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viernes, 7 de junio de 2019

HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES

HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES
El fenómeno in-contrastable de la falsificación de la Historia, al menos en los Tristes Trópicos americanos (pero tenemos algunas certezas sobre otros) producidos por familias y linajes de personas que se remontan a la época dorada de la PANDILLA DEL BARRANCO (1), sirvió no solo para blanquear la Historia de estas tierras (y en eso de blanquear son verdaderos profesionales), sino para establecerse como clase dominante, quienes mientras hacían el trabajo sucio de falsarios económicos se detenían a defender su futuro como tales, creyendo colocarse como PADRES DE LA PATRIA (2). Sobre ese grupo existen diferencias en cuanto al número de familias dependiendo de la posición política del que escribe, que varió de los doscientos a los mil, con el paso del tiempo y de los períodos históricos. Incluso algunos fijan el nacimiento en épocas mas próximas, pero se trata de la misma gente que viene desde el barranco y bastante antes del 25 de Mayo de 1.810, donde se observa claramente su colisión con las Leyes Borbónicas contra el contrabando (pero no contra la trata de esclavos africanos y mucho menos con la encomienda, que persistió, solapadamente, hasta mas de la mitad del Siglo XX, como demuestran los últimos estudios sobre la trata de originarios luego del genocidio denominado Conquista del Desierto). (3)
Los mismos traficantes de esclavos (o sus descendientes) se encargaron de crear la moledora de carne africana que se traduce en la aceptación del trueque de los hijos de patricios, por africanos esclavizados, que fueron las mayorías de nuestros ejércitos patrios, con la promesa de libertad a los cuatro años, que no se cumplió, reafirmada con la declaración de la Asamblea del Año XIII, sobre LIBERTAD DE VIENTRES, que es la falacia mejor pensada por estas mentes maquiavélicas (que tienen su continuación en la actualidad y no solo por los que se equivocan con la abolición de la esclavitud). (4) Pero con lo cual nos catapultamos como el país de los eufemismos, que encubren la falacia o el acto de cambiar algo, para que nada cambie. Dicho hecho puede tomarse como el antecedente más antiguo del progresismo actual, que no tiene que ver con el espíritu de reivindicación de los afro-descendientes, que sufrieron durante mucho mas de un siglo, con las consecuentes levas, para los ejércitos en los setenta años de guerras civiles de nuestro país. (5) Aunque en el articulo utilizado se mencionan cuatro años menos, porque no se toma en cuenta a la resistencia de las Provincias del Litoral (acaudilladas por Artigas), contra la supremacía porteña, que se puede sumar a la del mismo tono en Paraguay.
Igual derrotero siguió el gaucho, que fue utilizado hasta el cansancio y luego se refugió en las estancias, como peón, o en la ciudad, como jornalero, con mas el ejercito como soldado, de donde viene la posibilidad de estudiar en el sistema educativo gratuito y su supuesta desaparición, que no tiene nada que ver con las maestras que trajo Sarmiento de Estados Unidos. De ello somos (con mis antepasados, por linea paterna, fieles testigos y descendientes). En estos momentos me acuerdo de los soberbios, que por ser descendientes de europeos no tienen ninguna justificación, para tanta vanagloria, pero luego me acuerdo de las prebendas a las que fueron invitados por la clase alta, para formar la clase media y media alta de nuestro país. Mientras el originario pasó de auxiliar de los ejércitos libertadores (Ver las políticas de Castelli, Belgrano y San Martin al respecto) a casi desaparecer en el blanqueamiento, como ya fue explicado antes.
Historia y teoría social Peter Burke
Peter Burke plasma de manera contundente, ejemplificante, concreta y brillante la interfaz entre la historia y la teoría social mediante una extensa bibliografía que recorre varios siglos, junto a esta analiza la utilidad de la teoría social para los historiadores, y de la historia para los teóricos sociales, examina el surgimiento de los campos de la historia y de las ciencias sociales en general.
En su escrito Historia y teoría social el historiador ingles estudia la postura de diversos académicos y escuelas de historia y la teoría social, da una mirada a los Annales, los marxistas británicos y teóricos sociales como Pierre Bourdieu y Anthony Giddens y filósofos críticos históricos como Michel Foucault y Jürgen Habermas. Dando una mirada de los cambios y transformaciones del pasado de los antropólogos, historiadores y sociólogos.
“Provides an invaluable overview of prior developments and current trends in historical work by anthropologists, historians, and sociologists.”-Contemporary SocioLos teóricos y los historiadores, Modelos y métodos, conceptos Central, los problemas de Centroamérica, la teoría social y el cambio social y La postmodernidad y el postmodernismo. Son el nombre de sus seis capítulos, en donde incluye temáticas como: roles y ejecución, sexo y género, las comunidades e identidades, clase y estado, movilidad social y distinción social, comunicación y recepción y la oralidad y textualidad entre otros.
