AdSense

martes, 26 de diciembre de 2023

DIEGO ABAD DE SANTILLAN




Aunque a punto de terminar el día, no queremos dejar pasar un recuerdo a Sinesio Baudilio García, más conocido como Diego Abad de Santillán en el aniverario de su nacimiento.



Extraña y exigua comitiva, y en ella un cura, sí, por qué no, el del pueblo de Lillo, que conoció a Diego en su último viaje a Reyero, y a quien el escritor Julio Llamazares describe en estos términos: «El bueno de D. Constantino, cura de vieja estirpe, luchador heredero de los antiguos guerreros montañeses, estaba una vez más a la altura de las circunstancias. Al contrario de los políticos provinciales -autodenominados de izquierdas- y cuya presencia ni siquiera se echó de menos en aquella nevada tarde leonesa del cinco de enero en los campos de Reyero». He aquí las sentidas palabras pronunciadas por don Constantino:

«Las calizas, las praderas, los montes de tu pueblo... ¿Por qué elegiste, Diego, hermano, estos parajes para yacer, reposar, por fin? ¡Ah! Ya: a tu vida la caracterizó una inquietud: la de la huida. Desde tu genio, intuitivo y pensante, comprendiste tu esencia de ser pura libertad, como el carcojo del haya, como la púa del roble, como la raíz del piorno; y a la comprensión siguió la apuesta que se convirtió, a su vez, en lucha, recia como la caliza, suave como la pradera, limpia como la nieve... de tus montes, de tu tierra, lucha contra todo lo que se pudiera convertir en peligro de atrapar al hombre. Y entonces te adentraste en el seductor mundo de la utopía; pero una utopía posible de ser convertida en realidad. Paso a paso fuiste analizando las coordenadas que atenazan al hombre y, fruto de este análisis agudo, propio te tu agudeza, te topaste con la Ley. La contemplaste opresora, atenazante, sin apenas dejar espacio a la libertad. Concluiste: tengo que ser anarquista.

Este modo de ser tuyo, pro tan denso, no lo podemos resumir aquí, a más de no ser el momento; pero, como pauta indicativa para comprenderlo un poco, no me resisto a omitir lo que oí de ti en una cocina de tu pueblo: "No hay nada que iguale al hombre. De ahí que todos los fenómenos actuantes, sean políticos, religiosos, culturales, han de tener como meta el potenciar al hombre; mas no es así. Se atenta contra el hombre encadenándolo con mil preceptos y leyes. Al hombre se le educa para servir; y al hombre hay que educarlo para ser libre. Sí: los políticos tenían que ser más pensadores y menos leguleyos..."

Y ahora, listos ya para ejecutar la voluntad de Diego Abad de Santillán: esparcir, cual fecunda siembra, las cenizas de tu ser libre. Y, de tus cenizas, en mística coyunda con la tierra, con el aire, en el medio, brotarán nuevos seres, luchadores por la gran utopía de la libertad, y así, muerto, seguirás viviendo y fecundando esta tierra de hombres libres, por la cual mantuviste siempre tu gran apuesta».

Etiquetas: Abad de Santillán D. SEMBLANZAS
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario