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miércoles, 11 de septiembre de 2019

TACITURNOS

TACITURNOS
Suelen preguntarme: Por qué son tan taciturnos (La palabra taciturno es un adjetivo que se utiliza para indicar a un sujeto callado, silencioso. La palabra taciturno es de origen latín “taciturnus” que significa “silencioso” y proviene de la raíz “tacere” que expresa “callar”.
Significado de Taciturno (Qué es, Concepto y Definición ...
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Definición de taciturno - Qué es,)
los habitantes del extremo norte argentino? Y suelo contestarles: Para un pueblo que en poco mas de 500 años soportó tres invasiones (una Inka y dos españolas), una rebelión de 130 años (contra España), una Guerra de Independencia de mas de diez años y guerras civiles por 70 años (sin contar [PDF] Guerra de la Confederación Argentina con la Confederación ...
www.rediu.colegiomilitar.mil.ar › pdf, masacres, abandonos e invisibilidad forzada) es muy locuaz y divertido, pueden verlo cuando festeja el carnaval o en agosto con la Pachamama y el resto del año regula sus palabras, porque con todo eso tiene bastante.
En realidad, entre las provincias de Jujuy, Salta y algo Tucuman, soportaron la guerra de independencia en el norte y luego fueron abandonadas como el resto de las provincias de cultura andina, ya que las otras colaboraron con el cruce de los Andes y la Guerra en Perú, mas los soldados esclavos, los originarios y los gauchos que sufrieron la misma suerte, porque había que brindarle todo a los migrantes. Es de suponer que pueblos heroicos de muchas generaciones verán con desconfianza todo lo que venga de la cultura dominante centroeuropea y que por ello tengan pocas ganas de hablar con blancos.
En general los habitantes de la Pampa Gringa tienen poca idea de los problemas y de las penurias del interior: Suelen decir son pobres, para conformarse, pero ninguno dice fueron despojados de sus economías y de sus posibilidades de desarrollo. Incluso llegué a escuchar que viven así, porque quieren, dado que nadie se hace cargo de sus responsabilidades, ni de la deuda que tiene el resto del país con esa zona que forma parte de las provincias constituyentes de nuestro país, en el mas amplio sentido de la palabra.
...Dicho esto podemos referirnos a lo ocurrido en Humahuaca el 1 de marzo de 1817 y en Volcán
Los hechos objetivos nos dicen que Manuel Eduardo Arias al frente de 150 hombres planifico el ataque al pueblo de Humahuaca que había sido fortificado por los realistas para ser el principal centro de abastecimientos de la retaguardia y centro de comunicaciones. La lucha duro desde las 03,00 hasta las 06,30 hs., quedando en poder de Arias 7 cañones, 100 Fusiles, municiones, 30 cargas de harina y aguardiente, 86 Soldados prisioneros, Siete oficiales, un fraile capellán, 2.000 ovejas,60 vacas y 16 mulas.
Esta acción significo el principio del fin de la Gran Invasión de La Serna, quien luego de ocupar Salta y por el constante acoso de Güemes y sus gauchos debió abandonar el norte argentino a mediados de 1817, dándole a San Martin la tranquilidad necesaria para la Campaña Libertadora. Esto marca que el “Triunfo de Humahuaca” provoco un cambio en el teatro de operaciones de la contienda, de allí su importancia...
La batalla marca un antes y un después para el desarrollo de la campaña militar para ambos bandos; el combate en cambio es un enfrentamiento que no produce cambios significativos en la contienda. Consultados específicamente sobre el Combate o Batalla de Humahuaca, coincidieron que en esta se daban todas las características para que actualmente se lo considere como una Batalla. También se destacó que para la época eran muy distintos los enfrentamientos entre los ejércitos europeos, como por ejemplo las guerras napoleónicas, en donde participaban ejércitos de 20.000 a 120.000 hombres en una batalla, y en donde las bajas ascendían entre 2.000 y 45.000 muertos en cada bando (Batallas de Ulm, Borodin, Bailen, etc.) mientras que en nuestro territorio las batallas más importantes no superaban los 4.000 hombres con bajas de 600 o 800 hombres, lo que marca una diferencia notable en el tipo de enfrentamiento y las cantidades de bajas, por lo que el concepto europeo de batalla debía adaptarse a nuestra realidad histórica.
Por todo lo expuesto el “Triunfo de Humahuaca” bien puede ser llamado Batalla, sin que sea caer en exageraciones.
Los Combates de Volcán (29/05/1811, 3-04-1817 y 29-5-1817)
Después de la derrota de Huaqui, el general Goyeneche designo a Pio Tristán para recuperar los territorios perdidos por los realistas, por lo menos hasta Tucumán, una avanzada de estas tropas comenzó a operar en la Quebrada de Humahuaca a principios de mayo, el 29 de mayo de 1811, los comandantes José Gabino de la Quintana y Juan Antonio Rojas, obligaban a los realistas a retroceder hacia la Posta de Volcán, donde los nuevamente, debiendo estos replegarse hasta que pudieran recibir auxilios.
Luego del Triunfo de Humahuaca en 1817 la Serna envió a Olañeta y Centeno a perseguir a Eduardo Arias, sin lograr su cometido Centeno retrocedió hasta Humahuaca volviendo sobre sus pasos. A la vanguardia de la tropa marchaba el coronel Antonio de Seoane con más de doscientos hombres, siendo hostigado permanentemente por los gauchos de Arias, entrar en Volcán el 3 de abril le salió al paso el Comandante Alejandro Burela quien enfrento a los realistas provocándole gran cantidad de muertos y heridos, tomándose además prisionero al Jefe realista Antonio de Seoane, quien fue enviado como prisionero a Bs As. .de donde se escapó.
El 21 de Mayo de 1817 las tropas de La Serna abandonaban Jujuy, retrocediendo por el camino de la Quebrada. Durante la marcha fueron permanentemente hostigados por las partidas gauchas "quienes causaban la desaparición de la caballada y los atacaban con piedras desde los cerros a falta de armamento. El 28 de Mayo los realistas establecieron su campamento en Chorrillos (cerro ubicado en el límite de los dptos. Dr. Manuel Belgrano y Tumbaya). Al día siguiente para proteger su retirada prendieron fuego a todo el campo extendiéndose el fuego a los cerros vecinos, buscando la protección del viento, de las llamas y el humo. Ante tal situación el Coronel José Apolinario Saravia, ordenó al comandante Juan Antonio Rojas, que se adelantase para ocupar el bajo del Abra de Volcán en poder del enemigo, mientras que él con una división de 150 hombres, saldría en su persecución hasta reunirse con Rojas. Los cargaron vigorosamente contra Saravia y Rojas quienes se replegaron hasta el Arroyo del Medio, donde fueron reforzados por los gauchos de la división de José Gabino de la Quintana. Los enemigos, guarnecidos en las casas de la Posta, les prepararon una emboscada con unos 100 hombres que se habían ocultado en ese sitio. El brigadier Pedro Antonio de Olañeta, se apostó en la margen del río con la caballería, y el grueso de las tropas con el teniente coronel Jerónimo Valdés a su frente. Cuando los gauchos cayeron sobre ellos, los realistas comenzaron a retroceder según lo planeado protegiéndose con el fuego de un cañón. Los gauchos contestaron el fuego hasta que la infantería de Valdés llegó al sitio y el grueso del Ejército Real del Alto Perú entró en combate. Frente a esto los gauchos retrocedieron hasta el Abra y allí vieron que el viento había cambiado de dirección y que soplaba hacia donde se encontraba el enemigo. De inmediato azuzaron más fuego del campo y las llamas avanzaron sobre el terreno enemigo, el que se vio obligado a huir, replegándose hacia en el caserío de Tumbaya donde acampó esa noche con numerosas bajas y heridos. El combate había comenzado a las 9 de la mañana y duró hasta la puesta del sol con cortos intervalos.