En cada una de sus ponencias In each of the chapters, Burke describes very lucidly central problems, methods and solutions in social Burke describe los problemas centrales, métodos y soluciones en la teoría social. Moreover, he shows how historians have adapted methods from sociologists, anthropologists and psychologists (although he concludes that the latter so far have hardly had any influence on historical research) by presenting several case studies. Además, muestra cómo los historiadores se han adaptado los métodos de sociólogos, antropólogos y psicólogos (aunque concluye que esta última hasta el momento apenas han tenido influencia en la investigación histórica). Burke clearly outlines advantages and disadvantages of every approach.
En el siglo XVII las disputas entre Sociólogos e historiadores no existían y la principal razón era que la Sociología no existía como disciplina independiente. Según Burke autores a Charles Montesquieu, Adam Ferguson y Jhon Millar son calificados como los padres de la Sociología, noción que ellos ni nadie contemporáneo a ellos expresó, principalmente porque para esa entonces la sociología no existía, la definición más correcta según el autor debería ser historiadores analíticos o, de acuerdo al término asociado en ese tiempo, historiadores filosóficos.
Para Burke ambas ciencias, tanto la historia como la sociología, se caracterizaban por interesarse por la sociedad y el comportamiento humano; la sociología se caracterizaba por hacer generalidades sobre la estructura y el desarrollo del comportamiento humano, mientras la historia se enfatiza en estudiar los cambios ocurridos dentro de las sociedades a través del tiempo.
Con el pasar de los años las similitudes y relaciones entre teoría social y la historia era bastante menos estrechas, los historiadores mostraba una actitud indiferente no sólo con la teoría social, si no también la historia social, debido según lo manifiesta el historiador ingles a varias causas, entre las cuales se destacan: Los gobiernos de la época encontraron una herramienta para fomentar la unidad nacional y se trataba de fomentar la historia del estado o la historia política; otra posible causa a este fenómeno fue la revolución de la historia, asociada con Ranke, en ella se dio un fuerte remezón de los métodos y fuentes utilizadas en la disciplinas, los historiadores comenzaron a utilizar técnicas de recolección de datos que incluían avances tecnológicos para evaluar la confiabilidad los mismos. La historia enfatizada a lo social parecía poco profesional si se comparaba con los historiadores políticos de tipo rankeano.
Por su parte los teóricos sociales empezaron a lanzar fuertes críticas ante los historiadores. Comte creía que la historia era fundamental para el desenvolvimiento de la teoría social, y la llama por primera vez sociología, nombre que perduraría hasta nuestros días. Aunque los teóricos atribuían importancia al pasado, no mostraban el mismo respeto por los historiadores, a quienes los tildaban como recolectores de materia prima para la elaboración de la teoría social.
Ya adentrados en pleno siglo XX con la nueva generación de la sociología ya en marcha y la transición del centro de gravedad de la sociología de Europa a Estados Unidos, se empieza a despreciar el pasado. La implementación de métodos cuantitativos y la unidad de análisis de la sociología se convirtió en encuestas, que permitieron que los sociólogos generarán sus propios resultados y datos, esto los llevó a considerar que la historia no era necesaria para la comprensión del presente, y todo lo que esto implica.
Para esta misma época surge una nueva alternativa para los teóricos sociales, el funcionalismo, rama que centraba su funcionalidad en explicar la historia conforme su entidad social en el presente. Por su parte, la historia empezó a desligarse cada vez más de la historia rankeana, empezado a implementar otro tipo de métodos como lo fueron los cuantitativos.
Aún después de todo este proceso, la historia y la teoría social nunca se vieron completamente separadas, y promediando la década de 1960 ambos enfoques poco a poco fueron complementándose. Los sociólogos se vieron obligados a estudiar el cambio a lo largo del tiempo. Por su parte, los historiadores comenzaron a distinguirse de la historia política y se anclaron por medio de la teoría social para el resurgimiento de la historia social.
En otros de sus apartes Petrer Burke muestra que existen cuatro enfoques generales comunes a las disciplinas sociales: la comparación, el uso de modelos, los métodos cuantitativos, los métodos cualitativos y el empleo del microscopio social. Según el análisis del autor estos enfoques han sido controvertidos en el estudio de las ciencias sociales.
Para analizar a la comparación, Burke manifiesta que según Durkheim es la sociología misma, e identifica a dos tipos de comparación: la comparación entre sociedades de estructura similar, y la comparación entre sociedades fundamentalmente diferentes. Los historiadores por su parte, rechazan la cooperación con el argumento que su interés radica en la particularidad. Según el autor los dos enfoques se complementan uno al otro. No se pueden hacer particularidades sin antes haber constatado que esa particularidad no existe dentro de otro marco, y no e puede hacer generalidades sin antes conocer los datos particulares.
