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jueves, 31 de agosto de 2023

CRÍTICAS AL MODELO AGROEXPORTADOR

El Modelo Agro-Exportador Argentino y sus Descontentos: La Crítica a las Políticas Económicas entre 1900 y 1930

“Introducción


En la segunda mitad del siglo XIX (más precisamente a partir de 1860) se inicia una nueva etapa del desarrollo económico argentino. La posición de la Argentina en el mundo desde este momento y hasta la Gran Depresión puede describirse como la de aceptación de un lugar bien definido (y destacado) en el sistema de división internacional del trabajo implícitamente surgido bajo el auge del Imperio Británico. La intensidad de la integración argentina en la economía mundial revolucionó en pocas décadas la fisonomía social, política y económica del país. En efecto, dentro de los límites que imponía la vigencia del libre cambio, el orden instaurado (conocido popularmente como conservador1 ) indujo una expansión de alcance considerable. De hecho la Argentina moderna se formó entre 1880 y la Primera Guerra Mundial2 , período durante el cual el país se embarcó en lo que los contemporáneos, siguiendo la filosofía positivista de la época, llamaron “progreso”3 desarrollando una economía agro-exportadora en un contexto de integración de los mercados y de rápido crecimiento de la producción. El crecimiento económico, los vínculos estrechos con Inglaterra y Europa y la estabilidad política fueron factores que hicieron posible creer que Argentina estaba destinada a constituir un país de relevancia en el orden internacional. El Estado actuó deliberada y sistemáticamente para facilitar la inserción de la Argentina en la economía mundial y adaptarse a un papel y una función que le cuadraba perfectamente, esto es, asociarse estrechamente con Gran Bretaña y en menor medida con otras potencias europeas. La nueva estructura productiva estableció sólidos vínculos con el mundo industrializado y Argentina se convirtió, en pocos años, en uno de los productores mundiales de alimentos y materias primas agropecuarias. El mercado británico fue el principal destinatario de las exportaciones de cereales y carnes. A su vez, Argentina se constituyó en uno de los principales mercados para las exportaciones de las manufacturas británicas y en receptor de inversiones de ese origen. Estas políticas económicas, como era de esperar, eran apoyadas internamente por los sectores que participaban activamente de la producción que dicha división internacional requería. Estos grupos se orientaron, en respuesta a sus intereses inmediatos y a los de los círculos extranjeros (particularmente británicos) a los cuales se hallaban vinculados, hacia una política de libre comercio opuesta a la integración de la estructura económica del país mediante el desarrollo de los sectores industriales básicos y, naturalmente opuesta a cualquier intento de reforma del régimen de tenencia de la tierra. Por otro lado, el éxito indudable de la concepción agro-exportadora en un mundo ávido de productos argentinos acalló las críticas surgidas dentro de la misma clase política tradicional surgida después de la consolidación de la República. Si bien algunas figuras destacadas dentro de este grupo de poder, como Carlos Pellegrini, que llegó incluso a la presidencia de la nación, propusieron una alternativa a la norteamericana para la Argentina, sus posturas no tuvieron eco entre sus pares. Para 1900 parecía que no había otra concepción posible para el manejo de los asuntos económicos argentinos. Pero es justamente en esta época en que empiezan a surgir nuevos descontentos dentro del 3 sistema. En las secciones siguientes discutiremos sus orígenes y posturas. Veremos además que en términos de influencia pública fracasaron, para ser vindicados de hecho por la crisis de la década de 1930. Agro-exportaciones versus Industrialización La posición de Argentina dentro del esquema económico mundial trascendía la producción agropecuaria para extenderse al campo más amplio de la producción de alimentos para el mercado mundial. En el proyecto económico sostenido por los sucesivos gobiernos estaban incluidas algunas ramas industriales que elaboraban productos primarios que no se podían elaborar en el continente europeo. De este modo la expansión de dichas ramas industriales se basaba, al igual que en el caso de la producción primaria, en la demanda externa. La combinación de materias primas abundantes y de bajo costo con una demanda en expansión, creaba las condiciones para el desarrollo de grandes unidades de producción que no requerían protección aduanera y suscitaba la presencia de inversión extranjera, apoyada en el dominio de los recursos financieros y tecnológicos y en cierto sentido en el control político de la demanda externa. En resumen, el proyecto económico dominante hasta 1930 estaba sustentado claramente en la alianza del sector agropecuario local con Inglaterra, a la que se sumaban los comerciantes de importación de ese origen. No sólo eso, esta concepción estaba también sólidamente enraizada en los partidos políticos, desde el conservador y el radical hasta el socialista. En los dos primeros casos la justificación del esquema se basaba en la defensa de los productores agropecuarios y su mercado. Hasta 1916 la Unión Cívica Radical no difería demasiado del oficialismo en cuanto a la visión del papel que le correspondía jugar al Estado dentro del prevaleciente clima de liberalismo económico, mientras que en el caso del partido socialista la invocación se centraba en la defensa de los consumidores y en la defensa del poder adquisitivo de sus salarios. Sin embargo, sería erróneo pensar que esta alianza entre los intereses particulares y las políticas públicas actuaba sin impedimentos. Diversas tendencias internas y externas comenzaron, a principios del siglo XX, a ejercer una persistente oposición a esta concepción de política económica para Argentina. Por un lado, debemos destacar la oposición iniciada por una capa de empresarios industriales ubicados en ramas distintas a las de elaboración de productos del agro. Este sector se desarrolló (con dificultades) antes, durante y después de la primera guerra europea. Aún cuando carecía de expresión en el ámbito político partidario, este sector se manifestaba en forma corporativa a través de la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Confederación Argentina del Comercio, la Industria y la Producción (CACIP). Por otro lado, firmas norteamericanas y de otras naciones europeas hacían sentir su presencia cada vez más activa disputando la primacía a las empresas de origen británico. En particular, Estados Unidos incrementó su influencia en nuestro país a partir de la Primera Guerra ocupando el primer lugar en las importaciones argentinas. Podría pensarse que esta circunstancia, en realidad, consolidaba el esquema importador del país sin afectar la limitación estricta de la actividad industrial a la producción de alimentos. Pero no fue así: la expansión norteamericana en el comercio argentino de importación requería de la presencia de inversiones en el país a fin de facilitar la colocación de sus productos. La orientación de estas inversiones tuvo una dirección marcadamente diferente a la que habían tenido las inversiones británicas. Ello se debió a que los capitales norteamericanos llegaron a la Argentina en momentos en que los rubros tradicionales de inversión (ferrocarriles y demás servicios 4 públicos), estaban en manos de empresas británicas y de Europa continental. Por otro lado, la condición de gran productor mundial de materias primas y alimentos de Estados Unidos y, su política proteccionista, configuraban una relación comercial competitiva con la producción agropecuaria argentina (tanto en forma de producción primaria como en la agroindustria). En consecuencia los capitales norteamericanos se orientaron entonces a generar una rama de actividad (la industria liviana de bienes de consumo duradero) que no sólo no competía con las importaciones de ese origen sino que en muchos casos las requería como insumos de producción. Las radicaciones norteamericanas en ese rubro crecieron en importancia y ya para los años 1920 estaban presentes en el país subsidiarias directas de varios de los más importantes grupos industriales de ese país buscando expandir sus operaciones. Así, el proyecto económico oficial de limitación de la industrialización a la elaboración de las materias primas del agro fue transgredido tanto por los capitales nacionales marginales originados en sectores urbanos de clase media como por los grupos industriales internacionales4 . La presencia de este conjunto de empresas dedicadas a manufacturas diversas (metales y sus manufacturas, máquinas, textiles, artefactos eléctricos, etc.5 ) fue combatida por los voceros del sector agropecuario. La prevención que provocaba la presencia incipiente de este tipo de industrias y la posibilidad latente de su desarrollo desató una campaña tendiente a demostrar su inconveniencia y a resaltar las bondades del "método indirecto"6 de producción. El control de la política económica gubernamental permitió a los sectores predominantes a tratar de desalentar la producción de las industrias no ligadas a la agroexportación. Este intento de desaliento se tradujo por un lado en evitar la sanción de leyes que promoviesen la protección aduanera solicitada por estas industrias. Por otro lado, se bloqueó la promoción de políticas crediticias para el sector7 . No obstante, las empresas industriales lograron subsistir y aún acrecentar su producción durante los años 1920, lo que permite demostrar que la transgresión del proyecto agro-exportador fue más allá de lo que comúnmente se piensa. A la presión que ejercían la UIA, la CACIP y las corporaciones industriales norteamericanas y europeas que se instalaron en nuestro país en esos años, se sumó la presencia de coyunturas favorables que reforzaron las posibilidades de satisfacer sus intereses sectoriales. Así, la elevación de los aforos del año 1923 logró restablecer la protección efectiva de la tarifa de 1906, perdida en los años de la postguerra debida a la elevación vertiginosa de los precios de importación. El sector industrial tuvo allí a un inesperado aliado decisivo, que le permitió quebrar el desequilibrio de fuerzas en su contra: el gobierno nacional. La decisión de este último estuvo motivada por la necesidad de recuperar el nivel de recaudación aduanera en materia de derechos de importación, que por los costos crecientes había descendido drásticamente respecto a los años de preguerra. Gracias al apoyo de las políticas oficiales, hasta el fin de la década de 1920, la rama de la industria que se desarrolla fundamentalmente es la de la alimentación. Sin embargo esto no impidió, que durante esa década, el proyecto de industrialización limitado a las materias primas agrarias fuera superado parcialmente por el desarrollo marginal de una serie de empresas medianas y pequeñas surgidas durante la guerra en otras ramas de la industria. Los intentos de ampliar las bases de la sólida alianza entre los intereses británicos y los intereses locales ligados a la producción agro-ganadera, para dar cabida a otros sectores también provenían de las firmas norteamericanos, que invirtieron en una serie de rubros industriales importantes y que gozaron de una considerable influencia, a la que fueron permeables algunos miembros de las clases política. Pero en general, el avance de la influencia norteamericana en el comercio de importación y en áreas como la energética y el transporte, provocó la cerrada defensa de los intereses británicos alrededor del lema "comprar a quien nos compre"...”

https://aaep.org.ar/anales/works/works2001/audino_tohme.pdf

ACTIVIDADES

1) Explique ¿cómo funcionaba la economía internacional a fines del siglo XIX?
2) ¿Cuáles fueron las causas, características y consecuencias de la crisis de 1873?
3) ¿Cuáles fueron los motivos y las consecuencias de aplicar una política proteccionista a fines del siglo XIX?.
4) ¿Por qué Argentina tuvo dificultades en modernizar su estructura productiva?
5) ¿Cómo funcionaba el patrón oro?.
6) ¿Cómo surgen y a que se refieren los términos “imperialismo” y “capital financiero”?.
7) ¿Cuáles fueron los cambios que se produjeron en la agricultura durante el modelo?.
8) ¿Cómo se produce la evolución de la ganadería durante el modelo?.
9)¿Cómo se produce la evolución de la industria durante el modelo?.
10).- ¿Cuál es la razón o necesidad de plantear una política proteccionista o de sustitución de importaciones?


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