Más allá de las denominación (podemos denominarlos “Triunfos“ para no herir susceptibilidades) es importante conocer y valorar la importancia que tiene estos “hechos de armas” de la Guerra de Independencia, en la historia regional, nacional e incluso con proyección latinoamericana ya que podemos inscribirlos dentro del pedido que San Martin planteara a Güemes sobre la necesidad estratégica de evitar a toda costa el avance de los realistas por el norte de nuestro país para permitirle realizar la campaña Libertadora tal cual como lo estaba realizando en esos momento. El mismo Belgrano, en carta dirigida al Director supremo Pueyrredón decía sobre los acontecimientos de 1817:
“Este año de 1817, vale tanto o más como el 20 de febrero de 1813, para la historia de la patria”
Es necesario que los jujeños seamos conscientes de nuestro pasado para valorar el sacrificio no solo de nuestros gauchos, sino de todos los Héroes conocidos, sino también de nuestros Héroes anónimos, de nuestro pueblo, que sin distinciones de origen o clase social dieron todo por la libertad y la independencia de nuestra patria...
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http://cprofesoreshistoria.blogspot.com/…/sobre-batallas-y-…
Emilia Mata
La herencia de la guerra: Salta (Argentina) 1821-1831
El fin de la guerra y el conflicto político y social
1 En 1814, luego de la retirarse las fuerzas realistas del territorio salto-jujeño, el Directorio in (...)
2 Mata de López, Sara, “La guerra de independencia en Salta y la emergencia de nuevas relaciones de (...)
4La formación de una Junta de Gobierno en Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata, en 1810 derivó rápidamente en una guerra cuyo escenario más importante fue el de las Provincias del Alto Perú y con ellas la jurisdicción salto jujeña. Durante años, más precisamente a partir de 1814 y hasta su muerte, Martín Miguel de Güemes lideró, primero como Jefe de Avanzadas del Ejército Auxiliar del Perú y luego también como gobernador de la Provincia de Salta,1 la resistencia a las fuerzas realistas que de manera reiterada invadieron el territorio salto-jujeño. Con evidente habilidad política logró mantener e incitar la movilización rural de amplios sectores sociales, que a través de jefes locales, en su mayoría medianos y pequeños productores, participaron activamente en las milicias y en los cuerpos de Línea que creara al asumir el gobierno de la Provincia.2 Indios y mestizos, integrantes de las milicias altoperuanas que acompañaron al Ejercito Auxiliar del Perú en las tres ocasiones en que retrocedió derrotado, se sumaron también a las fuerzas militares provinciales.
3 Mata de López, Sara, “Tierra en armas. Salta en la Revolución”, en Sara Mata de López (compiladora (...)
5En relación con esta movilización rural que rechazó sucesivas invasiones realistas hasta 1821 y 1822, hemos sostenido la hipótesis de que la misma expresó expectativas y reivindicaciones sociales y económicas de la población rural y entre ellas el interés por ocupar tierras ignorando el derecho a la propiedad y por ende las obligaciones con el propietario. No resultará casual que en el valle de Lerma, donde a fines de la colonia el conflicto en torno a la tierra se manifestó con mayor intensidad, la movilización desatada por la guerra de independencia derivase luego en una insurrección generalizada.3 Si bien en diferentes regiones del extenso territorio provincial los intereses pudieron variar, es indudable que la militarización y el goce del fuero militar permanente para los milicianos, resultaron para la elite propietaria un abierto desafío al orden social, agitando el temor a una plebe peligrosa que atentaba contra sus prerrogativas y privilegios de clase.
4 A partir de 1814 los paisanos que integraban las milicias comenzaron a ser denominados gauchos por (...)
5 Mata, Sara E., “Negros y esclavos en la guerra por la independencia. Salta 1810-1821”, en Silvia M (...)
6 El concepto de libertad fue una preocupación central en las reflexiones de los ilustrados de fines (...)
7 Mata de López, Sara, “Insurrección e independencia. La provincia de Salta y los Andes del Sur”, en (...)
6El proceso revolucionario no solo ofreció oportunidades de ascenso económico y social a sujetos de diversa extracción social sino que favoreció el planteo de reivindicaciones colectivas de los sectores subalternos que llevaron adelante sin enunciarlo, pero sí de manera directa, un proyecto político. En el caso específico de la insurgencia rural en el valle de Lerma, se insinuó una reforma agraria ya que dejaron de pagar arriendos, de prestar servicios personales y de conchabarse como peones y ocuparon tierras en las principales propiedades rurales del valle. Los esclavos que integraban los Escuadrones Gauchos4, muchos de ellos incorporados voluntariamente sin autorización de sus amos, abrigaban por su parte otras aspiraciones y la principal de ellas era la libertad.5 En la medida en que patria y libertad se presentaban para ellos estrechamente unidas e interdependientes, ya que no era posible la patria sin la libertad, es probable que la patria por la que luchaban fuera concebida como un orden social en el cual la libertad no era entendida en los mismos términos en que la planteaba la dirigencia revolucionaria, es decir no tan solo libertad soberana y en unión con ella libertad cívica,o sea libertad de gobernar y de participar del gobierno, que en esos momentos significaba la ruptura de la relación colonial, sino que la libertad reclamada por los esclavos estaría vinculada fundamentalmente a la libertad personal, es decir la capacidad de acción y de decisión sin depender de otros, derecho del cual debían gozar todos los hermanos, incluidos los esclavos.6 La prolongación de la guerra, y la permanente invocación a la libertad de la patria contribuyó de esta manera a configurar un proyecto político que respondía a sus expectativas sociales y económicas.7
7La muerte de Güemes y el cese de la guerra con los realistas significaron un duro revés para este proyecto, a pesar de lo cual creemos plausible sostener que el mismo estuvo presente en las movilizaciones rurales que tuvieron lugar en la década siguiente alentado por las luchas facciosas de la elite. Enfrentamos así dos problemas complejos cuales son, por un lado, encontrar evidencias de que esas expectativas continuaban vigentes en las milicias, o en parte de ellas, en los levantamientos que protagonizaron luego de la muerte de Güemes y por otro interpretar sus vinculaciones con los proyectos políticos de la elite dirimidos fundamentalmente en torno a la construcción de poder en la provincia y en la relación con Buenos Aires y Bolivia.
8Por ello resulta indispensable, en una primera instancia, vincular el conflicto por la tierra, entre otros, con los levantamientos, las conspiraciones y los enfrentamientos militares que tuvieron lugar durante esta década y el protagonismo en ellos de lideres locales y regionales, de diferente condición étnica y social, recuperando el entramado de alianzas políticas resultantes de negociaciones no siempre explícitas pero sí presentes en la tensión constante entre los hombres movilizados y la dirigencia política y militar. Las prerrogativas arrancadas a la elite propietaria por los gauchos, gracias al poder adquirido en la guerra contra los realistas, tales como la ocupación de tierras y el no reconocimiento de los arriendos, dan cuenta de la importancia que reviste el problema de la tierra en la conflictividad rural. Los intentos realizados, tanto por Güemes como por la elite dirigente después de su muerte, destinados a lograr el reconocimiento de los derechos de los propietarios a expulsar a quienes consideraban intrusos y a cobrar arriendo y solicitar prestaciones personales, resultan centrales para abordar el problema de la conflictividad política y social en las primeras décadas del siglo XIX.
9En los años finales del gobierno de Martín Miguel de Güemes las presiones de diferentes sectores sociales aumentaron agravando la situación la escasez de recursos para sostener las tropas de línea y las milicias. La interrupción del comercio con las provincias del Alto Perú controladas por los realistas afectaba no solo a los comerciantes de Salta y Jujuy sino también al erario público cuya recaudación resultaba totalmente insuficiente para hacer frente a los crecidos costos de la guerra y obligaba al gobierno a imponerles, cada vez con mayor frecuencia, empréstitos forzosos. Los propietarios de las tierras, por su parte, exigían al gobierno que hiciese respetar los derechos de propiedad avasallados por los peones y arrenderos enrolados en las milicias y la elite en su conjunto reclamaba por el goce del fuero militar permanente otorgado a los milicianos que favorecía el “desorden social” y los abusos cometidos contra la propiedad.
8 Será también a fines de 1819 que un levantamiento militar en la Provincia de Tucumán depone a su go (...)
10Pero no fueron solamente razones económicas o los “excesos” cometidos por las milicias gauchas las que minaron progresivamente el poder de Güemes enfrentándolo con la elite de Salta. A la oposición cerrada de un sector importante de la elite, que miró con desconfianza su ascenso al gobierno de la provincia y su desafío inicial a las autoridades porteñas y al ejército que la representaba, se sumaría el alejamiento de quienes sostenían aspiraciones autonómicas y republicanas frente al centralismo porteño que en 1819 había logrado elaborar un proyecto constitucional, aceptado por Güemes, que favorecía la posibilidad de establecer un sistema de gobierno monárquico para las Provincias Unidas de Sud América. Ese mismo año, el retiro del Ejército Auxiliar del Perú desde Tucumán por orden del Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón y la crisis política en Buenos Aires con la caída de Pueyrredón y su reemplazo por José Rondeau enfrentaron al gobierno de Güemes a serias dificultades para contener el descontento interno y la amenaza realista.8 Estas dificultades se agravarían aún más con la disolución del Directorio en Buenos Aires en 1820 que dejaría sin apoyo político y económico al proyecto de organización de una fuerza militar que desde Salta avanzara hacia el Alto Perú en apoyo a la campaña de José de San Martín en el Perú. La decisión de Güemes de cumplir con ese propósito le llevó en 1820 a aumentar la presión sobre los comerciantes y propietarios de Salta en búsqueda de recursos y a comprometer el apoyo de los gobernadores de otras provincias. La negativa de la Provincia de Tucumán de permitir el paso de ganado y hombres, que desde Córdoba y Santiago del Estero eran enviados hacia Salta con ese fin, llevó a Güemes a desafiar militarmente, en los primeros meses de 1821, al gobernador de esa provincia.
11 La Honorable Junta de Representantes se instituyó luego de la muerte de Güemes con carácter consti (...)
12Consecuencia inmediata de este nuevo levantamiento militar fue el reemplazo del cuestionado Gobernador Cornejo por alguien con mayores apoyos entre los Jefes militares alzados. Asumió así, interinamente el gobierno de la Provincia, José Ignacio Gorriti, colaborador político y militar de Güemes, quien a comienzos de 1822 logró ser designado Gobernador Propietario por la Junta de Representantes,11 cargo que ejercería por el término de dos años ¿Cómo logró Gorriti el consenso necesario para ejercer el poder durante dos años, en el transcurso de los cuales debería enfrentar un nuevo levantamiento militar? No es sencillo responder a esta pregunta. La historiografía local atribuye este consenso a su condición de Jefe Militar de confianza de Güemes y por ende respetado por los jefes adictos al extinto gobernador. Contribuyó también, sin lugar a dudas, la influencia política y militar ejercida por sus hermanos, Juan Ignacio integrante de la Junta de Representantes y José Francisco Jefe de Milicias en la Frontera del Rosario y estrechamente vinculado con Pablo Latorre, Comandante de las Milicias de la Frontera del Rosario, quien lideró junto con Apolinario Saravia el levantamiento que precipitó la caída de Cornejo.
12 Cornejo adhería a la facción denominada “porteña” que proponía un gobierno centralizado y unitario (...)
13 Frías, Bernardo, Historia del General Martín Miguel de Güemes y de la Provincia de Salta, o sea de (...)
14 En el valle de Lerma, al sur de la ciudad de Salta se concentraba el mayor número de escuadrones g (...)
15 “Y aunque Gorriti no quiera/ La Patria Vieja ha y reinar/ Comerciantes sarracenos/ Vosotros la has (...)
13Los nombres de José Francisco Gorriti y de Pablo Latorre adquirirán a partir de 1821 mayor significación política. ¿Cuál fue la base de su poder? Indudablemente el mismo residía en el mando ejercido sobre las milicias de la frontera chaqueña, dónde también ejercía poder militar Juan Antonino Fernández Cornejo, con quien se encontraban enfrentados.12 El lema de José Ignacio Gorriti durante su gobierno fue “unir lo desunido” y a pesar de las presiones que ejercieron los miembros de la Junta de Representantes para que castigara severamente a los responsables del levantamiento y saqueo de la ciudad en setiembre de 1821, no sancionó a Pablo Latorre, con quien se habría visto obligado a negociar mientras que sí castigó, incluso con la muerte, a otros cabecillas del movimiento de menor jerarquía y poder, entre ellos algunos mestizos y mulatos. Las primeras medidas adoptadas por Gorriti en 1821 estuvieron destinadas a recortar el poder de los cuerpos de Líneas y de las Milicias. Para lograrlo licenció a los Cuerpos de Infernales y de Dragones y también a varios escuadrones gauchos13 y con el apoyo de Latorre y de otros Jefes de Milicias desactivó, en Diciembre de 1821, una conspiración que se tramaba en el valle de Lerma, en el paraje de Chicoana precisamente dónde se concentraba el mayor número de milicianos gauchos “intrusos” en las estancias y haciendas de la región.14 Amenazantes versos anónimos coreados por mulatos, indios y mestizos alertaban sobre el malestar que reinaba particularmente en el ámbito rural, así como la existencia de un proyecto político, el de la Patria Vieja, que los sectores dirigentes de la elite identificaron con Güemes pero que es plausible suponer que, para quienes acusaban a José Ignacio Gorriti de traidor, representaba la aspiración de conservar las prerrogativas sociales y económicas obtenidas durante el gobierno de Güemes, fuertemente vulneradas por las sanciones y castigos proporcionados a aquellas jefaturas intermedias de las milicias después del levantamiento de setiembre de 1821.15 Pablo Latorre, Apolinario Saravia, Francisco Gorriti líderes de la asonada del 22 de setiembre de 1821 eran todos ellos propietarios de tierras y si bien enfrentados políticamente con José Antonio Fernández Cornejo y otros miembros destacados de la elite de clara tendencia liberal y centralista, coincidían con sus opositores políticos en la urgente necesidad de desactivar a los grupos milicianos, especialmente del valle de Lerma y de Jujuy que defendían los beneficios logrados por arrenderos y peones durante la guerra contra las fuerzas realistas que invadían la provincia...
28En 1829 asumió el poder en Salta el canónigo Juan Ignacio Gorriti, alineado con las fuerzas unitarias o centralistas de Buenos Aires, quien en 1830 sumó a Salta a las provincias de Tucumán, Catamarca, Córdoba, San Luis, Mendoza, la Rioja, San Juan y Santiago del Estero en la llamada Liga Unitaria que enfrentaba a las provincias del Litoral y en particular a Juan Manuel de Rosas, Gobernador de Buenos Aires, Sin embargo, Gorriti no podría controlar la oposición política en Salta que en noviembre de ese mismo año, después de un nuevo levantamiento militar, lo obligará a abandonar el gobierno y exiliarse en Bolivia, junto con los miembros más destacados de la facción unitaria.
40 AGN, Buenos Aires, “Carta confidencial dirigida por el Sr. General a su hermano el Gobernador de l (...)
29El levantamiento contra Juan Ignacio Gorriti, a fines de 1830, tendrá lugar en la Frontera del Rosario, y los protagonistas del mismo serán nuevamente Jefes de Milicias liderados por Pablo Latorre. En una carta enviada por su hermano, José Ignacio Gorriti, encargado de los cuerpos milicianos destinados a sofocar el movimiento, éste informa que entre los planes de los hombres movilizados se encuentra el reparto, entre los cabecillas, de las propiedades más importantes de la frontera del Rosario incluyendo la suya. Pretendían además que nadie pagase arriendos y que se garantizase tierras para todos. Las aspiraciones campesinas conservaban, después de 15 años, vigencia entre la población rural de la frontera.40...
Epílogo
41 En 1822, una incursión realista, cuya finalidad principal fue tomar ganado, fue repelida en las in (...)
30Indudablemente, durante los diez años posteriores al fin de la guerra contra los realistas41, el orden social y la tranquilidad ansiada por la dirigencia salteña, heredera del poder luego de la muerte de Martín Miguel de Güemes, estuvo lejos de conseguirse. Las disputas facciosas de la elite y sus lineamientos, alianzas y enfrentamientos políticos con los gobernadores de las provincias vecinas y con el Mariscal Sucre en Bolivia atentaron contra el orden social anhelado por una elite enfrentada que debió negociar apoyo militar y político con los hombres movilizados y sus jefes. Así, las medidas adoptadas para restablecer el orden y disciplinar a las milicias resultaron insuficientes y en cada una de ellas fue posible observar el enfrentamiento larvado y persistente entre facciones y el accionar de diferentes protagonistas, algunos de ellos como Pablo Latorre y los hermanos José Francisco, José Ignacio y Juan Ignacio Gorriti de manera permanente durante todos estos años. Identificarlos y trazar sus trayectorias ofrece la posibilidad de analizar el impacto que sobre el orden social de la colonia ejercieron los cambios políticos y la movilización militar acarreados por la revolución.
31Estas movilizaciones, que se expresaron en varios y sucesivos motines y levantamientos, generaron una tensión entre el orden social, reclamado por la elite, y la negociación que la lucha por el poder imponía a la elite con las milicias y sus líderes. No habría de resultar sencillo restablecer el orden social previo a la revolución y la guerra después que un porcentaje considerable de la población tomara conciencia del poder adquirido en su lucha contra los realistas. Una de las razones que llevó a elite de Salta a tramar la destitución primero y la muerte luego de Martín Miguel de Güemes fue la posibilidad de contener ese poder creciente y peligroso de la plebe armada que exigía reconocimiento social y beneficios económicos, particularmente en relación con el acceso a la tierra. Pero una vez concluida la guerra, gracias a la firma de un armisticio con el general realista Pedro Antonio de Olañeta, comprendieron rápidamente que restablecer el orden alterado no sería una empresa fácil...
42 Marchionni, Marcelo, “¿Gauchos o ciudadanos? Las elecciones como restauradoras del orden social pe (...)
32La formación de la Junta de Representantes, la elaboración de un Reglamento y la implementación de elecciones generales, demostraron aún con mayor claridad las dificultades para restablecer la “paz social” frente a una población urbana y rural organizada militarmente.42 La disolución en 1821 de algunos cuerpos militares de Línea creados por Güemes en 1815 y el nuevo Reglamento de Milicias establecido por Arenales en 1824 no obtuvieron tampoco mayores resultados, ya que aún cuando contribuyeron al debilitamiento de las milicias, no lograron controlar la movilización rural que se expresaría igualmente por fuera de las estructuras militares. En el contexto de una gran inestabilidad política en relación con las provincias vecinas de Tucumán y Santiago del Estero y de conflictos con el estado vecino de Bolivia, es posible observar el liderazgo creciente de José Francisco Gorriti y Pablo Latorre y el descentramiento de la conflictividad miliciana desde el valle de Lerma hacia la frontera del Rosario, al sur este de la ciudad de Salta, territorio limítrofe con las provincias de Tucumán y de Santiago del Estero. Y si bien los levantamientos y movilizaciones tuvieron su origen en el enfrentamiento por el poder local entre diferentes facciones de la elite aliadas a las milicias quienes tomaron parte de ella fueran o no milicianos conservaban aquellas aspiraciones sociales y económicas generadas durante la guerra por la independencia. Es por ello que para aproximarnos a estos años post independientes fue preciso centrar la atención en algunos de los actores más relevantes en estos años, quienes tuvieron asimismo una activa e importante actuación en las milicias de Salta durante la guerra de independencia. Se impone estudiar con mayor atención a los hermanos José y Eustaquio Moldes, Pablo Latorre, Sinforoso Morales, los hermanos José Ignacio, José Francisco y Juan Ignacio Gorriti y Juan Antonio Álvarez de Arenales. Todos fueron víctimas de la violencia política de esos años y tanto José y Juan Ignacio Gorriti como Álvarez de Arenales murieron exiliados en Bolivia...
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https://journals.openedition.org/nuevomundo/63221
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