Sin embargo la comparación tiene peligros, una de ellos es que supone que las sociedades evolucionan a través del tiempo por medio de una secuencia inevitable, otro aspecto es el etnocentrismo que tiene la cultura occidental ¿cómo es posible comparar a las sociedades, siendo que las sociedades son diferentes entre si en muchos aspectos?
Sobre los modelos el autor define que estas son un aspecto que simplifica la realidad a modo de generalidades y son la misma composición. Los modelos pueden verse como clases de capitalismo o conflicto social que son utilizados para hacer generalidades entre las sociedades y categorías dentro de un mismo marco de estudio.
Por su parte los historiadores no consideran útiles a los modelos, pero aparentemente, y sin darse cuenta, son hábiles usuarios de estos. Los historiadores tienen dificultades en no usar modelos como: feudalismo, renacimiento o ilustración, es aquí donde el autor plantea una incógnita ¿qué son estos términos si no los nombres de conjuntos de rasgos?
Los métodos cuantitativos han sido una cuestión polémica durante la última generación tanto para historiadores como para sociólogos, estos han utilizado métodos cuantitativos a fin de la recolección de datos, ya sea a base de encuestas o generando ecuaciones matemáticas para explicar el comportamiento de ciertos datos. Para Burke es imposible analizar datos tales como los movimientos precisos de la población, o procesos económicos atreves del tiempo, sin el uso de métodos cuantitativos.
Claro que el autor aclara que las fuentes en los métodos cualitativos no son tan precisas, no es difícil mostrar errores y omisiones en los censos, así como en votaciones democráticas. El gran inconveniente entre los datos mesurables y los que no lo son podría definirse como la gran dificultad de los métodos cuantitativos.
El microscopio social es una tendencia utilizada por parte de los historiadores y los teóricos sociales para encontrar y descifrar datos más particulares. Por su parte para Burke los sociólogos imitaron a los antropólogos sociales y presentaron un mayor interés hacia lo micro social, los historiadores se redefinieron el termino y lo llamaron la microhistoria.
El termino micro sociología el libro lo define como la comprensión a un enfoque sociólogo que se ocupa de la interacción social en una escala reducida, que la mayoría de las veces basa su teoría sobre la observación directa y no tanto sobre datos estadísticos. Por su parte, la microhistoria es una rama de la historia social que analiza datos de la historia que en cualquier otro tratamiento de las fuentes pasaría inadvertido. La principal finalidad de la microhistoria es reducir a escala las interpretaciones del pasado.
Burke manifiesta que el análisis social a pequeña escala presenta algunos problemas cuando los datos son trivializados, siendo meta de los teóricos y los historiadores la ambición intelectual, al analizar lo micro, presentan conflictos en cuanto a enmarcar los datos particulares dentro de un marco social mayor.
Otro de los conceptos planteados por Burke es el uso que le han dado los historiadores al aparato conceptual creado por los teóricos sociales, en este aspecto el autor ejemplifica casos como: movilidad, clase, hegemonía o recepción. Dentro de sus posturas el autor hace énfasis en el papel del significado y el contexto, cada término y cada concepto en si, se logra refiriéndolo a problemas históricos concretos.
Los conceptos de esta teoría social provienen en su mayoría de los siglos XIX y XX, basado en esto el autor se plantea como algunas teorías sociales se han historiado y tienen aplicación solamente en un momento histórico en especial. De ahí que nombra aspectos como el concepto de la sociología, área que define como los parones o normas de conducta que se esperan de la persona que hace parte de una estructura social.
También hace referencia al papel que la masculinidad y la feminidad han tenido dentro de los procesos sociales e históricos, en este aspecto el autor resalta como las teorías sociales han estimulado a ambos géneros por igual a plantear nuevas preguntas acerca del pasado. Cabe aclarar que el autor en este aspecto critica por igual a historiadores y sociólogos que realizan sus estudios sin tener en cuenta al género femenino.
Otro ámbito estudiado por Burke es la familia y el parentesco, aspectos que los asume como una sociedad basada en un conjunto de papeles y complementarios entre si. A su vez manifiesta que la familia representa una unidad económica y legal y moral a la cual sus integrantes están sentimentalmente unidos. Sobre la comunidad y la integridad señala que los historiadores le han dado una mirada sus lazos con el medio ambiente. En cambio la comunidad para los sociólogos es concebida como un conjunto de pueblos urbanos. Sobre la identidad el autor la manifiesta como los logos, los himnos las banderas son los encargados de hacer una identidad colectiva.
Para explicar el concepto de clase el autor cita a Marx, quien entiende este concepto como grupo social con una función particular en el proceso de producción. Por otro lado para la definición de estatus retoman autores como weber y Marx. Weber quien endienten la clase como un grupo de personas que se regían por un estado o estatus”.
Burke también estudia el término movilidad social y para ello menciona tres distinciones dadas por los sociólogos: Movimientos hacia arriba y hacia abajo por la escala social, movilidad entre la vida de un individuo y movilidad en varias generaciones y distinción entre movilidad individual y movilidad de grupo. De estas Burke define a la movilidad social como la posibilidad de desplazarse en al estructura social. Sobre la reciprocidad el autor menciona a Karl Polanyi, quien menciona que este termino se basa en el regalo, el cuales se intercambian entre iguales. Mientras que la redistribución depende de una jerarquía social.
Sobre el patrocinio Burke lo define como un sistema de relaciones desiguales, entre una persona o entidad ubicada en una mayor escala social y una de menos, pero que cada una de las partes tiene algo que ofrecer a otra, por su parte a la corrupción la muestra como un comportamiento que se aparta de los deberes formales de lo público en donde no necesariamente se benefician las dos partes.
Al poder lo define como un término usual dentro del lenguaje de occidente y acuña a la formación de las sociedades a infinidad de redes de poder que se superponen y se interceptan. La hegemonía por su parte la asocia con el término control social, que es la expresión sociológica tradicional para describir el poder que la sociedad ejerce sobre los individuos, por medio de la ley, la educación, la religión.
Otro de sus posturas se basa principalmente en tres grupos de conflictos intelectuales: el primero hace referencia a la oposición entre la idea de función o superestructura y la acción humana. En segundo lugar se analiza el problema de la cultura como superestructura y de la cultura como fuerza activa en la historia y en tercer lugar se afronta el problema de la labor del historiador, antropólogo o sociólogos en relación a si lo que producen tiene componentes de ficción o novela.
Sobre la función Burke manifiesta que esta une a todas las partes para que funcionen correctamente en pro de un mismo fin, en este aspecto cita a Max Glukman para sustentar como el conflicto no es la amenaza de la paz, sino que refuerza el orden y la cohesión social, esto lo argumenta manifestando que la estabilidad de los sistemas dependen del equilibrio de fuerzas.
El funcionalismo no esta encargado de estudiar personas sino estructuras. El autor identifica tres enfoques distinto que se pueden implementar para el estudios de dichas estructuras: el enfoque marxista, el estructural- funcionalista y el “estructuralistas”, en el primero los conceptos sirven de base y superestructura y tienen connotaciones de tipo económico. El segundo se refiere a las instituciones, como el Estado, la familia etc. para la explicación del tercero Burke cita a Levi- Strauss y a Roland Barthes que se centraban en el sistema de pensamiento en el cual, el modelo de su pensamiento es la sociedad o la cultura como lenguaje.
En otro de sus enfoques Burke hace un análisis de los autores y de las obras que se han enfatizado en el concepto de cambio social. Para tal fin el historiador re toma el concepto al que denomina sentido estrecho, que se relaciona con la estructura social, en el se incluye la organización política, económica y cultural.
Por su parte el análisis del cambio social es tomado desde dos perspectivas diferentes, la primera describe la sociedad en términos de metáforas orgánicas (crecimiento, evolución y decadencia) y la otra donde se toman términos como (préstamo, difusión, o limitación), estas miradas las denomina Externas e internas respectivamente. Otra de sus reflexiones finales va dirigida hacia el concepto sociológico de rechazo sociológico el cual expone ha venido siendo duramente criticado por su carácter crítico y poco explicativo. (6)
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Cronos Biblioteca Digital
Historia y teoría social.
Peter Burke.
¿Cuál es la utilidad de la teoría social para los historiadores, y de la historia para los teóricos sociales? Con una prosa clara y vigorosa, un sobresaliente historiador de la cultura ofrece aquí una respuesta de gran alcance a estas preguntas engañosamente simples. En este texto clásico, hoy revisado y actualizado en su segunda edición, Peter Burke vuelve a examinar la relación entre el campo de la historia y el de las ciencias sociales y su convergencia tentativa en décadas recientes. En primer lugar, Burke examina los usos que los historiadores han dado -o podrían dar- a los modelos, métodos y conceptos de las ciencias sociales, y luego analiza algunos de los conflictos intelectuales, como la oposición entre estructura y agencia humana, que están en el centro de la tensión entre la historia y la teoría social. A lo largo del libro, su autor abreva en una vasta gama de culturas y períodos para ilustrar cómo la historia, a su vez, ha sido utilizada para crear y convalidar teorías sociales. Esta nueva edición actualiza la anterior con el agregado de ejemplos y discusiones de nuevos tópicos, como el capital social, la globalización y el poscolonialismo. La segunda edición de Historia y teoría social -una obra de invalorable utilidad y, ya, un clásico- seguirá estimulando a estudiosos y especialistas de toda una serie de disciplinas con su penetrante evaluación del papel de la historia y las ciencias sociales en nuestros días.
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