5o años de un camping pionero
El Villsom de Dos Hermanas cumple medio siglo habiendo acogido a más de 90.000 campistas
MANUEL CONRADI | ACTUALIZADO 24.05.2008 - 05:03El martes 13 de mayo de 1958, Gabriel Villalobos García, un empresario de la hostelería oriundo de Grazalema, fundó el primer camping de Sevilla y según su hijo, Gabriel Villalobos Somé, "uno de los primeros de España".
Medio siglo después, ampliado y modernizado, el camping sigue acogiendo campistas de todo el mundo. Más de 90.000 han pasado ya por estas instalaciones situadas en el kilómetro 554 de la Autovía Sevilla-Cádiz, con las mismas buenas críticas en las páginas web de campistas y autocaravanistas. Aunque eso sí, todavía se equivoquen de nombre. Porque es el Villsom y no el Wilson o Villson, como aparece en muchas de esas referencias.
El nombre procede de los apellidos de Gabriel Villalobos Somé, actual responsable e hijo del fundador del camping, quien explica que esa actividad era una novedad en la España de posguerra que no todo el mundo veía con buenos ojos. "Había poquísimos españoles que acamparan y la gente consideraba los campings como campamentos de vagabundos. Eran sobre todo extranjeros los que lo utilizaban. Ahora, cada vez más españoles vienen. Sobre todo vascos, vascos jóvenes, parejas... Yo les pregunto de broma si es que los echan de allí".
Los extranjeros, sin embargo, siguen siendo mayoría, sobre todo en esta época, en la que jubilados de Bélgica, Inglaterra, Francia, Alemania "y sobre todo Holanda" llegan con sus autocaravanas huyendo del frío. "En cuanto llega el calor desaparecen como por arte de magia. El turismo interior es especialmente de ellos".
También las épocas marcan las categorías de los campistas. En primavera, y aún más en invierno, el número de los que vienen en tienda de campaña es, explica Gabriel, "anecdótico". Sin embargo, en verano crece exponencialmente la cifra de jóvenes que acampan en tiendas, sobre todo por motivos económicos, aunque el porcentaje de caravanas y autocaravanas sigue alcanzando en esa época "un 70%".
La economía, sin embargo, no es la principal razón de los turistas para hacer camping, asegura Gabriel, quien cree que es más importante la filosofía que subyace "de dormir al aire libre, huir de espacios cerrados. Aquí hay gente que pone su tienda en un día de lluvia e invierno, y son médicos o ingenieros, no muertos de hambre como la gente piensa".
Es más, asegura que viajar en autocaravana, "entre lo que cuesta comprarla, mantenerla, guardarla, la gasolina, etcétra, no es barato. Sale más económico viajar al Caribe". Y recuerda anédcotas como la de la pareja de campistas alemanes "que me pidió que les reservara dos noches en un hotel de lujo, a ciento euros cada una, porque les apetecía".
Viajar con la caravana o la autocaravana, añade Gabriel, tiene la ventaja "de que llevas tu hábitat contigo, es como un caracol viajante. Tienes tu habitación, tus libros, tu cocina, tu comida...". En el caso de la autocaravana, la gran desventaja es que necesita de un camping con servicio público, lo que en el caso del camping Villsom se cumple con una parada de autobús con su propio nombre (el correcto). Además, el camping está abierto y vigilado "las 24 horas. Lo que no se puede es entrar en coche a partir de cierta hora, ni hacer ruido. La seguridad es muy estricta".
Pese a las precauciones, en 50 años y con casi cien mil campistas, la historia del camping no está libre de incidentes. Desde fallecimientos, como el de un señor mayor que amaneció muerto de un infarto, a visitas de personajes más que curiosos.
Gabriel recuerda por ejemplo el de aquel anciano alemán, "de casi ochenta años, que cada noche se vestía de mujer y se iba a la feria de abril. Hace tiempo que no viene y no sé si estará vivo, porque era muy mayor". O del filósofo, también alemán, "que decía que la arquitectura de la Plaza de España no valía nada".
En estos últimos 20 años, asegura Gabriel, se ha perdido "algo de esa filosofía" del campista que existía antes. También los hay que prefieren hacer la acampada libre, algo que aunque está prohibido, "se puede ver en el Prado de San Sebastián, con esas caravanas aparcadas. En algunos sitios son más estrictos que en otros".
