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sábado, 1 de junio de 2019

ILLUMINATI

ILLUMINATIS
Las teorías sobre conspiración suelen tener acogida popular y muy buen público en redes sociales, al punto que varios de los que las publican, en vídeos o libros logran juntar buena plata lo que los incita a continuar en el rubro,
Como continuación del articulo sobre los anunnaki, me parece interesante mostrar el tema en sus reales dimensiones, porque surge de él y porque me fue mencionado expresamente. Todos o casi todos los autores de teorías esotéricas sobre nefastas conspiraciones en algún momento mencionan a los illuminatis y sus seguidores también, pese a la constatación, que no tienen idea de lo que estan hablando.
¿Qué hay detrás de la obsesión de algunos con los Illuminati?
Jaime González
BBC Mundo, Los Ángeles, @bbc_gonzalez
24 agosto 2015
Al rapero estadounidense Jay Z se lo suele vincular con los Illuminati.
¿Llegó realmente el hombre a la luna? ¿Quién asesinó al presidente de Estados Unidos John F. Kennedy? ¿Cómo se inició la pandemia global de VIH? ¿Quién gobierna realmente el mundo?
Hay quienes creen que las respuestas a estas preguntas no se encuentran en los libros de historia y dan crédito a las numerosas teorías conspirativas sin fundamento, que han surgido en las últimas décadas alrededor de esos y otros eventos cruciales.
Con la entrada del nuevo siglo y la irrupción de internet, una de esas teorías ha ido ganando popularidad.
Se trata de la supuesta existencia de la Orden de los Illuminati, cuyo origen se remontaría a la sociedad secreta del mismo nombre creada en Alemania a fines del siglo XVIII y que estaría integrada por los poderes políticos y económicos, cuyo objetivo final sería el de establecer un nuevo orden mundial a través de un gobierno global.
Lea: El misterio de Bilderberg: ¿por qué creemos en las conspiraciones?
Es habitual que en los foros de discusión de la red algunos internautas recurran a los Illuminati para explicar muchos de los males que aquejan a nuestro planeta.
Políticos como George W. Bush o Barack Obama, o magnates como el multimillonario George Soros, han sido acusados de formar parte de esta organización, con la que se ha llegado a vincular al papa Francisco y la reina Isabel II de Inglaterra.
El famoso “ojo que todo lo ve” que aparece en los billetes de dólar se ha vinculado con los Illuminati.
Algunos creen ver en los videos musicales de artistas como Lady Gaga, Katty Perry, Beyoncé o Jay Z la simbología asociada a los Illuminati, como pentagramas, pirámides o el famoso "ojo que todo lo ve" que aparece en los billetes de dólar.
Lea: Bohemian Grove: el campamento secreto de los ricos y poderosos
Pero ¿de dónde proviene el mito de los Illuminati y por qué hoy en día hay gente que sigue creyendo en la existencia de un grupo que desapareció hace más de dos siglos?
La orden real
La Orden de los Illuminati fue fundada en 1776 en Baviera, Alemania, por el jurista Adam Weishaupt.
La Orden de los Illuminati fue fundada en 1776 en Baviera, Alemania, por el jurista Adam Weishaupt.
El objetivo de esta sociedad secreta, inspirada en los ideales de la ilustración y cuya estructura estaba basada en la de las órdenes masónicas, era acabar con el oscurantismo y con la influencia que en aquella época tenía la iglesia en la esfera política.
Tras el ascenso al poder del príncipe Karl Theodor, la Orden los Illuminati, igual que otras sociedades secretas, fue ilegalizada, disolviéndose en 1785, menos de una década después de su fundación.
Pese a su desaparición, algunos creían que la organización siguió operando de forma clandestina.
Autores como el francés Agustín Barruel (1741-1820), la británica Nesta Helen Webster (1876-1960) o el canadiense William Guy Carr (1895-1959) la vincularon con eventos como la Revolución Francesa de 1789, las Revoluciones de 1848, la Primera Guerra Mundial o la Revolución Bolchevique de 1917.
Hubo quien aseguró que los padres fundadores de EE.UU. eran miembros de la Orden de los Illuminati y que la Reserva Federal, el banco central estadounidense, fue creada para ayudar a cumplir los objetivos de dominación global de la organización.
En las últimas décadas han aparecido referencias a los Illuminati en obras como la trilogía satírica de ciencia ficción The Illuminatus (1975), de Robert Shea y Robert Anton Wilson, o "Ángeles y Demonios" (2000), de Dan Brown, así como en las letras de algunos artistas de la escena del hip hop.
Todo ello ha contribuido a que se convirtieran en protagonistas de numerosas teorías conspirativas sin pies ni cabeza, que han ganado popularidad en años recientes gracias a internet, donde se pueden encontrar miles de páginas dedicadas a los Illuminati.
"Una locura"
"Es una locura que hoy en día haya gente que crea en la existencia de los Illuminati", asegura el escritor e historiador estadounidense Mitch Horowitz.
A la cantante Lady Gaga se la ha acusado de pertenecer a los Illuminati.
"Los ciudadanos tienen preocupaciones legitimas sobre cómo funcionan los poderes políticos y económicos, pero en vez de canalizar esas preocupaciones de manera efectiva para que haya más transparencia, algunos prefieren creer en historias de fantasía sobre una organización que dejó de existir hace más de 200 años", señala Horowitz en conversación con BBC Mundo.
Según Horowitz, "hay escritores y periodistas que contribuyen a la paranoia en torno a los Illuminati y la gente se deja convencer porque les resulta interesante pensar que existe un grupo secreto que domina el mundo".
"Si estudiaran lo que realmente eran los Illuminati, se darían cuenta de que se trataba de una organización política cuyos ideales estaban basados en una sociedad más justa y a la que le gustaba la iconografía que se relaciona con el mundo de lo oculto".
Horowitz cree que, debido al magnetismo que tiene para el público, hoy en día a muchos artistas les gusta experimentar en sus videos musicales con esa iconografía.
"Los músicos entienden el atractivo que tienen símbolos como el pentagrama, el obelisco o el ojo que todo lo ve y por eso los utilizan, aunque eso no los convierte en miembros de una sociedad secreta".
Entre los que sí creen en la existencia de los Illuminati se encuentra el escritor estadounidense Mark Dice, autor de un libro sobre esta presunta organización clandestina.
"Sociedades secretas interconectadas"
"Es cierto que los Illuminati están rodeados de fantasía, pero cuando se separa realidad de ficción, creo que hay pruebas que demuestran que se trata de un grupo real que continúa existiendo hoy en día", explica Dice en conversación con BBC Mundo.
Derechos de autor de la imagenBBC WORLD SERVICE
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Algunos asocian a los Illuminati con el Grupo de Bilderberg.
Según Dice, tras su disolución en 1785, "los Illuminati siguieron operando a través de varias sociedades secretas interconectadas, como el Grupo de Bilderberg o el Consejo de Relaciones Exteriores".
"Estas organizaciones comparten los objetivos de los Illuminati, sus métodos de funcionamiento, sus símbolos y su terminología", asegura.
Dice sostiene que no necesitan utilizar el nombre de Illuminati porque "ellos saben quiénes son y lo que están haciendo".
"En los últimos años el Grupo de Bilderberg ha sido expuesto, ya que con internet no es fácil que siga siendo un secreto. Lo venden como si fuera una conferencia aburrida más, pero eso no explica por qué en los últimos 60 años la prensa no ha informado de ello", asegura Dice, quien culpa de ello a los grandes medios.
"¿Cómo no es de interés público que cada año 100 de las personas más poderosas del planeta se reúnan en un hotel rodeados de guardas armados para conversar sin micrófonos sobre cómo quieren influir en el futuro del planeta?".
Derechos de autor de la imagenGETTY
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A los Illuminati se les asocia con una iconografía similar a la de los masones.
Dice asegura que los Illuminati "quieren crear un gobierno global de inspiración socialista" y "utilizan a artistas de fama global para promocionar su agenda".
Pese a lo descabelladas que puedan sonar las teorías de Dice sobre los Illuminati o quizás a causa de ello, el escritor estadounidense cuenta con cientos de miles de seguidores en Facebook y YouTube.
¿Culpa de internet?
Ello viene a confirmar lo que sostiene Jesse Walker, autor del libro The United States of Paranoia ("Los Estados Unidos de la paranoia"), quien considera que "internet ha sido fundamental para potenciar y propagar el fenómeno de los Illuminati".
"En la actualidad son vinculados con todo tipo de teorías, tanto por grupos de extrema derecha como de extrema izquierda, que los utilizan según les conviene", explica Walker en conversación con BBC Mundo.
Atentados como los ocurridos en EE.UU. el 11 de septiembre de 2001 han sido objeto de numerosas teorías conspirativas.
Según Walker, en los últimos años algunos artistas como el rapero Jay Z han incluido guiños a los Illuminati en sus apariciones públicas para divertirse, alimentando las teorías conspirativas que vinculan a numerosas estrellas de la industria del entretenimiento con este grupo.
"Las teorías conspirativas son una parte intrínseca de la psique humana. Somos criaturas que buscamos patrones para dar un sentido al mundo que nos rodea. Si hay lagunas en una historia hemos de buscar explicaciones para ello".
Walker considera que "existen motivos reales para tener miedo o ansiedad, ya que algunas veces las teorías conspirativas han resultado ser ciertas, como en el caso del escándalo de las escuchas de la Agencia Nacional de Seguridad de EE.UU. (NSA, por sus siglas en inglés) o cuando sale a la luz que un político ha estado recibiendo sobornos".
"Así que cuando combinas el miedo con la búsqueda de patrones, surgen teorías conspirativas como la de los Illuminati".
Según Walker, el problema es que "mucha gente no tiene el conocimiento suficiente como para diferenciar lo que es real de lo que no".
Quizás por eso, en la era de internet, los Illuminati siguen siendo utilizados por aquellos que se niegan a creer la versión oficial de los hechos para explicar todo tipo de eventos.
Iluminados de Baviera
sociedad secreta de la época de la Ilustración
Símbolo de la orden:
el mochuelo de Minerva.
La Orden de los Iluminados (Illuminatenorden en el original alemán, compuesto derivado del latín illuminati, ‘iluminados’, y orden) es el nombre dado a varios grupos. Históricamente se refiere a la organización Illuminati de Baviera, una sociedad secreta de la época de la Ilustración, fundada el 1 de mayo de 1776, la cual manifestaba oponerse a la influencia religiosa y los abusos de poder del estado. Con el apoyo de la Iglesia católica, el gobierno de Baviera prohibió la organización de los Illuminati (junto con otras sociedades secretas), y la misma se disolvió en 1785. En los años siguientes, el grupo fue vilipendiado por críticos, que afirman que los miembros de los Illuminati de Baviera se reagruparon y fueron los responsables de la Revolución Francesa.
Fundación
Adam Weishaupt, el fundador
El profesor de derecho eclesiástico y filosofía práctica de la universidad de Ingolstadt, Baviera, Adam Weishaupt (1748-1830) fundó el 1 de mayo de 1776, con dos alumnos suyos, la Asociación de los perfectibilistas (Bund der Perfektibilisten, en el original alemán, formado por Bund, asociación, y un derivado del latín perfectibilis, 'perfeccionable'). Como símbolo de la organización eligió el mochuelo de Atenea, la diosa griega de la sabiduría. De trasfondo se encontraba el clima intelectual universitario, prácticamente dominado por los jesuitas, orden disuelta tres años antes.
