CUENTO: TRES DÍAS, por guillofca
En una isla pequeña, que los habitantes de Chom Chom usaban, como lugar de esparcimiento y que fuese declarada área natural protegida, una pareja de torcazas vivía feliz criando a su polluelo nacido en la primavera y ya muy próximo a volar. Ya se habían acostumbrado al ruido, escándalos, suciedad, depredación de los espacios verdes, usurpaciones, roturas y todas esas cosas, que los humanos acostumbran a nombrar usando términos ingeniosos (como vandalismo), pero ya saben que no hacen otra cosa, no actúan. En ese estado de cosas el día domingo, un grupo de tres adolescentes armados con gomeras se dedicaron durante treinta minutos a tirotear el nido. Los padres, seguros de la construcción y de la protección que esta le brindaba a su polluelo volaron uno al norte y el otro al sur, unos diez a quince metros, para atraer los piedrazos. La última en dejar el nido había sido la paloma, lo que originó que sufriera un golpe en el ala. Percatados de ello, los monstruos, con formas humanas, se cebaron en ella y finalmente la derribaron. Ya en el suelo la pisaron y dejaron totalmente aplastada. El día lunes, un adulto, acompañado de un menor, que casualmente integraba el anterior grupo, se dedicó a terminar la tarea, sabiendo donde se encontraba el nido. La lluvia de proyectiles motivó al macho, que había quedado al cuidado del polluelo, para usar la misma táctica dejando el nido. Durante una hora se dedicaron los humanos a seguirlo, por un reducido espacio, mientras el mayor le enseñaba a tirar mejor al más pequeño, hasta que lograron derribar al macho. El cuerpo del palomo quedó tirado a unos veinte metros de su nido. En este quedó el polluelo y pasó la noche en el lugar. A la mañana siguiente intentó volar, como había visto hacerlo a sus padres en numerosas oportunidades, pero él no la tuvo, ya que un error de cálculo o de madurez lo precipitó a tierra, cerca de una carpa que alojaba a varios adolescentes, sin relación con los honderos anteriores. Estos buenos chiquilines se encargaron de matar al polluelo con unos veinte o treinta golpes de una caja de cartón. En el proceso había perdido una de las patas y parte de un ala. Eso se llama humanidad, pero no es extraño, porque en ese lugar vive un personaje apodado “Comilón Borga”, quien se ganara el mote de chico, comiendo y aspirando tierra, luego se acostumbró a la “aspiración” de otras cosas y reflexionó que se encuentra en su legítimo derecho a quedarse como dueño de la isla, porque era el de mayor aspiración del pueblo de Chom Chom. Durante un tiempo hizo, como que trabajaba, vendiendo artículos alimenticios, cuando tenía ganas, mientras desarrollaba o intentaba desarrollar otro negocio. Como no le gusta mucho el trabajo y ya no contaba con el auxilio de todas sus neuronas, por el tema de las aspiraciones, se dedicó a vender-compartir estas. El deplorable estado de su cerebro originó, que los miembros de su generación lo abandonaran y tuvo que buscar nuevas compañías adolescentes, para sus aspiraciones, en plena vigencia de unos supuestos derechos conculcados; con lo que concuerda, con un familiar suyo, que, por otras razones o aspiraciones, cuenta con el mismo resultado cerebral; se dedicó a corromper menores, con su capacidad o fuerza aspiratoria y es la causa y origen (nunca total y plena, porque tiene competidores) de la aplicación funcional de la palabreja “vandalismo”, que se comenzó a utilizar en épocas del Imperio Romano, por las incursiones de un, supuesto, pueblo bárbaro denominado Vándalos, cabe pensar en quienes son los vándalos y qué cargos detentan los que utilizan hoy la palabra.
SIN FINAL O CON FINAL ABIERTO, porque se trata de un cuento del género de no cuento latinoamericano.
QUE RARO ESE CAMPING,DE QUE DECADA ES ORIGINARIA ESA SOCIEDAD,CREO ESTAR VIVIENDO EL APOCALIPSISSSS
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