Desde hace unos años estamos transitando problemas internacionales, que solo aumentan y las Naciones Unidas no encuentran la forma de solucionar los problemas. En otras palabras encontrar la Paz. Que es su razón de ser principal. Pero seguimos en la misma línea, cuando se enfrentan, aproximadamente, países de los mismos sectores, en los que se dividía el mundo luego de la segunda guerra o alguno que necesita salir de un antiguo sector.
Pero las historias se repiten sin que se logren soluciones permanentes. Tengo la certeza que los alumnos de secundaria, se encuentran poco interesados o son pocos los que tienen algún pequeño interés. Pero siempre me pregunté si no sería prudente tratar más estos temas, al menos, para que se sepa lo esencial.
Todos sabemos que en poco tiempo se encuentran fuera del secundario y trabajando o estudiando (incluso haciendo las dos cosas) y si son preguntados sobre sus opiniones al respecto, no tienen muchos elementos. Al menos, con estos métodos aprendidos, podrán defenderse como ciudadanos autónomos y será más difícil que tomen decisiones apresuradas, sin sustento de conocimientoso o engañados por personas interesadas, en usarlos para sus intereses. Que viene a ser el motivo último, por el que enseñamos: Lograr la independencia de conocimientos, en la toma de decisiones y mejorar las posibilidades de lograr un equilibrio social internacional, que nos aproxime a la paz.
La guerra en Ucrania: ¿una crisis mundial?
El abrumador apoyo a la resolución de la ONU que condena la invasión rusa demuestra que países a lo largo y ancho del planeta la consideran una agresión a las normas internacionales. Sin embargo, los líderes políticos también ven la crisis en términos de sus propios intereses nacionales. Los expertos de Crisis Group evalúan la guerra desde trece puntos de vista.
El 2 de marzo, la Asamblea General de la ONU votó por un amplio margen a favor de una resolución que deplora la “operación militar especial” de Rusia en Ucrania. Ciento cuarenta y un Estados miembros de la ONU apoyaron la medida. Solo cinco (Bielorrusia, RPDC, Eritrea, Siria y la propia Rusia) se opusieron (ver mapa arriba). Esta votación fue un éxito significativo para Ucrania y sus aliados, en su mayoría occidentales, que han argumentado a lo largo de la crisis que las acciones de Rusia no son solo un desafío a la seguridad europea, sino que ameritan la preocupación mundial, desafiando los principios de soberanía y el no uso de la fuerza consagrados en la Carta de la ONU. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, expresó la necesidad de solidaridad mundial con Ucrania la noche antes de la votación de la Asamblea General en su discurso sobre el Estado de la Unión, argumentando que la guerra dejará a “Rusia más débil y al resto del mundo más fuerte”.
Sin embargo, a pesar del apoyo abrumador a la resolución, hubo divisiones notables entre los Estados miembros de la ONU sobre cómo responder a la crisis. Tres de los llamados países BRICS –China, India y Sudáfrica– se abstuvieron en la votación. Un cuarto miembro del grupo, Brasil, votó sí, a pesar de que el presidente Jair Bolsonaro ha estado tratando de cultivar lazos más estrechos con Moscú. El grupo africano se dividió; veintiocho miembros respaldaron la resolución y veinticinco se abstuvieron o no votaron en absoluto. Por el contrario, los países árabes del Golfo, que al principio parecían temerosos de ofender a Rusia, votaron a favor del texto después del cabildeo de Estados Unidos.
¿Qué explica las diferencias en las actitudes regionales y nacionales hacia la crisis de Ucrania? Expertos de Crisis Group realizaron una serie de breves estudios de caso que abarcan once países individuales y los estados árabes del Golfo como grupo, que revelan una amplia gama de factores políticos en juego. Estos incluyen factores geopolíticos, presiones económicas y preocupaciones de seguridad, pero en ocasiones también tensiones y disputas políticas internas. En algunos casos, los gobiernos han permitido que las cuestiones de soberanía y orden prevalezcan sobre sus intereses específicos: México, por ejemplo, parece haber dejado de lado el deseo de aumentar el comercio con Rusia por simpatía hacia Ucrania. Pero muchos gobiernos han calibrado su posición de acuerdo con objetivos más inmediatos. El conflicto de Ucrania puede ser un asunto de preocupación mundial, pero las respuestas de los Estados al mismo siguen estando condicionadas por los debates políticos internos y las prioridades de política exterior.
Este panorama de respuestas nacionales a la crisis de Ucrania se divide por región, de la siguiente manera:
Asia: China, India y Pakistán
Oriente Medio y Turquía: Los países del Golfo, Irán, Israel y Turquía
África: Kenia, Sudáfrica, otros puntos de vista africanos
América Latina: Brasil, México y Venezuela
Para la versión a tamaño completo de este mapa, pincha aquí.
Asia
China
Se abstuvo en la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La posición de China sobre la crisis de Ucrania está limitada principalmente por tres conjuntos de intereses. Primero, Beijing quiere estar a la altura de su compromiso de amistad “sin límites” con Rusia, uno que está respaldado por intereses económicos complementarios y puntos de vista convergentes del orden mundial. En segundo lugar, China quiere contener el deterioro de sus relaciones con Europa y Estados Unidos, lazos que todavía considera importantes para su continuo desarrollo económico. En tercer lugar, Beijing está atado a principios que llevan mucho tiempo siendo parte de su política exterior, a saber, la importancia de salvaguardar la integridad territorial y la soberanía de todos los Estados, y siguen interesados en defender. El reconocimiento de Rusia de la independencia de Donetsk y Lugansk, dos estados separatistas en el este de Ucrania, también plantea paralelismos incómodos para Beijing con el apoyo de Estados Unidos a Taiwán, que Beijing reclama como parte de China.
Desde que comenzó el ataque de Rusia, China se ha visto involucrada en un incómodo acto de equilibrio entre estos intereses, que compiten entre si. La postura de Beijing se articula mejor en los “cinco puntos” entregados por el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, el 26 de febrero, una posición de neutralidad estudiada que en realidad se inclina hacia Moscú. China se ha aferrado a una no-posición sobre la agresión rusa —ni condenan ni apoyan el acto, y se niegan a etiquetarlo como una invasión— mientras lamentan la situación actual como “algo que no queremos ver”. Con la vista puesta en Occidente, Beijing se abstuvo, en lugar de vetar, una resolución del Consejo de Seguridad que pedía a Rusia que se retirara de Ucrania, y los informes indican que dos importantes bancos estatales chinos están restringiendo el financiamiento de los productos básicos rusos. Beijing ahora enfatiza los principios de integridad territorial y soberanía en sus declaraciones, un punto que había estado ausente en declaraciones anteriores o discutido ambiguamente como “principios de la Carta de la ONU
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