Weishaupt, con veintiocho años, era el único profesor de Ingolstadt sin pasado en la Compañía y se encontraba correspondientemente aislado del cuerpo docente, también debido a su entusiasmo por las ideas de la Ilustración. Para ofrecer protección a los alumnos de las intrigas jesuíticas, que presuponía por todas partes, pero sobre todo para proporcionarles acceso a la literatura crítica eclesiástica contemporánea, fundó la «Asociación de sabiduría secreta», en cuyos comienzos no era más que un círculo de lectores anticlericales con un máximo de veinte miembros. Aparte de esto, el fundador vio en la Orden Rosacruz, una orden mística espiritual afín a la masonería, un mal siempre creciente que debía combatirse. Weishaupt informó de sus razones para la fundación de la sociedad en su carta Pythagoras oder Betrachtungen über die geheime Welt- und Regierungskunst:[1]​
Pero dos hechos fueron decisivos. Incluso para este tiempo en 1776, un oficial en Burghausen llamado Ecker había fundado una logia orientada hacia la alquimia y que había comenzado a extenderse velozmente. Un miembro suyo llegó a Ingolstadt, a anunciarse allí y a atraer a los más brillantes entre los estudiantes. Por desgracia, su selección recayó precisamente en aquellos a quienes ya les había echado el ojo. El pensamiento de haber perdido de esta forma a jóvenes tan prometedores, y verlos ahora acercándose a la alquimia y majaderías semejantes, fue para mí tormentoso e insoportable. Por esto fui a pedirle consejo a un joven, en quien había puesto toda mi confianza. Y me animó a utilizar mi influencia sobre los estudiantes y estos excesos mediante una vacuna, administrada mediante la fundación inmediata de una sociedad.
La orden tomó un primer impulso en 1778, cuando un antiguo alumno suyo y presidente del Palatinado Renano la reorganizó. Weishaupt propuso como nuevo nombre Bienenorden, la 'Orden de las abejas', porque se imaginaba que los afiliados deberían recopilar el néctar de la sabiduría dirigidos por una abeja reina, pero al final se prefirió Bund der Illuminaten (Unión de los Iluminados) y después, Illuminatenorden ('Orden de los Iluminados'). De la asociación de sapiencia se crearía ahora una orden secreta, que no podía negar la huella de su modelo organizativo, la Compañía de Jesús.
Breve florecimiento
Barón Adolph von Knigge, su patrocinador más influyente.
La siguiente reorganización sucedió en 1780 tras la adhesión del aristócrata bajo sajón Adolph von Knigge. Tal como el propio Weishaupt confesó, no existía «en absoluto, solo en su cabeza». Y en 1782 Knigge le proporcionó a la orden una estructura paramasónica, con Weishaupt y Knigge —entre otros— como directores sobre el llamado «Areópago».[2]​ Con esta nueva distribución, que se detallará más adelante, consiguieron los Iluminados reclutar a muchos masones e infiltrarse en logias enteras.
De trasfondo estaba la crisis iniciada hacia 1776 entre los niveles altos masónicos alemanes con la ruptura de la Estricta observancia templaria. Karl Gotthelf von Hund und Altengrotkau había conseguido atraerse a las diferentes logias hacia su mandato mediante este rito más bien apolítico-romántico, que aseguraba ser sucesor de la orden Templaria, disuelta en 1312. Durante muchos años, además había afirmado mantenerse en contacto con «Superiores desconocidos», que le habían iniciado en la francmasonería. Como al fallecer en 1776 ningún tipo de «Superiores secretos» contactara con ellos, había gran confusión en la logia. En la convención masónica de la Estricta observancia, acontecida en Wilhelmsbad entre el 16 de julio y el 1 de septiembre de 1782, Knigge y su segundo representante de los Iluminados, Franz Dietrich von Ditfurth, un ilustrado radical manifiesto, se ganaron el liderazgo de opinión para su orden. El sistema templario fue abandonado, y la orden de la Rosacruz quedó en minoría en su esfuerzo por mantener esa tradición. Ambos iluminados consiguieron incluso, con Johann Christoph Bode, ganarse a un representante principal de la Estricta observancia.
Crisis y prohibición
El número de miembros aumentó rápidamente, sin embargo este éxito suponía a la vez el comienzo del final: Knigge amenazó epistolarmente con delatar sus secretos a los jesuitas y a los rosacrucianos, reforzando la desconfianza y preocupaciones de Weishaupt. Ya que Knigge y Bode hubieran incorporado al príncipe Karl von Hessen-Kassel y a Ferdinand von Braunschweig, así como al duque Ernst von Sachsen-Gotha y Carl August von Sachsen-Weimar, todos ellos representantes de la autoridad absolutista. Estas sospechas no estaban infundadas, pues Carl August y su consejero privado Goethe se habían afiliado con el único fin de investigar a la Orden.
Como resultado se agudizaron las discrepancias entre Weishaupt y Knigge hasta el punto de que la orden amenazaba con disolverse. En febrero de 1784, para eso se convocó en Weimar un tribunal arbitral llamado «congreso». Para sorpresa de Knigge, el juicio del congreso en el que participaron, entre otros, Johann von Goethe, Johann Gottfried Herder y Herzog Ernst von Sachsen-Gotha, fue que debía construirse un nuevo Areópago. Este parecía ser un compromiso tolerable. Pero como era previsible que el fundador de la orden siguiera siendo influyente aún sin presidencia formal en el Areópago, ello significaba una clara derrota para Knigge. Se acordó entonces el silencio y el retorno de todos los papeles, y el primero de julio abandonó Knigge la orden. Y en el tiempo siguiente se apartó de los “estragos de la moda” de querer arreglar el mundo mediante sociedades secretas. Por su parte Weishaupt le entregó la dirección de la orden a Johann Martín, conde de Stolberg-Roßla.
Durante las disputas internas, las asociaciones secretas habían atraído sobre sí la atención de las autoridades bávaras. Eran el blanco de sospechas de asesinatos afines a la Ilustración, que pretendían alterar el orden tradicional, infiltrándose entre los funcionarios públicos para alcanzar un «Estado razonable».[3]​ Consecuentemente, el 22 de junio de 1784 el príncipe elector Karl Theodor prohibió todas las «comunidades, sociedades y fraternidades» fundadas sin su aprobación señorial.
El dos de marzo de 1785, bajo presión de Peter Frank, canciller barón de Kreittmayr, el barón rosacruciano de Törring y otros cortesanos, se promulgó un edicto adicional, que esta vez prohibía a los Iluminados y a los Francmasones llamándolos por su nombre, y considerándolos altos traidores y enemigos de la religión. Mediante registros domiciliarios se confiscaron varios papeles de la orden que aportaron sucesivos indicios sobre la radicalidad de sus propósitos. Documentos encontrados en un mensajero difunto informaron sobre el nombre de un miembro. Ese mismo año el papa Pío VI aclaró en dos cartas al obispo de Freising (18 de julio y 12 de noviembre), que la adhesión a la orden era incompatible con la fe católica.
A consecuencia de las prohibiciones de 1784-1785 se produjeron las persecuciones de miembros. Se llegó a registros domiciliarios y confiscaciones, algunos consejeros y oficiales perdieron el puesto, algunos miembros fueron desterrados, pero nadie resultó encarcelado.[4]​ El mismo Weishaupt cuyo papel fundador se desconocía al principio, resultó sospechoso, pero solo huyó cuando tuvo que admitir la fe católica, primero a la ciudad imperial libre Ratisbona, y en 1787 otra vez a Gotha, donde Herzog Ernst le proporcionó una consejería áulica sinecura.
En abril de 1785 el conde Stolberg-Roßla declaró la orden oficialmente suspendida —tras aboliciones temporales—. Bode aprovechó la coyuntura para conservar la asociación con vida.[5]​ E intentó resucitar la misma con ayuda de la Iglesia minerval de Weimar y la Orden de los amigos invisibles, pero debió abandonar ese proyecto en 1790 debido al clima estrictamente anti-iluminista de los años revolucionarios. Los investigadores están generalmente de acuerdo, en que la desarticulación de la orden de los Iluminados fue completa.
El 16 de agosto de 1787 se promulgó un tercer y más estricto edicto de prohibición, so pena de muerte, del reclutamiento de miembros para masones e iluminados. Continuaban entonces en los círculos autoritarios, rumores de una supervivencia de los Iluminados.
Estas promulgaciones desataron una primera histeria anti-iluminista, especialmente se sospechaba de las agitaciones de las asociaciones secretas ilustradas radicales. Una segunda ola, claramente más enérgica, sucedió durante la Revolución Francesa, pues el miedo a los jacobinos se fundió con el anterior a los Iluminados. En este estado anímico, el ministro de Estado bávaro Maximilian von Montgelas —quien a su vez había sido iluminado— hizo prohibir todas las organizaciones secretas al llegar al poder en 1799, y otra vez en 1804. Cómo de fuerte era la fascinación pública en los años en torno a la Revolución Francesa por las misteriosas e inquietantes sociedades secretas e iniciáticas, se nota por diversas obras literarias de la época, desde Der Geisterseher de Schiller hasta Der Groß-Cophta de Goethe y las inquietantes sociedades de Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister, pasando por Jean Paul Die unsichtbare Loge (1793).
Placa conmemorativa: "En el edificio trasero Sala de los Iluminados 1782-1785, etc.".
Hoy recuerda en Ingolstadt solo una placa conmemorativa en el edificio en el que se encontraba la sala de reuniones de los Iluminados. El edificio se encuentra actualmente en el número 23 de la calle Theresien, antes llamada Am Weinmarkt 298, en la zona urbana exclusiva para viandantes.[6]​
Objetivos
La orden de los Iluminados estaba comprometida con el modelo ilustrado. La meta era la mejora y el perfeccionamiento del mundo en el sentido de libertad, igualdad, fraternidad, la mejora y perfeccionamiento de sus miembros (de ahí también el viejo nombre Perfectibilistas). Weishaupt escribió en 1782 en un discurso:
Quien también generalmente quiere iniciarse en la libertad, la amplia iluminación en general: pero la Iluminación no consiste en el conocimiento de palabras, sino de cosas, no se trata de la comprensión de conocimientos abstractos, especulativos, teóricos, que inflan el espíritu, pero no mejoran el corazón.
Rede an die neu aufzunehmenden Illuminatos dirigentes.
Según Weishaupt el medio para alcanzar la libertad era principalmente la educación, pero no solo la aportación externa de conocimientos, sino en primera línea la formación del corazón, la moralidad, que debería capacitar a los individuos para autodominarse, y por lo tanto serían superfluas otras formas de dominio como el despotismo de los príncipes absolutistas, pero también el despotismo espiritual ejercido por la Iglesia católica. Los modales de las viejas costumbres serían también condición y camino para una sociedad libre e igualitaria sin príncipes ni iglesia.
Como Weishaupt explicó en su discurso cit. supr., la historia misma estaría de su parte: recurriendo a pensadores como Joachim von Fiore presentó una historia filosófica entre periodos temporales: en la «Infancia de la humanidad» no había ni dominio ni propiedad ni ansias de poder. Eso comenzó en la «Época juvenil», con el surgimiento de los primeros estados, que se desviaban más y más hacia el despotismo. De ahí surgió la nostalgia del paraíso perdido de la ausencia de dominio: «el despotismo mismo debería ser el medio para facilitar el camino a la libertad» escribió Weishaupt en una redacción para la clase de misterio de su orden.[7]​ En el «tiempo de la madurez» el género humano superará el despotismo sin violencia a través de la provocación de la nostalgia, de la libertad, mediante la ilustración y mediante el autodominio que Weishaupt impartía. Para difundir ahora esta ilustración y para devolver a los hombres a la «tierra prometida», debía de ser la tarea de las escuelas ocultas de sabiduría, a quienes Weishaupt les presuponía una línea tradicional ideal desde los protocristianos hasta los masones. Aunque es verdad que los francmasones declaran ser apolíticos, los Iluminados les servirían como máscara. Finalmente un «Tiempo de decadencia» iniciará un nuevo ciclo.
En esta representación histórica se mezclan el milenarismo medieval y las utopías modernas, las profecías premodernas de un mundo redimido y pronósticos modernos de como se alcanzarían por propias obras. Weishaupt compatibilizó ambos mensajes contradictorios: por un lado, predicó el quietismo, que exoneraba a sus miembros de cualquier responsabilidad del progreso histórico; y por el otro, exigía un activismo subversivo que socavara activamente el sistema de gobierno imperante. Cuál de ambos aspectos primaría, lo dejó pendiente. Eso significa por una parte que era solo cuestión de esperar, pues el tiempo del despotismo absolutista finalizaría desde una lógica interna casi por sí mismo. Weishaupt sostenía que los iluminados participarían solamente por su actividad, incluso mediante su mera presencia, en la abolición del despotismo.
La abolición del sistema absolutista no debería pues conseguirse mediante la vía revolucionaria, sino por los recursos personales políticos: querían conquistar más y más posiciones claves estatales absolutistas, para sucesivamente conducirlas a su propia violencia. En los últimos estadios utópicos, sobre si y cómo el estado sería realmente disuelto tras alcanzar el poder o si simplemente los iluminados los reemplazarían en una especie perfeccionada de despotismo ilustrado, es algo sobre lo que Weishapt no dio datos.
Organización
Símbolo de los Illuminados de Baviera: el Mochuelo de Minerva.
Los Iluminados son una de las muchas sociedades y asociaciones caracterizadas por la formación del fenómeno moderno de la opinión pública durante la ilustración, tal como Jürgen Habermas describió en 1962 en Historia y crítica de la opinión pública. Durante las castas sociales premodernas sucedía en la iglesia o en la corte y pervivía ahora: la posibilidad de traspasar las fronteras estamentales para reunirse en niveles sociales al menos a priori igualitarios, en las sociedades lectoras, o diversas asociaciones caritativas (como las sociedades de amigos del país), en los francmasones y los rosacrucianos o incluso en las sociedades secretas como los Iluminados.
A diferencia de otras sociedades, los Iluminados tenían un programa político explícito, mientras que entre los francmasones por ejemplo son indeseables las disputas religiosas, confesionales o políticas. También se reconocen los masones por su afiliación, y no son, a diferencia de los Iluminados, estrictamente secretos. Aunque los Iluminados adoptaron aspectos masónicos como la logia y la jerarquía, también es cierto que ni pertenecían a la misma orden ni cooperaban en organizaciones francmasónicas nacionales, como la gran logia o el gran oriente.
Para infiltrarse mejor en ellos, Knigge dotó a la orden de una estructura apoyada en la masona con grados titulados muy imaginativamente, y cada uno de los cuales tenía su propio ritual iniciático y «secretos», que se les revelaba a los iniciados: un «criadero» que introduciría novatos en la esencia de la logia y la sociedad secreta, compuesta de los grados «novicio», «minerval» (deriv. de Minerva), e «iluminado inferior». La «clase masona» tomada de la masonería contenía el grado «peón», «oficial», «maestro», «iluminado mayor» e «iluminado regente». Coronaba la orden la clase mistérica, compuesta por los grados «sacerdote», «Regent», «Magus» y «Rex» ('gobernante') y cuyos reglamentos y ritos, debido al breve tiempo que sobrevivió, no llegaron a redactarse.
Asimismo, como mistificación de gran efecto publicitario, cada miembro de la orden recibe al iniciarse un nombre secreto (o de guerra), que nunca era cristiano, o como mínimo, de origen ortodoxo: Weishaupt se llamó así mismo con el significativo nombre de Espartaco, el cabecilla de las revueltas esclavas romanas; Knigge era Filón de Alejandría, un filósofo judío; Goethe recibió el nombre Abaris, por un mago escita. También la geografía recibía nombres secretos (Múnich, p. ej., se llamaba Atenas; el Tirol, Peloponeso; Fráncfort era Edessa; e Ingolstadt, Eleusis). Incluso hasta la fecha se indicaba según un calendario secreto de nombres mensuales persas y cuya numeración anual comenzaba en el 632.
Los nombres de la orden contribuían a la igualdad entre iluminados: ya que los dos primeros grados solo se llamaban por los nombres de la orden, no podían saber unos de otros, quién era noble, quién burgués, quién profesor universitario, quién camarero o estudiante. Aparte de esto, formaban parte de un rígido programa educativo, que la orden le imponía a sus miembros. Cada iluminado debía no solo darle explicaciones a su tocayo espiritual, sino que también recibía de los superiores de la orden una cuota literaria mensual, en la que obras deísticas e ilustradas ocupaban un lugar principal y en grado creciente. Su evolución moral y espiritual debía además que hacerla constar en un diario llamado cuaderno Quibuslicet (del lat. “quibus licet”, ‘a quién le está permitido leerlo'). En caso de que estuvieran mal hechos o no contuvieran los avances previstos, respondía el mando de la orden con una carta de reproche.
Junto a la completa igualdad dentro de los grados, había una división jerárquica entre los distintos escalafones muy marcada. Esta dejaba mostrar ya en los juramentos, que cada iniciando debía prometer solemnemente.
Eterno silencio, firme lealtad, fidelidad y obediencia a todos los superiores y estatutos de la orden.
Además de la estricta jerarquía había que añadir la estructura esotérica de la orden, lo que significa que a los novatos se les engañaba conscientemente sobre esta auténtica meta. En la “guardería” significaría que el nuevo no era para nada el objetivo de la orden.
Para socavar los regímenes terrenales o espirituales, apropiarse del dominio mundial y etcétera. De haberse imaginado nuestra sociedad desde esos puntos de vista, o si han entrado con esas intenciones, se han engañado completamente.
Porque en los grados superiores de la orden se les revelaría el “mayor de todos los secretos”,
que tantos desean con ansia, tan a menudo han buscado estérilmente el arte de regir a los hombres, de conducirlos a lo bueno […] y después guiarlo todo, con lo que los hombres hasta ahora sueñan y solo a los más iluminados les parece posible.
Reinhart KoselleckKritik und Krise.[8]​
El arcano más profundo de los Iluminados era su propio sistema de dominio moral, ya practicado entre los numerarios, pero que también debía aplicarse fuera. Este fraude y tutelaje a los miembros de grados inferiores pronto provocó críticas incluso dentro de la orden. Le debían a la meta de Weishaupt, la perfección del individuo por sugerencia de la propia educación y la dirección oculta. La condición a estas mejoras del individuo le parecía que era el conocimiento de todos sus secretos. Esto parece haberlo adoptado de su peor enemigo: los jesuítas, cuya obediencia era ciega y su atenta pero efectiva manipulación humana era mediante la penitencia...
Francmasonería
La francmasonería o masonería es una institución de carácter iniciático, filantrópico, simbólico, filosófico, discreto, armónico, selectivo, jerárquico, internacional, humanista y con una estructura federal, fundada en un sentimiento de... Wikipedia
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