Supongamos que se ponen de acuerdo cuatro personas o cinco si incluimos a la otra cruceña, que había anunciado un próximo desalojo, de producirse un triunfo que no ocurrió, para operar generando una idea de locura, o de inoperancia de una determinada persona. Incluso podemos ir más allá y ubicar al sesudo creador de esa cosa rara de Geografía Biológica, sin animales, mas el benemérito negador de realidades de Corrientes, con el acompañamiento del campeón de la falta de sinapsis neuronal y “sobrino de” (los otros cuatro lo padecen, pero en algunos es solo intermitente) y aquel, que, en algún momento fue conocido como el león (rey de los animales históricos), el resultado es claro y se explica en lo que sigue.
RESEÑA: LA SOCIEDAD DE LA IGNORANCIA
Por Luis Roca Jusmet | 23/10/2011 | Cultura
La sociedad de la ignorancia. Gonçal Mayos, Antoni Brey ( eds.), Joan Campàs, Daniel Itinnerarity, Ferran Ruiz, Marina Subirats. Barcelona : Península, 2011, 217 páginas.
Este libro es un conjunto de ensayos , necesario por su actualidad : una análisis crítico de lo que se llama «La sociedad del conocimiento.» El término en sí ya manifiesta su carácter claramente ideológico al idealizar los efectos de las tecnologías de la información imperante en el capitalismo globalizado. La voluntad crítica del libro es interesante pero voy a empezar planteando una reserva :
¿ porqué hablar de ignorancia en sentido negativo cuando nos referimos a lo que no sabemos ? ¿ No sería mejor volver al planteamiento socrático que plantea de la ignorancia es la base del conocimiento y su contrario lo que se presenta como saber sin serlo ? Este sería un hilo a seguir que sólo se hace parcialmente, aunque se apunta que el exceso de información satura asfixiándolo el deseo de conocimineto. Hay que volver a la distinción entre la sabiduria como algo práctico, el conocimiento como algo teórico y la información como una transmisión de datos. Pero una transmisión de datos basada en una determinada codificación que desde la filosofía hemos de cuestionar. No hay entonces ni sociedad del conocimiento ni tampoco del desconocimiento, hay una invasión de información delante de la cual podemos o no tener criterio. Esta es la cuestión. De todas maneras ya Gonçal Mayos, en su introducción y en el capitulo «Sociedad de la incultura ¿ cara oculta de la sociedad del conocimiento» ya apunta los peligros de la hegemonía de las T.I.C., tanto desde el punto de vista de la cultura como del de la política. Lo que ocurre es que aquí quizás sería más claro utilizar una noción más antropológica de cultura : no algo que se tiene o no se tiene, sino algo que siempre tenemos ( representaciones,valores, prácticas). Lo que se trata entonces es de saber que cultura perdemos y hacia cual vamos : aquí sí que, como Mayos señala, vale la pena recurrir a los análisis de los sociólogos Zygmunt Bauman o Richard Sennett cuando señalan que hacía una sociedad líquida, inconsistente, narcisista. Mayos analiza bien la ideología postmodernista que hay detrás de este proceso : lo efímero se impone, oligándonos tanto a aprender como a desaprender.
Nada es sólido y hemos pasado del peligro d ela rigidez al de la fluidez. No se puede ser crítico sin tener criterio y éste no es posible delante del «todo vale», del relativismo que nos deja en poder de la manipulación de las modas. Ya ni siquiera hay transgresión porque esta se ha convertido en la norma, transformándose en banalización. También me parece fundamental los peligros para una sociedad democrática al perderse cada vez el espacio público y retirarse a la privacidad. Ya no quedan ciudadanos : solo quedan consumidores. Pan y circo, ciertamente, Gonçal pero junto a la televisión y a Internet no nos olvidemos del futbol, la nueva religión de masas.
Parece cumplirse el sueño positivista de Comte, que no es otra cosa que una pesadilla : una sociedad teconológica dominada por supuestos expertos que cada vez dominan más nuestra vida ( la biopolítica). También son sugerentes las referencias a la desmaterialización del mundo sobre las que reflexionaba : un ahora sin aquí. Los dos artículos de Gonçal Mayos encuadran bien el análisis, aunque el algun momento pueden ser redundantes.
Describe con soltura este escenario donde lo que se presenta como óptimo puede ser lo peor: la cara oculta de esta supuesta sociedad del conocimiento. Me ha gustado también las referencias literarias, sobre todo al Aleph de Jorge Luis Borges.
El resto de artículos me parece muy desigual. Empezaré por los que me parecen más prescindibles : los de Daniel Innerarity y Marina Subirats, que són justamente los autores que suenan más.
El artículo del filósofo Innerarity me parece que combina una cierta pedanteria ( de referencias y citas, sobre todo en inglés) sin aportar nada nuevo. Del de la socóloga Marina Subirats salvaría la precisa descripción de esta nueva y nefasta élite que cada vez domina más el mundo académico. De los de Antoniuo Brey, Ferrán Ruiz y Joan Campàs si quiero comentarlos por el interés de lo que proponen, más allá de que esté o no de acuerdo con ellos.
El artículo de Ferran Ruiz me parece estimulante al mismo tiempo que me provoca rechazo : una sensación agridulce que para un texto es, sin duda, un valor. Por una parte tiene el valor de plantear en términos muy radicales la crítica al sistema educativo, sobre todo el de la educación secundaria. Me parece muy interesante que más allá de otros debates necesarios ( pública/privada; recursos humanos y materiales) se vaya al núcleo de la cuestión, empezando por el propio espacio físico donde se enseña ( que certeramente nos lleva al «Vigilar y castigar» de Michel Foucault).
Pero me parece inaceptable el desprecio que manifiesta hacia el colectivo de profesores de secundaria : ¿ es que no se ha enterado de iniciativas como la Red IRES o el trabajo de muchísimos profesionales que en las peores condiciones están dando en centros de secundaria una enseñanza alternativa ? Claro que hay corporativismo y actitudes defensivas pero no solo esto y auqnue no sea un problema de recursos éstos también cuentan ( ¿ que se puede hacer en un aula con más de 30 alumnos totalmente diversos ?; como se pueden utilizar las T.I.C. O los medios audiovisuales sii no se disponen de los medios adecuados ?).
De esta manera Ruiz se va deslizando hacia una retórica que me parece peligrosa : industria, empresa, gestión, clientes, productividad, evaluación). ¿ Es que cree que la manera de salir del impasse es transformando los centros educativos en empresas ? Y que conste que muchas de las críticas son correctas y me parece que entran a fondo en el tema pero me temo que si no contextualiza el sistema en el que estamos, y analizar la función de la educación en este sistema lo único que haremos es adapatar un sistema educativo caduco para adapatarlo a las necesidades del capitalismo contemporáneo.
Antonio Brey y Joan Campàs tienen el plus de haber analizado durante mucho tiempo y de forma crítica las T.I.C. Antonio Brey es ingeniero de telecomunicaciones que ya ha escrito sobre el tema ( La Generación fría y El fenómeno Wi-Fi). Me ha interesado especialmente el de Joan Campàs, un texto muy en la línea crítica de lo que publica, por ejemplo, la editorial virus con libros como La tercera piel o El lado oscuro de google.
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