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sábado, 1 de junio de 2019

VIAJES HISTÓRICOS

VIAJES HISTÓRICOS
Antiguas expediciones africanas:
Para Heródoto los fenicios llevaron a cabo la circunnavegación de Africa partiendo del Mar Rojo, llegando en dos años a las columnas de Hércules en su viaje de vuelta. La realización de esta hazaña es poco probable, quizás navegando fuera del Mediterráneo llegaran hasta Sierra Leona, llevando a los puertos mediterráneos los mismos productos tropicales que dos siglos más tarde iban a buscar los aventureros europeos en la costa occidental de Africa.
Los Fenicios:
Establecidos en el país de Canaán hacia el s.XXVIII a.C. Su verdadero origen se ignora. Se establecieron en la costa del monte Carmelo hasta Ugarit. Fundaron numeroso puertos (Arados, Smyrna, Trípoli, Yubayl-Biblos, Beritos, Sidón, Tiro y 'Akka), para los que escogían cabos o islas próximas a la costa, que los protegían de los vientos (S-N) y les servían de refugio en caso de invasión (Tiro y Arados); se orientaron deliberadamente hacia el mar. Cuando la invasión de los pueblos del mar (c.1200) los liberó de la tutela egipcia, pudieron reemplazar el poder egeomicénico, arruinado por los dorios. Su área de influencia se extendió progresivamente; por una parte, desempeñaron el papel de agentes e intermediarios entre occidente y oriente (controlando, por tierra, los puntos a donde iban a parar las caravanas del desierto[Hama, Damasco y Thapsaco] y en donde adquirían las mercancías orientales), y, por otra, fundando, alrededor del Mediterráneo, numerosas factorías y colonias comerciales. En el s.X se instalaron en Chipre y, en las costas de Asia Menor (Panfilia y Licia), donde chocaron con los griegos, que los desbancaron de Rodas, de las Espóradas y de las Doradas, donde habían permanecido durante algún tiempo. Buscaron entonces nuevos mercados en el Mediterráneo occidental: prudentemente, dejaron Tirrenia a los etruscos y a los griegos, y establecieron en Sicilia occidental, en las islas de Malta, Gozo y Pantelleria, bases propicias para el comercio con Africa (s.IX); a través de Cerdeña e Ibiza habían llegado, en la Península ibérica, al "país de Tarsis" (Gades, s.XI), donde sus barcos recogían estaño y la plata procedentes de la península o de las islas Casitérides. A su regreso, aprovechando las corrientes de las costas africanas y por mediación de sus antiguas colonias de Hippo Diarrhytus y Utica (1100), llegaban a Cartago (814-813) y al golfo de la pequeña Sirte (Hadrumeta y Leptis).
Escasa información:
A pesar de las expediciones fenicias, los conocimientos geográficos sobre Africa no fueron mejorados, prevalecieron las mismas noticias que aparecen en las versiones de Homero (hacia 850 a.C.) y Hesiodo. Las inhospitalarias regiones del continente no eran tampoco propicias para la verificación de nuevas exploraciones que dieran más luz acerca del modo de ser de sus diversos pueblos. Apenas se hacía mención de las fuentes del Nilo, de los pigmeos y otras incidencias recogidas en los versos de Homero y Hesiodo o en los poemas de Esquilo y Pindaro. Heródoto suministra las primeras noticias como historiador y como viajero y en la época de Tolomeo se conocen informes de más amplitud y concreción al juzgar de las descripciones de Eratóstenes hablando del Alto Nilo. En el año 235 a.C., Eratóstenes , el polifacético sabio griego, fue a ocupar el cargo de director de la biblioteca de Alejandría en Egipto, investigó otras fuentes históricas y publicó algún material que Heródoto no había conocido. Dos siglos y medio más tarde Estrabón visitó Egipto y aportó algo más de información. Hacia el año 150 d.C., el geógrafo y astrónomo grecorromano Claudio Tolomeo, fundador del sistema que lleva su nombre, publicó unas interesantes informaciones sobre las relaciones entre Egipto y las tierras del interior de Africa donde el Nilo tiene sus fuentes.
La aportación histórica más valiosa de Egipto en el terreno de la etnografía es la que realizó en el interior de Africa. Todo lo que la antigüedad clásica sabía acerca de las fuentes del Nilo, de las tribus negras y camitas que poblaban el Africa Oriental y acerca de los pigmeos de las selvas del Congo, lo debía a fuentes egipcias. Hasta muy avanzada la Edad Media, estas informaciones fueron casi el único material objetivo de que dispuso Europa para su conocimiento de Africa. (Wendt)
Egipcios en el sur de Sudán:
"Las grullas emigran a los lagos que hay más allá de Egipto, allí donde nace el Nilo, en aquella región viven los pigmeos" (Aristóteles)
Los cretenses primero y luego los griegos conocieron a los negros a través de los egipcios, mucho antes de entrar en contacto con los esclavos negros de los cartagineses. En la primera mitad del siglo VII a.C., unos colonizadores griegos de Mileto fundaron el puerto de Naucratis en el delta del Nilo. Naucratis debía de ser un mercado de esclavos durante la segunda mitad del siglo VI, cuando el rey soldado Amasis reinaba en Egipto. Los pueblos del alto Nilo, tanto los negros como los morenos, iban a la caza de los pigmeos como si fueran animales y los hacían trabajar para ellos. Egipto tenía un enorme consumo de seres humanos. Se calcula que el proyecto del Canal de Suez de Necao costó la vida a ciento veinte mil hombres. Los tímidos pigmeos akkas eran capturados por cazadores nubios que los amaestraban y vendían a Egipto por sumas considerables. La historia del contacto egipciosudanés dura desde hace cinco mil años y es una historia muy accidentada. Empezó hacia el año 2900 a.C. con una incursión del faraón Snofru en Nubia, en la que se apoderó de setenta mil sudaneses y negros, doscientas mil cabezas de ganado y gran cantidad de objetos de valor. En la época del gobernador Harchuf (2300 a.C.) los egipcios llegaron por primera vez a las regiones meridionales del Sudán e incrementaron su importación de oro, esclavos, marfil, pieles de leopardo, plumas de avestruz, etc. Ramsés el Grande (hacia 1250 a.C.) dijo respecto de los sudaneses "hombres chatos, de cabello ensortijado, de piel negra, que viven salvajes como bestias y no conocen las leyes de la hospitalidad".
Relatos sobre la expedición de Necao II:
Fenicios y cartagineses rivalizaron en los viajes por el golfo Arábigo, pero según el padre de la Historia la primera circunnavegación africana se debe a Necao II, monarca egipcio cuyo reinado comenzó por el año 616 a.C. Este rey había iniciado y después suspendido las obras del colosal proyecto de construcción del primer Canal de Suez, que fue terminado por el rey persa Ciro. Necao ordenó que saliese de Egipto una expedición de fenicios cuyas naves habían sido puestas a su servicio por el golfo Arábigo y mar de Eritrea y que rodeando Africa por el mediodía retornaran al punto de partida.
El capítulo 42 del libro cuarto de la obra de Heródoto fue objeto de burlas y críticas en su tiempo. Transcribe el testimonio de que en el cabo de Buena Esperanza se veía el sol de mediodía en el norte, o como dice el texto "a la derecha". El navegante que da la vuelta al cabo de este a oeste tiene el sol de mediodía a la derecha. Sólo podría imaginárselo alguien familiarizado con el mapa planetario de Copérnico (siglo XVI).
La leyenda, con escaso rigor histórico sitúa a esta expedición avanzando por mares desconocidos, realizando detenidas escalas, sembrando y recogiendo sementeras, en cuyo viaje invirtieron tanto tiempo que al tercer año consiguieron alcanzar el estrecho de las columnas de Hércules y penetrar en el Mediterráneo. Heródoto no creía que el relato de esta hazaña fenicia fuera cierto. Los fenicios estaban habituados desde tiempos muy remotos a la navegación por el mar Rojo y sus expediciones llegaron a las costas de Somalia de donde importaban productos de perfumería y animales exóticos a cambio de manufacturas egipcias.
"ninguno hasta nuestros días puede asegurar con certeza si la Etiopía en donde el Asia y Africa se unen, es continente por la parte que se extiende sin intermisión hacia el mediodía o está rodeada por mar.(Polibio)
Para él no se había atravesado la línea equinoccial ni tal vez ni tan siquiera se había llegado a ella. Sin cruzar esa línea se pudo haber navegado por Ceilán, por el estrecho de Malaca, todo el mar de la China y el del Japón, pero traspasada dicha línea se avanzaba más allá de los límites del mundo conocido.
Expedición del navegante cartaginés Hannon:
El único viaje de exploración que por sus extraordinarias circunstancias y resultados merece tal nombre rodeando el Africa en parte fue el de Hannón, famoso navegante cartaginés, cuya expedición no debe llevarse tampoco más allá del archipiélago de las Bissagas y en ningún modo hasta las Canarias o más adelante, aunque otros historiadores sostienen que pudo navegar hasta el golfo de Guinea y que la presencia de una violenta erupción volcánica le hizo regresar "pues torrentes de fuego surgían de la tierra o iban a precipitarse al mar". De todas formas las colonias fundadas por el explorador cartaginés en su periplo corresponden a tierras africanas como Thymiaterión (la actual Rabat), Karikon, Teichos, Gytte, Akra, Melitta, Arambys, y Kerne, enclavada esta última en una isla que puede coincidir con la del Galgo en el Río de Oro en el antiguo Sahara español.
El periplo de Hannón que ha llegado hasta nosotros a través de versiones griegas, contiene además de datos geográficos imprecisos, relatos de aventuras y detalles fabulosos de algunas ciudades fundadas por el caudillo cartaginés, de las que ya Plinio decía que no conservaba ni memoria ni vestigio. (Fariña)
El viaje de costeo por Africa con una flota de cierta importancia es evidente que existió, aunque también parece que Cartago exageró su importancia, bien en honor al jefe de la expedición, bien por conveniencias políticas para hacer resaltar su poderío marítimo y colonización comercial.
Participaron en la empresa sesenta naves con cincuenta remeros cada una; entre hombres y mujeres, había unos treinta mil cartagineses y norteafricanos a bordo, futuros habitantes de las colonias que se iban a fundar. Los víveres, de acuerdo a su idea de la extensión del continente, resultaron muy escasos. Un error de graves consecuencias.
Según el relato que del viaje nos ha llegado la flota partió de Cartago recalando en Gadir; entre cabo de Espartel y cabo Bojador se fundan siete colonias reseñadas y continúa la expedición hasta llegar a una isla denominada Kerne en el relato, cuya situación no ha sido fijada con exactitud. La descripción de Hannón es similar a las de los exploradores modernos: montañas cubiertas de bosque se levantaban sobre el mar, el aire estaba saturado de los más diversos aromas exóticos, fuegos encendidos en la costa, retumbar del tam-tam... Continuando la navegación llegaron a un brazo de mar que los intérpretes llamaron "Cuerno Hesperico" desembarcando por un día,
"De día sólo veíamos bosque y más bosque, pero por la noche se encendían muchos fuegos. Oíamos el son de los tambores, las notas de las flautas y los címbalos y muchos gritos. El aire estaba lleno de perfumes. Los arroyos de turbulentas aguas se vertían ruidosamente en el mar. A causa del calor sofocante no podíamos desembarcar".(Hannón)
Les sobrecoge el temor y por consejo de sus sacerdotes-augures se disponen a abandonar la isla. Siguen navegando y desde el mar ven el trono de los dioses, una tierra llana con un fuego mucho más grande que los otros, que parecía llegar a las estrellas, viendo de día que era una montaña muy alta. (este pico volcánico pudo haber sido el de Camarones en la actual república del Camerún).
Peludos habitantes de la selva:
A los tres días de navegación el relato se interrumpe bruscamente. Han llegado a una isla (o un istmo del interior del golfo) donde ven salvajes peludos que escapan de ellos con gran rapidez y a los que los intérpretes llaman "gorillas". Estos seres sirvieron de base a numerosas fábulas de sátiros y cíclopes. Hicieron lo mismo que solían hacer los cartagineses al encontrarse con indígenas: intentaron apoderarse de algunos de aquellos furiosos habitantes de la selva vestidos de pieles y llevarlos como esclavos a Cartago. Los gorilas se escaparon encaramándose hábilmente por los acantilados. "Sólo pudimos alcanzar a tres hembras -dice el texto original de Hannón-, pero no quisieron seguir; mordían y arañaban de tal manera a nuestros oficiales que tuvimos que matarlas". Les arrancaron la piel para ser llevadas a Cartago. Y aquí termina el periplo -evidentemente cortado- con la frase: "No continuamos la navegación por falta de mantenimiento".
Hannón se dio cuenta de que todavía le faltaba mucho para dar la vuelta a Africa. Allí no era posible establecer ninguna colonia. Lo que divisaba no tenía interés para su ciudad. Después de un viaje de varios meses relató a los senadores que el centro de Africa no tenía interés comercial ni político y que sólo estaba habitado por negros que tocaban el tambor, gnomos asustadizos y hombres cubiertos de pelo.
De las navegaciones fenicias y cartaginesas se obtuvieron logros importantes. Por mandato egipcio, los fenicios navegaron desde Suez hasta el cabo de Guardafui y siguiendo siempre la costa de Ajan y toda la del Zanguebar, recorrieron los puntos de Melinda, Monbassa y Zanzibar hasta cabo Delgado, por lo que sin haber navegado más allá de la tercera parte del contorno de Africa partiendo de Egipto, su aportación es decisiva para el mejor conocimiento del cntinente. Los sudaneses esclavos de Cartago eran conocidos en todo el Mediterráneo.
La colonia griega Cirene:
La influencia cultural griega llegó a las costas de Africa por el año 1000 a.C., pero la única colonia helénica fundada más tarde, en el 630, en la ciudad de Cirene. Situada en Libia, al noroeste de la Gran Sirte, allí donde empezaba el imperio egipcio, fue fundada por habitantes de Halicarnaso. Vivía de la exportación y comercio de pieles y lanas y de la fabricación de artísticos vasos. La actual Cirenaica debe su nombre a esta colonia griega. Era una fuente extraordinaria de noticias y un lugar de encuentro de los más diversos pueblos, razas y culturas. Allí se podía hablar con colonizadores y comerciantes helenos, sacerdotes y obreros egipcios, inmigrantes judíos y sirios, campesinos libios y nómadas de oscura tez procedentes de los oásis del Sahara. La cultura de sus hombres ilustres gozaba de la estima del rey de Egipto. Heródoto describió detalladamente los pueblos bereberes del norte de Africa. Investigadores posteriores como Diodoro, Estrabón. Posidonio, Tolomeo y Plinio, Cornelio Balbo (procónsul) y Coripo (poeta) pudieron completar sus reportajes con múltiples detalles, en su mayoría protocolos militares, diarios de viajes y crónicas de testigos. Los griegos no tuvieron nunca la tentación de descubrir nuevas costas en Africa y menos aún intentar bordearla. Solamente algunos mercaderes se adentraban en el Nilo para sus negocios.
Colonias romanas:
"raza que desconoce por completo lo que es una vida civilizada" (Galeno)
Roma tampoco se sintió preocupada por la penetración africana y la provincia romana en Africa fue establecida en 145 a.C., comprendiendo los antiguos dominios cartagineses al norte, gobernados por un pretor. Durante mucho tiempo persistió en aquellos dominios la población numidia y fenicia hasta el punto que, según San Agustín, en el siglo V todavía se hablaba la lengua púnica en Cartago. No obstante, fue Africa una de las provincias más romanizadas de las que constituían el imperio, y así el geógrafo Estrabón da una lista de trescientas ciudades, colonias y municipios, solamente en el territorio de Cartago romanizado, pero la autoridad romana en el Africa del Norte quedó durante algún tiempo totalmente oscurecida a consecuencia de las incursiones de los vándalos; a principios del siglo V los emperadores bizantinos establecieron la tradición romana y algo de esa primitiva autoridad que tuvo Roma, persistiendo esas influencias hasta la incursión de los árabes. Antiguas fuentes revelan la existencia de caminos que los bereberes utilizaban para importar esclavos negros. A través de de uno de estos caminos, el procónsul Cornelio Balbo pudo realizar hacia el año 20 a.C. una "campaña geográfica" y conquistar la capital de los garamantes en el actual Fezzan. Ciento veinte años más tarde, el gobernador romano de Numidia, Julio Materno, se hizo llevar mucho más al sur por un caudillo de los mismos garamantes. Obedeciendo órdenes de Domiciano emprendió la búsqueda del oro en el Sudán. Llegó "a la región de los etíopes, llamada Agisimba, lugar de reunión de los rinocerontes" (probablemente lago Tchad). Séptimo Flaco, oficial romano, partió de Libia y llegó hasta los "etíopes" (probablemente al país de los negros más allá del Sahara).
Arabes:
Las influencias árabes comenzaron en el siglo VII. Fueron de consecuencias mucho más perdurables que las penetraciones fenicias, griegas o romanas, pero sin decidirse tampoco a costear el continente africano en su totalidad. Durante la Edad Media sí recorrieron gran parte del Africa septentrional, Sahara y Sudán y llevaron hasta occidente la fama de Tombuctú, la ciudad santa y misteriosa de Africa. También exploraron varios países del Africa austral fundando colonias e invadiendo la costa oriental hasta Mombasa. En el Zambeze surgieron por aquel tiempo los poderosos estados de Mocarange y Monomotapa. Y en el Niger y el Congo también fundaron imperios como Shongai y Benin. (José Cervera Pery)
La Ilíada de Homero (siglo IX a.C.):
Describe un vuelo de grullas, que se dirigía al sur y que, pasando sobre los terrenos pantanosos del Nilo, se dedicaba belicosamente a la caza de hombres, "amenazando de muerte y destrucción las razas de los pequeños pigmeos".
