CUENTO: CHACO PUEDE, PERO NO LO DEJAN, por guillofca
Uno de esos tantos enamorados foráneos del Río Oscuro Noche sin Luna, que baña las costas de la localidad de Chom Chom en general y en particular de sus islas entre las que se encuentra la magnífica 29, lugar de privilegio y de contacto con lo natural y la naturaleza, que eligieron los habitantes de la zona, para alargar el placer de la amistad bien sazonada y regada, que por razones de origen fuese apodado “el chaco”, quien creciera en ese lugar conocido, como el Chaco, que puede, pero no lo dejan, carga la misma cruz, que su terruño. Había diseñado un hermoso proyecto, de entre los muchos, que lo vinculaban con la 29, pero esta vez en el centro mismo de Chom Chom a pocos metros de su arteria principal: La calle Avellana. Se trataba de una peluquería-bar, que hubiese sido el templo de la tertulia acicalada de hombres y mujeres habitantes de la urbe. Pero: ¡No existen ordenanzas, para los dos rubros unidos!, por lo que se vio obligado a desistir de su intento, que quedó reducido a una simple peluquería, con jugos o gaseosas, que no es poco, para estos lares, que adolecen de ganas permisivas de trabajo de ediles y de “missi dominici” vernáculos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario