. Lo cual hace lógico que es el que debe seguir el alumno. El profesor se asume en una posición estática, «haber logrado un estado de cierta perfección», desde donde guía al alumno. El alumno es inferior, pasivo e incapaz de autodeterminarse y la perspectiva de la formación resulta un recorrido que siempre es el mismo o muy similar. El alumno se asume como un objeto del hecho educativo, como alguien que tiene que ser dirigido y guiado, se forma en la dependencia y obediencia (ídem). Ello puede matizarse de formas diferentes; como alumnos pasivos, apáticos o en franca resistencia y rebeldía frente al programa tutorial..."

http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-75272008000300003

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