En La Ilíada hay gran cantidad de datos y pormenores geográficos. El planisferio terrestre, tal y como era conocido en aquellos tiempos, es descrito con exactitud y puntualizadas sus localidades (países del mar Egeo), como pudiera hacerlo siglos más tarde el más experto cosmógrafo. (Angel Madariaga)
Túpac Yupanqui a las islas de Oceanía
Tomado de Movimiento Indianista Katarista MINKA
11 abril, 2016 teamviajeros Arqueología, Viajeros inmortales
Mi opinión
Ya más calmados todos después de los encontronazos que produjo la primera vuelta electoral, solacémonos con esta nota tomada del portal del Movimiento Indianista Katarista Minka sobre el gran Túpac Inca Yupanqui, para muchos descubridor de la Oceanía. Mientras ustedes la leen voy a buscar un texto mío que incluí en la antología “Viajando por el Perú” sobre este mismo acontecimiento histórico tan bien documentado por Thor Heyerdhal y José Antonio Del Busto. Ahorita los sorprendo.
Túpac Yupanqui, hijo de Pachacútec, el gran desconocido de la antigüedad peruana. A él debe el Perú gran parte de sus fronteras. Fue el mayor conquistador que haya producido el Tawantinsuyo. Este noble quechua quechuizó naciones.
Cuando el explorador y escritor español Pedro Sarmiento de Gamboa empezó a escribir sus crónicas, habían pasado solo 40 años después de la conquista del Perú y todavía estaba en la memoria colectiva la gran hazaña del Auqui (hijo del inca) “Túpac Yupanqui” quien organizó una flota de las más impresionantes que se vieron en las costas sudamericanas, en su afán de conquistar nuevas tierras (Oceanía). En sus crónicas Sarmiento narra como con una flota impresionante en numero de hombres y balsas el hijo del Inca emperador PACHACUTEC partió hacia la lejana POLINESIA descubriendo unas islas a las que las llamó Awachumbi y Ninachumbi.
Sarmiento de Gamboa cuenta en su crónica que: “andando Topa Inga Yupanqui conquistando la costa de Manta y la isla de la Puná y Túmbez, aportaron allí unos mercaderes que habían venido por la mar de hacia el poniente en balsas, navegando a la vela. De los cuales se informó de la tierra de donde venían, que eran unas islas, llamadas una Auachumbi y otra Niñachumbi, adonde había mucha gente y oro. Y como Topa Inga era de ánimos y pensamientos altos y no se contentaba con lo que en tierra había conquistado, determinó tentar la feliz ventura que le ayudaba por la mar… y… se determinó ir allá. Y para esto hizo una numerosísima cantidad de balsas, en que embarcó más de veinte mil soldados escogidos”. Y concluye la crónica: “Navegó Topa Inga y fue y descubrió las islas Auachumbi y Niñachumbi, y volvió de allá, de donde trajo gente negra y mucho oro y una silla de latón y un pellejo y quijadas de caballo…”.
El hecho es tan inusitado que Sarmiento se ve obligado a explicar: “Hago instancia en esto, porque a los que supieren algo de Indias les parecerá una caso extraño y dificultoso de creer”.
En su libro “Túpac Yupanqui-Descubridor de Oceanía” el historiador peruano José Antonio del Busto, nos cuenta con más detalles esta fascinante hazaña, resaltando que no fue solo Sarmiento quien escribiera acerca de estos viajes hechos por el por entonces “principe heredero Inca”, si no que también existen crónicas de Martín de Murua y Miguel Cabello de Balboa las cuales hacen mención a ello.
Según las investigaciones, incluso hoy en día en la isla de Mangareva (localizada en la Polinesia) que fuera llamada por Túpac Yupanqui como Awachumbi se conserva la leyenda del REY TUPA, quien viniera de un lejano país situado al oriente con la intención de instruir a la gente de la isla que aún se encontraba en la edad de piedra y pre-textil. Existe también en la isla el Estrecho de Tupa, llamada así porque según la leyenda fue por ahí donde llegó a la isla el misterioso personaje y su espectacular comitiva. También existe en esta isla de Oceanía una danza llamada “La danza de Tupa” que conmemora su feliz desembarco, acontecimiento imborrable ya conservado a través de la leyenda en la memoria de los mangarevanos. Cabe resaltar también que Mangareva hoy en día, es la única ínsula oceaniana con balsas de vela y otras características que recuerdan mucho a las embarcaciones de totóra que se ven en las costas peruanas o en las del Lago Titicaca.
Otro enclave en la Polinesia a resaltar en esta travesía del llamado “Inca Navegante” es la ISLA DE PASCUA, la cual también nos depara varias sorpresas. allí se encuentra el no muy promocionado Templo de Vinapú, de innegable arquitectura incaica con un tallado exactamente igual al de las calles cusqueñas en las épocas de Pachacútec y su hijo Túpac Yupanqui. Cuenta el historiador José Antonio del Busto: “Tomé varias fotografías de ese lugar (en la isla de Pascua) y después las traje al Perú para enseñarselas a mis amigos arqueólogos, y todos me decían: ‘¡si, esto es inca! pero ¿donde has tomado estas fotografías que tienen el mar atrás?’, entonces les expliqué, ‘esto es Pascua, es la Isla de Pascua’ ante su asombro”. Para varios prueba irrefutable de la presencia incaica en la isla.
Pero no es lo único. También está la evidencia de un filón de raza andino entre la población nativa de la ínsula. Es un bolsón ándido que, si atendemos escritos posteriores, hablaba el quechua o runa simi. Finalmente, como nota romántica y nostálgica, se recuerda la leyenda de la dulce Uho, doncella raptada por una mancha de quelonios marinos que la llevó, navegando, al país donde nace el astro rey. Este país, cosa notable, estaba protegido por un banco de neblina. Por eso la doncella Uho se alarma, se asusta y teme adentrarse en una creciente oscuridad. Y le dice a su amado, un “príncipe” amo de la tortuga mayor, entiéndase de la balsa real con su caseta, pues las tortugas viajan como las balsas, con su casa a cuestas:
“Es oscura como la noche esta tierra, esposo mío, Mahuna-te-Ra’a. Mi tierra es luminosa y clara, por eso mis ojos la buscan con anhelo, esposo mío, Mahuna-te-Ra’a…”
El “príncipe”, quien está llamado a ser monarca en su país, no se llama Tupa o Túpac, pero se nombra Mahuna-te-Ra’a, nombre exótico que para sorpresa nuestra se traduce Hijo del Sol. La leyenda hace a Uho reina al lado de su regio esposo, pero es del caso entender que nunca llegó a Coya, pues se destino sería ser Pihui, esposa secundaria, si no Shipacoya, concubina… Hoy en la isla de Pascua, acaso desde entonces, se denomina “tupa” a las torrecillas de piedra desde las cuales se espera y avista la llegada anual de las tortugas.
Por supuesto que cuando empezaron hace muchos años con las primeras investigaciones acerca de los viajes de Tupac Yupanqui, muchos dijeron que era una locura, que con la tecnología de la época de los Incas era imposible hacer semejante viaje. Fue ahí cuando el explorar noruego Thor Heyerdahl decidió acabar con el debate del si era o no posible hacerlo. Organizó la llamada exploración Kon-tiki (nombre tomado del dios solar de los incas, Wiracocha, de quien se decía que antiguamente había llevado el nombre de “Kon-Tiki”) la cual consistía en demostrar que la travesía desde las costas del Perú hasta la Polinesia eran posibles usando la misma tecnología de la época usando balsas idénticas a la usada durante la expedición y movidas únicamente por las mareas, las corrientes y la fuerza del viento, que es casi constante, en dirección este-oeste, a lo largo de la linea ecuatorial. La travesía comenzó el 28 de abril de 1947. Heyerdahl y otros cinco integrantes viajaron durante 101 días a lo largo de casi 7.000 km por el océano Pacífico, hasta llegar a un arrecife en el atolón de Raroia, en las islas Tuamotu, el 7 de agosto de 1947. Toda la tripulación llegó a tierra sana y salva. La conclusión del prestigioso explorador noruego era clara: Pensar que Túpac Yupanqui pudo haber llegado desde las costas de Sudamérica hasta la Polinesia era una empresa totalmente factible para la época.
