Harry Potter se va de cámping. Ya sólo nos queda una película para que termine la saga
Escrito por M. Escuin
Harry Potter se estrenó el pasado viernes 19 de noviembre. Y sin duda hubo gritos de desespero de jovencitas alocadas a la puerta del cine. Quizás yo no debería decirlo, alguien a quien su abuela le tejió una bufanda amarilla y roja como la de la casa Gryffindor. Aunque de eso hace algunos años.
Harry Potter llega por enésima vez a las pantallas y como cada vez, ha revivido la fiebre por la saga. Otra vez ha sido dirigida por David Yates, como viene haciendo desde la quinta película (Harry Potter y la Orden del Fénix). A diferencia de Cuarón o Columbus, a Yates le interesan mucho más los personajes. Desde que se enzarzó en semejante aventura, su interés se ha centrado también en el humor y en el terreno más personal del trío de magos adolescentes. Aunque el material ya predisponía a ello, en esta séptima cinta su atención se va todavía más al terreno más íntimo y menos épico. Harry, Hermione y Ron se van en busca y destrucción de los horrocruxes (objetos que contienen partes del alma del malo malísimo Voldemort) con una tienda de campaña, y cambiando de sitio a diario para que Voldemort y los suyos (los mortífagos) no cacen a Harry Potter. Y eso es la cinta: ellos tres, y la dificultad de la empresa, el frío y los paisajes ingleses. Aunque sin olvidar la acción, las breves escenas de lucha y una —tengo que decirlo— “increíble-como-siempre” interpretación de la Bonham-Carter como la pirada mortífaga de Bellatrix Lestrange. En esta cinta, hay preciosos planos largos de Gran Bretaña e incluso un corto de animación insertado (cuando la guapa y crecidita Emma Watson lee un cuento relevante en la acción).
Pero más allá de eso, lo cierto es que hay ya demasiado Harry Potter. Empieza a oler a muerto. El último libro ha decidido dividirse en dos partes, y esto que se nos ofrece en el cine es la primera mitad del libro. Es verdad que hay mucha “chicha”, pero en una saga que cuenta con 7 libros, 8 películas puede parecer demasiado. Como a menudo en esta industria de secuelas y precuelas, a veces, todo es por estirar el asunto. Pero nadie duda del secreto del éxito: a muchos de los espectadores les cayó en las manos el libro cuando apenas contaban con más de una década. Otra de las razones es por su etiqueta de “cine para todos los públicos”. Los padres saben que los niños no están quietos en ningún sitio excepto el cine.
Pero la diferencia es abismal entre las adaptaciones y las novelas. Harry Potter se leerá de aquí a tres o cuatro generaciones, y algún que otro niño con Wii en 3D o el Call of Duty en el iPhone lo leerá y aún así seguirá soñando con recibir una carta de la más famosa escuela de magia y hechicería cuando cumpla los 11 años. Y no será así con las cintas. Muy probablemente caerán en el olvido: habrán pasado de moda y nadie las verá (excepto mi hermana y yo que conservaremos los DVDs. Aunque para entonces quizás sólo haya Blu-Ray y 3D, y se queden los DVDs en la estantería de forma nostálgica y simbólica). Y sucederá porque, sobre todo, son muy irregulares. Las primeras(La piedra filosofal, La cámara de los secretos, etc.) son películas de aventuras de niños y que emocionan al estilo de los Goonies o de algunas de Steven Spielberg. Sin embargo, las últimas son ya superproducciones, con toda la carne en el asador pero con una diferencia: si no has visto las primeras, no te enterarás de nada. Harry Potter tiene un universo propio y para llegar a las buenas y potentes adaptaciones de Yates tienes que pasar por cuatro directores distintos en cada una de las películas que le preceden. No es un punto a su favor.
Y hablando de “estirar el asunto”, se cuenta que J. K. Rowling echa de menos escribir, y abre la posibilidad de continuar con la saga: no se sabe cuándo, y no se sabe qué. Ojalá sean sólo rumores. Suficiente tuvimos con el edulcorado último capítulo de Harry Potter y las reliquias de la muerte: el futuro de parejas casadas de algunos protagonistas. Que nos hable del universo fantástico que creó, que haga un spin off si quiere, pero que deje el Harry Potter de nuestros recuerdos tal y como está.
El vídeo que os adjunto es el corto de animación que hay insertado en la película. No se aprecia del todo la sutileza de las figuras fantasmagóricas por la calidad del vídeo (grabado cámara en mano en el cine) pero creo que vale la pena que lo tengáis presente. No podemos colgarlo aquí por lo que haced click en el siguiente enlace:
No hay comentarios:
Publicar un comentario