También hay diferencias entre los campings. "Unos son de lujo, sobre todo los catalanes, y otros dan pena". El Villsom, además de por sus buenas instalaciones, destaca por el trato al cliente. "Pero sobre todo es entre los campistas es donde hay buen ambiente. Los ves tomando su vino juntos, por la noche, al aire libre..."
Medio siglo después, ampliado y modernizado, el camping sigue acogiendo campistas de todo el mundo. Más de 90.000 han pasado ya por estas instalaciones situadas en el kilómetro 554 de la Autovía Sevilla-Cádiz, con las mismas buenas críticas en las páginas web de campistas y autocaravanistas. Aunque eso sí, todavía se equivoquen de nombre. Porque es el Villsom y no el Wilson o Villson, como aparece en muchas de esas referencias.
El nombre procede de los apellidos de Gabriel Villalobos Somé, actual responsable e hijo del fundador del camping, quien explica que esa actividad era una novedad en la España de posguerra que no todo el mundo veía con buenos ojos. "Había poquísimos españoles que acamparan y la gente consideraba los campings como campamentos de vagabundos. Eran sobre todo extranjeros los que lo utilizaban. Ahora, cada vez más españoles vienen. Sobre todo vascos, vascos jóvenes, parejas... Yo les pregunto de broma si es que los echan de allí".
Los extranjeros, sin embargo, siguen siendo mayoría, sobre todo en esta época, en la que jubilados de Bélgica, Inglaterra, Francia, Alemania "y sobre todo Holanda" llegan con sus autocaravanas huyendo del frío. "En cuanto llega el calor desaparecen como por arte de magia. El turismo interior es especialmente de ellos".
También las épocas marcan las categorías de los campistas. En primavera, y aún más en invierno, el número de los que vienen en tienda de campaña es, explica Gabriel, "anecdótico". Sin embargo, en verano crece exponencialmente la cifra de jóvenes que acampan en tiendas, sobre todo por motivos económicos, aunque el porcentaje de caravanas y autocaravanas sigue alcanzando en esa época "un 70%".
La economía, sin embargo, no es la principal razón de los turistas para hacer camping, asegura Gabriel, quien cree que es más importante la filosofía que subyace "de dormir al aire libre, huir de espacios cerrados. Aquí hay gente que pone su tienda en un día de lluvia e invierno, y son médicos o ingenieros, no muertos de hambre como la gente piensa".
Es más, asegura que viajar en autocaravana, "entre lo que cuesta comprarla, mantenerla, guardarla, la gasolina, etcétra, no es barato. Sale más económico viajar al Caribe". Y recuerda anédcotas como la de la pareja de campistas alemanes "que me pidió que les reservara dos noches en un hotel de lujo, a ciento euros cada una, porque les apetecía".
Viajar con la caravana o la autocaravana, añade Gabriel, tiene la ventaja "de que llevas tu hábitat contigo, es como un caracol viajante. Tienes tu habitación, tus libros, tu cocina, tu comida...". En el caso de la autocaravana, la gran desventaja es que necesita de un camping con servicio público, lo que en el caso del camping Villsom se cumple con una parada de autobús con su propio nombre (el correcto). Además, el camping está abierto y vigilado "las 24 horas. Lo que no se puede es entrar en coche a partir de cierta hora, ni hacer ruido. La seguridad es muy estricta".
Pese a las precauciones, en 50 años y con casi cien mil campistas, la historia del camping no está libre de incidentes. Desde fallecimientos, como el de un señor mayor que amaneció muerto de un infarto, a visitas de personajes más que curiosos.
Gabriel recuerda por ejemplo el de aquel anciano alemán, "de casi ochenta años, que cada noche se vestía de mujer y se iba a la feria de abril. Hace tiempo que no viene y no sé si estará vivo, porque era muy mayor". O del filósofo, también alemán, "que decía que la arquitectura de la Plaza de España no valía nada".
En estos últimos 20 años, asegura Gabriel, se ha perdido "algo de esa filosofía" del campista que existía antes. También los hay que prefieren hacer la acampada libre, algo que aunque está prohibido, "se puede ver en el Prado de San Sebastián, con esas caravanas aparcadas. En algunos sitios son más estrictos que en otros".
También hay diferencias entre los campings. "Unos son de lujo, sobre todo los catalanes, y otros dan pena". El Villsom, además de por sus buenas instalaciones, destaca por el trato al cliente. "Pero sobre todo es entre los campistas es donde hay buen ambiente. Los ves tomando su vino juntos, por la noche, al aire libre..."
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