Ese fue Túpac Yupanqui, hijo de Pachacútec, el gran desconocido de la antigüedad peruana. A él debe el Perú gran parte de sus fronteras. Casi todo el territorio que hoy es nuestro lo conquistó él. Fue el mayor conquistador que haya producido la raza cobriza en América. Hizo dos campañas al Chinchaysuyo (norte), dos al collasuyo (sur), dos al Antisuyo (este) y dos al Contisuyo (oeste). De todas tornó victorioso. Cruzó dos veces la línea ecuatorial y cuatro el Trópico de Capricornio. La verdad es que el quechua conquistó bastante más que el macedonio, Quechuizó naciones. Gran conquistador, hoy lo descubrimos como gran navegante. Atravesó el Pacífico de lado a lado y dejó huellas fehacientes para que el mundo lo reconozca como el gran “Inca navegante”, Conquistador del Ande, Yo de los Cuatro Suyos y explorador de Oceanía.
VIAJEROS EXPEDICIONES Y RELATOS
Los relatos de viajes, o sea, descripciones realizadas por personas que se dislocaban por un espacio geográfico y tiempo determinado, se convirtieran en fuentes de información para especialistas de varios campos del conocimiento que las utilizan para subsidiar estudios relativos a América Latina.
Los inúmeros documentos sobre el “Nuevo Mundo” producidos desde el siglo XV en diferentes lenguas sobre las “Indias Occidentales” o “América”, se convirtieran en hitos informacionales sobre los habitantes, los recursos minerales, la fauna, la flora, aspectos exóticos, pintorescos, sociales y científicos de la región.
Fue en la primera carta de Cristóbal Colón, impresa en latín en Roma, en 1493, que nace la concepción europea del “Nuevo Mundo”, identificada también como “Tierra América”, expresión usada por Martin Waldseemuller para dar un nuevo nombre a “Las Indias”, como era también llamada la región en aquella época.
Relatos de viajes como de Alvar Núñez Cabeza de Vaca (Naufragios), Alvar Núñez (Conquistador, conquistado), Hernán Cortés (Cartas de relación), entre otros, informan sobre la América Española colonial, combinando curiosidad científica con relatos de batallas, descripciones de la vida en la colonia, entre varios otros temas. Entre las principales obras de esa época se destaca la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Madrid 1632, de Bernal Díaz del Castillo, y de misionarios como por ejemplo el dominicano Bartolomé de Las Casas con su obra Apologética historia sumaria, de 1559.
Cuanto a la América Portuguesa el más antiguo documento histórico y literario sobre Brasil es la Carta de Pero Vaz de Caminha con fecha de 1º de mayo de 1500, y publicada solamente en 1937 por el editor William Brooks Greenlee como The Voyage of Pedro Álvares Cabral to Brazil and Índia from contemporary documents and narratives, en Londres, editorial Halkluyt Society, 1937, series 2, vol. 81.
Crónicas realizadas en ese período como por ejemplo O Tratado da Terra do Brasil y A História da Província de Santa Cruz de Pero de Magalhães de Gândavo, contemporáneo de Camões, dan las primeras informaciones sobre Brasil en la literatura portuguesa. Valiosos son también los primeros informes, sermones, cartas, entre otros, de los jesuitas que se establecieran en la región como por ejemplo Manoel da Nóbrega y José de Anchieta.
Una relación de las obras publicadas a partir del proceso de colonización de la región latinoamericana puede ser verificada en los capítulos “A Literatura e a Vida Intelectual na América Espanhola Colonial” y “A Literatura no Brasil Colonial”, volumen 2 de la colección História da América Latina, organizada por Leslie Bethell.
El interés contemporáneo en el reexamen de las contribuciones de las obras publicadas desde el siglo XV es un reconocimiento del legado iconográfico y literario que proporcionan para nuevas aproximaciones con la historia de América Latina, para que por los ojos de ellos se pueda analizar y reconstruir con nuestros ojos la identidad latinoamericana.
La Fundación Memorial de América Latina mantiene en el acervo de la Biblioteca Latinoamericana Victor Civita documentos sobre el tema. Consultas a la colección se pueden hacer por la Biblioteca Virtual de América Latina en la página web http://memorial.org.br/
Referencias:
BELLUZZO, Ana Maria. A propósito d’O Brasil dos viajantes. Revista USP. São Paulo, n.30, junho/agosto, 1996, p.8-19. Disponible en:http://www.usp.br/revistausp/NUMEROS-ANTERIORES.htm Acceso en: octubre de 2009.
BETHELL, Leslie, org. História da América Latina: A América Latina Colonial, volume II. São Paulo: Editora da Universidade de São Paulo; Brasília: Fundação Alexandre de Gusmão, 1999.
DAYRELL, Eliane Garcindo; AZEVEDO, Francisca L.N.; GIUCCI, Guillermo. América Hispânica: documentação e bibliografia. Estudos Históricos, Rio de Janeiro, FGV, v.5, n.9, 1992, p.97-105. Disponible en:www.cpdoc.fgv.br/revista/arq/97.pdf Acceso en: octubre de 2009.
The map that named America. Disponible en: http://www.loc.gov/loc/lcib/0309/maps.html Acceso en: octubre de 2009.
MARTINS, Luiz Renato. Novo mundo: a idéia da renascença. São Paulo: Fundação Memorial da América Latina; [1998] Disponible en:
http://bvmemorial.fapesp.br/textdo…/memo/memo_novo_mundo.pdf Acceso en: octubre de 2009.
Viajes y expediciones marítimas-Sociedad Geográfica Española
Una gran parte de la historia de las exploraciones ha estado protagonizada por navegantes. Desde los míticos viajes de los
fenicios por la costa de África hasta las modernas expediciones científicas a bordo de barcos-laboratorio como el Hespérides, los mares y océanos han sido el escenario de miles de historias de descubrimiento, exploración, naufragios, éxitos y fracasos.
En el siglo XIV, los portugueses abrieron el camino para el descubrimiento de nuevos océanos y continentes, en su búsqueda de una ruta directa a las Indias alternativa a la Ruta de la Seda por tierra. Enrique el Navegante, Vasco de Gama o Pedro Álvares Cabral, entre otros, consiguieron abrir nuevas rutas al comercio portugués y se anticiparon a la gran Era de los descubrimientos que tendría como protagonistas casi absolutos a los españoles.
En los siglos XV y XVI se generalizó el uso de la brújula y surgieron nuevos tipos de naves (carracas, carabelas, pinazas, saicas, galeones) que permitieron hacer viajes cada vez más largos. Fue la época dorada de los navegantes españoles: Cristóbal Colón, Juan de la Cosa, Juan Sebastián Elcano, Álvaro de Mendaña, Vaéz de Torres, Urdaneta, Sarmiento de Gamboa, Legazpi… son sólo algunos de los miles de protagonistas de la apasionante historia de los descubrimientos
geográficos por mar.
Todos ellos afrontaron la navegación oceánica con medios precarios: no sabían determinar con precisión la longitud, los cascos de madera de los barcos eran frágiles, la alimentación y las condiciones a bordo eran completamente inadecuadas para largas travesías. Pese a todo, aquellos hombres consiguieron ampliar enormemente el mundo conocido por los europeos.
A principios del siglo XVI Núñez de Balboa descubrió un nuevo océano, el Pacífico, que abrió nuevos retos a los navegantes: la vuelta al mundo, que completarían Magallanes y Elcano, y la exploración de ese enorme océano salpicado por miles de islas, que durante siglos se conocería como “el lago español”.
El XVIII fue el siglo de los grandes marinos cartógrafos ilustrados y de las expediciones científicas. Entre todas ellas destacaría la expedición de Malaspina, un “viaje científico y político alrededor del mundo” (1788). Este proyecto tiene
actualmente su continuación en una nueva expedición científica de circunnavegación que recibe el nombre de este marino, un proyecto de investigación interdisciplinar que tiene como principales objetivos evaluar el impacto del cambio global en el océano y explorar su biodiversidad.
La historia de la navegación está llena de éxitos, pero también de naufragios y de historias trágicas. Como la del San Telmo, que desapareció en el Cabo de Hornos el 2 de septiembre de 1819 y que permanece envuelto en la leyenda.
O como la odisea de Shackleton, una expedición fracasada que se convirtió en una de las más asombrosas historias de éxito de la historia de la navegación en condiciones extremas y en un modelo de liderazgo.
En el siglo XIX los avances técnicos en la navegación y la aparición de los grandes buques permitieron que millones de personas viajaran en barco. Dos innovaciones revolucionaron el diseño de los barcos: la propulsión por vapor y la construcción con hierro. En 1860 los vapores de cascos metálicos ganaron rápidamente terreno a los veleros de madera y los barcos dejaron de ser un medio para el comercio y la exploración para transformarse en un medio de transporte de masas. Fue la época dorada de los grandes trasatlánticos con todo su glamour en las cubiertas superiores, mientras que en las inferiores viajaban millones de emigrantes hacia América.
Lola Escudero.

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