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jueves, 25 de enero de 2024

¿POR QUÉ SE SIGUEN PRODUCIENDO INVESTIGACIONES EN LA QUEBRADA DE HUMAHUACA?

Anteriormente comentamos que luego de 1900 existió un interés inusitado, por investigaciones de todo tipo, comandadas por personalidades de Museos o de Universidades. En la mayoría imperaban todo tipo de intereses de figuración o de mejoras en los elementos protegidos por museos, para decirlo suavemente.
Por otra parte, en la actualidad, no solo se ponen en juego intereses científicos, sino los de las comunidades de pueblos originarios y de otras personas de la zona, que pasan por una amplia gama de intereses legítimos de funcionarios y gestores de servicios turísticos, siempre tratando de explicar, con la misma suavidad.
En nuestro caso, los intereses de más de treinta años, se vinculan con necesidades simples de aprender y otras no tan simples de enseñar aplicando las nuevas técnicas y métodos de la Didáctica y la Pedagogía de las CIENCIAS SOCIALES. Que luego sirven, para otros lados. Por eso, cuando leo algún tonto de capirote queriendo hacer una vinculación de edad y miedos, no puedo menos que afirmar lo de tontos o de enfermos. Sin querer pensar en todo lo que les falta, para tener algún tipo de utilidad real dónde trabajan o trabajaban.

"...En el contexto mundial de la globalización y expansión del capitalismo sobre
territorios antes marginales, sectores de Sudamérica que se encontraban aisla-
dos encuentran nueva relevancia bajo el paradigma del desarrollo. En el Noroeste
argentino, la Quebrada de Humahuaca es uno de ellos. Como señalan Belli y
Slavutsky (2009), este avance supone el despojo de los medios de producción, en
especial la tierra, de los campesinos e indígenas. En ese marco, la patrimonializa-
ción, que promete preservar los recursos patrimoniales, junto con el crecimiento
del turismo, que promete desarrollo de regiones marginales, han sido los instru-
mentos que permitieron el avance del capitalismo en la región (Almirón, Berton-
cello y Troncoso 2006; Belli y Slavutsky 2009; Mancini y Tommei 2012).
Por otro lado, desde la década de los años 90, y más especialmente en los úl-
timos años, se han generado diversas instituciones y mecanismos con el fin de
garantizar los derechos de los pueblos originarios. No obstante, desde el punto
de vista de algunos de los agentes que forman parte de las nuevas organizacio-
nes locales —tales como el Consejo de Participación Indígena (CPI )—, la política
nacional llevada a cabo por distintos organismos no cubre todas las expectativas
o necesidades de las comunidades y sus representantes.3
 Entre otros aspectos, así
surgen una serie de contradicciones ya que mientras que los pueblos originarios
o las comunidades reclaman al Estado nacional argentino subsidios o represen-
tación, por ejemplo a través del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI ),4
al mismo tiempo exigen autonomía en todas sus decisiones, incluyendo las que
exceden el control de sus tierras, con el fin de volver al dominio de los territorios
que históricamente les pertenecen..."
"...Si observamos en perspectiva sudamericana la situación de las comunidades
indígenas, es indudable que toda intervención arqueológica y antropológica no
sólo se verá atravesada por los saberes y las prácticas que se generan desde la aca-
demia sino, también, por el contexto social y político en el cual se hallan inmersos
los académicos y sus objetos de estudio. En el caso de las comunidades de la Que-
brada de Humahuaca, y en particular, de las que forman parte del departamento
de Humahuaca, ellas apelan a la autonomía de sus decisiones tanto al nivel de las
comunidades locales, como al nivel de la comunidad general o nación Omaguaca.5
En este sentido, Lifschitz (2006, 68) señala que al contrario de lo esperado por el
discurso de la globalización hay un movimiento inverso, que conforma lo que él
llama “neocomunidades”: “ao invés de participarem dos fl uxos de desterritoriali-
zação e hibridação, as neocomunidades representam uma tendência à refundação
de territórios tradicionais e à produção de ‘autenticidades’ culturais delimitadas
espacial e simbolicamente”.

En el caso de la Quebrada de Humahuaca este proceso se ha visto incentivado,
a la vez que regulado, por el mismo Estado argentino en el reconocimiento oficial
de comunidades indígenas. A su vez, estas designaciones generaron una nueva
legitimidad de antiguos reclamos vinculados al acceso a la tierra y al territorio.
Por su parte, si analizamos los distintos discursos y prácticas de la academia,
puede decirse que no hay intensiones científi cas puras. En este sentido, actual-
mente se visualiza una lucha de poder dentro de sectores de la academia arqueo-
lógica, en particular en nuestro país lo hemos podido observar en el diálogo con
colegas y en el marco de distintos eventos y reuniones científicas. Por un lado,
están aquellos que abogan (más o menos conscientemente) por la formación, con-
solidación y reproducción de una burocracia científica que legitima las maneras
correctas de hacer ciencia (en el sentido de Bourdieu [2003]), y por el otro, están los
que cuestionan desde análisis más postcolonialistas ciertas prácticas científi cas
vigentes, en un intento de solidaridad con la postura de las comunidades o sus
representantes. Cuando se asume esta última posición la práctica profesional se
vuelve un ejercicio más reflexivo, crítico y pluralista, que permite que comiencen
a circular otros relatos “dejando de lado el centralismo del saber universitario,
preocupado por los resultados, más que por los procesos de producción del co-
nocimiento” (Manasse y Arenas 2010a, 3; Lenton 2009). Es interesante notar que
algunos de estos nuevos discursos y prácticas no proceden sólo del sistema aca-
démico, sino también de nuevos agentes sociales locales que aspiran a participar
de eventos políticos, sociales y académicos haciendo más evidente la necesidad de
vincular la práctica arqueológica con el presente y el futuro de las comunidades
originarias..."


CONICET_Digital_Nro.c646455b-0c98-47ae-bc97-b199102b1847_A (2).pdf

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